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Ex Presidente del Senado Andrés Zaldívar a Cambio21: “Pinochet debería haber sido condenado por torturas y asesinatos"

Por María Cristina Prudant
Andrés Zaldívar era senador de la República por Atacama y Coquimbo cuando se produjo el golpe militar y tuvo que refugiarse con su familia en otro lugar distinto a su casa durante unos días. Fue víctima de seguimientos y agresiones hasta que se fue a España exiliado. Si bien tenía claro que podría producirse el golpe “nunca” se imaginó lo que ocurrió después en el país con los atropellos a los derechos humanos  la brutalidad de los militares encabezados por el general Pinochet.

¿Dónde se encontraba usted el día del golpe?
En Santiago, amanecí en mi casa con el anuncio del día 11.

¿Usted sabía que venía el golpe militar?
La verdad que había mucho rumor hacía tiempo que iba a haber golpe, que no, en fin. Ahora, yo nunca tuve ninguna información directa del golpe, salvo el día lunes 10 de septiembre en la tarde era un rumor que corría por el Parlamento y el Senado, pero no había ninguna confirmación. Yo me fui a mi casa convencido de que no había nada.
 
Recuerdo que llegué a mi casa y me encontré con unos dirigentes de El Salvador, que habían pasado a conversar conmigo y a preguntarme información. Yo les recomendé que se fueran a sus regiones, al mineral. La cosa era muy inestable y había mucho rumor. Cuando a mí me despertaron en la mañana porque el Partido tenía un sistema de comunicación interna. Además no sabíamos si el golpe iba a venir por el lado derecho o por la izquierda.
 
Le comuniqué a mi señora que había un golpe, nos levantamos e inmediatamente nos trasladaron a un domicilio diferente porque, efectivamente no sabíamos de dónde venía y fue más bien un resguardo de seguridad. El rumor venía desde que se produjo el tanquetazo, en junio.
 
Fue tan sorpresivo el golpe como se produjo que el propio Presidente Allende, según la información que uno tiene, en la noche no estaba seguro de lo que estaba pasando, incluso cuando en la mañana, a mí me lo contó el ex ministro del Interior, Carlos Briones, estaba presente cuando Salvador Allende llega a La Moneda y el comentario que le hace a Briones es: qué será del pobre Augusto. Claro porque Pinochet aparecía como un hombre muy leal al Presidente Allende. Había sido nombrado por el comandante en jefe en reemplazo de Carlos Prat. Incluso en el Parlamento cuando había ido en el mes de agosto, me acuerdo, a una comisión de Defensa había sido muy claro en el respaldo al gobierno, era su opinión personal.
 
Y se ha sabido que Pinochet no estaba comprometido abiertamente por un sector u otro hasta pocas horas antes que se produjera el golpe. El que lo conminó a pronunciarse fue  Merino (Comandante en jefe de la Armada) un día domingo en su casa.

¿Es efectivo que el golpe  se anticipa?
El golpe se anticipa, parece que estaba programado para después, pero como Allende acepta y trasciende la tesis de llamar a un plebiscito que había planteado la Democracia Cristiana como un fórmula de salida y Allende dice que lo va a anunciar el día Lunes y se comenta que va a haber un discurso del Presidente, por razones que yo desconozco, Allende, prorroga el anuncio para hacerlo el día martes, eso lo dijo Carlos Briones. Entonces, creo que Pinochet anticipó el golpe antes que hablara Allende porque si Allende hablaba el lunes el golpe hubiera quedado fuera de foco, o por lo menos, desubicado en ese momento.
 
¿Usted se contactó con su Partido después del golpe?
No perdí nunca contacto con lo que era la directiva del Partido y participé en una reunión al día siguiente. Donde se discutió la famosa declaración que hace Aylwin y también apareció la declaración de los llamados 13.
 
¿A usted se le pasó por la mente lo que venía para el país?
No, yo coincidía con la apreciación que tenía el Partido y la directiva en el sentido que el golpe era inevitable porque la situación de tensión que había dentro del país, y el tema el deterioro que había en la convivencia nacional, con protestas todos los días, problemas de desabastecimiento, paros, etcétera. Más la división que se veía en las propias fuerzas armadas. Era un hecho real el golpe uno lo veía venir hoy día, mañana, pasado pero en algún momento iba a haber algo.
 
El esfuerzo que se hizo por parte nuestra, y no es por tratar de justificar, porque seguramente tuvimos responsabilidad en no haber sido más exigentes en cuanto a una salida constitucional, pero la verdad que hicimos un gran esfuerzo por tratar de evitar el golpe y la confrontación tanto así que una semana antes  acordamos renunciar a nuestros cros de parlamentarios y pusimos nuestros cargos a disposición a condición de que se llamara al plebiscito y eso fue lo que recogió Allende como petición pero no fue respondido en ese momento y era lo  que había tomado Allende como fórmula de planteamiento ese día domingo 10, después del discurso que hizo Carlos Altamirano.
 
Yo nunca creí que íbamos a vivir lo que vivimos. Nunca. Y creo que es una experiencia que uno tiene que marcarla y darla a conocer para que nunca el país entre en una situación como esa.
 
Lo más duro fue el tema de los derechos humanos…
Pero por supuesto y no solo eso. Al principio había muy poca información, salvo la que nos llegaba los primeros días, pero ya a la semana uno sabía que la represión era brutal y para que decir en el mes de noviembre y lo que pasó después y no solo eso, sino años después también. Si la represión fue continuada. La represión en Chile fue muy dura, con los detenidos, desaparecidos, la tortura, detenciones arbitrarias, la persecución funcionaria, la represión a los medios de comunicación.
No, el balance de la dictadura de Pinochet es atroz
¿Qué cree usted respecto a las personas que todavía defienden el legado de Pinochet?
Yo nunca la he defendido. Incluso siempre he dicho que las dictaduras pueden mostrar alguna cosa positiva, en Alemania dejaron unas buenas autopistas, pero eso no justificaba las infamias que cometió el nazismo. Aquí en Chile el balance global de la dictadura de Pinochet es brutalmente negativo porque no puede justificar ni aún, como algunos pretenden hacerlo, porque habría habido algunos éxitos económicos que tampoco son para tanto.
 
¿Usted tuvo que irse del país?
Yo viví en el exilio. Primero sufrí una persecución muy brutal mientras viví en Chile. Cuando regresé y me inserté nuevamente  volví a tener problemas. Unos dirigentes me tiraron un tarro de mierda en la cabeza en el paseo huérfanos un día en la mañana. Sufrí muchos atentados frente a mi casa de bombas varias veces. Un vecino salió perjudicado porque le pusieron una bomba en su auto creyendo que era el mío.
 
¿Con el correr del tiempo ustedes se dieron cuenta que había que terminar con la dictadura?
Por supuesto, hicimos todos los esfuerzos, mantuvimos la organización del Partido en forma clandestina lo más que pudimos. Denunciamos al gobierno en materia de derechos humanos, la gente nuestra se jugó en los tribunales por los recursos de amparo a pesar de que no se lograba ningún resultado, denunciamos permanentemente. Gente como Jaime Castillo, Andrés Aylwin, mi hermano Adolfo y yo denunciamos todo tipo de atropellos.
 
Me acuerdo cuando denunciamos el robo que había hecho Pinochet para comprar el Melocotón. Hicimos todo, nos sumamos a las protestas, hubo un papel fundamental del mundo sindical. Luego organizamos todo que fue llevar el rechazo del plebiscito del 80, después organizamos el Caupolicanazo.  El año 88 estuve a cargo de la campaña del NO con Lagos y Enrique Silva.  Yo en el mundo internacional hice mucho cuando fuí presidente de la internacional DC y  movilicé todos los partidos incluso no solo los democratacristianos sino que hice un alianza con la internacional socialista para rechazar y repudiar a la dictadura  y denunciar la dictadura de Pinochet en el mundo.
¿Qué imagen cree usted que guardan finalmente los chilenos de Pinochet?
Muy mala incluso de sus propios partidarios, salvo algunos fanáticos que aún pueden quedar, pero realmente Pinochet, incluso del punto de vista de su moral privada ha pasado a ser un sinvergüenza Si se apropió de dineros del Estado lo que está acreditado en los tribunales. Echó mano a cuantiosos recursos para aumentar su patrimonio. De todo punto de vista, de los derechos humanos, abusos, atropellos. Soy de las personas que cree que Pinochet no puede eximirse de ningún tipo de responsabilidad como que no sabía lo que pasaba.
 
Él era la cabeza del aparato represor y él tenía un permanente contacto con  Manuel Contreras y su equipo y eso nadie lo puede negar y yo siempre he dicho que él dijo una verdad. Cuando dijo una vez, para un 18 de septiembre  el año 80 en un discurso que hizo en el Salón Azul del Club de la Unión, que normalmente lo hacía todos los años con la fuerzas armadas en retiro. Dijo: aquí en este país no se mueve ni una hoja sin mi consentimiento. Era cierto, nada de lo que se hizo fue sin su consentimiento.
 
Él es el gran responsable y debería haber sido el primer condenado  por torturas, muerte y asesinato, no solo por los temas económicos, tanto por el tema de su hijo los famosos pino-cheques, lo que después quedó comprobado que este caballero había comprado propiedades en todas partes y además tenía fondo en bancos extranjeros como el Riggs que se estima eran de alrededor de 30 millones de dólares.”

Nunca hubo guerra civil

¿Hay quienes defienden las violaciones a los derechos humanos en la dictadura aludiendo a que hubo una guerra?
Nunca hubo una guerra civil y esa excusa no es suficiente, ni mínima justificación de las aberraciones que se cometieron. Chile ha pasado a la historia como uno de los países en que se ha ensañado  más en contra  de los derechos humanos y con una dictadura.

¿Qué falta para cerrar este período negro de nuestra historia?
Es muy difícil que el cierre porque siempre va quedando una generación que sufrió muy fuertemente. Con todo el esfuerzo que se ha hecho para establecer justicia y verdad desde el momento mismo del Informe Rettig y todo lo que han hecho los tribunales. Yo siempre he sostenido que los Tribunales de Justicia son uno de los grandes responsables  de los excesos que el cometieron en la dictadura por no haber ejercido sus facultades de resguardar los derechos de las personas.

No aprobaron nunca  un recurso de amparo durante muchos años y ya al final cuando se veía la dictadura más débil hubo ministros que tuvieron la valentía de dar a conocer alguna opinión contraria, pero el régimen de Pinochet no pasa a la historia. Yo no le reconozco nada todo lo contrario, es un baldón negro para la historia de Chile. La herida no se va a cerrar nunca, lo único importante es que en la historia quede claro la realidad de los hechos que se vivieron en una dictadura para que nunca más el país incurra en una situación de tanta gravedad.