Por LUIS CASANOVA R.
“Más vale tarde que nunca”, dice el refrán. Por lo mismo, el periodista y abogado Juan Carlos Villalta agradece el galardón que recibió de sus pares, aunque dice que llegó después de su momento estelar.
Como sea, no se siente un referente, toda vez que para él importa más el trabajo y la dedicación que las regalías.
Durante el diálogo con Cambio21 no rehuyó los cuestionamientos, pero descargó sus sospechas tras la encuesta que se realizó justo en medio de la millonaria venta del Canal del Fútbol. Como para pensar que la crítica del “Caco” sigue vigente.
“Tú soltai la presa”
- ¿Cómo lo pilló la entrega del premio nacional? ¿Se lo esperaba?
- Mira, a la edad que tengo (74) yo pensaba que se me había pasado el tren en cuanto a premios se refiere, sobre todo porque veía que los que lo habían recibido antes, en muchas oportunidades, no tenían mucho nombre y eran bastante más jóvenes. Entonces, creía que efectivamente lo que se premiaba era el gran momento de un periodista cualquiera que fuera la edad que tuviese. Pensaba que este reconocimiento pudo haberme llegado antes, que es cuando provoqué más estruendo y estaba más vigente. Pero si llegó a la edad que me llegó, uno tiene que asumir que llegó más que nada por decir: “oye, chuta, han pasado los años y hay tantas cosas que ha hecho el ‘Caco’, así que acordémonos de él”. Así que se trata de una connotación diferente. Si se recibe más joven es distinto. Más joven, tener una estrella más para una carrera que se está proyectando, produce una fuerza mayor. A mis años ya no agrega nada, sino que retrocede hacia atrás para ver qué hecho para merecerlo.
- ¿Y cuál fue ese momento estelar?
- Cuando entré a Megavisión y fui comentarista o antes panelista de “Círculo Central” o al irrumpir con un estilo periodístico crítico y bastante de enfrentamiento, donde tuve discusiones con muchos entrenadores. Tenía más fuerza mi discurso entonces. En cambio ahora, de tanto repetirse, parece estar gastado (ríe).
- Esas peleas con Luis Santibáñez (fallecido exentrenador de la selección chilena) fueron legendarias. ¿Cómo se recuerdan esos tiempos? Ahí aparece Eduardo Bonvallet, que fue odiado y querido en el medio, y se marca un contrapunto.
- Sí… una vez Eduardo me dijo: “tú no tienes idea cómo yo, cuando te escuchaba, sentía que eso era lo que tenía que hacer. Pero había una diferencia entre tú y yo: soi bastante cobarde y soltai la presa. Yo no la suelto”. Y eso constituía para mí un halago por un lado, pero una crítica muy fuerte por el otro.
- Ese programa era todo lo contrario a lo que se veía en Canal 13 y TVN, que eran más correctos y formales. ¿Se sentía parte del “underground” del periodismo deportivo?
- Círculo Central tuvo como panelistas a Eduardo Bonvallet, Luis Santibáñez, yo y con el tiempo estuvieron Aldo Schiappacasse, Peter Dragicevic, Gerardo Ayala, Nicanor Molinare y otros. Y sí, creo que se programa tuvo una gracia que me doy cuenta hoy: cuando me entrevistan como tú, con ocasión del premio, se siente que ese espacio era el comienzo de algo diferente. Yo no me di cuenta de ese momento. Yo hacía un periodismo más estructurado y etiquetado, pero varios periodistas me lo han dicho. No eres el primero. De hecho, un colega de La Tercera me decía que estudió esta carrera luego de ver Círculo Central, dado que le parecía que eso era lo que tenía que hacer.
“¡Puta la hueá que dijiste!”
- Ahora todo es distinto con las redes sociales. Los comentarios son contrarrestados por los hinchas. Antes importaba el rating y las discusiones con el panel. Hoy tenemos a millones de personas y de “entrenadores” con una dura interacción. ¿Se engancha con estas peleas?
- No. Yo sé que no soy monedita de oro y que no le puedo caer bien a todos, pero las redes sociales son muy crueles, sobre todo con la gente de mayor edad. Ellos (cibernautas) creen más en el principio de la rebeldía juvenil y de que la manifestación joven es la verdad absoluta, lo que se traslada al tema político. Los tipos se sienten con el derecho de que por tener una tribuna, que nunca la habían tenido, puedan abusar. Cuando nosotros éramos jóvenes aspirábamos a lograr una tribuna para hacer un buen uso de ella. Y creo que las redes sociales sirven para darse gustos en vida, de expresar malestares y odiosidades. Tú puedes convocar a varias personas para construir una casa y van a llegar pocos. Pero si llamas a personas para destruir una casa van a llegar muchos.
- Convengamos algo: la gran crítica que hacen los hinchas (pueden tener razón o no) es que como los periodistas deportivos no jugaron al fútbol profesional tienden a caer en imprecisiones. ¿Esto se conversa con los pares?
- No. Se asume que al comentar un partido por televisión, una jugada puede ser sí o no para un árbitro, pero para los hinchas es “sí” cuando eres de la “U” y “no” si eres de Colo-Colo. El hincha no razona en torno a interpretar lo que se está viendo, sino que lo mira como le gustaría que fuera. Yo siempre he creído que cuando dicen que hay penales que son penalcitos, en verdad son penalcitos, los cuales se cobran bien o no tan bien. Por ejemplo, la mano del penal en el partido de Colo-Colo (1-0 parcial en el triunfo 3-0 ante Huachipato que consagró campeón al elenco albo) es absolutamente interpretativa. Hay buenos argumentos para pensar que Julio Bascuñán se equivocó y otros que señalan que no se equivocó. Al fin y al cabo, las cosas se miran de acuerdo al color del cristal que uno quiera mirarlas.
- ¿Qué pasa con las jugadas futbolísticas? Que la parada de pecho, que el esquema táctico, etc. ¿Se habla de fútbol antes de cada partido para evitar que haya un cuestionamiento del hincha?
- No. A ver, mi experiencia de observación del fútbol y de opinar sobre si un jugador se equivocó o no o si debió haber hecho esto o lo otro… yo tengo asumido que este deporte es de una multiplicidad tremenda respecto a que los movimientos son inmensos y que en un partido puede haber variaciones enormes de un momento a otro. Estamos llenos de imprevistos. Entonces, cada cual pasa a ser el actor analítico que cree que su discurso es más fuerte que el que incluso está viendo lo mismo por televisión o que lleva años de trayectoria observando y comentando fútbol. Pero el fondo yo le tengo un gran respecto al hincha de la galería o a lo que pasa en mi liga (de fútbol amateur), en la terraza, cada vez que termina un partido. Ahí nos juntamos todos a conversar, y no solamente del juego, sino que también del “¡oye Caco, puta la hueá que dijiste!” o que “¡cómo se te ocurre decir esto!”. Pero el que está sentado al otro lado de la mesa dice que “el Caco tiene razón”. “¡Pero cómo va a tener razón!”, alegan de vuelta. Al final, yo me voy y quedan peleando ellos (ríe).
- La terraza es su barómetro.
- Tal cual.
Sospechoso
- En noviembre se publicó una encuesta de Adimark con un ranking de los comentaristas deportivos más queridos y odiados de Chile. ¿Le gustó el lugar en el cual apareció usted (antepenúltimo)?
- ¡Ehhh!... estar en un lugar entre 30, aunque sea en los últimos, no es malo, si se considera que el universo es mucho mayor, además que a lo mejor quedó gente más destacada afuera. A mí no me parece que el ejercicio de cuestionar por qué quedé tan abajo sea egoísta, porque se vería como que estoy criticando a quienes quedaron más arriba. Ahora, la gente después puede captar que si esa es la evaluación que uno tiene, entonces debo entender que esa es la ubicación que merezco. No es que esperaba más porque no sabía que se iba a hacer esta encuesta, pero obviamente que mi corazoncito dice que quería estar mejor ubicado… ¡Qué diablos! Las encuestas con o sin equivocaciones hay que asumirlas y tomarlas.
- ¿Cómo se percibe que el hincha mire el fútbol de una forma tan emocional y subjetivamente rara?
- Tú mismo das la respuesta. Mira, Claudio Palma aparece en la encuesta con el rol de comentarista y yo creo que él es el mejor relator y conductor y debe saber que no es el mejor comentarista. Yo no sé cuáles son los componentes que tuvieron para valorar y sumar cada uno de los conceptos; si es por su trayectoria, por su visión del juego, porque no tiene temor de decir las cosas que está pensando, si no acomoda su comentario a las circunstancias del gol, si habla más de fútbol, si va más a lo general, si da más confianza o si tiene conocimientos. Yo no sé por qué lado se fueron conmigo; que tengo mala dicción, veo mal el fútbol, no soy confiable, me doy vuelta la chaqueta. Entonces, por ahí uno empieza a decir que en esto u otra cosa pude haber tenido más puntos. Pero que quede claro: acá hay una ausencia absoluta de envidia.
- Su colega del CDF Mario Mauriziano quedó último. ¿Lo conversó con él?
- No he hablado con él, aunque igual creo que esta encuesta me parece sospechosa. ¿Quién la manda a hacer? ¿En qué momento sale? ¿Y por qué hay tanta gente de Fox en los primeros lugares? Es un instante en el que Fox está haciendo un lobby tremendo para quedarse con los derechos (de transmisión) del CDF. A lo menos se me permite poner una sombra de duda respecto a los orígenes, a la coyuntura en el cual se hizo el estudio y quiénes lo financiaron.
Vengadores
“La gente quiere ver a los personajes puestos en la plaza pública. Estamos volviendo al Circo Romano, en el cual el dedo arriba o abajo destruye familias, quita pega, empodera a quienes no debe, hace falsos héroes y coloca en relieve y en planos diferentes a las verdaderas dimensiones humanas. La sociedad se alejó del concepto del ‘Consejo de Ancianos’ y pasó al ‘Consejo de los que gritan más’. Y ante esa sensación ambiente el periodismo sale muy golpeado, porque la gente quiere más dureza, que no se suelte la presa y que se exponga más, lo que genera ‘periodistas héroes’, que son los denunciantes y los vengadores de la película. Es el deseo de hurgar en la miseria humana y sacarla a relucir sin medir las consecuencias”.
Ni sinceridad ni estatura
“La campaña presidencial mostró todo el arcoíris de creencias y convicciones. Y en eso yo les creo más a Eduardo Artés y a José Antonio Kast que a todos los demás intermedios. Todos acomodaron sus programas por los votos y salieron al mercado a buscar gente condicionando o relegando sus convicciones. Ni hablar de lo último de Alejandro Guillier y Sebastián Piñera: cómo se dieron vuelta y cómo le hicieron guiños a la derecha y a la izquierda. Increíble. No hubo sinceridad ni estatura. Fueron los dos candidatos más depreciados desde el punto de vista de la facilidad con que corrieron a cambiarse ropa”.
Jóvenes tomando Pilsen
“Soy contrario a las gratuidades, porque congelan el impulso y el esfuerzo personal. Si a mí me hubieran dicho a los 13 años que iba a tener todo gratis (educación, micro, pan), que no iba a tener problemas o que no había que luchar para la subsistencia y desarrollo individual, la verdad, no lo hubiera creído. Y hay gente que se está educando en ese ambiente. Yo veo a los cabros más jóvenes que se saltan el pago de la Tarjeta BIP con un Súper 8 en la boca, tomándose un helado, fumando cigarros o tomándose una Pilsen. Entonces, cuando hay que pagar se cancelan las diversiones, pero si es gratis, que es lo duro y lo difícil, no hay ningún esfuerzo adicional para buscar el éxito. Veo mucho de los derechos sociales y muy poco de las obligaciones sociales”.