A 22 años del arresto, en Londres, del ex dictador Augusto Pinochet reapareció el entonces juez Baltasar Garzón quién mandó a detener al que en esos años era senador designado.
El hecho causó un revuelo nacional e internacional, y la prensa de todo el planeta siguió el proceso que duró hasta el 2 de marzo el 2000.
El que dió la orden de captura internacional fue el entonces juez de la Audiencia Nacional de España, Baltasar Garzón, quién a 22 años de esa orden, escribió una columna para el sitio web Nodal.
En ella, Garzón dice recordar con emoción aquel suceso que llenó de esperanza a quienes, según él, luchan contra la impunidad.
“Hoy vuelvo la vista atrás y recuerdo con emoción esos días en los que quienes luchamos contra la impunidad de los crímenes más atroces, nos llenamos de esperanza y de ilusión porque el dictador chileno por fin era detenido y obligado a comparecer ante los tribunales británicos y luego los españoles, ante la inacción del Poder Judicial de Chile, con honrosas excepciones como la del Juez Juan Guzmán Tapia, quien más tarde sería apodado “Juan sin miedo”.
En el escrito, el jurista también se refirió a la actual situación en Chile, lamentando que hechos ocurridos en dictadura se vuelvan a repetir bajo el Gobierno de Sebastián Piñera.
“Cuánto camino se ha recorrido desde entonces, cuántos anhelos y desvelos, cuántos éxitos y fracasos en la defensa de los derechos humanos. Quien iba a decir que algunas de las escenas vividas bajo dictadura se volverían a repetir en el mismo país en democracia, con un presidente que no defiende a su pueblo sino que lo considera su enemigo, que respalda a quienes violan los derechos más elementales, incluso la vida y la integridad física, realizan montajes, mienten en sus desmentidos e incluso se atreven a amenazar a la fiscal que los investiga”.
“Siento pena, rabia e indignación, porque un pueblo que ya fue duramente castigado en tiempos de Pinochet hoy vuelve a ser severamente reprimido por algunos de sus testaferros y tardíos aprendices”, continuó.
En ese sentido, Garzón justificó el pedido que hiciera a la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos de enviar un equipo de observadores a Chile, esto, en el marco de eventuales violaciones a los derechos fundamentales que pudieran ocurrir a un año del estallido social y a ad portas del plebiscito.
“Me preocupa Chile, temo por lo que pueda ocurrir en el primer aniversario del estallido social y en el subsecuente plebiscito, temo por el actuar de la policía que sigue a cargo de quienes han respaldado abiertamente a sus subalternos y hacen una defensa corporativa de las manzanas podridas sin darse cuenta de que con ello están pudriendo a toda una institución. Es por ello que, junto con la Comisión Chilena de Derechos Humanos, hace unos días hemos pedido a la Alta Comisionada de Naciones Unidas que envíe observadores internacionales. Ojalá todos los ojos del mundo estén puestos en lo que pase en Chile, porque ya basta de lamentar más muertes, más heridos, más mujeres vejadas y violadas, más traumas oculares, más detenciones arbitrarias. Pero si hasta el propio presidente Piñera reconoce que Carabineros de Chile debe experimentar cambios profundos. Entonces yo pregunto, ¿a qué espera señor Piñera? ¿cuántos muertos más, cuántas violaciones más, cuántas torturas más deben suceder para acometer dicha transformación profunda?”.
Para finalizar, Baltasar Garzón recordó que, pese a creerse intocable, Pinochet no lo fue. Esto, en clara alusión a lo que podría pasarle a Sebastián Piñera, en un futuro próximo.
“Si alguna lección se debe sacar de lo que ocurrió hace 22 años es que Pinochet se creyó intocable, pero no lo fue. Hoy Piñera y sus ministros, Rozas y sus subalternos parece que se creen intocables, pero no lo son. Tarde o temprano la justicia les caerá encima, o bien la chilena, o bien la internacional. Lo dije antes y lo reitero ahora. Es mi compromiso: No habrá impunidad en Chile”, finalizó.