Por Mario López M.
El gobierno, como ningún otro desde la vuelta a la democracia, ha contado con una oposición tan confundida y dividida que no atina a ser contralora ni fiscalizadora de los actos de La Moneda, espacio propicio para hacer una gran gestión.
Sin embargo, son tantos los errores no forzados que ha cometido el propio Presidente como la mayoría de sus ministros que a “pesar de correr solo” sigue bajando puntos en la ciudadanía: La economía no avanza, aumenta el desempleo “real” y nadie sabe para dónde va Chile Vamos.
A la propia Cadem, la encuestadora afín a Piñera que permanentemente distorsionaba datos para favorecerlo, no le ha quedado otra que reconocer que el Mandatario derechista está obteniendo la aprobación más baja durante su segundo mandato.
Las razones son múltiples y no solo como consecuencia de las desubicadas de sus ministros estrellas, sino que también por hechos propios de su gestión, como el cierre de grandes industrias, el desempleo de miles de chilenos, una pésima política en seguridad pública, un fiasco en La Araucanía y un comportamiento personal muy alejado de la importancia de su cargo, como el corte de pelo a una Intendenta de su gobierno.
Que la señora Karla Rubilar lo haya “justificado”, hace recordar a las mujeres abusadas por sus maridos o parejas que tras una golpiza le explican al juez que “se lo merecían” por no haber tenido la comida a tiempo o limpia la casa. Esos hechos, abusivos y repudiados por la ciudadanía, cada vez más empoderada de sus derechos y harta de despotismos, le han costado pérdida de credibilidad y hasta “vergüenza” en muchas personas que lo apoyaron.
En la rodada
Al menos 5 puntos reconocen que cayó Piñera y que aún más estrepitosa fue la caída de su gabinete, el que cayó 8 puntos, según la última edición de la encuesta Cadem. Es más, a regañadientes reconoce que la desaprobación a la gestión de gobierno creció, de tal modo que la aprobación a la gestión de Piñera se ubicó en su nivel más bajo en el actual mandato, mientras que el rechazo se puso en lo más alto desde marzo. La franca caída va -según Cadem- del 60% de apoyo a Piñera registrado el 15 de junio a un 49% esta semana. A los ministros se le redujo en 8 puntos, hasta el 35%, mientras que su desaprobación se alzó en 20 unidades, hasta el 55%.
Gerardo Varela, de Educación, es quien cuenta con el mayor nivel de rechazo ciudadano, un 74% lo reprueba, mientras solo el 22% apoya su labor. Otro que también es sancionado por la ciudadanía es el titular de Salud, el autor del polémico reglamento del aborto que fue rechazado por ilegal por la Contraloría, Emilio Santelices, que registra un rechazo del 58%.
Sume al ministro Hernán Larraín de Justicia, autor de la frase que dio lugar al “neteo”, consistente en equiparar con jueces de derecha los tribunales de justicia, llega apenas a un 49%. Y eso que Valente no alcanzó a ser medido tras su desafortunado llamado a invertir en el exterior.
El ministro del Interior y primo de Piñera, Andrés Chadwick, dijo en revista Caras, que “Hay que ser más razonables y no generar expectativas que después te pasan la cuenta; hay que ser más humilde porque gobernar es muy difícil”, en medio de las críticas de soberbia gubernamental. Mal que mal han recibido críticas fuertes no solo de la oposición, sino que, de sus propias filas, como la expuesta por el senador Francisco Chahuán (RN) que tildó de inepto al gobierno o las de RN que dijo que se trataba de políticas populistas las implementadas en algunas áreas por parte del Ejecutivo.
Las disputas internas
Al interior de Chile Vamos y del propio gabinete las relaciones no son de las mejores, reconocen fuentes de La Moneda. Y de ello da cuenta la reciente y sorprendente reacción de la exministra y exsenadora Lily Pérez, quien puso a la ministra de la Mujer, Isabel Plá, en la misma canasta que sus colegas de Educación y Economía, señalando que sus dichos alabando a la ex Presidenta Bachelet son un “error político” que dañan a Sebastián Piñera. Las declaraciones de Plá causaron irritación en la derecha.
Plá había dicho que “La Presidenta Bachelet es la mujer más importante en la historia de Chile”, justo cuando Cadem había publicado que “Cecilia Morel era la mujer más influyente de Chile”. Tremenda quitada de piso a la Primera dama que no pasó inadvertida en la derecha y la primera que salió a blindar a Piñera y su gobierno fue la defenestrada en diversos cargos por esta misma administración, la exsenadora Lily Pérez, quien junto con criticar los dichos de los ministros Varela y Valente, le dio en el suelo a la ministra Plá.
“Creo que estas frases de ministros del gobierno son un “error político” que causa un impacto negativo en el sentido de que acaparan la agenda mediática y que tapan o pasan a un segundo o tercer lugar la agenda económica y social del gobierno que es muy importante (…) es un error bajarle el perfil a estas frases diciendo que son una ‘anécdota’, porque estas frases generan realidades y generan tanta realidad, que han hecho crecer la desaprobación al gabinete en 20 puntos y cinco en relación al Presidente (...) es inevitable que al Presidente Piñera le están llegando a él personalmente los desaguisados o desaciertos de algunos de sus ministros”, dijo.
No hay cambio de gabinete
A pesar de andar a los tumbos, Piñera descartó cambiar gabinete: “Un presidente está siempre evaluando a sus ministros, naturalmente, pero no vamos a hacer un cambio de gabinete por una palabra más o menos, aunque pueda ser no la más afortunada del mundo”, dijo. Durante las últimas semanas los comentarios obligados de pasillos en las sedes de los partidos de Chile Vamos, el Congreso y en la propia casa de Gobierno, han sido las salidas de libretos de los ministros y el costo que esto está teniendo para la administración de Piñera.
Más de alguno incluso se atrevió a reconocer que al menos serían tres los ministros que “no pasarían agosto”, lo que el reciente desmentido presidencial descarta. Varela, Valente y el ministro de Salud, Emilio Santelices (quien suma conflictos de interés con Sonda) , pareciera si pasarán el crudo mes, a pesar de las tensiones que han provocado a La Moneda y en la derecha. Quedaron blindados y bien blindados, pero solo a nivel presidencial -obviamente el más importante, tratándose de ministros que dependen de su exclusiva confianza-, no así en los partidos de gobierno que reconocen que “los desafortunados traspiés” de los señalados ministros, terminaron por agotar la escuálida línea de crédito con que contaban, sobre todo porque ninguno de los tres es un ministro “con historia partidaria”.
Para los partidos de la coalición de gobierno, la tarea de sacarlos, está perdida. Así pareció evidenciarlo el presidente de RN diputado Mario Desbordes: “El Pdte. Sebastián Piñera ya tomó la decisión de mantener a los ministros, él es el que resuelve aquello. Hay que pensar en la gestión en que están y hasta ahora ha sido positiva. Conversaremos con cada uno para que su trabajo sea cada vez más fructífero”, dijo.
Chile NO Vamos
Chile Vamos y el gobierno están entrampados en luchas de poder, cargos y hasta orientaciones que deben tener ciertas políticas públicas. No hay que ser pitonisos para percatarse que continuas intervenciones públicas de algunos de sus personeros evidencian una fuerte y creciente tensión en la coalición de gobierno que ha alcanzado a sus propios ministros, una especie de “bomba de tiempo” cuya explosión ha sido postergada -en parte por la desidia opositora-, durante los casi cuatro meses de gobierno. El tema es, ¿cuánto más podrá aguantar sin que explote y las esquirlas sigan alcanzando a Piñera? Bajar en aprobación ciudadana, producto de sus propios errores, como lo reconoce la encuestadora gobiernista, debiera llamar la atención de La Moneda, más preocupada de reinstalar las piñericosas.
Nadie duda que la diversidad de la derecha, desde la conservadora UDI hasta la progre Evópoli pasando por la republicana RN, es tan fuerte como la que hubo en la anterior coalición de gobierno, que reunió desde demócratas cristianos hasta comunistas, con claras visiones de vida y del quehacer político distintas. Sus agendas se diferencian en cuestiones valóricas a lo que se han sumado conflictos de poder que han recorrido todo el país, ante la mirada somnolienta de La Moneda que ni siquiera ha actuado como árbitro.
Postergar la necesaria claridad del hacia dónde vamos, ha generado una inacción irritante al interior del gobierno. “No existe hoy en la derecha un correlato de ideas que se pueda oponer a la agenda progresista, y da la sensación de que el Ejecutivo está aguantando los embates a través de una concesión progresiva y gradual, cediendo poco a poco, para no quedar mal con nadie, como si faltara el suficiente carácter para discrepar de la opinión de las ‘mayorías’ de Twitter”, reconoce el columnista Guillermo Pérez Ciudad.
Cuando las vacas son gordas, nadie repara mucho en los problemas. Cuando Piñera estaba al alza, todos callaban las diferencias alineados tras el Presidente. Sin embargo, ahora que las vacas parecen enflaquecer, afloran las disputas y de eso se fija la ciudadanía. Si las palabras de Chahuán que llamó a sacar a patadas a una ministra por inoperante causaron revuelo, las del senador Manuel José Ossandón -que llegó a decir que el ministro de Educación dejaba cagada tras cagada-“, no dejaron de impactar en la derecha y ello porque el parlamentario había sido el mejor socio de Piñera estos meses con su agenda de “derecha social”.
Esa misma derecha social que lucha con una contradicción vital, preservar las granjerías de las cuales siempre ha gozado, incluida una laxa justicia que los diferencia beneficiándolos, o abrirse a una agenda verdaderamente social que siga el camino de igualdades y derechos sociales. Difícil disyuntiva de la cual muchos en la derecha o quizás toda ella, no saldrá bien parada. La derecha comparte una ambición de poder y de proyectarlo más allá de este gobierno. Desgraciadamente para ella no existe una sola derecha que comparta una única agenda desde lo valórico a lo político.
Por el contrario, las luchas intestinas que se han desencadenado a nivel país en cada gobernación, Intendencias o seremías, va horadando el respaldo y las expectativas ciudadanas. Si a ello se suman horizontes oscuros en materia económica, muy lejos de las expectativas creadas durante la campaña, la soberbia, que ha sido nuevamente signo del gobierno y los poco pulcros ministros de Estado, el panorama no es nada de alentador.
Corren solos y llegan terceros
Así lo dijo el “ideólogo” de los discursos de Sebastián Piñera, el ex militante del MIR Mauricio Rojas, quien ve “a la oposición bastante desconcertada; diría más, estamos jugando solos”, reconoció quien se ha preocupado de dar “narrativa” al gobierno y a Piñera en especial con conceptos del progresismo y cuyas banderas intenta arrebatar: Solidaridad, inclusión, igualdad de oportunidades y otros conceptos están permanentemente en el discurso presidencial, al punto de irritar a la propia derecha que asegura que se gobierna con ideas de izquierda, como denunció Evopoli.
Francisco Vidal exministro y vicepresidente del PPD, señaló a Cambio21, “la oposición todavía no podemos dar con el tono de la unidad y eso hace que Rojas hable de que ‘bailan solos’, pero al bailar solos, en mi opinión, cometen errores que los han llevado a los errores que da cuenta la encuesta Cadem”.
Para Vidal, esto se va a agudizar cuando el gobierno y la derecha presenten los proyectos de cambio estructural a lo que hizo Bachelet. Y la primera prueba va a ser la propuesta de reforma tributaria de Piñera. Ahí se van a encontrar, creo yo, con una oposición unida en torno a la defensa de la Reforma tributaria de Bachelet, esencialmente en dos componentes: el volumen a recaudar y la progresividad para recaudar”.
“Eso lo explica todo”
“Hasta ahora -reflexiona el dirigente del PPD-, en estos 4 meses más bien lo que ha hecho el gobierno es administrar, con algunas iniciativas muy buenas que lamentablemente Bachelet no las hizo, como el cambio del alto mando de Carabineros, como ordenar el tema de la inmigración, pero eso es secundario para un gobierno de derecha, porque lo que la derecha quiere, como cuando hablan con franqueza el presidente de la Sofofa o el de la CPC, es que se bajen los impuestos a ellos. Entonces la primera prueba de verdad y donde van a tener que bailar dos, como en el tango, es la propuesta de reforma tributaria de la derecha”.
Por su parte el senador Rabindranath Quinteros (PS), señaló a Cambio21 que “como este señor se las da de ‘ideólogo’ del Presidente Piñera, ahora me explico todo lo que está pasando en el gobierno, porque si él dice que están jugando solos, no veo por qué el Presidente se afana para que asistamos a Comisiones extra Congreso, quiere decir que él no se siente jugando solo”.
“En segundo lugar indica a nuestro medio el senador socialista-, la verdad es que no le doy mayor importancia a lo que dice este señor, porque siempre la gente que ha pertenecido a un movimiento o a un partido y que después por obra y gracia del Espíritu Santo se cambia, son los peores y no nos olvidemos que este señor fue mirista y hoy día aborrece todo lo que huela a izquierda”.