Oh I'm just counting

Leyenda del boxeo Godfrey Stevens que falleció en Canberra cuenta porqué se fue a Australia: "En la UP fuí hostigado y tratado de momio" y en la dictadura "era tratado de izquierdista porque reclamaba por la libertad"

Por Alfredo Peña R.

Este sábado murió en Canberra, la capital política de Australia, uno de los más importantes deportistas chilenos: Godfrey Stevens. Fue un pugilista que disputó un título mundial en Japón, frente al campeón Shozo Saijo, el 8 de febrero de 1970, en el gobierno de Eduardo Frei Montalva. A pesar de haber perdido en un disputada pelea en Tokio, Stevens fue recibido como un héroe en el aeropuerto de Pudahuel.

Diversas crónicas periodísticas de la época daban una leve ventaja al chileno sobre el japonés, en su afán de quitarle el título. No obstante, ese favoritismo había que demostrarlo sobre el cuadrilátero del Budokán Arena, escenario escogido para la pelea.
El diario La Nación del 7 de febrero de 1970, el día antes de la pelea, relataba de manera distendida las horas previas de Stevens al combate. Tal relajo, entre comillas, sólo fue alterado por una llamada telefónica desde Santiago.

Su interlocutor, el Presidente de la República, Eduardo Freí Montalva, quien conversó con el púgil para saber cómo estaba y desearle suerte en la pelea. La respuesta del boxeador, sorprendido y emocionado con el llamado fue: "Estoy bien presidente, subiré al ring a ganar".

En la revista digital "PUGILISMO CHILENO" y en una entrevista realizada por Gustavo Mártin Montenegro en Canberra - Australia muestra de sus propias palabras, el porqué la leyenda del boxeo en nuestro país tuvo que irse en un auto exilio, ya que estuvo siendo hostigado y maltratado, según el mismo por la Unidad Popular y por la dictadura.

Esta es la entrevista:

Godfrey Stevens es una persona que no necesita presentación. Ídolo de los chilenos en la década de los 60 y 70 y con una historia que muy pocos pueden contar.

Su padre, de origen inglés y su madre chilena, de la ciudad de Iquique, lo inscribieron en el año 1951 en el famoso club México de Santiago para que aprendiera a pelear y a defenderse de los niños del barrio que le pegaban para arrebatarle los juguetes que su abuela le enviaba desde Inglaterra.

Allí, casi sin quererlo, empezó su carrera boxeril que lo llevó a ser campeón de Chile en 1963 (en la categoría pluma, con 57 kilos y 125 gramos) y campeón sudamericano en 1967. El 8 de febrero de 1970, viaja a Tokio a disputar la corona mundial frente al japonés Shozo Saijyo, mientras Chile entero sintonizaba los aparatos de radios para escuchar y seguir el combate boxeril y desde la distancia, sentirse juntos a él y expresarle así, la profunda admiración que sentían por el campeón chileno.

Tuvimos la oportunidad y el privilegio de conversar con Godfrey en su casa en Canberra, donde vive desde el año 1986, después de una corta estadía en el suburbio de Manly en Sydney. Allí nos contó su historia; le hicimos preguntas, pero sobre todo, - debo confesar -, me encontré con un hombre de una gran riqueza humana y de una profunda paz interior. Ello me permitió sentirme cómodo desde el primer momento y saborear sus triunfos, contados con pasión, como si éstos hubieran sido míos.

- ¿Cómo definiría usted a Godfrey Stevens?
Persona normal, con defectos que trato de superarlos; católico y con grandes aspiraciones. Daría mi vida por sus ideas aunque ellas no sean las mías.

- ¿Cómo empieza la carrera boxeril de Godfrey Stevens?
Bueno, en el club México me entusiasmé con el boxeo. Hice como 40 peleas como aficionado, antes de pasar a ser profesional. Cuando hacía mi servicio militar en 1956, fui campeón de la 2da. División del Ejército y vice-campeón de la olimpiada militar. En el año 1960 pasé a ser profesional, en la categoría pluma, y sostuve más 80 peleas. De ahí, como usted sabe, fui campeón chileno y sudamericano, llegando a disputar la corona mundial en Japón.

- ¿Por qué dejó Chile? ¿Cuál es la razón de llegar a Australia?
Era algo que venía pensando mucho tiempo antes de venirme. El gobierno de la Unidad Popular me trató mal, pese a que conocí personalmente a Salvador Allende y recibí de él felicitaciones por mi carrera boxeril. Fui hostigado y tratado de momio, cuando en la realidad yo era simplemente un deportista.
En el gobierno militar aconteció lo mismo. Me pusieron la aplanadora. Era tratado de izquierdista porque reclamaba por la libertad. Yo era deportista y quería vivir al margen de los acontecimientos políticos. La libertad era para mí algo fundamental en las relaciones sociales. No me entendieron y entonces decidí venirme.

- ¿Además de la actividad deportiva que hacías en Chile?
Yo trabajé 14 años en Empresa de Transportes del Estado y luego un tiempo en Cerro Blanco, en Polpaico. En 1960, cuando empecé a ser profesional en el boxeo, puse un pequeño negocio de venta de televisores y línea blanca, que vendía a sindicatos de trabajadores para que pagaran menos intereses de lo que pagaban con los negocios grandes.
Cuando los sindicatos fueron disueltos por el gobierno militar, yo tuve que terminar mi negocio y tuve que empezar de nuevo. Con la platita que tenía empecé de a poco a comprar autobuses de transporte. Llegué a tener tres en la línea Colón-Oriente. Las presiones, cada vez más fuertes e inaguantables y los deseo de darle una mejor vida a mis hijos, me llevaron a tomar la decisión de venirme a Australia.

- ¿Hubo choque cultural al llegar a este país?
Realmente no. Yo había viajado mucho y para mi no era extraño llegar a otro país. El choque que tuve fue ver a mi comunidad chilena hecha pedazos en Canberra. Sin unidad y con un desquiciamiento de unos a otros inconcebible. Habiendo tanta gente preparada, no he logrado entender el estado en que se encuentra nuestra comunidad.

- ¿Ahora que el gobierno ha lanzado la idea de la Región del Encuentro (XIV Región de Chile), qué piensas al respecto?
Que debe ser un esfuerzo mayor de parte de los chilenos que vivimos en el extranjero, que del gobierno de Chile. La idea es beneficiosa por el aporte que podemos hacer. La idea necesita mayor claridad. Me molesta que vengan delegaciones de funcionarios desde Chile a gastar dinero de los chilenos en cosas que no conducen a nada.
Aquí, en Australia, hay gente capaz que puede hacer estas cosas sin que signifique tanto gasto para el país. Este proyecto de integrar a los chilenos y vincularlos a Chile, debe ser algo serio, reflexionado y las decisiones que se tomen deben llegar hasta el último.

- ¿Podrías hablarme de tu familia?
Bueno yo me casé con Luisa Aída Maldonado hace 41 años. Yo tenía 21 años y Luisa 18. Tenemos cinco hijos, en este orden: Catherine, Constance, John, Paul y Alexander. Tenemos 12 nietos y vivimos una relación de unidad muy grande. Mi hijo menor, vive en Japón y está casado con una japonesita. Somos felices y todos luchando por la vida. Soy un hombre feliz con mi familia.

- ¿Como te ha tratado Australia?
Bien. Estoy contento en este país. Nos ha tratado bien. No me puedo quejar. Trabajé haciendo limpieza en oficinas y estuve por 9 años a cargo de un edificio. Hoy estoy retirado, pero no jubilado (se ríe).

- Para terminar esta entrevista, ¿podría contarnos la caída que tuvo en el ring frente a Shozo Saijyo que te costó el título mundial?
Sí, esto se lo conté hace poco a un periodista chileno el año pasado en Chile. El no me botó, yo me resbalé. Se produjo un efecto óptico, ya que justo en el momento que me caigo una mano de Saijyo cruzaba mi cara, pero nunca me tocó. El juez no me creyó y me marcó cuenta de protección, lo que me perjudicó y perdí.