Oh I'm just counting

La hazaña chilena del '73: clasificar en Rusia al Mundial de Alemania 74

A tres días de partir a Moscú, se produce el golpe de estado en Chile. Justo tocaba viajar allá. Los jugadores de la Roja estuvieron dispuestos a todo.

Por Francisco Castillo

Cuando se produce el golpe de estado y muere el presidente Allende en La Moneda, el coordinador de la Selección, Alfredo Asfura, estaba en Europa, preparando la gira previa a la definición con Rusia en Moscú por un cupo al Mundial de Alemania 74.

Fueron días dramáticos. Dice Asfura a Cambio21: “Lo que hizo esa Selección merece ser recordado siempre; es indispensable contar a las nuevas generaciones lo que pasó”.

“El gran legado de ese grupo fue dejar de lado las diferencias políticas, económicas y sociales tras el objetivo común de luchar por la clasificación”.

Y revela hechos inusuales en delegaciones deportivas, como que el grupo, con las voces cantantes de Carlos Caszely y Leonardo Véliz -ambos reconocidos hombres de izquierda y ciertamente dolidos por los sucesos que desembocaron en la dictadura- se haya juramentado para dejar todo en la cancha y obtener para Chile el cupo en el Mundial.

Las complicaciones 

“Desde el principio, todo fue difícil. Elías Figueroa, Hugo Gasc (el único periodista chileno en esa cobertura) y yo tuvimos problemas de ingreso, por falta de visa. A Carlos Caszely le impedían entrar porque en la foto del pasaporte estaba sin bigotes y tenía cara de niño. No fue ningún dirigente ruso a recibirnos. Fluxá tuvo que gritar: ¡o entramos todos o no entra ninguno!”, recuerda Asfura.

En medio de la rosca, se asoman el dirigente Pedro Fornazzari y el central Alberto Quintano, quienes procedían de México, a los cuales tampoco dejaban entrar. Después de varias horas, finalmente timbraron los pasaportes.

Ya en Moscú los inconvenientes siguieron. Problemas de alimentación en el hotel, de transporte para ir a entrenar, al llegar al estadio olímpico Lenin a la práctica debieron saltar la reja, pues lo habían cerrado. Tampoco había acceso a baños ni duchas. Todo mal.

“Nos dejaban en claro que la Unión Soviética no quería jugar ese partido y usaba todas las artimañas para desconcentrarnos. Pero la FIFA no cedió a las presiones y confirmó el partido. El público moscovita no fue informado en la previa, pero igual asistieron unas 50 mil personas”, dice el hoy coordinador FIFA. No se transmitió por TV ni quedó registro audiovisual alguno, que se sepa.

Recuerdo emotivo

A pesar de todos los percances, los futbolistas no se amilanaron. “Por el contrario”, dice Asfura a nuestro semanario, “se envalentonaron. Es cierto que hoy los tiempos han cambiado y el nuevo rigor de un profesionalismo que paga sueldos millonarios ha ido en desmedro del amateurismo de antaño. Por eso, cuando uno recuerda el sacrificio que hizo Elías Figueroa de viajar a Rusia con lo puesto, sin visa, apenas terminó el partido de su club en Brasil ese sábado 22, para jugar en Rusia el miércoles 26, y que se juntara con Véliz, Caszely y los demás para hacer fuerza común en un gesto de enorme espiritualidad, emociona”.

Asfura se explaya sobre los esfuerzos que hizo el grupo. “Siento que en esa instancia primó el espíritu del fútbol de barrio, que lamentablemente hoy se ha perdido. Está bien que uno desee las mejores condiciones para sus jugadores, pero a veces se exagera y hay que estar ‘amarrando las piezas’, conversado con ellos, visitándolos, levantándoles el ánimo. Antes, la fortaleza era mayor”, dice.

En efecto, por estos días anda el DT Juan Antonio Pizzi en Europa, llevando a cabo lo que se bautizó, irónicamente, como “Operación Na-nai”, buscando entre otros objetivos elevar los espíritus.

 

Un frío de miedo

En su libro de memorias, “Mi vida, una pasión redonda”, Asfura entrega una de las pocas descripciones que existen del duelo entre chilenos y soviéticos, enfrentados en la fría noche del 26 de septiembre en el estadio Lenin. “Uno sentía como si hubiera habido 10 grados bajo cero”, dice.

“Me acuerdo que fue un partido muy difícil. Si pasamos tres veces la mitad de la cancha fue mucho; claramente fuimos favorecidos por un arbitraje a la sudamericana” reconoce.

En efecto, el juez designado por FIFA fue el brasileño Armando Márquez, quien omitió frenar la reciedumbre de la zaga que lideraba Elías Figueroa.

Como contaba Asfura, desde el primer minuto los rusos atacaron. La defensa chilena aguantaba a duras penas, con recursos al borde del reglamento. De pronto, se advirtió que el puntero izquierdo, Oleg Blokhlin, era el más peligroso. El que debía marcarlo era Juan Machuca y, por más que le gritaba Elías, parecía que no escuchaba. Y era cierto, Machuca no oía.

Después se supo. El zaguero tenía un problema de audición en el oído izquierdo, sólo escuchaba los gritos que venían desde fuera de la cancha. Entonces, Elías le puso remedio. En una de las jugadas más recordadas del partido, Figueroa cruzó con violencia al puntero izquierdo: pelota y jugador fueron a dar a la pista de atletismo. Santo remedio. Blokhlin desapareció del campo.

La jugada la han contado muchas veces. Según Carlos Caszely, “a Blokhlin todavía lo andan buscando, Elías lo cruzó y lo tiró como 10 metros fuera de la cancha. Después de eso, el árbitro Márquez, que era brasileño, se acercó metiendo su mano al bolsillo para sacar la tarjeta, pero Elías lo abrazó, le dijo algo en portugués y no pasó nada, ni amarilla le mostró”. ¿Qué le dijo Elías al réferi? Secreto de camarín.


“Un triunfo país”

Al final, cero a cero. “Empate triunfal de Chile” tituló su crónica Hugo Gasc, el único periodista chileno presente. Chile ponía un pie en el Mundial de Alemania

Ahora, en menos de dos semanas, Chile deberá definir ante Ecuador y Brasil su paso al mundial ruso.