Por Alfredo Peña R.
Al diputado DC Iván Flores le correspondió presidir la Cámara de Diputados durante el estallido social en Chile; meses después tendría que asumir las preocupaciones derivadas del inicio de la pandemia. De allí en adelante su agenda cotidiana se comparte entre la intensa fiscalización a las acciones del gobierno en materias sanitaria económica y social e impulsar todas las iniciativas posibles que contribuyan tanto a la realización de un plebiscito seguro como a las demandas ciudadanas.
En los últimos días, el diputado Flores fue elegido presidente de la comisión que revisará la acusación constitucional interpuesta contra el ex ministro de Salud Jaime Mañalich, por su cuestionada gestión de la pandemia del Covid-19 mientras estuvo en el Gobierno.
En los últimos días, el diputado Flores fue elegido presidente de la comisión que revisará la acusación constitucional interpuesta contra el ex ministro de Salud Jaime Mañalich, por su cuestionada gestión de la pandemia del Covid-19 mientras estuvo en el Gobierno.
Tras su designación a cargo de la comisión, el diputado Flores afirmó que "vamos a asegurar el justo proceso. Este no es un juicio popular, esto es un uso estrictamente reglamentario de una herramienta que tiene la Cámara de Diputados y como presidente de esta comisión investigadora también vamos a dar las garantías a los que acusen y los que defiendan para que puedan expresarse como corresponde".
Ha sido crítico a la gestión del Gobierno y , desde la oposición, ha reclamado unidad y generosidad para salir de la crisis, asegurando que, “no hay otra forma de responder a la legítimas demandas del pueblo si no es con unidad”.
Desde Valdivia, en la región de Los Ríos, contesta nuestras preguntas para Cambio21.
A usted le tocó encabezar como ex presidente de la Cámara el proceso constituyente colocando en tabla la reforma que hoy permite que estemos a días de poder votar en el plebiscito. Ello ocurrió en medio del estallido social. Faltando un mes para que se cumpla un año del llamado despertar, ¿cree usted que ese sentimiento colectivo permanece?
Es claro que la prioridad que le dio la ciudadanía a la necesidad de tener una Nueva Constitución, surge con mucha fuerza desde el estallido social y es tan claro que, a dos días de haberse iniciado y reunidos con el presidente Piñera junto a los presidentes del Senado y la Corte Suprema, invité al presidente de la República a sumarse a este proceso constituyente, pero esa invitación no tuvo eco, ya que el mandatario no acogió esta invitación. Por eso, con el exPresidente del Senado, Jaime Quintana, tomamos la decisión de iniciar el 2+2 el día 29 de octubre de 2019, a más de una semana de iniciarse el estallido. Posteriormente los alcaldes intentaron hacer un plebiscito que no se podía hacer porque no estaba normado, por lo que entendimos que nuestra decisión iba en el sentido correcto: Modificar la Constitución para iniciar el proceso constituyente.
Esto que iniciamos el día 29 con el Presidente del Senado y los dos presidentes de las Comisiones de Constitución, legislación, justicia y Reglamento, hizo que recopiláramos todos los proyectos que esperaban ser tratados. La comisión de la Cámara trabajó a diario en el proceso, luego lo aprobamos en sala y paso al senado teniendo el mismo resultado.
Recordemos que el 16 de noviembre, en un proceso muy rápido de ambas comisiones y cámaras, son invitados todos los presidentes de los partidos políticos a firmar este gran acuerdo nacional. En este contexto, me han preguntado por qué no estuve en la foto, habiendo sido uno de los precursores de esta reforma, y la respuesta es muy simple: no quise estar en la foto porque no fue invitado ningún dirigente social.
Si bien es cierto, el plebiscito del 25 de octubre es la puerta de inicio de un proceso profundamente democrático y absolutamente sentido por la comunidad, contempla además una amplia participación de todos los sectores para que vean reflejados sus sentires, visiones y necesidades en un nuevo marco constitucional, que se va a demorar 1 año y va a cerrase con un plebiscito de salida. No obstante, esto no ha subsumido el estallido social y la respuesta es simple: la desigualdad aún persiste y ha quedado aún más en evidencia con la pandemia, no es lo mismo enfermarse siendo rico que pobre, no es lo mismo teniendo un sistema previsional que solamente queda esperar la atención en el sistema público que sabemos lo saturada que está y, por lo tanto, no es gratuidad sino oportunidad. Creo que si bien hay más conciencia después del estallido social, respecto de la necesidad de terminar con la economía del abuso y de que los empresarios y empresarias no pueden seguir pensando en hacer los negocios como antes, tiene que haber un foco distinto que no permita más abusos, llámese colusiones, sobreprecio, concentración desmedida de la riqueza, pago de impuestos que claramente está desbalanceado, donde los pobres pagan el IVA hasta por respirar y los ricos prácticamente no pagan impuesto ni por las inversiones en la bolsa, ni por la colocación de sus capitales en paraísos fiscales y ahí tenemos un problema que tenemos que resolver y claramente se ha ido generando conciencia en todos los sectores.
Usted ha señalado que el Gobierno lo hizo mal en el estallido social, que lo ha hecho mal en el control de la pandemia, qué llegó tarde con las ayudas económicas y sociales y que también lo hizo mal en el reciente paro de camioneros. A su juicio, ¿cual sería la razón de estos errores recurrentes?
Creo que la gran mayoría del país, arriba del 80% señala lo mismo que yo, que el Gobierno lo hizo mal en el estallido, en el inicio de la pandemia y sigue dando tropezones con las tardías ayudas económicas, que si no hubiese sido por la presión del Congreso Nacional, la verdad no sé dónde estaríamos en este momento, sumado al aumento brutal en el manejo del MINSAL y sin que la gente hubiera recibido una ayuda contundente y menos oportuna de lo que ya era tardío.
Los errores recurrentes son como alguien que se tropieza sucesivamente con la misma piedra y a “pata pela”; este Gobierno es sorprendente en la incapacidad de escuchar y empatizar. Estos dos últimos conceptos son claves para un buen gobierno, pero si a eso le agregamos la falta de autonomía de ministros que probablemente tengan mayor capacidad de lo que finalmente resulta, tal vez hubiésemos tenido mejores respuestas, pero eso no ha ocurrido. Hoy día, objetivamente el Gobierno se ha mostrado como uno de los peores de las últimas décadas.
Muchos sostienen que la pandemia ha visibilizado profundas inequidades en el país y la falta de un Estado realmente a la altura. Coincide?
La pandemia ratificó el agotamiento de la paciencia de la gente y la sucesivas decepciones de la comunidad, a raíz de actos fallidos o francamente delictuales de parte del empresariado, o la institucionalidad publica, tales como las colusiones, los mega fraudes institucionales, los montajes de carabineros, los atropellos a los derechos fundamentales de quienes protestaron en el estallido y la diferencia de trato con los que paralizaron el país durante el paro de camioneros, muestran una respuesta dispar y discriminatoria.
Ya está instalado en la discusión y prioridad pública que Chile es un país desigual y la gente no está disponible para aceptar más postergaciones en la discusión de asuntos tan profundos y estructurales. Cálculos simples del coeficiente de Gini muestran que Chile es uno de los países con mayores niveles de concentración de la riqueza al interior de la OCDE (OCDE, 2019); además, se encuentra por sobre todos sus vecinos directos en América del Sur (Argentina, Perú, Bolivia), de acuerdo a estimaciones del Banco Mundial.
Chile es también el segundo país de la OCDE con la mayor brecha de ingresos entre el 10% más rico y el 10% más pobre, solo detrás de México. Más aún, el Gini de ingresos en Chile, el que se estima en 0,49 para el año 2017 según el Ministerio de Desarrollo Social, se ha mantenido prácticamente inalterado a lo largo del tiempo (era 0,50 en 2006), lo que indica que, pese a que el problema no es nuevo y a que los beneficios de tener una sociedad más equitativa están ampliamente documentados, poco ha resultado los distintos anuncios o intenciones de los últimos gobiernos y esto no se ha reducido.
Es la desigualdad lo que tiene a nuestro país en esta circunstancia, porque difícilmente las familias sostienen mucho más aquello de vivir con el agua hasta el cuello, siendo Chile, sino el más, uno de los tres países con mayor positivo endeudamiento familiar en Latinoamérica.
Frente a lo anterior, tenemos un Estado lento y ajeno producto de un gobierno ineficiente y ausente, que llega tarde con medidas mal diseñadas y a goteo que no benefician ni siquiera a algunas mayorías que lo requieren con urgencia, llámese, adultos mayores, personas en situación de discapacidad o mujeres jefas de hogar.
Lo anterior, pese a que todas las ayudas implementadas a través del Congreso fueron sustantivamente mejoradas.
El Congreso ha logrado subir en cuanto a niveles de aprobación y durante los últimos meses se ha logrado votar una serie de proyectos que responden a las demandas ciudadanas. En otras palabras, el Congreso ha tenido que correr el cerco. ¿Es partidario de modificar el híper presidencialismo en la nueva constitución?
Desde la primera semana en que se tomó el peso al estallido social, tomamos una decisión en la Cámara y esta fue que se iban a buscar todos los proyectos que estuviesen en cartera, comisión o esperando su turno, dado que, si no tienen la urgencia del gobierno, es imposible colocarlos en la tabla para ser tratados, porque el Estado le va poniendo urgencias a sus proyectos y no necesariamente alineados con el reclamo ciudadano del estallido. Lo que hicimos fue comenzar a buscar dentro de los cientos de proyectos que han ingresado por moción parlamentaria, principalmente en los últimos años y que tuviesen relación con respuestas concretas a lo que la ciudadanía nos estaba reclamando. Y así lo hicimos, aumentamos las horas legislativas, comenzamos a tener sesiones nocturnas, disminuimos los tiempos de debate para hacer más productivo el Congreso Nacional, etc.
Tanto los parlamentarios transversalmente, como los funcionarios de la Cámara estuvieron absolutamente disponibles para hacer que el Congreso sea un facilitador y un interlocutor, que intentaba validarse frente al estallido y también un contrapeso político a un gobierno híper presidencialista y absolutamente desconectado de lo que preveíamos de lo que era un estallido, mucho más profundo que una simple reclamación o de lo que el Gobierno interpretó al principio.
Efectivamente corrimos el cerco incluso a riesgo de que en algún momento se nos reclamara de impulsar proyectos que eran inconstitucionales. Ese término tan resbaloso y que en algunas circunstancias debo reconocer que era lo que había que hacer, porque un proyecto tratado por el congreso como inconstitucional no significa que sea un mal proyecto, significa que en un híper presidencialismo sólo el presidente de la República puede iniciar el debate legislativo de un tema en específico, porque está definido que es atribución privativa del presidente, y vuelvo a repetir en un estado tan híper presidencialista deja muy poca “manija” al parlamento para tratar asuntos a los que el Gobierno no le da prioridad.
Durante su presidencia usted tomó contacto permanente con organizaciones ciudadanas y civiles, ¿qué rol deben tener los independientes en la redacción de la nueva constitución? ¿Se puede mejorar aún más la facilidad para que puedan postular como independientes?
No solamente por el estallido social o ser Presidente de la Cámara tomé contacto con organizaciones sociales, lo he hecho toda mi vida. He tenido la fortuna de poder dirigir varias instituciones públicas, privadas e internacionales en Chile y en varios países y siempre he trabajado con la ciudadanía y aprendiendo de ellos, respondiendo a lo que son las necesidades de una comunidad. Eso ha sido un principio fundamental en mi vida laboral y también como ciudadano, de tal manera que lo valioso que la presidencia de la Cámara fue trabajar con las organizaciones, con las asociaciones de funcionarios de distintas institucionalidades públicas, empezando por la propia Cámara de Diputadas y Diputados, con los cuales seguimos teniendo una hermosa relación de trabajo, la verdad es que esto es como la base de un trabajo empático, en conjunto con la propia base social o institucional que en definitiva es la que echa a andar los procesos, y por lo tanto es algo que no solamente practico, sino que además valoro y atesoro.
Jamás cambiaré de actitud, porque hay un convencimiento que las cosas se hacen con la ciudadanía, incorporándola ordenada e informadamente, con metodologías que permitan tomar lo que sienten, necesiten y colocar algunos instrumentos que permitan dar respuestas. No siempre se puede, pero cuando se da una explicación a tiempo, creíble a la ciudadanía, la gente es capaz de entender que los cambios no se hacen por un acto mágico, sino que es un proceso, cuando la gente confía en que se va a hacer el esfuerzo se puede seguir trabajando con mucho más orden y comunión, de lo que se ha venido viendo en el país en los últimos años.
En los próximos días en la Comisión de Constitución se va a tratar un nuevo proyecto que plantea rebajar el umbral de las firmas requeridas para poder postular, esto es del 4% -que fue lo que finalmente se votó dado la imposibilidad de conseguir los votos de la derecha para tener el quórum necesario- a un 2% que es lo que hemos dicho del principio, considerando los votantes de la última elección en cada distrito. Esperamos que ahora se haga justicia con los independientes y no se les obligue a tener que subsumirse en partidos políticos tradicionales cuando ellos quieren postularse como independientes y así debe ser.
Paralelamente a la agenda vinculada a la pandemia, las elecciones ya están prácticamente encima, comenzando por el plebiscito. Cuál cree usted que debe ser la conducta que debe asumir la oposición? Qué liderazgos se necesitan?
Sin ninguna duda este es, creo yo, el asunto más importante que debe preocupar a la oposición hoy día, y no tiene que ver con una cuestión de triunfo electoral de un partido u otro., sencillamente se trata de cómo salir de una reclamación social que tiene raíces mucho más profundas de lo que siquiera pudimos observar al principio del estallido. La pandemia ratificó una serie de otras desigualdades y además tenemos una complicación económica y no se ve un horizonte claro en la cercanía; por lo tanto, vamos a tener un país deprimido económicamente, una gran cantidad de desempleados, un estallido social que muestra que efectivamente somos un país que tiene problemas estructurales en términos de justicia social, de equidad, de promoción, de oportunidades a los jóvenes, de respuesta a los adultos mayores., etc.
Por lo tanto, no es baladí que el próximo Gobierno que asuma sea un Gobierno con capacidad y sustento político tal que permita juntar a la gran mayoría de la comunidad nacional tras un protocolo común, y esto va mucho más allá del éxito o fracaso de un partido político en particular. Esto obliga a que nuestros líderes partidarios entiendan de una vez por todas que los personalismos, que la "jugada corta y rápida" para poner un titular o sencillamente para ver cómo quedamos "mejor parados" dentro del propio partido- cualquiera sea- con alguna frasecita simpática o un anuncio novedoso, solo muestra una falta de seriedad con la que debemos enfrentar en futuro cercano.
No son elecciones cualesquiera, no es un proceso de elegir autoridades en un país tranquilo. Las próximas autoridades de verdad van a tener que conducir en un mar muy agitado y hay que tener no solamente la muñeca firme para conservar el timón rumbo al objetivo trazado, si no que además hay que hacerlo con la ciudadanía, y eso requiere un esfuerzo gigantesco pero especialmente que la gente crea en sus gobernantes, y eso creo que yo no tiene ninguna otra posibilidad si no es con la unión de la mayoría de los partidos políticos y esto es la actual oposición.
Por favor presidentes de los partidos guarden las calculadoras y dejemos de lados los egoísmos, envidias y las pequeñeces., este es el momento de las grandezas. Chile no nos va a perdonar si no podemos - desde la oposición - presentar respuestas concretas, amplias y posibles que nos juguemos para poder implementarlas.
Qué le parece que antes de definir incluso si habrá primarias o no y que tipo de si va a haber o no primarias ya se estén cuestionando a algunos candidatos.
Independientemente de lo legítimo que pueda ser tener aspiraciones presidenciales como candidato a presidente de la República o del partido., la verdad creo que es tremendamente inoportuno, el foco hoy debe ser ganar el plebiscito. Eso ahora debe ser nuestra principal preocupación como oposición, tener un resultado contundente en el apruebo y prepararnos con las mejores personas de distintos ámbitos que representen efectivamente a la ciudadanía en el proceso Constituyente y reflejados en una nueva constitución.
No obstante, si ya hay candidatos dando vueltas, creo que lo peor es ningunearlos, menospreciarlos o intentar chaquetearlos. Creo que en la oposición no debe haber más tensiones, lo único que debe haber es intentar reunirnos y construir una propuesta y base común, y en eso nadie sobra, absolutamente nadie.
Jamás estaré de acuerdo en que apriori se intente ningunear a algún candidato. Insisto si, que esto es inoportuno antes del plebiscito.
Hoy la política está cuestionada por la ciudadanía
Aun considerando un escenario optimista, en cuanto a unión de la oposición, cree usted que se logrará acercar posiciones con una ciudadanía que desconfía de la clase política?
Hay que tener conciencia que el ejercicio político, tanto de la persona como de los partidos, hoy está altamente cuestionado por la ciudadanía, pero no hay de otra., es el escenario que tenemos y lo que hay que hacer es simplemente actuar con honestidad y transparencia e intentar transmitirle eso a la gente. Ya no hay más jugarretas, hoy Chile cambió y los políticos debemos cambiar y actuar en consecuencia.
Por lo tanto, la única manera de tener mejor política y de corregir los problemas de la política es con más política pero mejor política., y en este contexto hay que hacerle ver a la ciudadanía que los errores cometidos no se pueden volver a dar., y que quienes estamos en política debemos hacerlo efectivamente para poder dar respuestas a un país que tiene una tremenda potencia desde el punto de vista de su capital, de su cultura y de sus recursos naturales, a los que hemos irrespetado, pero que hay que volver a empezar. Así como estamos aprendiendo a convivir como ciudadanos, de una manera distinta producto de la pandemia, en política es algo similar. Tenemos que empezar de nuevo y aprender a relacionarnos de una forma diferente entre los políticos, y entre los políticos con la ciudadanía.
Creo que hay que pedirle tiempo a la ciudadanía, confianza y restablecer esa relación para comenzar a construir de allí, con la ciudadanía. Hay que dar testimonio, ser consecuentes y creíbles, sólo así podremos ir recuperando ese especio que la política nunca debió perder como conductora de la comunidad.