“El mundo ha cambiado, mucho más de lo que yo hubiera imaginado. Si hace algunos años atrás alguien me hubiera dicho que, de lograr ser madre soltera existía una posibilidad que judicialmente se resolviera que mis hijos vivirían mejor sin mí, le habría preguntado ¿de qué estás hablando”.
Exclusivo e impactante testimonio: Habla madre de mellizos entregados a pareja gay
Por Mario López M.
Un caso que de ordinario no habría llegado a la prensa golpeó hace unos días por las declaraciones del Presidente de la Suprema y del Movimiento de Liberación Homosexual (Movilh), poniendo énfasis en que un caso de cuidado de dos menores se había resuelto en favor de una pareja gay y en desmedro de la madre. Mellizos de tres años fueron sacados del cuidado de su progenitora, se priorizó que era soltera y los padres tendrían mejores habilidades parentales por ser pareja. El padre era el donante de espermios.
También pesó que ella los llevara por unos meses a su tierra natal desde donde fue forzada a restituirlos. “Había un acuerdo”, reclama. No se respetó.
Todos opinaron. Nadie le preguntó a la madre. Hoy rompe el silencio y habla en exclusiva, para Cambio21.
Hoy no vive con sus hijos, ambos de tres años. Accede a ellos sólo diez días durante el mes. A veces pasa una semana sin saber de ellos o les habla unos minutos por teléfono. “Yo ya no tengo palabras o gestos que alcancen para explicarles algo de este cambio, que a veces ni yo misma entiendo del todo”, relató en exclusiva a nuestro medio, con acuerdo de no dar a conocer su nombre.
Su departamento se ve ordenado, aunque cada detalle muestra la presencia de sus hijos. Pero ellos no están. Una pelota por allí, globos en las paredes, juguetes sobre el sillón, solo sobra el silencio. Está triste, pero su voz y mirada se notan serenas, sin resentimientos. No logra asimilar el por qué le quitaron sus hijos.
-Se ha dicho que está despechada porque “su marido le engañó con otro hombre”, ¿es verdad ello?
-No es verdad. Con el papá de los niños no éramos matrimonio ni nada que se le parezca, éramos solo amigos, tanto con él como con su esposo. Sabía que era una pareja gay y que llevaban años viviendo juntos. El papá es uruguayo como yo y su esposo es colombiano.
Siempre supe su condición sexual. Han mentido y eso ha repercutido en varios aspectos personales y judiciales, creando una imagen de mí distorsionada. Falsa.
-¿Cómo se dio la participación del padre en la fecundación?
Llevaba tres años intentando quedar embarazada. Ansiaba ser madre, formar una familia. Ellos se enteraron y el papá ofreció ser donante. Nunca he tenido nada en contra de su condición sexual, es más, he participado en marchas por el respeto por la diversidad sexual, su derecho a adoptar y formar familia. No vi nada malo en su oferta.
Pensé en mis hijos y creo que para ellos lo mejor es tener papa presente, con su esposo y familia extensa que se preocupe, los cuide, los ame y me acompañe en su crianza. Pensé solo en el bien por y para nuestros hijos y no el mío. Sigo pensando que es bueno y valoro el rol paterno y materno, que debemos complementarnos, poner a los niños antes que todo.
Si creyera que los niños estarían mejor sin mí, emulando la fábula de las dos madres frente a Salomón, los dejaría, pero no es así.
Luego de un largo y costoso juicio, yo perdí el cuidado de mis hijos porque el padre fue evaluado más coparental que yo. Lo que dice en el papel no ocurre en la realidad: motivada por la angustia de los niños por los largos períodos separados, le pedí al padre poder ir a buscarlos dos días a la semana para que no fuera tan brusco el cambio para ellos, pero me lo negó. Entonces desesperada empecé a ir un rato al jardín casi todos los días y el papá me acusó a la policía y al juez, fui apercibida a no acercarme a ellos fuera del contexto de visitas.
Desde que nacieron el padre y su esposo los veían todos los días, cuando querían.
-De pronto pareciera que la disputa entre padres dejara de lado lo que realmente importa, los niños. ¿Cómo están ellos?
-Eso es lo que más duele, parece una guerra de padres y nadie pensó en qué pasa con estos niños que han vivido tres años con su mamá y tienen un gran apego y de pronto los alejan y no la pueden ver por una larga semana.
La justicia y los padres (el papá y su esposo) no piensan en mis hijos más allá de sus ideas preconcebidas, no los ven, con su edad, sus necesidades, etc. En este proceso se ha exigido que sean los niños los que hagan un gran esfuerzo por adaptarse.
Se opto por un cambio drástico, sin medir por expertos cómo les afectaba, sin intentar antes una terapia y resolver el problema netamente de adultos y no de los niños. Ellos estaban bien, son niños adorables, tiernos, alegres, carismáticos, como los define su maestra en sus evaluaciones.
Piden estar más conmigo, volver a su casita, lo demuestran y piden. Nadie los quiere oír. ‘A quién le tengo que pedir estar contigo más tiempo, mamita’, me dicen… (Se le quiebra la voz, se le humedecen los ojos… guarda silencio un instante, que parece una eternidad).
-¿Qué les responde?
-Es muy difícil explicarles a niños tan pequeños un cambio tan drástico. Qué más les puedo decir, las palabras no alcanzan, por más que les digo que van a pasarla bien con su papá, que los voy a ver pronto, que él los quiere mucho y los cuida, siguen insistiendo. Nada los satisface y cuentan los días: ‘Mamita falta sólo el sábado, domingo, lunes y ya nos vemos’.
-El Presidente de la Corte Suprema hizo declaraciones sobre el caso que le dieron un carácter especial, distintas de una discusión acerca del cuidado de los niños. Le dio connotación sexual, anteponiendo la condición de una pareja gay por sobre el interés superior de los niños, ¿qué opina?
-Esa es su reflexión. En cuanto a mí, realmente me impactó, me dolió y hasta recuerdo la fecha, 8 de Agosto de 2017, en que el presidente de la Corte Suprema, Hugo Dolmestch, figura señalando que aplaude el fallo, pues evidencia una evolución del pensamiento de los magistrados, así como también que esto tiene que ver con la seguridad y tranquilidad de los niños, enfatizando la relevancia de esto, para reconocer la realidad de la familias homoparentales en este país y que los niños necesitan cariño por sobre todo. ¿Qué significa esto? ¿De qué historia habla nuestro excelentísimo presidente de la Corte Suprema?, porque no es la mía.
Yo me desvivo por mis hijos y ellos me adoran. Distinto es decir que, con este fallo, quedamos más tranquilos como sociedad, porque estamos siendo abiertos de mente, reconociendo derechos de las familias homoparentales. Esto es otra cosa. Creo que es diferente en casos donde no haya madre o padre, dónde los niños estén en abandono o en riesgo. En este caso yo existo y soy la madre, y lamentablemente no he tenido todos los recursos económicos para luchar por algo que va más allá de mí o de mis hijos y que creo que tiene que ver con luchas políticas e ideológicas y poderes paralelos influyentes.
Acá no había maltratos ni vulneraciones, sólo dos familias que amaban mucho a los niños y creo que ganó la que iba de la mano con la ideología de la época. Y perdieron los niños, que quedaron estrangulados entre dos formas de vidas, a una edad que ni siquiera pueden aliviarse con explicaciones y que un juez de Familia no ha accedido a conceder, aunque sea una tarde más junto a su madre. Pareciera ser que el supuesto es que entre menos me vean más rápido se adaptarán. Yo creo que van a perder las esperanzas y se sobre-adaptarán (con un esfuerzo personal enorme), más que tranquilizarse porque estén bien.
-¿Es homofóbica?
-Nada, por ningún motivo, aunque me quieran hacer aparecer así. Yo concebí plenamente consciente a mis hijos sabiendo que su papá era gay con una pareja de años. ¿Eso acaso no evidencia que aceptó e incluso valoró a las personas con orientación homosexual o que reconozco su capacidad para cuidar y dar amor el elegir un padre gay con quien tener hijos?
Por eso no entiendo las declaraciones ni las mentiras publicadas por el Movilh.
Cada uno tiene derecho de ser y pensar lo que quiera, tenemos que ser tolerantes, abiertos a entender que podemos ser diferentes.
En toda esta historia creo que el subtexto no dicho, y que creo que siempre fue un problema para todos, es que para mí fuera tan difícil entender el sentido que los niños tuvieran dos padres y una madre. Aún no lo entiendo, la verdad, pero ya no lo discuto, lo acepto callada y coopero. Por una parte, porque algo malo pasa en este país si te atreves a decir que estas en desacuerdo con algo del mundo gay; pasas de inmediato a ser acusado/a de discriminación u homofóbica y, por otra, porque sé que los mis hijos los quieren mucho a su papa y a su esposo.
-¿Hasta dónde llegará este esfuerzo suyo por recuperar a sus niños?
-No me parece lógico que sigamos luchando eternamente por el cuidado personal. Lo que más me interesa es que nuestros hijos estén cien por ciento bien. Que si quieren tener acceso a su madre, lo tengan, como yo se los di al padre y su esposo.
Yo aún tengo esperanzas que se resolverá algo más acorde a las necesidades de los niños. Hoy ni siquiera estoy pensando en que se cambie el cuidado (ya no tengo los recursos económicos para luchar por eso y aprendí que es mejor juntos, una crianza compartida), sólo pienso en que me puedan ver un tiempo más razonable a fin que no vivan siempre presos de la angustia, o acomodemos nuestros tiempo, para que siempre estén bien cuidados y queridos. No quiero darles a los niños una vida en juicio tras juicio, espero que todos recapacitemos sobre ello. A veces los Tribunales y las “medidas a favor de los niños” no alivian a los niños y sus familias; sobrejudicializar los problemas no ha sido la solución para mi caso, porque hoy veo a mis hijos en parte creciendo porque son fuertes y amados, pero también los veo angustiados por todo lo que les rodea. En eso fallamos todos.
-¿Le negó el acceso al padre o a su pareja alguna vez?
No, estaban con ellos todos los martes, viernes y sábados en su casa, sin mí, e incluso los podían llevar o pasar a buscar al jardín para poder merendar juntos todos los días si querían, a pesar que luego de mi declaración en Tribunales dejé de hacerlo y reclamaron que yo obstaculizaba las visitas, lo cual no era cierto.
-Se cuestionó que se fue a Uruguay. ¿Es cierto?
-Teníamos un acuerdo en que él y su marido sabían que mi familia estaba allá y yo quería que se educaran y crecieran allá. Intente llegar a un acuerdo con él y su esposo, pero no quisieron conversar y volvieron a Chile y pidieron la restitución.
Hoy reflexiono y sé que cometí un error, pero luego de un período muy duro para mí de presiones y maltrato por parte del padre y su esposo, como lo evidencia en su demanda con muchos adjetivos descalificativos hacia mi persona en los que nadie reparó, en un momento frágil de mi vida, recién parida de mellizos, madre primeriza y sola (sin mi mamá o familia de origen), fue muy duro y me sobrepasó.
-¿Cuánto influye tener recursos económicos en esto? ¿Podría haber hecho algo para defender a sus hijos de no tenerlos?
-Nada. Los habría perdido el primer día antes de empezar. Han sido millones los que he gastado.
El Gobierno por su parte no ayuda o provee apoyo judicial o psicológico a los padres en inferioridad de condiciones y quedan desamparados ante los que sí pueden acudir a bufetes de abogados caros, peritajes, prepararse con profesionales y desde ahí la justicia se vuelve injusta.
Punto aparte en todo esto, pero no puedo dejar de mencionarlo, son los Centros Psicológicos o Sociales que se hacen cargo de este tipo de casos y causas, donde hay en juego temas de visitas, cuidados, etc., que no tienen ninguna supervisión externa de su trabajo, de sus prejuicios e intervenciones. Cobran valores a mi parecer excesivos y como estás obligada vía tribunal debes pagar incluso endeudándote. Me parece una discriminación, si no tienes dinero no puedes acceder a nada y si tienes algo más para pagar debes ir a estos lugares, sin ninguna regulación.
-¿Qué busca al hablar con Cambio21, teniendo en cuenta que hasta ahora se ha negado a hacerlo con otros medios?
Aun no entiendo todo lo sucedido y creo, más allá de las ideas o religión que tengamos, que las cosas suceden por algo, para crecer, para mejorar, para hacer un mundo mejor.
Lo que busco es hacer un llamado a los padres, a los jueces, a los abogados, a los profesionales, a la sociedad chilena, a todos para analizar cómo están funcionando las cosas. No se piensa en los niños, a pesar que se diga que sí se hace. Hay trasfondos políticos, sociales, económicos, culturales, estereotipos prefijados, pero nadie pensó en mis hijos, si era bueno para ellos este cambio radical, de un día para otro.
Ha sido fuerte para ellos y para mí (…) No se pidió un informe psicológico acerca de los efectos para ellos.
Mis hijos están ansiosos, angustiados y por momentos no he tenido palabras para explicarles por qué pasó esto. Me preguntan si es porque estoy cansada o por trabajo; no es por eso, al menos a mí no me cansa estar con ellos, no hay palabras para graficarles qué sucedió. No quiero exponer a mis hijos, exponerme yo o al padre y su esposo, solo busco que reflexionemos, que nuestros hijos estén bien y que sean escuchados.