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Hacia una nueva gobernanza para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030. Por Abdessamad Sekkal presidente Organización de las Regiones Unidas

El camino hacia la consecución de los objetivos de la Agenda 2030 está resultando más largo y peligroso de lo esperado, sobretodo porque la pandemia de COVID-19 ha ralentizado el proceso en general y agravado determinados aspectos. Efectivamente, con sus repercusiones sanitarias, económicas, sociales y políticas, el coronavirus ha dificultado cada vez más la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS), al tiempo que amenaza los logros alcanzados satisfactoriamente.
 
El proceso de implementación de la Agenda 2030 de Naciones Unidas debe renovarse ahora, para construirse de manera diferente, apoyándose en herramientas innovadoras y métodos de gobernanza multinivel, como parte de una nueva pedagogía de compartir y co-construcción.
 
Este proceso no solo exige una perfecta convergencia entre múltiples componentes, sino esencialmente la traducción de sus orientaciones en forma de visión y acciones integrales de desarrollo implementadas a nivel territorial. Para ello, la escala regional podría constituir la escala más adecuada para la implementación de estos programas de desarrollo.
Esta dimensión territorial, donde la escala regional juega un papel central, permite desarrollar una visión y un proyecto de desarrollo, traduciendo sus principios y contenidos en acciones concretas con impactos directos y positivos en las poblaciones. Y todo ello, al dar un contenido efectivo y operativo al principio de subsidiariedad, garantizando la proximidad y participación de los ciudadanos en el proceso de toma de decisiones.
 
En efecto, es innegable que las políticas nacionales que siguen dominadas por el enfoque sectorial resultan más relevantes si forman parte de un espacio geográfico, social y económico más restringido y coherente que el conjunto nacional. La movilización en torno a políticas que afectan a varios ámbitos de intervención es fácilmente más factible a nivel regional, lo que garantiza una participación más amplia y activa de los distintos actores.
 
En un contexto mundial tan singular, es más importante que nunca redoblar los esfuerzos para lograr los objetivos de la Agenda 2030 extrayendo lecciones de esta crisis de salud sin precedentes. Así, seguimos convencidos de que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible no permitirá una transformación positiva para los ciudadanos y el planeta, sin la participación efectiva de los gobiernos intermedios y su apropiación por parte de los ciudadanos.
 
Del mismo modo, y examinando las repercusiones de la actual crisis sanitaria mundial, es más que necesario aumentar la resiliencia de los territorios asegurando un enfoque integrado de los sistemas de producción locales para reforzar su resiliencia y apoyar las estrategias de adaptación.
 
También es fundamental prestar especial atención al acceso de los ciudadanos a los servicios básicos, ya sea en términos de medios de transporte, abastecimiento de agua potable, seguridad alimentaria y agricultura, también urbana; sin olvidar la salud, la educación y la formación para una mejor resiliencia….
 
Siendo así, las regiones y los gobiernos intermedios se ubican hoy en el centro del proceso de gobernanza y desarrollo sostenible de los territorios. Su rol, sin embargo, no está plenamente asegurado, particularmente en las regiones de los países del sur donde el proceso de descentralización no ha tenido éxito.
 
Además, los gobiernos intermedios están hoy a la vanguardia en la lucha contra los efectos adversos del calentamiento global, que creemos es un factor determinante para lograr objetivos sostenibles. Las constataciones diversos países del mundo son más que alarmantes y exigen medidas de emergencia para frenar el calentamiento global que, a través del aumento de los desastres naturales, tiene un impacto considerable en la implementación de otros objetivos de desarrollo sostenible íntimamente ligados a este aspecto.
 
Dicho todo esto, aprovecho la oportunidad para saludar el considerable trabajo realizado por las Regiones del Mundo y, en particular, las Regiones que son miembros de nuestra red. También queremos felicitar a Chile por haberse implicado en una reforma constitucional que incluye un importante proceso de descentralización. Gracias al diálogo que hemos mantenido durante años con nuestros compañeros de ANCORE, la Asociación Nacional de Consejeros Regionales, seguimos de cerca este proceso en su país. Chile es, en muchos sentidos, uno de los países más dinámicos de América Latina, y creemos que también será un referente con este nuevo modelo de gobernanza que surgirá de la nueva constitución.