Por LUIS CASANOVA R.
Todos los lunes, desde hace dos años, un grupo de exfutbolistas de Universidad de Chile liderados por Diego Rivarola se reúne a jugar partidos amistosos con diversos equipos, algunos también de exprofesionales y otros aficionados, funcionarios de empresas y simples fanáticos del deporte rey. Hasta tienen nombre: “Corporación más allá del horizonte”.
Uno de esos azules emblemáticos es León Cohen, arquero en la década de los '70, quien hoy ejerce la profesión de psiquiatra en un despacho que se ubica a pocos pasos de la Plaza Perú, en la comuna de Las Condes.
En esos parajes dialogó con Cambio21, pero no sólo de peloteo, sino que de una interesante relación que existe entre el fracaso de la selección en las clasificatorias para el Mundial de Rusia y el retorno al poder de Sebastián Piñera.
Aunque usted no lo crea, todo calza.
No hay futuro
- Primero hablemos de fútbol. Todavía no podemos creer lo que le pasó a “La Roja”.
- A ver, en el último período había una inquietud respecto a que el equipo de la “generación dorada” heredera de la Sub-20 de Canadá estaba envejeciendo, perdiendo protagonismo en sus clubes en el exterior, lo que pasa porque en el fútbol actual se envejece muy rápido, y teniendo mucha actividad laboral, que en Europa es algo acostumbrado, aunque una cosa es allá y otra en Chile. Luego de los triunfos épicos e históricos, como las dos Copas Américas, y la excepcional vicecamponato de la Copa Confederaciones, que de hecho ya es inimaginable estar ahí, pero que fue decepcionante porque lo tuvimos ahí y lo perdimos ante Alemania.
- Hasta ahí todo bien.
- Sí. Esta generación ha logrado triunfos, pero tampoco podemos decir que es un grupo que ha instalado una especie de identidad futbolística tal que en el fondo se interiorice un estilo de juego y de victorias como fortaleza. No hay que olvidar que las copas las ganamos por penales, por lo tanto fueron bastante azarozas. Además, que tampoco se apoyan en uns historia actual, dado que los campeonatos locales son mediocres, las generaciones jóvenes están muy por debajo de la selección “dorada” y la competitividad de los equipos es pobre, y eso se ve en que no logran clasificar a la segunda ronda de Copa Libertadores. Incluso los campeones están compuestos por viejos con nuevos que tienen mucha fuerza física, pero con mala calidad técnica. Por eso que no tenemos mucho futuro y por eso cuando surjen los Pablo Neruda y las Gabriela Mistral no necesariamente tiene que ver con una historia precedente y no condiciona que salgan más poetas de ese nivel.
- ¿Qué me quiere decir?
- Que lo que nos pasó nos iba a pasar igual en dos o tres años más. Rusia se supone que iba a ser el último Mundial. Eso sí, fue una decepción muy grande, donde yo le entrego toda la responsabilidad a la dirección técnica (Pizzi) que no supo planificar una clasificación con un plantel cansado y envejecido después del fuerte desafío de la Copa Confederaciones. Había inquietud en los partidos finales. Se esperaba que se ganaran, pero eventualmente podía no ser así. Pasó eso. Fue todo muy mal organizado. Para muestra un botón: la no nominación de Marcelo Díaz, que había tenido problemas, pero que en lo moral fue una decisión pésima. Muy mala lectura. Esa decepción no borra lo ganado, como por ejemplo, el icónico 2 a 0 a España en Brasil 2014. Con Argentina pudimos haber perdido, porque tuvimos suerte. Con España se ganó por mucho que ellos no venían bien después de perder con Holanda. Eran los campeones. En fin, fue una decepción, pero no borra todo lo que infundió en términos de mentalidad deportiva y competitiva en la cultura del país, lo que se refleja en otros ámbitos de la sociedad.
- No me diga que hay un nexo con la política.
- Evidente. Estábamos viviendo un período presidencial marcado por reformas que todos sabemos que eran muy necesarias, pero hechas de una manera muy apresurada y desprolija. Por eso que al final se convirtieron en una especie de tornillo al revés, que es parecido al tema de las clasificatorias, dado que pudo haber sido hecho de una manera más adecuada, prudente, acotada y focalizada en ciertos puntos. Sin embargo, se hizo de una forma onmipotente y algo megalomaníana, que terminó siendo un enredo gigantesco. Eso sí, hay un mérito muy grande de la Presidenta Bachelet: se instalaron las reformas y Piñera no las va a poder sacar y va a tener que refinarlas y hacerlas más prácticas. Eso incluye también la reforma constitucional en el mediano plazo.
- ¿Lo mismo rige para la Nueva Mayoría en la elección presidencial respecto a la lectura del país?
- También. Fue una lectura muy mala. El país no es el país de los '70, no es ideologizado y es un país de personas que en virtud del desarrollo que hubo a partir de los '90 y de las ganancias materiales que trajo el sistema neoliberal tiene otra mentalidad. La gente tiene un nivel cultural mucho más pobre y que piensa en los beneficios, que todos valoramos, como lo es el buen televisor, un autito, una casa más decente, un sistema de Metro que funciona un poco mejor que antes, un Transantiago que de a poco comienza a mejorar, lindas y buenas carreteras, vacaciones masivas dentro y fuera del país en avión, etc. Entonces, si se creyó que apelando a una cultura sociopolítica de la población y atacando de esa forma a la derecha tradicional se iba a obtener la votación, pues bien, fue un error gigantesco. Por ende, el que hayas reformas y cambios, sobre todo para la gente joven, refleja la votación del Frente Amplio y de Beatriz Sánchez, que en mi opinión llegó hasta ahí y se acabó. El tema es enfrentar a la derecha no yendo a votar masivamente fue también una desprolijidad y una ingenuidad si se pensaba que se podía ganar la elección de esa manera. Por eso ocurrió lo que ocurrió.
Príncipe Felipe
- En este esquema de que estamos igualando el fracaso de la selección chilena con la victoria de Piñera, resulta que llegó un colombiano, Reinaldo Rueda, que trae su currículum. Ambos parten en marzo con empresas muy complicadas, un gobierno supervigilado por las redes sociales y un equipo presionado ante el más mínimo error.
- A ver, es un hecho mundial el que las autoridades y las figuras públicas saben que todo el planeta está escarbando en la web los antecedentes de ellos. A veces son fidedignos, a veces no, lo que se conoce como la “pos verdad”. Ahora, hay que decir que Piñera es un hombre muy afortunado (ríe). Está tomando al país con el cobre subiendo de precio, con inversionistas nacionales interesados en movilizar sus capitales. Por lo tanto, hay una expectativa económica para los próximos años con un crecimiento del 3%. A pesar de Trump y de las secuelas de las políticas de Obama, Estados Unidos está creciendo como pocas veces en su historia, lo que es un beneficio para un Chile exportador y el desarrollo del mundo. Trump podría arruinar todo con una locura como las que ha hecho hasta hoy. Y Piñera toma la presidencia en un momento de desarrollo y en el que él puede enfrentar las cosas de una manera más fuerte, pero no contra la izquierda, sino que a la derecha extrema. Él debería atreverse a enfrentar a Kast (José Antonio) y a los más duros de la UDI y continuar con las reformas y hacer un gobierno de centroderecha que promueva una mayor igualdad y un mayor desarrollo en educación y en la tributación de las empresas. Pero si cae en la condescendencia con la derecha se va el suelo.
- ¿Piñera está igual que antes?
- No, está mejor. Cuando tomó el gobierno en 2010 estaba muy acelerado y muy alterado emocionalmente y las Piñericosas fueron por decenas, lo cual fue muy vergonzoso para la autoridad presidencial. Ahora lo veo mucho más contenido y más tranquilo, aunque esté lleno de tics. Lo interesante, incluso más que en la vez anterior, son los ministros que va a elegir. Es una buena idea que elija a Chadwick en Interior. Es un tipo de la UDI que tiene una cierta cordura que más se acerca a RN. Es menos ultra. Y eso ayuda a Piñera, que no vive por la derecha. Y fíjate tú que Rueda, por su parte, tiene más tranquilidad para dirigir a la selección que Piñera con el país.
- ¡No me diga! Se puso interesante la cosa.
- Rueda recibe a una selección mucho más dañada que el país que recibe Piñera, pero las expectativas de Piñera son más altas que Rueda, que le pedimos que recomponga al equipo y darnos una posibilidad de competir, pero ya no para exigirle que gane la Copa América de 2019. Le pedimos cuando partan los amistosos que se inponga una autoridad y una disciplina, un orden y una prolijidad y que sobre todo vaya siendo capaz de ver a los futuros jugadores que pueda descubrir, la próxima generación, no dorada, pero parecido a eso. Me parece un tipo bastante serio y responsable. Lo veo mejor que a Pizzi, que en el fondo se aprovechó de la herencia que venía de Bielsa y Sampaoli. Al revés, Piñera tiene la obligación de cumplir con la expectativa. Y como la gente de la UDI, de RN y todos los empresarios no lo validan y lo desprecian, es claro que votaron por él porque no había otro. Por eso que su responsabilidad es manejar a este conglomerado, que lo rechaza, va a tener más político cuando él no es un buen político, y tendrá que administrar con eficencia. Y si no lo hace, las calles se le van a llenar de gente. Por lo tanto, Piñera no será parte de la “generación dorada” de la derecha. La generación dorada de la derecha la encarna Felipe Kast.
- ¿Usted cree? Fue bastante crítico y vehemente en la misma campaña, con Ossandón, y Piñera y ahora al cuestionar la manipulación de cifras del Banco Mundial vino la furia de sus pares de la UDI y RN.
- Es que su posicionamiento es de centroderecha, en el sentido que sus opiniones son las que provienen de la gente razonable. Te diré que si estuviera Pinochet vivo habría declarado a Cristián Larroluet y toda esa gente como traidores, por cierto si resultan realmente involucrados. Y si los hubiera pillado en Chile los mete a la cárcel. Por traición al país. Si es cierta la vinculación con este boliviano (Augusto López-Claros) para dar falsas informaciones y así dar desprestigio, se trata del país, ya no de la Presidenta. Es como la trama rusa. Por eso Kast tiene toda la razón. Y aquellos que defienden una posición contraria defienden algo indefendible. Es miserable eso.