Hace rato ya que varios en la derecha se vienen probando las casacas rojas, partiendo por el propio candidato, Sebastián Piñera, quien en momentos de euforia ha manifestado que ganará seguro en primera vuelta, aunque luego debe entrar en vereda para evitar que el triunfalismo le pase la cuenta.
La retro retroexcavadora calienta motores: ¿Y qué pasa si gana Piñera?
Por Mario López M.
Su discurso “refundacional”, el mismo que otrora criticó a Bachelet, amenaza despertar los movimientos sociales que se expresaron en las calles en contra del lucro en la educación, no más AFP y en respaldo al medio ambiente. Todas materias en que quiere “picar fino” revirtiendo los cambios.
A tanto ha llegado el sentirse ya Presidente, que en más de una oportunidad ha planteado qué “hará” apenas llegado a La Moneda. No es un tema de hoy, tampoco tras las primarias, Piñera desde el día mismo que dejó el gobierno en marzo de 2014, se planteó volver. Incluso antes de declararse abiertamente candidato, luego de las Municipales recién pasadas, la noche de 23 de octubre señaló eufórico que corregiría las fallas estructurales –según él- generadas en este gobierno con las reformas y aplicaría una especie de refundación o “retro retroexcavadora” sobre los cambios.
Interesante en todo caso lo que plantea el periódico norteamericano The New York Times, que no escatimó en elogios hacia Bachelet y sus reformas: “Su presidencia quedará como símbolo de un país que ya cambió (la ley del aborto, por ejemplo, tenía un 70 por ciento de aprobación)”, señala. “La primera Presidenta de Chile abrió a los chilenos un sendero que, pese a los obstáculos del futuro, hace impensable una marcha atrás. No será posible parar ese proceso como cuando se interrumpió brutalmente el que inició Salvador Allende en 1973”, escribe.
Según la nota del medio norteamericano, “Los cambios que Bachelet prometió se están haciendo pese a las demoras, y la economía crece más despacio que en los años del auge de las commodities, pero crece en el promedio de la región, mientras que la inflación está controlada y bajo la meta, en un 2,6 por ciento”.
No piensa lo mismo Piñera, quien no ha perdido oportunidad de señalar –en Chile y en el extranjero-, cuáles a su juicio, deben ser los pasos atrás que deben darse en materia previsional, educacional, valórica, social, impositiva y económica, entre otras, “entrando a picar fino”, como ha dicho.
El propio presidente de RN, Cristián Monckeberg, advierte sobre la candidatura de Piñera: “A algunos ya los veo repartiéndose cargos, probándose trajes en el sastre para ser ministros, repartiéndose seremías en las regiones”. En la puerta del horno…
Veamos cuáles son las zonas que el candidato derechista de Chile Vamos, Sebastián Piñera, busca minar y aplicar marcha atrás.
Educación: de gratuidad a créditos
Desde luego ha manifestado que no cree en la gratuidad universal de la educación. Por ello ha planteado ampliar la entrega de becas en razón del mérito de los estudiantes y finiquitar el proyecto de gratuidad universal comprometido por la Nueva Mayoría, lo que pondría en riesgo no solo a los estudiantes que aspiran a obtener el beneficio de estudiar sin costos, sino que además pone en peligro a los 270 jóvenes que ya gozan del beneficio en la educación superior. Sus detractores denuncian que Piñera busca continuar con la privatización y el lucro en la educación.
Según el candidato derechista, el sistema de becas es el ideal, pues así “algunos pagarán por todos los más vulnerables y de clase media popular”. La condición socioeconómica de las familias de los estudiantes y el mérito académico de estos, serían los parámetros que darían acceso a las becas. Para Piñera “una familia con ingreso de $600 mil debe pagar la universidad”.
Siguiendo la lógica de Piñera, una familia con un ingreso de $600.000 tendría todos los meses que pedir dinero prestado para pagar el saldo de la mensualidad de $628.000 en la U.C. y además para vivir. Y si el joven pretende estudiar Ingeniería en esa misma casa de estudio, cuyo valor es de $600.900, no tendría con qué sobrevivir el mes, a menos de endeudarse, claro que no habría quién le prestara, pues tampoco tendría para pagar la cuota. Si quisiera entrar a la U. de Chile, (Medicina $545.460) e Ingeniería y Ciencias $517.500), “gozarían” de menos de $100 mil para vivir en el mes.
Para el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar, “lo que anunció Piñera fue privatización. Y para nosotros es un anuncio muy grave porque el sistema educacional ya está extremadamente privatizado y cuando dice sociedad docente, en realidad está diciendo empresarios de la educación”, dijo. Es claro que para el candidato Piñera y la derecha, la educación no es un derecho social garantizado. El expresidente también anunció el regreso del copago en la educación, argumentando el “fortalecimiento de la libertad de enseñanza” y asegurando que “devolverá a los padres su derecho a elegir y aportar voluntariamente a la educación de sus hijos”. Esto es elegir a quién le puedo pagar y no dónde quiero educar a mis hijos.
No deja de llamar la atención el índice dado a conocer por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que compara al gobierno actual con la administración Piñera en materia de salud, educación y riqueza, en cuanto a ofrecer una vida larga y saludable, posibilidades de adquirir conocimientos y disfrutar de un nivel de vida digno. Según el informe, en 2013, Chile se ubicó en el puesto 40, mientras que en marzo de este año, nuestro país subió dos lugares y quedó 38 a nivel mundial, ostentando el primer lugar a nivel regional.
Previsión: + AFP
En materia de pensiones también ha anticipado por dónde aplicará borrón y cuenta nueva. Ha propuesto subir la cotización previsional en un 4%, agregando que dicha suma en su totalidad deberá ser administrada por las AFPs. No existe en su criterio la idea de un fondo solidario social, sino que sigue viendo a la previsión como un esfuerzo individual, basado “en la libertad de elegir del trabajador”, como si de ellos dependiera que el empleador les pague sus cotizaciones o que estas representen los verdaderos ingresos que percibe, dos problemas acuciantes en las relaciones laborales. Menos ponerse en el lugar de trabajadores irregulares, independientes o que no pueden cotizar, por la precariedad de su labor, como dueñas de casa con trabajos informales partime.
Piñera sostiene que su sistema –hijo de su hermano José-, implicaría un costo de US$1.600 MM anuales, o sea un 0,6% del PIB. Esos dineros irían a las manos de las AFPs, las que debieran potenciar las pensiones individuales –en los dichos del candidato-, en un 40%, claro que no se entusiasme, porque ello ocurriría en un módico plazo de ¡45 años! Así que si usted es parte de ese más de cincuenta por ciento de los chilenos que percibe o a lo más aspira a recibir $130 mil mensuales de jubilación, apróntese porque en 2062 usted podrá estar ganando, en valor actual, unos $182.000. Vaya pensando en qué los va a gastar. Si usted es hoy un jubilado, mejor ni lo piense, porque no le alcanza el “beneficio”.
Para Piñera, “los trabajadores son dueños de su ahorro previsional”, siendo ellos quienes “deciden quién lo debe administrar”. La pregunta cae de madura: ¿decidir qué? Bueno, decidir a qué AFP se la entrega. ¡Esa es libertad!... ¿o no?
También propone “mejorar la solidaridad del sistema”, para lo cual se utilizaría parte del incremento de recursos al Pilar Solidario que iría a complementar el ahorro previsional de los trabajadores con un aporte fiscal para la “clase media”. No todos, sino que solo los afiliados que tengan un mínimo de 20 años de cotizaciones en el caso de los hombres y 16 en el caso de las mujeres. Todos los índices muestran que en Chile las mujeres cotizan en promedio 10,1 años, y que la mitad de ellas lo hace por 4 años o menos. Nuevamente está la letra chica, pues no más de un 30% de las mujeres cumpliría el requisito fijado por el candidato derechista. En los hombres la cifra se eleva a un 59%.
Machismo puro
A Piñera no solo se le escapa su machismo en las bromas de mal gusto sobre tirársele encima a las mujeres y violarlas o en que dicen que no cuando quieren decir sí y por ello dejan de ser “damas”, sino que se traduce en políticas efectivas que señala aplicará de llegar al poder. La más notoria en derechos de la mujer –hoy consagrados incluso legalmente-, es sobre los cambios que introduciría en la reciente Ley de Aborto en sus tres causales.
El candidato presidencial de Chile Vamos, ya advirtió que si gana las elecciones, buscará la manera de revertir la ley recién aprobada que despenaliza el aborto en las tres causales específicas, peligro de la vida de la madre, inviabilidad del feto y violación. “Vamos a revisar esta ley con mucha acuciosidad para ver cómo la perfeccionamos (…) Efectivamente vamos a introducir cambios a la ley, hacer un esfuerzo muy grande para que el Estado, la sociedad civil, acompañe, apoye y ayude a todas las madres que están experimentando embarazos vulnerables, para lograr en la medida de lo posible que éstos terminen dando una nueva vida”, dijo, sin especificar cuáles serían estos cambios.
El aborto en las tres causales ha sido apoyado no solo por el gobierno de Michelle Bachelet, sino que además por el Tribunal Constitucional y más del 70% de las mujeres, según las mismas encuestadoras de derecha. Una verdadera contradicción vital la de Piñera, quien se preguntó: “Si su niño nació y es inviable, ¿estaría dispuesto a matarlo? (…) Si es inviable (el feto) es algo que jamás vamos a poder demostrar, con este criterio de inviable Einstein no hubiera nacido. Si no está vivo el niño, significa que no hay vida”, dijo. Particular modo de ver las cosas del candidato, o quizás intentó otra de sus “piñericosas”.
Menos impuestos para las empresas
La propuesta de Piñera es simplificar el sistema tributario, volviendo a integrarlo y bajar el impuesto de primera categoría, que pagan las empresas, llevándola “hacia los niveles promedio de los países de la OCDE, que hoy ascienden a poco más de 24%”. Según plantea, la recaudación que dejaría de percibirse (cerca de un 3% o más), se compensaría con ahorro fiscal. No solo eso, sino que además promete que los empresarios podrán descontar de sus impuestos personales aquellos que hayan pagado en sus empresas (integración).
Para el economista Ricardo Ffrench-Davis, lo del candidato derechista “Es una aberración, es populismo de derecha. Es una propuesta que está a la derecha del primer Gobierno de Piñera. Es una irresponsabilidad bajar el impuesto a las empresas cuando hay una fuerte concentración de los ingresos. Piñera dejó un presupuesto fiscal deficitario, por eso un tercio de la reforma tributaria de este gobierno va a cubrir el déficit heredado. Nos vuelven a decir que todo lo arreglan con crecimiento. El crecimiento es indispensable, pero no para compensar bajas de impuesto”, dijo el académico y Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales.
De acuerdo a Ffrench-Davis, la propuesta de Piñera reduciría los ingresos del país de manera muy deficitaria y provocaría mayor desigualdad: “Cuando sube el Producto Interno Bruto (PIB), lo que es muy necesario y positivo, un montón de otras cosas tienen que subir. Las pensiones, asignaciones, sueldo de profesores, más construcciones de carreteras, más infraestructura, mejorar salud. Todo esto significa más uso de recursos. En cambio, la propuesta de Piñera reduce los ingresos del país en una situación fiscal deficitaria y además aumenta la desigualdad, en un país que ya es muy desigual. No hay espacio para bajar la carga tributaria de las empresas”, dijo.
Igualmente cuestionó la comparación con ODCE, ya que la situación chilena no es comparable: “Hay que hacer la comparación con el resto de nuestro sistema. Una parte de los impuestos a las empresas se les devuelve a los propietarios cuando pagan el global complementario. El neto no va a ser de 27%; además, el impuesto a la renta personal es mucho más elevado. La carga tributaria de los países OCDE es del orden de 40%. Nosotros estamos en el 20%”, afirmó, agregando que Piñera “recibió un Estado que era acreedor del mundo (y) entregó un Estado que era deudor neto del mundo (...) Estaban con las manos llenas con el precio del cobre y tuvieron déficit fiscal. Entregaron déficit estructural y efectivo”, agregó el doctor de la Universidad de Chicago.
La rebaja impositiva a las grandes empresas -que beneficia al 1% más rico del país-, resulta regresiva de la reforma de los impuestos que legislo Bachelet en septiembre del 2014 y que permitió subir la recaudación tributaria en US$8.200 millones.
El Transporte Urbano Tercer Milenio
Una de las afirmaciones más rimbombantes de Piñera, fue asegurar terminará con el Transantiago. Planteó que se creará un nuevo sistema de locomoción colectiva para Chile, llamado “Transporte Urbano Tercer Milenio”, para la región Metropolitana, poniendo así fin al sistema actual, lo que se aplicaría en un plazo de ocho años, siendo reemplazarlo por un sistema “estructurado en base al Metro y el sistemas de rieles” o sistema de tranvías periféricos.
¿“Terminar” el Transantiago o cambiarle nombre? Ffrench-Davis es categórico: “¡Cómo va a suprimirlo! Le va a cambiar el nombre! Mejor corregirlo con responsabilidad”, dijo, a la vez que lo acusó de “populista”. Algo más duras fueron las redes sociales que le recordaron el puente Cau-Cau, el mejor Censo de la historia, el fin de la puerta giratoria o cuando dijo que “en 20 días hemos hecho más que en 20 años” y otras obras fallidas y afirmaciones grandilocuentes durante su anterior administración.
“Uno de los temas más importantes del Transantiago tiene que ver con la dificultad de la congestión de tráfico, entonces si uno puede hacer redes troncales que puedan movilizar a la mayor cantidad de personas y una red de modo que hayan hartas interconexiones que permitan elegir distintos caminos en el Metro, libera mucho el tiempo de viaje que es el recorrido más largo de los buses”, aseguró Pedro Pablo Errázuriz, quien fue precisamente ministro de Transportes durante el gobierno de Piñera. Lo llamativo es que nada de ello se hizo en ese periodo, le respondieron los cibernautas.
¿Estado al servicio de las personas?
Los lineamentos programáticos de Piñera dan cuenta en su punto Nº 5, del denominado apartado C, de la tercera sección, que se titula: “Mejores instituciones y Estado moderno al servicio de la persona”. Allí efectúa una serie de propuestas –la mayoría conceptos genéricos no precisados, como el cambio del periodo presidencial o reducir el número de parlamentarios-, de reformas en el ámbito político con incidencia constitucional.
Una de ellas no deja de llamar la atención: la creación de un “Museo de la Democracia” y un anacrónico “Consejo de Presidentes de la República”. ¿Una suerte de reminiscencia del Consejo de Estado durante la dictadura o una Cámara de los Lores 3.0? Vaya usted a saber, porque el “programa” no explica ni su fundamento ni su operatoria ni competencia. El mentado museo se da junto a las críticas que el mismo Piñera y la derecha hacen al Museo de los Derechos Humanos y se contrapone al ahorro fiscal, que propugna, con la creación de una institución sin arraigo histórico ni en el país ni en el exterior, impropia de un museo.
¿Valdrá la pena de efectuar estas reformas constitucionales cosméticas? ¿Serán estas las que esperan la mayoría de los chilenos? En materias más de fondo, Sebastián Piñera durante esta campaña presidencial se ha mostrado contrario a una nueva Constitución, más aún a una Asamblea Constituyente. El programa plantea “reorganizar los poderes del Congreso Nacional, fortalecer la Contraloría General de la República y modernizar –solo en ciertos aspectos- el funcionamiento del Estado.
Nada se dice por ejemplo acerca de nuevos derechos ciudadanos como el “derecho a la intimidad y derechos sexuales y reproductivos”, como también el “derecho a la vida, integridad física y psíquica”. Las posibilidades de matrimonio igualitario, adopción homoparental y otros derechos, se encuentran ausentes de la propuesta de Piñera y, es más, son ampliamente resistidos en buena parte de la derecha más conservadora, en especial la UDI, cuyos personeros controlan el comando del exmandatario.
Menos se acepta introducir a la Constitución cambios conceptuales que consagre no solo derechos tanto a nivel personal como societario, tanto civiles como políticos, sino que incorpore derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, transformando la educación, la vivienda, la salud y otros en derechos y no meros bienes de consumo, asegurándoles garantías del tipo jurisdiccionales. Menos asegura, dada su adhesión al modelo neoliberal más duro, la creación de mecanismos de control público de los recursos productivos, financieros y energéticos que sean determinantes, e incluso asegurando su gestión al Estado. Basta recordar el affaire del Litio o del caso Barrancones, donde la voracidad económica llevó al cohecho y a saltarse las vías institucionales.
No basta reforzar con más recursos instituciones como la Contraloría General de la República, el Ministerio Público, el Tribunal Constitucional o el SII, sino se la dota de independencia suficiente para transformarse en verdaderos órganos fiscalizadores con autonomía constitucional, no dependientes del gobierno de turno ni cuyos cupos se llenen con sillas giratorias.
Marcha atrás a reformas laborales
Sebastián Piñera ha notificado que de acceder al poder, “revisará” la reforma laboral promovida en el actual periodo y que entró en vigencia en abril de este año. “Cuidado con esta retroexcavadora, la maneja un conductor que lo único que quiere es destruir”, respondió al efecto el diputado socialista Osvaldo Andrade.
El punteo (programa) propuesto hasta ahora por el candidato derechista, no especifica en qué consiste la revisión a la reforma laboral. Por ello es importante reparar en quiénes serán los encargados de llevar adelante tales presuntos cambios, de llegar al gobierno, el equipo presentado al efecto por el propio exmandatario.
Entre ellos se encuentra Alfonso Swett, del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales de la Pontificia Universidad Católica de Chile, (Clapes UC), quien además es consejero nacional de la Sofofa; Sergio Morales, integrante de Libertad y Desarrollo, el Think Tank neoliberal de derecha; los exsubsecretarios de su gobierno, Fernando Arab, asesor de empresas en materias laborales, tales como KDM, Corona (contra Sindicato N° 7) y otras y Bruno Baranda (RN), generalísimo de la campaña de Pablo Longueira y quien alegó ante el Tribunal Constitucional en contra de la Reforma Laboral y el robustecimiento sindical, y la abogada Paola Casorzo, de la UC e integrante del estudio Munita & Olavarría. Antecedentes no muy auspiciosos, exactamente.