Por M.López
Sin mayoría en el Congreso, se aferró a la política de los acuerdos para hacer leyes por la vía prelegislativa. Allí la DC y algunos ex DC estuvieron dispuestos a ser una oposición constructiva y optaron por participar.
El negocio le duró poco a La Moneda, pues optó por blindar a un subsecretario acusado de obstruir la investigación del magnicidio de Eduardo Frei Montalva y de graves casos de faltas de “probidad” en su paso anterior por Salud.
No solo hirió a los democratacristianos, sino que incluso llegó a sumar en la protesta a antiguos falangistas que habían abandonado el partido. De paso perdió el único puente que le aseguraba gobernabilidad: los acuerdos.
Si de algo abusó Sebastián Piñera durante su campaña reciente fue de su permanente “amistad e identidad” con algunos históricos de la DC. Asumido, lanzó hacia líderes de ese partido puentes para incorporarlos a sus comisiones prelegislativas con un discurso difícilmente cuestionable; les pedía hacer oposición constructiva y prometía hacer suyas algunas demandas de sectores de centroizquierda. Incluso desde la derecha lo acusaron de “gobernar con las ideas de la izquierda”.
El plan de encantamiento “casi” resultó a la perfección, de no ser por un pequeño detalle: se negó a cumplir su palabra con la familia Frei y designó, a pesar de estar advertido del costo que podría pagar, a un personaje que aparece vinculado con el ocultamiento de información vital para dar con la autopsia y algunos restos extraídos ilegalmente del cuerpo del ex mandatario, tras ser asesinado en dictadura.
“A sabiendas”
Cuando Piñera trató de explicar por qué había nombrado al exministro Mauricio Rojas, dijo que no conocía sus dichos acerca del Museo de la Memoria, a pesar de haber leído el texto, “pero no por páginas”. Peligrosa lectura veloz que le acarreó un alto costo. En el caso de la designación del subsecretario Luis Castillo, no puede decir lo mismo.
Ello, porque el propio hijo homónimo del asesinado expresidente, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, se lo había dicho expresamente en su primera administración, cuando entró a desempeñar el mismo cargo que hoy, y porque además se lo expresó antes del actual nombramiento -entre otros-, el jefe de bancada de los diputados DC, Matías Walker: “Efectivamente advertimos a La Moneda de la inconveniencia de la designación de Luis Castillo como subsecretario tan pronto se rumoreó posibilidad de su nombramiento, por su vínculo con caso de Presidente Frei Montalva”.
Piñera sabía perfectamente que estaba designando en el gobierno a una persona que, a pesar de no encontrarse encausada en el juicio seguido tras el magnicidio, estaba confesa en el mismo expediente -como lo diera a conocer en exclusiva Cambio21-, de haber ordenado no decir nada ni entregar nada de la autopsia y de los restos -que luego fueran echados a la basura-, y que por 20 años se ocultó en el hospital Clínico de la Católica. A pesar de ello, se la jugó porque desde el mundo de la DC no habría reacción o esta sería acotada.
Piñera se supera a sí mismo
El mandatario derechista ha logrado en estos cinco meses lo que la oposición ha sido incapaz de obtener: desnudar tremendas desprolijidades, nepotismo, improvisación y hasta hacer caer un gabinete nombrado a “lo amigo”, que distaba mucho de ser de aquella excelencia que el mismo Piñera pregonó antes de asumir el cargo por segunda vez.
También logró unir al mundo democratacristiano más allá del propio partido. La colectividad en el último tiempo sufrió la incisión de algunos personeros que se quisieron alejar de la centroizquierda entusiasmados por un Piñera que se mostraba cercano al mundo DC. Pues bien, muchos de los que se fueron -que no fueron muchos-, han mostrado su solidaridad con la familia y han expresado el repudio a la designación de quien encarna parte de la impunidad con que se actuó en el crimen de Frei Montalva.
Mariana Aylwin, la díscola exministra renunciada al partido, escribió en Twitter: “El gobierno y el Presidente se están haciendo un daño político mayor manteniendo al Subsecretario Castillo. Y de paso, poniendo un obstáculo insalvable para avanzar en abordar los problemas de salud de nuestro país”.
Por su parte la exministra Soledad Alvear, también renunciada a la colectividad, se limitó a escribir en su red social: “Es muy doloroso lo ocurrido con el ex Presidente Eduardo Frei Montalva. Creo que lo mejor para todos es que el Subsecretario de Salud dr Castillo renuncie”. Luego se dedicó a reproducir algunos tuits que condenaban la designación de Castillo.
El partido se baja de comisiones
“No se condice ‘especial aprecio’ y ‘toda la colaboración’por parte deSebastián Piñera con familia Frei con nombramiento Castillo. Frente a un tema ético y antecedentes concretos de q era posible mayor colaboración se esperan respuestas concretas”, tuiteó la senadora Carolina Goic, quien se restó de seguir participando de la Comisión Prelegislativa de Saluddesignada por el Mandatario. La siguieron todos los DC que participaban en alguna de ellas. Se suman las medidas que adoptó el partido tras su Consejo Nacional,que fue ampliado a los parlamentarios.
Del partido de colaboración republicana, que sin renunciar a ser oposición y fiscalizador estaba dispuesto a colaborar en aquellas políticas que considerara que beneficiaban al país, se pasó a una franca oposición, de acuerdo con lo definido por la colectividad.
Para el presidente de la DC, Fuad Chahín,el verdadero problema que tiene Sebastián Piñera “es que es ‘rehén de la UDI’ y por eso ha mantenido al subsecretario de Salud, Luis Castillo, pese a que es culpado de ocultar la autopsia del expresidente Eduardo Frei Montalva (asesinado por agentes de la dictadura), cuando era director médico del Hospital Clínico de la Universidad Católica”.
Para el líder de la DC, “no es aceptable que pueda ejercer un cargo como subsecretario alguien que ordenó ocultar información en el marco de una investigación respecto del homicidio de un Presidente de la República”, agregando que Castillo marca “un antes y un después” en la relación entre el Gobierno y la DC.
Aseguró que “es una enorme torpeza mantener al subsecretario y dinamitar una política que permitía en algunas áreas ir generando puntos de entendimiento entre Gobierno y oposición a través del rol que podía jugar la DC (…) No podemos seguir relacionándonos con el Gobierno como si nada hubiese pasado a partir de esta afrenta, de este agravio, que ha generado el Gobierno no solo con la familia Frei Montalva, sino que con la DC y la historia democrática republicana de nuestro país”.
El fracaso del intervencionismo
Para el sociólogo Rodolfo Fortunatti, “con la designación de Luis Castillo se extingue el modelo de intervención en la Democracia Cristiana, que sigue siendo la principal colectividad política de la centroizquierda y un importante activo para la estabilidad y gobernabilidad del país”. Ello dice relación con la ausencia de mayorías de la derecha en el Parlamento, lo que obliga a Piñera a buscar acuerdos legislativos, lo que él mismo obstruyó por esta voluntariosa decisión política.
El profesional agrega que “el shock aplicado por Piñera a la Democracia Cristiana al designar a Luis Castillo como subsecretario de Redes Asistenciales marca un antes y un después en las relaciones del Ejecutivo con el Legislativo que, indudablemente, pasan por el entendimiento con el partido de Leighton, Frei, Tomic y Palma. Que Chile Vamos, la coalición oficialista, es minoritaria en el Parlamento, es un hecho real, como real es que sin el Congreso no se puede gobernar… Hasta la dictadura necesitó de su junta de gobierno”.
“Tampoco arrojó resultados pródigos su intento de reeditar la política de los acuerdos bajo la conocida figura de la oposición constructiva y propositiva emprendida desde La Moneda, valiéndose para ello de canales paralelos a los oficiales del partido”, puntualiza el sociólogo.
Según Fortunatti, “ni hablar de los especiales desvelos de su ministro de Agricultura (Antonio Walker) por captar a los desencantados. El puñado de comisiones a las que se integraron DC y ex DC (y todavía más menguadas las instancias que realmente funcionaron), su votación dividida tanto en la acusación constitucional al ministro de Salud como en el estatuto laboral juvenil, no lograron satisfacer las expectativas de colaboración que Piñera cifró en su diseño injerencista”.
“Resignado a seguir gobernando con quienes lo llevaron a La Moneda, incluido Evopoli, cuyo matiz en pro de los derechos humanos ha despertado sospechas acerca de su lealtad, Piñera ha optado por sacrificar los escasos vínculos que lo conectan con la Democracia Cristiana”, concluye el sociólogo.
Comedia de equivocaciones
Cinco meses para el olvido han tenido Piñera y la derecha en el gobierno, esta última enfrascada en serias disputas internas, a lo que se suman declaraciones destempladas de ministros y del propio mandatario y designaciones de autoridades llenas de errores y hasta horrores.
Los casos de los ministros de Justicia y Hacienda, ambos Larraín; de Las Culturas, Rojas; de Educación, Varela; de Salud, Santelices, y de Economía, Valente, a los que se suman el Canciller Ampuero y el subsecretario Castillo, entre otros, dan cuenta de una reiterada suma de autogoles en tiempos en que desde La Moneda están jugando solos, pues en la cancha la oposición ha estado prácticamente ausente.
No solo la ineficiencia ha sido la tónica, sino que están golpeados en un tema sensible en ese sector: los derechos humanos. El debate del Museo de la Memoria es algo más profundo que solo la discusión acerca de si representa o no contextos. Es el reconocimiento de que en la derecha fueron cómplices, activos y pasivos, de los delitos de lesa humanidad por parte de un gobierno en el que participaron.
“Maleteros”, llamó el presidente de RN, Mario Desbordes, a sus socios de Evopoli por haber cuestionado al defenestrado Mauricio Rojas. De traición acusan desde el gobierno a los parlamentarios RN que han criticado abiertamente las políticas legislativas, comunicacionales y de seguridad por parte de La Moneda, incluido el mismo Desbordes. Piñera intervino en un ampliado de ministros, parlamentarios y dirigentes de los partidos de Chile Vamos para intentar poner orden. No pasó una hora y seguían las destempladas recriminaciones mutuas.
Cuando el Mandatariodebiera gobernar prácticamente a su antojo a pesar de no tener mayoría en las Cámaras, pues no hay oposición articulada y las comisiones prelegislativas actuaban como cocina para atraer leyes acordadas al margen de la institucionalidad, los autogoles lo tienen por las cuerdas y, en vez de dividir aún más a la centroizquierda, la está uniendo.
Hace ocho años pisó la misma piedra. De la popularidad que bien supo explotar (casi hasta hoy) del rescate de los mineros, pasó a la baja con todo, producto de los conflictos de interés, la salida de Marcelo Bielsa y otros “errores no forzados o involuntarios”, como gusta llamarlos a la derecha.
Un Castillo, la piedra de tope
Se ha destacado -y demostrado- suficientemente el rol de Luis Castillo, siendo director del Hospital Clínico de la PUC, en el ocultamiento de pruebas sustanciales del crimen de Frei Montalva. El propio expediente da cuenta de su obstrucción a la investigación en un elemento vital para esclarecer la muerte del ex Presidente asesinado en dictadura. Incluso el Colegio Médico ha optado por poner los antecedentes a disposición del Tribunal de Disciplina de la orden.
Pero no es el único fantasma que ronda la cabeza del cuestionado subsecretario.
Si bien en el caso Frei su responsabilidad no ha sido -hasta hoy- legal, sino que ética y política, hay otra materia donde sí estuvo bajo investigación y de la que libró, no por no ser culpable, sino que por haber cesado en el cargo de subsecretario de la primera administración Piñera. En su primer paso por la misma subsecretaría en que hoy se encuentra se le imputaron y acreditaron graves acusaciones que causaron cuantiosos costos al Estado de Chile en materia de infraestructura hospitalaria.
Castillo fue investigado por casos de corrupción consistentes en irregularidades en las licitaciones, atrasos en los pagos a proveedores, pagos a terceros fuera de los proyectos, millonarios e injustificados aumentos en los precios,etc., hechos ocurridos en trece recintos de salud, bajo el ítem de “Construcción de infraestructura: hospitales y centros de salud familiar a lo largo de Chile”.
El sumario que se le hizo llegó a sumar más de cuatro mil páginas y duró más de cuatro años, y concluyó recién en enero de 2018. La investigación, a cargo del fiscal Bernardo Martorell, acusa al subsecretario de actuar “infringiendo los principios de obediencia reflexiva, control, probidad y jerarquía de los actos”. Se llegó a establecer que tanto él como personeros de confianza, autorizaron y negociaron ampliaciones de plazos y de obras que favorecieron a constructoras que no cumplieron sus contratos con el Estado, sin cobrarles las multas correspondientes y menos aun poniendo fin a sus servicios.
Cuando terminó el sumario que culpó a Castillo, este no pudo recibir sanción, pues a enero de este año ya no era funcionario público, a pesar de que el fiscal recomendó enviar los antecedentes al Consejo de Defensa del Estado (CDE), para que se persiguiera el daño al patrimonio fiscal. ¿Entonces qué lo mantiene en el cargo?