Oh I'm just counting

La derecha a un tris de “cortarse las venas”. La soberbia les pasó la cuenta.

Creyeron que tenían al país en sus manos, se mandaron a hacer trajes de ministros, subsecretarios y seremis, se alistaron a despedir a miles de trabajadores, amenazaron recortar el gasto público reduciendo o eliminando programas sociales y chocaron de frente con la realidad. En segunda vuelta, hoy, pierden. Y lo saben.

Por Mario López M.

Tal como lo revelara Cambio21, se quedaron con un camión-escenario instalado  a las afueras del hotel que les servía de comando la noche del pasado 19 de noviembre. Champaña, cotillón, serpentinas, gorros y máscaras se tuvieron que esconder y devolver para la casa.

Desde la misma derecha el harakiri ha sido impactante. En privado y en oportunidades no tanto, la pasada de cuentas ha roto cualquier escenario previsible el día anterior a las elecciones, en que se repartían cargos, ahora se reparten puñaladas.

Piñera y su entorno: impactados

La misma noche del 19, estaba preparada la fiesta en grande en el comando de Piñera. Afuera esperaba un camión que se desplegaba como escenario y donde existían además camarines con refrigerio para quienes accedieran a ese reservado lugar. Champaña, cotillón, serpentinas, gorros y máscaras esperaban el desenlace del conteo final. La apuesta era ganar en primera vuelta, pero si ello no era posible, la opción era obtener más de 42 puntos y distanciarse de Guillier a lo menos 15 (ahora hablan de 10, pero la apuesta era otra).

Cuando se conocieron los resultados sobre un universo de más del 70 por ciento de los votos escrutados y la tendencia era irreversible, la desazón se tomó el comando. A los periodistas se les pidió salir y hubo una reunión de todos los adherentes que allí estaban a puertas cerradas donde se les instruyó no mostrar la herida y aparentar, si era necesario, una sensación de triunfo. Si se percibían caras de derrota ello iba a influir en el ánimo de los electores, les dijeron. Dicho y hecho, comenzaron los gritos y a moverse las banderas, poniéndose en escena un “teatro” para la galería, o sea, usted.

Algunos como Pablo Zalaquett, el exalcalde de Santiago, reconocieron que tras los resultados el escenario es “complejo”. Otros le enrostraron a las encuestadoras y en especial a CEP los magros resultados. El propio hijo de Piñera, Sebastián junior, reconoció que “esperaban más” y que “se tomó un poco lo que decían las encuestas. Lo que decían las encuestas era lo que se esperaba”. Van Rysselberghe señaló que “hubo un cierto exceso de triunfalismo, una mala lectura de las encuestas”.

La UDI al borde del ataque de nervios

Una reunión de los parlamentarios de la UDI con su presidenta Jacqueline van Rysselberghe el día de ayer en el Congreso, fue patética. La acusaron a ella de ser la responsable de la debacle en la pérdida de parlamentarios, por dejar de ser el partido más grande de la derecha y haber permitido que RN tomara el control de la campaña.

Al mismo Piñera lo acusaron de intervenir en favor de los candidatos de Renovación Nacional y de tener un programa “livianito”, “sin sustento” y al que “le faltó calle”, frases que se les adjudican a Bellolio, al mismo que llevó la voz cantante del descontento, lamentándose que “Nos pasaron la máquina con todo nuestros candidatos”. Secreto a voces fue la “sugerencia que, al igual que Goic, la directiva debiera renunciar”.

La diputada María José Hoffmann fue la que emplazó a Van Rysselberghe a dar explicaciones por los bajos resultados “Yo creo que Carolina ha dado un ejemplo de un liderazgo que sabe reconocer sus errores, podría ser un camino a seguir", dijo. Van Rysselberghe respondió que se mantendrá en el cargo “hasta el último día”, desafiando a quien le quisiera competir, “que le compitieran”. Si bien la sangre no llegó al río, para evitar hacerle olitas a la candidatura de Piñera en segunda vuelta, acordaron postergar esta discusión para enero, oportunidad en que se efectuará un consejo directivo ampliado.

Ossandón ¿se hace el lindo?

De manera inédita Sebastián Piñera “bajó el moño” e hizo caso a sus asesores pidiéndole a Manuel José Ossandón que trabajara por él. En la primera vuelta no lo hizo y aún más, renegó del aporte que pudiera significar el senador y exalcalde de Puente Alto: “está acabado políticamente, los muertos no aportan”, se asegura que contestaba cuando le sugerían que buscara ese apoyo.

Pero el “muerto” no estaba tan muerto, mal que mal su hermana sacó la primera mayoría como diputada en la zona y Piñera perdió en los mismos distritos en que el “Coté” es cacique indiscutido. Justamente Ximena Ossandón reiteró lo que había dicho en primera vuelta, que votaría, “aunque me cuesta”  por Piñera, al paso que aseguraba que este no había llamado a su hermano, desmintiendo lo que el propio exmandatario asegura.

Lo único claro es lo dicho por el propio Ossandón a Cambio21: “nadie entendería que ahora apareciera abrazado con Piñera, después de todo lo que ha pasado”. De hecho afirmó que descartaba “absolutamente ser ministro”, si Piñera ganaba, agregando que “llamar a votar por un candidato presidencial es algo que tiene cero efecto electoral”. ¿Cómo podría creerse un apoyo a estas alturas, cuando Ossandón ha insistido que “Yo lo que dije en la campaña es lo que pienso, no era una estrategia, yo lucho por un proyecto, por principios y valores. Jamás diría algo en una campaña que no pienso”, dijo. Entre otras cosas cuestionó duramente al exmandatario “al que no declararon reo por lindo”.

La inocencia de Kast

Si bien se argumenta que José Antonio Kast obtuvo un meritorio 8% de los votos, muy por encima de la más optimista de las predicciones, no se trata de una votación fácil de manejar, pues son adherentes de los llamados “de nicho”, en relación a un elemento común que los identifica. Así se dice que pertenecen mayoritariamente a sectores importantes de la “familia militar”, “los evangélicos” y “anti piñeristas dentro de la UDI”.

La misma noche del 19 Kast fue a entregarle a Piñera, sin mucha parafernalia su apoyo. Y eso fue justamente lo que desató la ira de las ONG de los militares en retiro. “La familia militar está molesta con José Antonio Kast”, afirmó categóricamente el abogado Raúl Meza, defensor de la mayoría de los delincuentes recluidos en Punta Peuco.

“Hay un descontento generalizado en las ONG del mundo militar en retiro por la forma en que José Antonio entregó el apoyo a Piñera, por cuanto lo hizo en forma inconsulta, prematura y sin condiciones sobre los temas que importan al mundo militar en retiro. En Punta Peuco es una opinión generalizada la molestia que hay con Kast”, dijo Meza, quien aseveró que “Los adherentes de Kast se dividieron entre los que apoyan votar por Piñera y los que no van a votar por él“, aseguró.

Más allá de las frases “marketineras” que muestran más voluntad que realidad dichas por el candidato derechista, Piñera y su entorno saben que obtener los votos necesarios para llegar a La Moneda será cuesta arriba. El castillo de naipes se le derrumbó.