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General Hugo Salas: Muere uno de los más grandes criminales de la dictadura. Pinochet le habría dado la orden de asesinar a doce jóvenes en menos de ocho horas...y lo hizo

Este jueves se conoció la muerte del general de división del Ejército de Chile, Hugo Salas Wenzel, quien cometió graves violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet.

A sus 85 años y por múltiples patologías, el ex general falleció ayer en el Hospital Militar de Santiago, tras haber estado hospitalizado cerca de un mes.

El juez y ex ministro de la Corte Suprema, Hugo Dolmestch, obtuvo la confesión de la gran mayoría de los implicados, sin embargo, Salas Wenzel nunca confesó quién ordenó éste operativo.

Al igual que Manuel Contreras, el ex militar murió cumpliendo pena, siendo el único general condenado a cadena perpetua.

Quién fue este criminal

Hugo Iván Salas Wenzel llegó a ser general de división del Ejército de Chile. Cometió gravísimas violaciones de derechos humanos durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Fue juzgado y condenado a cadena perpetua en agosto de 2007​ por su participación en la llamada Operación Albania para los criminales que cometieron esos delitos o Matanza de Corpus Christi para los familiares de doce jóvenes asesinados en la comuna de Recoleta en menos de ocho horas.

Salas Wenzel era director de la CNI, la policía política de la dictadura.

En la matanza de esos jóvenes en 1987, perecieron 12 miembros del opositor Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). 

Durante esos años, este organismo estuvo implicado en varios graves delitos, pero el más macabro fue la citada Operación Albania, en cuyo marco se produjo la Matanza de Corpus Christi (15-16 de junio de 1987), cuando 12 frentistas fueron asesinados.

El 29 de octubre de 1999, los generales (r) Salas Wenzel y Humberto Leiva fueron acusados por este crimen, el primero de ser el autor del crimen y a Leiva, subdirector de la CNI en 1987, de encubrirlo.​

En enero de 2005 Salas Wenzel fue condenado a cadena perpetua por su papel en la matanza y otros 14 agentes de la CNI (entre los que no se encontraba Leiva) recibieron penas que van de los tres a los quince años de cárcel. Los sentenciados apelaron, pero en agosto de 2007 la Corte Suprema de Chile sostuvo las condenas, en particular la de Salas "como autor de 5 homicidios simples y 7 homicidios calificados".​ Las familias de las víctimas recibieron una compensación financiera por parte del gobierno chileno.​

Salas estuvo primero recluido en el penal de Punta Peuco, en la comuna de Til Til, y después fue trasladado al Cordillera, en Peñalolén, donde compartía la cabaña n.º 5 con el general (r) César Manríquez Bravo y el teniente coronel (r) David Miranda. Cuando esta cárcel, catalogada como de cinco estrellas por las excelentes condiciones que en ella habían, fue clausurada a fines de septiembre de 2013, fue llevado nuevamente a Punta Peuco, donde quedó instalado en un módulo. Punta Peuco ha sido criticada también por la situación de privilegio en que viven los internos, en comparación al resto de los complejos penitenciarios chileno.

Crímenes y montajes

Pinochet había sufrido un atentado en el Cajón del Maipo y había salvado ileso. En 1987, la CNI, que reemplazó a la DINA, el máximo organismo represor organizó varios operativos que fueron caratulados como "enfrentamientos", lo que finalmente fueron todos desestimados por la justicia.

Tras el intento de asesinato de Augusto Pinochet en 1986, como venganza, la CNI logró determinar las identidades de los principales líderes del FPMR y realizó esta operación criminal, liderada por Alvaro Corbalán Castilla, ex jefe operativo del órgano de la dictadura, para acabar definitivamente con el grupo.

La matanza comenzó en un barrio residencial de la comuna de Las Condes, con la muerte de Recaredo Valenzuela Pohorecky.

Posteriormente, la CNI eliminó en la calle Varas Mena, en la comuna de San Joaquín, a Patricio Acosta Castro, Juan Henríquez Araya y Wilson Henríquez Gallegos, mientras que en la Villa Olímpica fue ultimado Julio Guerra Olivares.

En tanto, otros siete frentistas fueron asesinados en un inmueble abandonado de la calle Pedro Donoso, en Recoleta: José Valenzuela Levi, y Esther Cabrera Hinojosa, Ricardo Rivera Silva, Ricardo Silva Soto, Manuel Valencia Calderón, Elizabeth Escobar Mondaca y Patricia Quiroz Nilo. Estos siete jóvenes fueron llevados a ese lugar, todos juntos, ya que habían sido detenidos y torturados horas antes. Los juntaron en distintos dormitorios y los asesinaron a sangre fría, realizando un montaje, señalando que fue un enfrentamiento, que la prensa de la época, lo mostró como un "verdadero enfrentamiento". 

Todas estas acciones por orden de Hugo Salas Wenzel. 

Un agente de la CNI, capitán Iván Quiroz, asegura que horas antes de los crímenes, Salas Wenzel se reunió en La Moneda con Pinochet, quién le dió carta blanca o visto bueno para cometer esos graves delitos.

Quiroz asegura que estaba en la oficina del mayor de Ejército Alvaro Corbalán, jefe operativo de la CNI y jefe de esos hechos criminales, quién en una conversación teléfonica con Salas Wenzel le dijo "a su orden mi general. Será cumplido inmediatamente".

Y Corbalán le dijo enseguida al propio Quiroz que ubicara agentes y armas y llevara a cabo los crímenes.