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Ex senador del Partido Socialista, Camilo Escalona a Cambio21: Piñera tiene que pedir perdón a Chile por las graves violaciones a los derechos humanos

Por María Cristina Prudant

 

Camilo Escalona (PS) es un político de vasta trayectoria en nuestro país. Su carrera política partió cuando fue dirigente estudiantil secundario y en la Universidad. Estuvo exiliado muy joven en la dictadura, regresó en clandestinidad a Chile, tratando de reorganizar a su partido. Fue uno de los artifíces de la Concertación. Fue diputado, senador y presidente del Senado. En estos momentos su mayor preocupación es que se logre una nueva Constitución y salvar la democracia.

¿En su opinión en qué punto se encuentra este estallido social?

Creo que lo más importante es sacar adelante el proceso constituyente. Eso es lo principal para poder concretar el compromiso de poner término a la Constitución del 80, instalar una convención constituyente cien por ciento electa y que se redacte una nueva Constitución. Ese sueño que ya tiene 40 años, prácticamente desde el 80 para acá es lo que se tiene que concretar y esa es la tarea para mí.

¿Está bien aspectado el camino para lograr esa nueva Constitución?

Bueno, el camino es difícil porque hay una crisis social latente que bulle  y necesita una agenda social mayor que lo que el gobierno está en condiciones, hasta ahora, de decidir. Yo estoy convencido que Chile tiene los recursos, para eso ahorró dinero cuando las cuentas fiscales estuvieron abundantes y ti ene que in verter más en lo que se refiere al endeudamiento, a las pensiones y elevar los ingresos de los trabajadores, esa es una parte fundamental  de la crisis que no está resuelta.

¿Cómo evalúa el desempeño del gobierno durante la crisis social?

Estuvo dando palos de ciego durante varias semanas, hasta la suscripción del acuerdo para llevar adelante  los dos plebiscitos y el proceso constituyente, estaba completamente desorientado y el propio Presidente de la República reconoció que habían dos opciones: el intento de acallar las protestas por la vía de recurrir al empleo de la fuerza y la otra alternativa que está hoy en desarrollo, pero con dificultades es poder realizar un diálogo político sino que también social que permita responder  a las demandas de los millones de manifestantes. En ese conflicto, el gobierno todavía titubea. En estos días hemos visto, por ejemplo, que hasta el canciller Teodoro Ribera se incorporó a los que están diciendo que esto viene de Europa Oriental porque hubo un mayor tráfico de internet en los días en que las manifestaciones alcanzaron un auge mayor.

¿Y qué le parecen esas declaraciones del canciller?

A mí todas esas declaraciones me parecen francamente absurdas.

¿El gobierno aún no capta del todo lo que significa este movimiento social?

Es que él tiene dos líneas internas. Una que se convenció desde que hubo más de un millón y medio de manifestantes en la Plaza Italia, que no había otro camino que el diálogo social, pero que no logra afianzarse en la hegemonía del Gabinete porque al final de cuentas el que no está convencido es el propio Presidente de la República. Tiene una duda existencial. Hay un día en que se muestra abierto a buscar una solución y al día siguiente trata de cerrar la puerta y volver hacia atrás, al empleo de la fuerza. Creo que el propio mandatario está cruzado profundamente por una duda que lo amenaza y que hace que la conducta del gobierno sea errática.

El tema de la represión es recurrente en el gobierno. Piñera todos los días se refiere a terminar con la violencia y envía proyectos al Congreso. ¿Qué le parece?

El Presidente de la República, no logra comprender que un vector esencial de la violencia es el propio Estado. El ve la violencia solo en la vereda de enfrente, pero no ve la violencia que el propio Estado genera con la represión indiscriminada, con las mutilaciones de los manifestantes, con las agresiones y abusos sexuales a las personas que son detenidas, especialmente mujeres, pero también hombres sobre todo jóvenes. Es decir, el discurso del Presidente de la República no comprende que la violencia está en el propio Estado, solo ve la violencia en quien sale a manifestarse por sus derechos.

Entonces, una mirada completamente unilateral del origen de la violencia es lo que lo lleva a buscar, permanentemente un enemigo, como él dice reiteradamente, un enemigo poderoso e implacable. Ahora, el canciller Ribera parece que se lo encontró en Europa Oriental. Me acuerdo con esas declaraciones y esto es, francamente prolongar un estado de cosas que con esa teoría no tiene solución.

Un tema muy delicado en esta crisis social es el desprecio y las violaciones a los derechos humanos. ¿Qué opina usted?

Yo pensé que se había instalado una doctrina en el Estado, con la aplicación de los tratados  internacionales sobre derechos humanos, que ha sido un proceso inestable, con altos y bajos, pero que finalmente se logró, yo creo que primero con el Informe Rettig, después con la jubilación de la Corte Suprema pinochetista, después con el informe Valech, con la irrupción de  una nueva generación de magistrados en los altos tribunales, el Estado vino instalando como esencial una mirada del valor universal de la derechos humanos como la base del futuro de la democracia chilena, pero lamentablemente no se extendió esa doctrina a la formación de la policía uniformada, lo que hoy se constata como una tragedia.

En esto tiene que haber una autocrítica completa del sistema político porque en eso es verdad la crítica que se hace de que todas las fuerzas políticas que gobernaron en el país, sin excepción alguna, también el Partido Comunista que trata de evadir su propia responsabilidad, también ha estado en el gobierno y en el Parlamento desde el año 2009. Aquí tiene que haber un reconocimiento del conjunto del sistema  político, de los que tienen representación  parlamentaria que hubo una inexcusable debilidad en no exigir la formación plena y profunda de quienes ejercen, en un Estado de Derecho democrático el monopolio de la fuerza como es la policía uniformada, porque no estamos en guerra insisto en eso, y por lo tanto esto no es un tema que tenga que ver con los oficiales de las fuerzas armadas aun cuando ellos también tienen que recibir esa formación, pero un Estado de Derecho democrático el orden público depende de la policía y ellos no recibió la formación que correspondía para establecer como una norma de conducta inviolable en un Estado de Derecho democrático el respeto irrestricto a los derechos humanos.

Esta es una autocrítica del conjunto, aquí no hay ninguna fuerza política con representación parlamentaria que no tenga responsabilidad. Es muy penoso constatar  que en una Comisaría, por ejemplo, como son las denuncias que se han hecho, ha habido abusos como en la peor época de la Dina. Es una tragedia para Chile esta realidad.

¿Cómo le ha parecido que ha actuado el Ministerio Público en este caso?

Creo que el Ministerio del Interior trata de descargar su propia responsabilidad en el Ministerio Público. Aquí el comportamiento de la policía no  es responsabilidad del Ministerio Público. Como dije el Ministerio del Interior tiene la primerísima responsabilidad aun cuando la tiene el conjunto del sistema político vuelvo a insistir con ello. Pero no se puede eludir la responsabilidad política trasladándosela al Ministerio Público, independientemente de fallas que puedan haber como es natural en toda actividad política sobre todo en una situación de crisis como la que estamos viviendo, pero esa violencia del Estado que enervó completamente la situación no se le puede achacar al Ministerio Público, es una cosa que no tiene fundamento ninguno.

¿Y qué cambios habría que esperar de parte del gobierno para terminar con la violencia?,

Creo que la agenda social es lo principal y segundo, que el gobierno se proponga de verdad hacer una reestructuración de carabineros. No puede haber una policía sobre la cual la autoridad no tiene control. Sus sistemas operativos son simplemente lo que ellos han  decidido que es lo que debiera ocurrir sin ni siquiera preocuparse de comprobar los efectos que esto tenía. La denuncia que hizo Human Rights Watch que ni siquiera en el Alto Mando había conciencia de que los balines que las escopetas antidisturbios lanzaban contra los manifestantes estaban constituidos esencialmente por contenidos de metales y no de goma. Eso es un hecho totalmente inexcusable, eso es increíble, eso hubiera dado para  la inmediata destitución de las personas que tomaron esas decisiones. Cómo es posible de que el Alto Mando no haya sabido que el 80% por ciento de la composición de los balines que se lanzaban contra el rostro de los manifestantes era metal y que esas municiones iban a producir un daño irreparable en las personas que iban a recibir el impacto de esos balines.
 

La verdad que en esto, al igual que lo hizo en su momento, aunque no le correspondía a él la responsabilidad  de lo principal en lo personal no le correspondía porque no fue nunca autoridad de la dictadura, pero Patricio Aylwin tuvo la valentía, como Jefe de Estado, de pedir perdón a Chile por las dramáticas  violaciones a los derechos humanos. Aquí es indispensable que se pida perdón, porque en democracia esto no debió haber ocurrido nunca y Piñera podría ser en esto no puede eludir su responsabilidad, Piñera no puede excusarse, en la autonomía administrativa y operacional de carabineros de Chile, no. Los protocolos fueron aprobados en marzo, esto es lo que se ha informado a la opinión pública, no fueron revisados exhaustivamente, no se fiscalizó, no se fiscalizó el contenido de esas municiones, no se hicieron los exámenes de laboratorio que se requerían, no se instruyó al personal con la cantidad de horas que se necesitaba. Aquí el Estado de Chile tiene que pedir perdón.
 
Es difícil que Piñera pida perdón, pero  podría ser ya que su desaprobación ciudadana está en el suelo como nunca ocurrió en la historia de Chile con un Presidente.
 
Lo que pasa es que esto va más allá de la contingencia. Creo que él cometió dos gravísimos errores; uno, desmantelar el Alto Mando de carabineros porque en un año cambió tres veces el general director de la institución y pasó a retiro a centenares de altos oficiales. O sea, cometió un descabezamiento de la institución que hoy se demuestra que tuvo trágicas consecuencias. Segundo grave error, el señalar que estábamos en guerra cuando declaró el Estado de Emergencia y tercer gran error, el postergar la aplicación de una agenda social como la que se necesita, pero en especial en el aspecto moral que dice relación con la legitimidad del Estado, él debe asumir que como Jefe de Estado no tiene otra alternativa sino que pedir perdón, porque la responsabilidad del Estado de Chile es inexcusable en lo que ha ocurrido dramáticamente en estas semanas.

La economía se supone que iba a marchar muy bién y ya antes del estallido social estaba mal y se vienen meses muy malos. ¿Qué opina usted al respecto?

Sí, pero la economía se puede recuperar, lo que hay que salvar es la democracia y para salvarla hay que sacar adelante el proceso constituyente, hay que lograr que se realicen los plebiscitos, que se ponga término a la Constitución del 80, que se instale una convención cien por ciento electa, o sea, la convivencia futura de la nación chilena, me parece que se juega en la capacidad de concretar ese documento del 15 de noviembre pasado.