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Exclusivo de Cambio21: Felipe Berríos busca solución para jóvenes que están presos por el estallido social: “Violenta que hagan pelear al pueblo contra el pueblo”

Por María Cristina Prudant
 
Desde Antofagasta donde vive actualmente el conocido cura Felipe Berríos, por su cercanía con la gente, conversó con Cambio21. Su principal preocupación en estos momentos es que el gobierno no se cierre a la libertad de un grupo de jóvenes que fueron detenidos durante el estallido social y que están abandonados a su suerte porque no cuentan con recursos para defenderse. “A esto hay que buscarle una salida política porque lo que originó el conflicto ha sido un problema político, no delictual” aseveró.
 
¿A usted le preocupa hace un tiempo la situación de los jóvenes que están presos por el estallido social y que el gobierno no quiere que queden libres. Han surgido reacciones frente a este hecho, e incluso, se está pidiendo el indulto para ellos ¿Cómo ve usted la situación de ellos?
Primero, creo que hay que distinguir porque se les ha tratado de delincuentes, de violentistas etcétera y yo creo que cualquier persona se da cuenta que en estas revueltas que ha habido hay distintas clases de grupos; están los de las Barras Bravas, los ligados al narcotráfico, a los grupos anarquistas y están estos jóvenes. Entonces, primero yo creo que hay que hacer esa distinción porque es muy importante. La mayoría de estos jóvenes que están presos no tienen antecedentes penales, no están ligados a un grupo de estos y son jóvenes que estudian y trabajan. Ese es más o menos el prototipo del joven al cual yo abogo por ellos, que están presos a partir del 18 de octubre.
Muchos de ellos sin juicio todavía o acusados de cosas muy graves, pero sin mayores pruebas, sin buenas defensas y más bien son jóvenes que han sido abandonados por la sociedad y que tienen sus familias y que piden cambios, como lo que ha llevado a cambiar la Constitución ahora.
Al parecer, el gobierno, buscaba con su detención terminar con las protestas y la violencia con la que vinculan a estos jóvenes. ¿Le parece a usted que es así?
Bueno, primero, eso tienen que probarlo. Segundo, si fuese así no habría seguido habiendo violencia y tercero, creo que ese es el gran error que cometen de mezclarlos a todos, ponerles la misma etiqueta y no darse cuenta que a esto hay que buscarle una salida política porque lo que originó el conflicto ha sido un problema político, no delictual.
 
Bueno el gobierno está tomando decisiones políticas en torno a estos jóvenes y aprovecha la prisión preventiva políticamente
A mí me llama la atención por la rudeza de las declaraciones del gobierno hacia estos jóvenes presos, que vuelvo a insistir, que hay que distinguirlos entre quienes han saqueado, han destruido propiedad pública y privada. No han tenido la misma actitud con grupos como el de los camioneros, que abiertamente cometieron delito y sin embargo, se llegó a un acuerdo político. Entonces, en ese sentido sobre todo en este ambiente de diálogo de la nueva Constitución, paremos y empezar de nuevo. Yo creo que estos chiquillos, insisto, distinguiendo a los otros grupos, merecen un trato distinto.
Pero hemos visto, ante las peticiones de indulto para ellos, tanto el gobierno como la derecha que son tajantes en negarse a esta posibilidad y aseguran que es “avalar la violencia”. ¿Qué opina al respecto?
 
A mí me llama mucho la atención lo simple de la respuesta ante un problema que es mucho más complejo. Insisto, no han tenido la misma reacción ante otros problemas que han sido, aparentemente delictuales como el caso Penta o Ponce Lerou, o los camioneros y sin embargo se han buscado otras soluciones políticas y esa respuesta del gobierno tan tajante frente a un comentario sobre estos jóvenes y su indulto que hizo Benito Baranda, que nadie lo puede acusar a él de violentista, entonces me extraña que no haya una detención a pensar un poco más el problema.
Desde un principio el gobierno ha tomado con mucha molestia y cierto temor el tema de la violencia y por lo mismo no hace la diferencia entre los que son manifestantes y los violentistas. ¿Le parece a usted?
Exactamente, yo entiendo, yo mismo estuve metido tratando de ayudar a los comerciantes de acá de Antofagasta que lo perdieron todo, muchos de ellos negocios familiares y yo mismo fui testigo como a partir del 18 de octubre comenzó la cesantía para mucha gente pobre que vivía del comercio callejero, pero por supuesto que no estoy de acuerdo con eso. Hay que hacer la distinción, no podemos meterlos a todos en el mismo saco y después le hacemos un daño a los jóvenes que quieren cambios y le hacemos un favor a los que son realmente responsables de saqueos, destrucción como son estos grupos ligados al narcotráfico, a los anarquistas o los que estaban peleando en la plaza (Baquedano) como vimos todos y eran de las barras bravas.
Entonces, si los metemos a todos en el mismo saco no solo no va a detener la violencia el gobierno sino que, está confundiendo peras y manzanas y se le está achacando a estos chiquillos algo que ellos no hicieron.
 
Da que pensar la actitud del gobierno frente a lo que ellos llaman hechos de violencia. Al parecer para ellos es violencia que los jóvenes pinten la estatua de Baquedano y la mandan a resguardar con un contingente policial que se pelea con los jóvenes que tratan de llegar a esta. ¿Cuál es la idea a su juicio en este caso?
Encuentro que a mí me violenta que hagan pelear al pueblo contra el pueblo. Son carabineros raso, muchos de ellos de origen mapuche, que los están haciendo pelear con chiquillos que están peleando a veces por las mismas cosas que están sufriendo las familias de ellos. Me violenta que hagan pelear al pueblo contra el pueblo y saquen las castañas con la mano del gato.
 
Me violenta también ver a chiquillos arriba de la estatua de Baquedano, pintándola. Me violenta eso, pero me violenta mucho más estos chiquillos que han estado abandonados, ellos y sus familias sin futuro. Eso también es una violencia y esa violencia trae esta otra violencia. Yo no estoy justificando la violencia como un camino de solución, pero tenemos que ser inteligentes y darnos cuenta que si el pasto prende es porque está seco, o sea, hay algo ahí que produce esta rabia en estos jóvenes.
Yo los invito a todos a ver una serie chilena que me parece extraordinaria, “El Reemplazante” como muestra la situación de estos jóvenes, su ambiente, sus barrios feos, sin presente y sin futuro. Ellos y sus familias. Esa es la rabia que hace que estos chiquillos se suban a la estatua de Baquedano.
 
Porque además no tienen idea quien es Baquedano y eso está relacionado con el sistema educacional
Un señor muy enojado, que yo estimo mucho, muy conservador que me llamó furioso diciendo, a raíz de lo que yo había dicho sobre estos jóvenes. Me dijo: estos jóvenes ni saben quién es Baquedano y yo le decía, justamente la rabia de ellos es porque los hemos hecho estudiar en Liceos que no solo no les enseñan quien es Baquedano sino que no les enseñan nada. Esa es la rabia que ellos tienen y esa es nuestra responsabilidad, que no tengan ninguna posibilidad de salir adelante.
¿En su opinión las injusticias violentan a la gente?
Obviamente y por eso que además, sobre eso caen fuertemente las palabras del vocero de gobierno ( Bellolio) diciendo que son todos delincuentes los que se manifiestan porque si a ese nivel no se hace la distinción que se espera más hacia abajo. Aún así si fueran delincuentes tienen derechos, o sea, no se justifica por ningún lado.
 
¿Usted ha visitado a los jóvenes que están detenidos?
He conversado con algunos. Hay de todo, pero yo diría que la gran mayoría de ellos son jóvenes que no se quedaron ahí en sus barrios colgados de la droga sino que, quieren cambiar la realidad que viven sus abuelos, sus padres, ellos mismos. Se dan cuenta que aquí hay una injustica y algo que no soportan y que quieren cambiar que es lo que ha pedido toda la sociedad chilena y que se reflejó en el Apruebo. Son casi todos chiquillos, los que yo he conocido, sus familias, sin antecedentes penales. Son familias que, justamente no conocen todos estos procesos carcelarios, no tienen dinero para abogados, están indefensos, conectados entre ellos. No pertenecen a una organización política, en su mayoría estudian y trabajan y que son sobresalientes en el sentido que no están conformes con la injusticia que están viviendo.
 
¿Qué le parece la actitud del gobierno respecto a lo que pasa en La Araucanía, solo se queja a diario por la violencia, el terrorismo, pero hasta aquí no ha dado ninguna solución concreta?
Me parece simple. Siempre se plantean querellas como si eso va a solucionar los problemas y lo que tienen en común las dos cosas siendo problemas totalmente distinto, pero lo que tienen en común es que el carabinero que acaban de asesinar tiene dos apellidos mapuche, es gente del pueblo como los chiquillos que están presos. Al final, es el pueblo al que se encarcela, el que paga el pato. Y lo otro que tienen en común es un hondo contenido social, político, no se puede solucionar solamente con represión. Ahora, lo de La Araucanía es un problema político que tiene algunas explosiones violentas que todos rechazamos, pero no basta con eso hay que ir al fondo de lo que produce o que permite que hayan estas cosas.
Se inició la búsqueda de los constituyentes y han aparecido muchas caras conocidas que la gente no quiere que se repitan ¿Cómo debe ser un constituyente?
Yo encuentro que lo bueno de la democracia es que la Asamblea Constituyente no descalifica a nadie de un comienzo. Vamos a ver después cómo va a votar la gente y ellos son los que tienen la última palabra. Creo que eso es importante, nos habíamos acostumbrado con el sistema binominal a que la gente fuera rechazada de antemano por no pertenecer o haber pertenecido. Creo que lo bueno de esto es que se presenten los que quieran, yo no voy a decir que unos tengan más cualidades que otros, pero después se verá el resultado.
 
La oposición ha tenido problemas de unidad y se supone que es decisivo contar con una lista única para enfrentar la elección de constituyentes. ¿Cómo ve usted ese panorama?
Creo que hace mucho tiempo perdimos los sueños, por eso que yo tengo tanta confianza en el proceso constituyente, un sueño país, un proyecto país que nos incluye a todos y más bien hemos caído en ver como se mantienen los equilibrios de poder de los distintos partidos y eso desilusiona a la gente y yo creo que también desinfla a los mismos políticos que tienen sueños y convicciones. La ideología es muy importante cuando se deja de lado se empieza a ver cómo mantenerme en un puesto, cómo conseguir una votación se nos olvidan estos sueños, la política queda bastante coja y cuesta buscar una unidad porque surgen los egos y los egos son ciegos.
 
¿Podrá existir un segundo estallido social?
Si, a mí me preocupa mucho que se nos olvide lo que originó este problema, el malestar y que no construyamos la paz en este momento tan propicio en esta oportunidad que se nos ha dado de un plebiscito, der un diálogo, de una convención constituyente, que no nos olvidemos de los grandes sectores que han quedado abandonados porque un segundo estallido social no vamos a tener cómo frenarlo. Entonces, me angustia esta ceguera de verlos a todos como si fueran violentistas, delincuentes y no darnos cuenta que no estamos tocando la raíz del problema.
 
Las similitudes entre carabineros e Iglesia Católica
 
El gobierno ha tratado de solucionar los problemas del estallido dándole más atribuciones a carabineros, criminalizando las manifestaciones. Se aprueba la idea de legislar para que los partidos declaren que están contra la violencia, pero no demuestra interés por hacer una reestructuración total de esa institución policial.¿ Qué opina al respecto?
Eso es como declarar que tengo que respirar. Creo que todos los partidos están de acuerdo con eso, pero creo que es mañosamente ligar un malestar social a la violencia física. Creo que todos estamos de acuerdo que los carabineros sean más eficientes, tengan más herramientas para perseguir la delincuencia, narcotráfico, pero no para usarlo contra la misma gente que está protestando contra cosas que como sociedad los violenta. Nadie se opone a que los carabineros se movilicen en forma eficiente, pero no están para reprimir a la gente sino para perseguir la delincuencia y prestar otros servicios a la comunidad como ha sido históricamente así.
 
¿Le parece a usted que al gobierno no le interesa hacer la reestructuración de carabineros ni tampoco a la institución le importa, a pesar que todos lo piden?
A mí lo de carabineros me toca muy de cerca porque es muy similar a lo que ha sucedido y sucede con la Iglesia Católica. Hay ciertos sacerdotes que cometieron abusos, crímenes, delitos como hay algunos carabineros que han cometido abusos y delitos. Y a uno le duele que a todos los curas nos metan en el mismo saco como también el debe doler a los carabineros. Y la jerarquía de la Iglesia al comienzo la reacción, cuando se denunciaban estos abusos, es sentir que se estaba atacando a la institución, a la Iglesia y hubo una defensa cerrada y muchas veces el desprestigiar a quienes hacían las denuncias o cambiar de lugar al sacerdote y encuentro que a veces se actúa de la misma manera institucionalmente, se tiende a proteger a creer que se está atacando a carabineros y no es eso, se está atacando a quienes no han cumplido con el juramento de carabineros y no basta tampoco, como a la Iglesia no le basta con que se lleven a juicio a los sacerdotes que han cometido estos crímenes.
 
No basta que se lleven a juicio a estos carabineros sino que también la Iglesia tiene que hacer un cambio institucional de su estructura, tiene que cambiar lo que permite que haya estos abusos entre los sacerdotes y eso mismo tiene que hacer carabineros. No basta con sancionar con sancionar a quienes han cometido delito sino que también la institución tiene que darse cuenta de qué estamos haciendo mal nosotros como institución para que violaran los derechos humanos. En ese sentido veo yo que hay un paralelo muy grande entre las dos situaciones.
 
El triunfo del Apruebo
 
Respecto al categórico triunfo del Apruebo. ¿Usted ha vuelto a reflexionar, repasar lo que pasó?
Creo que llamó la atención que a pesar de la pandemia, de las dificultades que habían el alto porcentaje de gente que fue a votar y el ambiente que había, muy especial como una especie de desahogo, de fiesta cuando se supo los resultados y como el Apruebo fue ganador en prácticamente todas las comunas del país, excepto en las comunas donde se concentra el poder económico y político. Entonces, creo que eso tiene que llamar a reflexionar.
Porque yo reflexiono también qué pasa con el grupo que no fue a votar, que está todavía molesto y que siente que lo están dejando afuera. Entonces, creo que este período que nos hemos dado una solución democrática que me parece muy buena sobre todo la paridad de las mujeres, pero este es un veranito de San Juan es un tiempo en que hay que comenzar con el diálogo y ver los problemas a fondo y no dejar a nadie fuera de esto por eso que me preocupa estos sectores amplios que están quedando fuera.
 
La gente se va a vivir a campamentos
 
La pobreza aumenta en nuestro país con la pandemia y aumenta la gente que está yendo a vivir a un campamento. ¿Qué le parece esta situación?
Ha aumentado la gente en campamentos porque hay varias causas. Cuando yo trabajé en el techo la causa era un sola, pero hoy día se mezcla el no tener una vivienda con muy alto consumo, muy bajo salario, mucha deuda, gente que no alcanza a pagar el agua, la luz y arrienda la vivienda y se van a vivir a un campamento. Muchos de ellos son segundas viviendas, ya tuvieron su vivienda pero no fueron capaces de seguir ahí, o porque la droga les hizo imposible seguir viviendo en los lugares que estaban.
 
O sea, hay un problema social en Chile, yo no estoy de acuerdo con la violencia, quiero la paz pero, para producir esa paz tenemos que ver qué es lo que está provocando el malestar en Chile y en ese sentido encuentro que tratar a estos jóvenes de delincuentes (que están presos) y no darle una salida política a este asunto es violentar más la situación.