El segundo club más popular del país, Universidad de Chile, ha tenido días de espanto. Una seguidilla de derrotas –algunas por cifras humillantes- significó despido del DT y que afloraran disputas internas.
No hay duda: los azules hicieron carne la ley de Murphy. “Cuando las cosas marchan mal, siempre pueden ir peor”.
En un banco de pruebas de la Fuerza Aérea de Estados Unidos falló un experimento con cohetes que dirigía el ingeniero Edward A. Murphy. Ocurrió en 1949 y fue culpa de un asistente, que puso alambres al revés en un cableado. «Lo que pueda salir mal, saldrá mal», dijo amargado Murphy ese día.
De la prueba nunca más se supo, pero la frase dio origen a la mundialmente famosa “Ley de Murphy”, la cual casi 70 años después sigue vigente, con pequeñas modificaciones. La que utilizan en la U, después de sus recientes días de espanto (5 derrotas al hilo), es la siguiente: “Cuando las cosas marchan mal, siempre pueden ir peor”.
Ley “maldita”
Cuando la U hace un par de semanas cayó miserablemente ante un golpeado Colo Colo por 3-1, nadie imaginó que era el comienzo de una caída al despeñadero. No sólo perdió el liderazgo en el campeonato local, sino que complicó su clasificación a octavos en la Libertadores.
Le convirtieron 19 goles y apenas marcó 3 en los cinco últimos partidos. Sus técnicos interinos, César Henríquez y Esteban Valencia, así como jugadores, dirigentes e hinchas, esperaban remontar el pasado jueves ante Racing, pero no. La mentada ley de Murphy sigue vigente para la U, y tan “maldita” como la dictada en los años 40 por González Videla contra los comunistas.
¿Cómo salir?
¿Qué hacer ante tamaño desafío? El profesor de Filosofía y tarotista, Luis Miguel Andrés Llatas, en una columna publicada en el periódico digital español Mundiario.com, pareciera tener las respuestas.
Parte reconociendo que se recoge en el refranero popular que “las desgracias nunca llegan solas”, y quizá eso sea cierto. Pero, se pregunta, ¿cuáles son las causas que nos sumergen en una racha de mala suerte y sobre todo cómo poder salir de ella?
“Si partimos de la, a priori, nada esperanzadora sentencia de que todo sucede para que aprendamos, convendría detenerse un poco antes de dejarse absorber por una sucesión nada apetecible de acontecimientos desgraciados”, dice desde la comodidad de su sillón de analista.
“En realidad, somos bastante responsables de lo que nos sucede”, apunta, y como si estuviera hablándole a Pinilla, que jugó lesionado ante Cruceiro, sin hacerle caso al médico, y duró apenas un tiempo, añade: “Podemos decidir si a partir de ahí (lo que nos pasa) crecemos y nos venimos arriba, o retrocedemos, eludiendo toda experiencia y lamentándonos”.
Johnny Herrera, goleado miserablemente y, más encima, se lesionó. Todo mal.
Héroes y villanos
Posiblemente, dirigiéndose a Johnny Herrera, Andrés Llatas le diría: “Somos toda una sucesión de personajes con un rol predeterminado: dentro de nosotros tenemos al héroe, al valiente, al justiciero, al afortunado, pero también al tramposo, al mentiroso, al desvalido (prudente, no quiso mencionar ‘al que se le pasa la pelota por entre las manos’)”.
El terapeuta aconseja: “Conviene no caer en la trampa de la identificación, porque le estaremos dando escenario al personaje. Estemos atentos. La atención es la base de la transformación. Céntrate en los aspectos positivos que toda situación encierra y usa la energía de la misma para vencerla”.
En definitiva, dice, “el poder siempre está en ti, no en nada que venga de fuera. La fe y la confianza son las piedras angulares de todo cambio”, y no en la receta de Pablo Guede, el exDT colocolino, que usaba plantas de ruda en el camarín para espantar los malos espíritus. Fracasó, porque aunque le ganó a la U, no le perdonaron la caída con los cetáceos ecuatorianos (el modesto Delfín de Manta). Lo echaron igual.
¿Y los brujos, qué?
En cuanto a los gurús, chamanes y brujos que ofrecen remedios milagrosos, a los que suelen recurrir las mentes desesperadas, “realmente pueden funcionar si les damos el poder para que su remedio funcione porque, saliendo de la cárcel de lo cotidiano, alguien rompe nuestro molde racional y nos reconecta con la energía interna que nos hace vislumbrar un posible cambio”, expresa el profesor Andrés.
“Si racionalmente no podemos justificar la mala fortuna, mágicamente nos consuela pensar que hay una solución posible que nos haga reconectar con otro personaje: el héroe, el valiente, el justiciero”… el que no olvida que ataja hasta los penales.
La mala suerte
Continuando con la búsqueda de soluciones para la U, apareció la psicóloga y escritora española, Valeria Sabater. Ella también ha desarrollado teorías sobre qué hacer para enfrentar una mala racha.
“Hay momentos en la vida en los cuales parece que la suerte nos ha dado la espalda”, dice. “Sin embargo, en vez de ver en estas situaciones una falla del destino, se puede asumir como un reto más, levantase del piso y continuar: eso se llama resiliencia y todos podemos aplicarla”.
En el medio colombiano, Vanguardia.com, la valenciana Sabater explica: “La resiliencia es la capacidad que tenemos todos los seres humanos de afrontar los momentos difíciles con una mirada positiva y práctica”.
“Suena bonito”, diría Carlos Heller, “pero hacerlo no es sencillo”. En efecto, la psicóloga explica que no es fácil aprender a ser resiliente, “es un proceso que requiere tiempo y auto-conocimiento, sin embargo, existen algunos puntos claves que nos permitirán renacer después de una temporada difícil”.
Consejos varios
El siguiente es un aporte de Valeria Sabater para los jugadores de la U, que podría serles útil sea cual fuere el resultado de este jueves en Avellaneda,
Capacidad de introspección: es importante tener un espacio y tiempo propios para reconocer, e incluso conocer, quiénes somos. “Es obligatorio detenerse y, simplemente, atender a ese rumor interior que te perfila como persona vulnerable y también fuerte”, explica la experta.
Motivación: más allá de las razones de la pérdida o fracaso que sufrió y de la situación en la cual se encuentra, la psicóloga explica que si tiene en mente un proyecto para su vida, esto le dará la motivación que necesita para continuar: “su proyecto, su necesidad por seguir adelante, ilusionarse de nuevo por la vida y por los suyos. Todos debemos tener un plan existencial, un objetivo en el horizonte por el cual seguir sonriendo cada mañana”.
Regularse emocionalmente: “está bien que sienta la rabia, la pena, el desconsuelo, la tristeza… es esencial llorar y desahogarnos. Pero una vez hayamos pasado esta etapa, toca levantarnos y regular estas emociones, racionalizándolas primero hacia la aceptación y luego a la superación”, señala Sabater.
Autoconfianza: no se trata de caer en el cliché de la autoayuda, pero sí en tener confianza en las propias capacidades, en buscar alternativas y creer que será posible continuar. “Mantener una actitud positiva ante la vida, es una necesidad. Sabemos que en ocasiones no es fácil, que las tinieblas nos asolan sin que nadie lo espere, sin que nadie se haya preparado ante ello y que puede resultar imposible asomar una sonrisa en tales circunstancias”, explica la experta.
Buscar los recursos: Sabater explica que sí existen alternativas y que tenemos que buscarlas para hallar soluciones a lo que nos inquieta: “busque, esfuércese, quiérase y convénzase de que merece ser feliz y que va a conseguirlo. En ello se esconde la clave de la resiliencia”.
A limpiar llaman
En suma, hay que dejar de quejarse; cámbielo por agradecimiento; la queja es tóxica. Considere que la vida es cíclica: la Luna crece, mengua, desaparece y regresa; las estaciones se suceden una tras otra: invierno, primavera, verano, otoño.
Es positivo pensar que todo sucede para nuestro aprendizaje; no está demás replantearse los malos períodos como un reajuste necesario, llegó el momento de limpiar lo que ya no nos sirve. Vivamos el proceso de mala suerte como una trasmutación necesaria hacia lo que verdaderamente somos.
¿Qué cantarán Los de Abajo en los próximos días?