Oh I'm just counting

Grave denuncia de amantes y criadores de aves: Una extraña y rara incautación de aves legales

Por Mario F. López

Hace algo más de un mes, varios criaderos y casas fueron allanadas en acción conjunta del SAG, Aduanas y la PDI. Sin permitirles acreditar mediante certificados legales su tenencia lícita, les incautaron sus aves. Muchos de ellos son criadores autorizados por el SAG.

Una noticia publicada un mes después de los hechos, dio cuenta también de una incautación, esta vez de pájaros de contrabando, según Investigaciones. “Es imposible que sean nuestras aves”, aseguran y muestran sus certificados de origen. Hasta hoy se niegan a decirles dónde las llevaron.

Durante días se desarrolló en el más completo hermetismo, una operación represiva en contra de diversos criaderos, lugares de exhibición y diversos tenedores de aves en la zona central del país. Aunque la autoridad reconoce haber incautado solo 300 aves “ilegales”, lo cierto es que los criadores y cultores de este hobby reclaman que son cerca de mil las especies incautadas y que claramente no son todas ellas ilegales, pagando justos por pecadores.

A la casa de Andrés, un criador incluso autorizado por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), llegaron de improviso hace cuatro semanas, en la tarde, dos inspectores del SAG acompañados de personal de Aduanas y de la PDI (Bridema). Traían una orden amplia y allanaron no solo su criadero sino que además su casa. Juan asegura que exhibió los certificados que acreditaban el origen de las aves y que estas estaban anilladas. “Poco los importó a los funcionarios que, sin revisar las anillas porque no entraron a los jaulones, se las llevaron igual, incluso se llevaron jaulas y comida, no dejándome saber dónde las llevaban. No solo eso, me detuvieron y llevaron a ‘ficharme’ por contrabando”. 


Arbitrario e ilegal

Cambio21 tuvo acceso a la orden y al certificado de incautación. También a los certificados que demuestran su origen legal. El caso de Andrés no es el único, al menos siete personas, documentos en mano, demuestran que sí cumplían con la ley. “Incluso algunos ni siquiera sabían distinguir un loro argentino de un guacamayo”, señala otro amante de las aves. “Somos personas serias, el SAG nos fiscaliza, todos los semestres debemos dar cuenta de la existencias en nuestros criaderos y allí siempre estuvieron esas aves”, señalan a nuestro medio, demostrando los documentos con timbre del SAG visándolos.

Los relatos son coherentes aunque algunos de ellos no se conocen entre sí. Todos fueron “fichados” sin contar con una orden judicial para hacerlo, siendo detenidos por horas y sin que se les permitiera mostrar los certificados de origen o de comparar estos con las anillas de las aves. En los casos en que los anillos no eran cerrados, como hoy dispone la normativa del SAG, poco importó que las aves fueran adquiridas con anterioridad a 2015, fecha de la modificación del Reglamento de la Ley de Caza. Lo que más les llamó la atención fue el maltrato que manifiestan haber sufrido. 

Cambio21 contactó al SAG y al Servicio de Aduanas Metropolitana sin que se le entregara información acerca del destino de las aves. Los dueños de las especies incautadas (y con certificados que acreditan su origen), tampoco saben qué sucederá con ellos, pues la mayoría no ha sido citado al SAG ni a algún tribunal competente. Incluso algunos han debido a través de abogados a tribunales para conocer el destino de las aves y la eventual existencia de acciones para poder defenderse y acreditar que no son delincuentes.



La extraña noticia

Hace solo unos pocos días, apareció en El Mercurio y en un canal de televisión, la noticia que la PDI había incautado aves ilegales, “como parte de un operativo policial dirigido por la Interpol realizado en 92 países para combatir el tráfico ilícito de especies silvestres, se incautaron más de 300 aves exóticas y nativas en la Región Metropolitana”. No solo eso, la noticia aseguraba que las aves fueron encontradas dopadas y con sus alas cortadas, escondidas en botellas de plástico, cajas pequeñas y hasta en tubos de PVC, transportadas al interior de vehículos particulares que intentaban internarlas al país.

La noticia daba cuenta que “Existe un mercado fraudulento. Nunca en Chile se habían incautado especies ‘Cites I’. Del 100 por ciento de los animales que ingresan de manera ilegal, no más de un 10 por ciento sobrevive”, de acuerdo a lo que habría informado un funcionario policial. También aseguró que los antecedentes estaban en manos de la Fiscalía y que se encontraban “a la espera de una orden de investigar para determinar si existen o no bandas detrás de esos ilícitos”.

“Ciertamente no se pueden referir a nosotros –señala Carlos, otro criador autorizado por el SAG y que fue objeto de requisa de sus aves-, ellos visitan nuestros criaderos, revisan nuestras jaulas que son de las medidas que ellos mismos sugieren e incluso supervisan la alimentación y cuidados”, al momento que exhibe un certificado de fiscalización sin reparos timbrado por el organismo estatal. “La noticia huele a justificación porque se ‘mandaron un condoro’ y no saben cómo salir de esto”, asegura Carlos.



¿Dónde están las aves?

Un hermetismo se mantiene hasta hoy, el destino de las aves y su actual estado. Los rumores dan cuenta que ello se debe a que algunas habrían muerto por mala manipulación de alimentos y cuidados, o que una jaula cayó desde el vehículo que las transportaba, atropellándola y dando muerte a los pájaros en su interior. Otros aseguran que es un negocio, pues esas aves al ser proveniente de criaderos o haber nacido en cautiverio legal son susceptibles de reproducirse “y quien las tenga lo puede hacer a su beneficio”, afirman.

Convencidos que la noticia aparecida en los medios de manera tardía en relación a la incautación de que ellos fueron objeto, no es más que una excusa, aclaran que tener aves “Cites” no es ilegal, mientras se posea el certificado de origen legal y (a partir del 2015) tenga puesta una anilla con datos que la identifiquen. También reproducirlas y canjearlas, venderlas etcétera, pero para eso se requiere ser criadero autorizado por el SAG, lo que la mayoría de los denunciantes acredita ser, documentos en mano.

“¿Qué van a hacer si se les mueren aves por mal manejo o enfermedad?”, se preguntan, mientras alistan no solo sus defensas ante las acusaciones que estiman injuriosas, sino que además las acciones judiciales para reclamar por los perjuicios sufridos. “Incluso mostraron en la TV mi casa, qué se han imaginado, soy una persona digna, decente y no tienen derecho de denigrarme como lo hicieron, me trataron como un verdadero delincuente y mire, aquí están los papeles legales”, dice Juan y muestra los certificados.

“Todos estamos en contra del tráfico ilegal, las aves nuestras ingresaron a través de Aduanas, estuvieron en cuarentena en el SAG, ellos las conocen, entonces no se entiende por qué han actuado así. Quizás quieren recuperar impuestos por las transferencias o implementar una especie de ‘Ley Cholito’ con las aves, está bien, pero era innecesario este show”, reclaman al momento que piden “perseguir a los verdaderos delincuentes y no a personas que cumplen la ley como nosotros”, aseguran, a la vez que dicen haber sufrido un “verdadero portonazo” con sus aves.

Un detalle no menor. Las imágenes que muestra la televisión con aves en botellas y se difundieron por los medios que no verificaron la veracidad de la nota, son de muchos años atrás y no pertenecen a Chile. Fue una puesta en escena para engañar y justificar esta arbitrariedad.