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La dramática y triste carga de la nueva Ministra del Deporte: Su madre fue asesinada en Las Condes por agentes de la dictadura haciéndolo aparecer como un enfrentamiento

Foto: Lucía Vergara, madre de la ministra del Deporte, Alexandra Benado, asesinada por la dictadura

 

Por Alfredo Peña R.

El Presidente electo, Gabriel Boric, dió a conocer su gabinete para el gobierno que comenzará el 11 de marzo.

En el ministerio del Deporte, la escogida fue Alexandra Benado Vergara (45), profesora de educación física, ex futbolista y capitana de la selección chilena.

Benado estuvo viviendo en Suecia desde muy pequeña mientras su familia permanecía en el exilio y desde su corta edad mostró su afición al fútbol donde llegó a ser capitana de la selección de fútbol de nuestro país. También vivió en Cuba. 

Su madre, Lucía Orfilia Vergara Valenzuela, militante del MIR, participó en la Operación Retorno del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, cuando comenzaron las primeras protestas públicas contra la dictadura. Lucía Vergara ingresó clandestinamente a Chile con el sueño de recuperar la democracia. Pero en 1983, un grupo de agentes en el que estaba encabezado el jefe operativo de la CNI, mayor del Ejército Alvaro Corbalán, preso en Punta Peuco, asesinó a la madre de la hoy ministra del Deporte Alexandra Benado Vergara.

Una "ratonera" en Las Condes: Hecho inédito y el abominable crimen de tres personas

En el Informe Rettig, se demuestra como ocurrió el crimen de Lucía Vergara y otros dirigentes políticos del MIR, al que la dictadura los hizo aparecer como un enfrentamiento armado y utilizando los medios de comunicación de la época para ratificar esta cobarde versión. La madre de la ministra tenía 31 años cuando fue asesinada y el informe de la autopsia asegura que recibió 20 impactos de bala.

Un hecho inédito de la acción criminal de los agentes de la CNI es que por primera vez que se usó un jepp-camión con una gigantesca ametralladora en el techo para disparar balas de grueso calibre sobre una casa. La vivienda era conocida como "una ratonera" que es un lugar donde se sabía de antemano que ahí vivían dirigentes politicos de ideas de izquierda. Sólo faltó una acción para atacar a las personas que vivían en la calle Fuente Ovejuna de Las Condes.

Los crimenes de los miristas que nunca se enfrentaron

El 7 de septiembre de 1983 se informó oficialmente que ese día en canales de TV, radios, diarios, todos afines a la dictadura, que a consecuencia de los operativos realizados tras la muerte del general de Ejército e Intendente de Santiago Carol Urzúa, se habían producido dos enfrentamientos con miembros del MIR implicados en tales hechos. 

La criminal mentira partió señalando oficialmente que el enfrentamiento se había originado al descubrirse accidentalmente a tres individuos sospechosos en calle Visviri con Fleming en el sector Oriente de Santiago, por parte de agentes de la CNI -la policía política de Pinochet- que realizaban un patrullaje de rutina.

Ellos habrían contestado con disparos a la voz de alto y corrido hasta refugiarse en una casa en calle Fuente Ovejuna, desde donde siguieron disparando a los agentes, quienes recibieron refuerzos de Carabineros e Investigaciones.

Al rato se habría producido una explosión en el interior de la vivienda cuando los individuos se encontraban quemando documentación, muriendo uno de ellos. Los dos restantes, en una acción suicida, habrían salido disparando y habrían sido abatidos. 

Al día siguiente apareció en la prensa otra versión oficial, -dada a conocer por el entonces ministro vocero de la dictadura, Francisco Javier Cuadra, que, a diferencia de la primera, indica que el enfrentamiento se produjo cuando los efectivos concurrieron al inmueble en donde se refugiaban los asesinados, cuya dirección obtuvieron mediante confesiones de otros intervinientes en el asesinato del general Carol Urzúa. En esta oportunidad se señala que habían sido evacuadas las viviendas del sector aledaño.

En realidad los hechos ocurrieron absolutamente de diferente manera.

Los agentes de seguridad estaban al tanto que en el inmueble se encontraban miembros del MIR en la clandestinidad. Luego del asesinato del general Urzúa se planificó la acción en contra de ellos, por lo que se reunió a un gran número de delincuentes-agentes de la dictadura, que incluía miembros de la CNI y de otros servicios, los cuales, luego de otras acciones ejecutadas ese mismo día, entre las que se cuenta la detención de personas, se dirigieron al inmueble.

En ese lugar de la comuna de Las Condes, instalaron una ametralladora punto 50 -que solo se usa en la guerra- que inmediatamente comenzó a disparar frente a la casa.  Sólo después de haberlo hecho durante varios minutos se pidió a los moradores que se entregaran.  En atención a ello salió Sergio Peña Díaz, de profesión veterinario, militante del MIR, quien había ingresado clandestinamente al país, con las manos puestas en la nuca. Cuando se aproximaba a la reja del antejardín dos o tres agentes le dispararon con metralletas a corta distancia, causándole la muerte inmediata.

Estos hechos, conocidos por la Comisión Rettig a través del relato de un testigo presencial de todos ellos, le permiten llegar a la convicción de que Sergio Peña murió ejecutado por parte de agentes de la CNI, considerando su muerte una violación a los derechos humanos de responsabilidad de agentes estatales.

A raíz del crimen de Sergio Peña, Lucía Orfilia Vergara Valenzuela, madre de la ministra del Deporte y militante del MIR, quien ingresó clandestinamente al país, quien se encontraba en el interior de la vivienda, se parapetó y según testigos, disparó hacia afuera, reiniciando inmediatamente el ataque de los delincuentes-agentes, quienes además lanzaron tres bengalas, que produjo el incendio de la casa. 

La última persona que quedaba en el interior de la vivienda, Arturo Jorge Vilavella Araujo, de profesión ingeniero,  importante jefe de la estructura del MIR, quien también había ingresado clandestinamente al país, quién murió carbonizado.

Dada la verdadera finalidad del operativo, como quedó demostrado, la Comisión Rettig considera que estas últimas dos personas también deben ser consideradas como ejecutadas.

Versión de agente: Fue un crimen

El ex suboficial de la Fach, Andrés Valenzuela, alías "Papudo" que participó en el crimen describió como se produjeron los asesinatos ante la Vicaría de la Solidaridad, que posteriormente lo sacó del país rumbo a Francia.

"Se nos ordenó ir hacia Avenida Colón, donde hay un supermercado que está en la esquina suroriente, cercano a una rotonda donde también desemboca la calle Tomás Moro. Allí estuvimos un rato, mientras se daban instrucciones para actuar en una casa de calle Fuenteovejuna, donde se había detectado que había tres personas".

"Llegó un jeep de la CNI con el techo corredizo y en el cual se instala una ametralladora punto 50 sobre un sistema hidráulico que permite subirla sobre el nivel del techo y operarla por dos hombres, uno que dispara y otro que va pasando la cinta de municiones".

"Nos dirigimos frente a la casa de Fuenteovejuna 1330, donde se instaló el jeep y se dio orden de actuar”. Esa orden significó la muerte de Arturo Villabela, Lucía Vergara y Sergio Peña y el incendio de la vivienda. Cumplida la misión, tomaron rumbo hacia Quinta Normal, a Janequeo 5707, donde cometieron dos crimenes más.

El caso fue conocido como el "montaje de Fuenteovejuna 1330" que fue un falso enfrentamiento entre agentes de la CNI y militantes del MIR ocurrido el 7 de septiembre de 1983.