Entrevista que aparece publicada en el Semanario Cambio21
Por Alfredo Peña R.
Para el diputado y ex presidente de la Cámara, Iván Flores, el no haber llegado a un gran acuerdo en la oposición en materia de constituyentes representa un “grave riesgo y un error”, agregando que “la derecha tiene una misión muy clara en este proceso constituyente y es lograr que nada cambie, asegurar que nada cambie y por esa razón habrá que ver cómo ahora que ya están inscritos los candidatos, sigamos viendo cómo llegamos a acuerdos con los que empiezan a correr la carrera electoral propiamente tal para defender los cambios estructurales en la nueva constitución.”
Sobre las otras elecciones, Flores señala que “la gente ya no está para candidatos de marketing y ofertones; lo que le va a exigir cada vez más la ciudadanía a quienes aspiremos a un cargo político, va a ser la consecuencia, la honestidad, claridad y testimonio. Hay que meter los pies en el barro y en el polvo para hablar con propiedad. Ser un político de escritorio y desde el olimpo creo que ya dejó de ser una opción. Hoy el ejercicio político se hace hombro con hombro, codo a codo y a veces defendiéndose espalda con espalda con la ciudadanía. “
El parlamentario conversó con Cambio 21.
Diputado, el proceso constituyente está en marcha con la inscripción de candidatos y sobre la mesa ha quedado la imposibilidad de haber llegado a un gran acuerdo en toda la oposición. Usted ha sido uno de los impulsores de la necesidad de unidad para enfrentar las elecciones que vienen. ¿Cuál es su opinión del actual estado de las cosas y cuál sería su llamado?
Efectivamente dese el estallido social lo he venido planteando, públicamente, y lo dije incluso desde la presidencia de la Cámara y después como un diputado más. Mi llamado ha sido a la generosidad y claridad política que debemos tener todos los partidos de la oposición, todos, porque si no es con todos la verdad es que es muy difícil tener las mayorías que requieren los cambios que nos restregó en la cara el estallido social y después la propia pandemia, que definió prioridades que nos obligan a enfrentar las necesidades de la gente de una manera distinta a lo que se ha venido haciendo subsidiariamente, paternalistamente, en la historia de nuestro último tiempo.
Creo que se perdió una oportunidad de un gran acuerdo respecto a la inscripción de los candidatos al proceso constituyente, y esta pérdida de oportunidad de un gran acuerdo aun a costa de que algunos partidos puedan perder algunos espacios, pero en una unidad más amplia, hubiese asegurado una mayor proporción de convencionales constituyentes de oposición bajo un acuerdo de mínimos comunes a enfrentar durante el proceso constituyente, y que permitan actuando en bloque; alcanzar una mayoría de dos tercios, porque también como lo hemos dicho reiteradamente, esa proporción es fundamental, de lo contrario, puede que nada cambie por un buen tiempo.
En este caso, el alcance es mayor y obliga a que la oposición hoy día se muestre con más generosidad y eso lamentablemente no se ha visto. Por otro lado, no hay que olvidar al mundo de los independientes que está intentando obtener también una participación significativa dentro de esta convención constitucional y habrá que buscar la manera de como acercarse a los independientes opositores que permitan hacer un esfuerzo común con los electores de los propios partidos políticos y por cierto de los pueblos originarios.
La derecha tiene una misión muy clara en este proceso constituyente y es lograr que nada cambie, asegurar que nada cambie y por esa razón habrá que ver cómo ahora que ya están inscritos los candidatos, sigamos viendo cómo llegamos a acuerdos con los que empiezan a correr la carrera electoral propiamente tal para defender los cambios estructurales en la nueva constitución.
Es tiempo de candidatos. No sólo de constituyentes, sino de gobernadores, alcaldes, e incluso de presidenciables. Pronto tendremos los aspirantes, también, al próximo Congreso. ¿Qué común denominador debieran tener quienes están aspirando a todos estos cargos de representación popular?
La ciudadanía actual, incluso provocado por la pandemia, ha tenido más tiempo para saber, para leer más y por lo tanto va a ser más exigente porque están más informados y por cierto, bastante “cabreados” de lo mismo y de los mismos. La ciudadanía quiere caras nuevas, mensajes y compromisos nuevos, una mejor forma de hacer política, más cercana, más directa, más honesta, que sea un trabajo con el cable a tierra siempre conectado, y si bien es cierto debe tener los brazos sobre la coyuntura y demandas urgentes, la cabeza debe estar colocaba hacia el futuro, mediano y largo plazo.
Los ofertones cortoplacistas, solamente de la coyuntura más bien me parecen un oportunismo que una postura de Estado. La postura de Estado debe resolver por cierto el desbalance, el desequilibrio, la desigualdad que hoy día se manifiesta tanto desde el estallido social como lo que muestra la propia pandemia, pero esto se debe resolver con cambios profundos, y esos no son de la noche a la mañana, la gente lo sabe, y estoy convencido que tiene toda la capacidad para entenderlo, por lo tanto, quienes pretendan entrar en la carrera electoral, sobre todo de los cargos principales, gobernadores regionales, alcaldes, parlamentarios y presidenciables, creo yo que deben tener esa mirada estructural, integral, integrada y de largo plazo independiente de la coyuntura.
¿Qué exigencia hará la ciudadanía a los candidatos a senador o diputado?
Lo que le va a exigir cada vez más la ciudadanía a quienes aspiremos a un cargo político, va a ser además de lo que dije, la consecuencia, la honestidad, claridad y testimonio. Hay que meter los pies en el barro y en el polvo para hablar con propiedad. Ser un político de escritorio y desde el olimpo creo que ya dejó de ser una opción. Hoy el ejercicio político se hace hombro con hombro, codo a codo y a veces defendiéndose espalda con espalda con la ciudadanía.
La gente no va aceptar maquillajes de última hora, cambios de peinado, estirarse las arrugas o cambiarse el look, creo que la gente es mucho más exigente y aspira a algo mucho más profundo que eso.
La política del marketing, la política de las imágenes artificiales, de la danza de los millones en campañas comienza a ser parte del pasado. A lo menos, eso espero.
Las elecciones se desarrollarán paralelamente a la pandemia que sigue cobrando vidas en el país, ¿Cómo ve usted este escenario en cuanto a participación y como califica la respuesta del Gobierno?
Por supuesto que la condición sanitaria y económica del país son elementos que juegan un rol relevante y significativo en procesos eleccionarios como los que vamos a tener. El malestar, inquietud e incertidumbre del marco económico, de empleo y los requerimientos sociales, sin duda que juegan en el ánimo de las personas, y eso puede inclinar la balanza respecto a la participación o el castigo a un sector político que hacen mal las cosas.
Respecto a lo sanitario, cuando me propusieron ser precandidato presidencial por mi partido, dije que no podía presentarme a ningún proceso en el mes de enero, ya que era evidente que después de un largo periodo de carencias, encierro, estrés y las fiestas, íbamos a tener un aumento de contagios en nuestro país, sumado a la llegada del verano y las vacaciones. De acuerdo de como se ha venido dando el proceso del contagio, era predecible que durante el mes de enero íbamos a tener un aumento sustantivo de los indicadores sanitarios de contagio y mortalidad. Una primaria presidencial en mi partido el 15 de enero, era como yo creo, un desatino y no estaba disponible para ello.
Sin duda que la campaña que enfrentarán los gobernadores, alcaldes, concejales y candidatos a la convención constitucional será muy compleja, porque será en medio de malas cifras de la pandemia. Creo que en el contexto del plan paso a paso, vamos a tener que hacer una campaña que es sumamente desconocida para todos los candidatos.
Las respuestas del Gobierno, ya las están reconociendo algunos ministros, falta que el presidente haga lo que hizo el ministro Briones, quien reconoció que las ayudas fueron tardías, inoportunas e insuficientes, y que pese a la cantidad enorme de dinero que Chile ha puesto, la verdad es que si lo hubieran hecho desde el principio con transferencias directas y concretas seguro que habríamos tenido una comunidad con un manejo distinto de la economía, en mejor pie, sin tener que haber sacado probablemente los fondos de la propia gente para poder hacer frente a sus necesidades y movilizar la economía.
Los "guatones" del gas no tienen cabida en el nuevo Chile
La pandemia ha develado, tal como lo hizo el estallido social, una profunda desigualdad. ¿Este es, a su juicio, uno de los principales desafío de esta nueva etapa que comenzará con nuevos protagonistas en los cargos de representación popular?
El concepto amplio de desigualdad es la antítesis de lo que fueron los slogans de alguno de nuestros gobiernos de la concertación, como el “crecer con equidad” y con promoción social, porque la desigualdad es lo que la gente siente como una subvaloración de nuestra propia convivencia nacional, dentro del marco que nuestro país ha creado.
La desigualdad del nivel de vida, de oportunidades, educación, laborales entre hombres y mujeres, jóvenes y adultos o la falta de servicios de calidad que generan desigualdad como la salud o los servicios de educación.
Debe terminarse la respuesta diferenciada para los ricos y pobres, el estado es un solo y sus instituciones deben actuar con la misma mano. Se les debe extender la misma mano a todos y ser medidos exactamente con la misma vara. Aquí la reforma tributaria no puede pasar "colada" ni tampoco el próximo gobierno debe soslayarla. Es escandaloso que en Chile se hayan forjado fortunas multi millonarias a costa del trabajo y de sorprender a la mayoría de las y los chilenos, esas mismas mega fortunas hoy día deben estar dispuestas a devolver parte de lo que el resto de la comunidad les ha permitido y esto es una tributación especial para los ricos y súper ricos. Lo mismo que comenzar a generar mecanismos para ponerle un control a la concentración de las riquezas, que en nuestro país es escandalosa. Tiene que permitirse espacio para que otros crezcan, los chicos y medianos, no unos cuantos que se van adueñando de todo.
¿Quiénes no tienen cabida en un país desigual como el nuestro?
Tengo la certeza de que gente como "el guatón del gas" ya no tienen espacio ni cabida en nuestro país, otros “guatones del gas” tienen que aprender que no por humilde ni tener los ojos azules o ser rubios, alguien puede ser de una condición inferior. La desigualdad y falta de oportunidades las hemos generado quienes venimos trabajando por varias décadas, ha sido culpa compartida que se cree un país donde hay demasiados “guatones del gas” que creen que todos son inferiores y no tienen los mismos derechos que él ha tenido.