Por Francisco Castillo
Las hijas de Eva se empoderan cada vez más, qué duda cabe. Desinhibidas, seguras de sí mismas, avanzan en todos los planos, dejando de lado lamentos y complejos.
Uno de los íconos de esta literatura rebelde se estrena en Chile. La española Elísabet Benavent, conocida en Internet por su apodo BetaCoqueta.
El término “chick-lit” se refiere a la narrativa centrada en los nuevos estilos de vida de las mujeres occidentales. Surgió casi simultáneamente en Londres y Nueva York. Primero en 1996 con “El diario de Bridget Jones”, una obra divertida e inteligente escrita por Helen Fielding, natural de Yorkshire.
Al año siguiente, en La Gran Manzana aparece el libro “Sex and the City”, de Candace Bushnell, también llevado al cine y la TV. Sus cuatro protagonistas son treintañeras desenfadadas, hilarantes y hablan sin tapujos sobre sus contemporáneos.
Ficcion post feminista
Con respecto al término “chick-lit”, en el argot anglo-americano ‘chick’ equivale a chica y ‘lit’ hace referencia a literatura. El término fue introducido por Cris Mazza y Jeffrey DeShell como título irónico cuando editaron su antología: Chick-lit: Ficción Postfeminista, publicado en 1995.
Las autoras del género no se dieron por aludidas. Continúan mostrando con total libertad su capacidad para abordar temas que, hasta antes, parecían tabú. Todos los controles que les imponía la tradición machista quedaron fuera.
Sin complejos han abordado la extensa gama de experiencias por las que atraviesa la mujer actual, incluyendo el amor, el noviazgo y los problemas de género. También temas duros, como la violencia intrafamiliar y el sexo perverso.
Aparece “BetaCoqueta”
La tendencia llegó a Madrid. Allí, la valenciana Elísabet Benavent (33) comenzó a cultivar el género en Internet, bajo el seudónimo de BetaCoqueta, escribiendo las historias de Valeria, su primera protagonista. Sus peripecias atraparon a las lectoras españolas. Las seguidoras sumaron decenas de miles.
Ella no lo podía creer: “Cuando autopubliqué en Amazon la historia de Valeria, pensé que me leería solo un puñadito de gente y que la mayoría serían conocidos. Ver como esa ‘familia coqueta’ ha ido creciendo día a día ha sido muy emocionante. Las redes sociales han sido esenciales; sin ellas, no habría podido llegar al público”, dijo la autora al sitio Hojas Mágicas:.
El suceso de Benavet en las redes llegó a oídos de la casa editorial Pengüin Random House, que le propuso convertir en novelas sus relatos. Así nació, en 2013, el primer best seller de Benavet: “En los zapatos de Valeria”. Siguió después una seguidilla hasta llegar a 15 títulos: “Libro que publica, libro que se vende, edición tras edición”, comentan en España. A la fecha, ha vendido 800 mil ejemplares.
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Después de “en los zapatos…”, presentado en 2016 en Chile, a fines de 2017 se publicaron “La Magia de ser Sofía” y “La Magia de ser nosotros”, ya en librerías nacionales.
Fiel a su estilo, dice la autora:
-Podría hablar de mí misma en tercera persona, pero prefiero seguir siendo yo misma. Mi nombre es Elisabet Benavent, aunque casi todo el mundo en redes sociales me conoce por mi Alter Ego, “BetaCoqueta”. A ratos somos la misma persona, a ratos nos tiramos de los pelos, pero solemos convivir en paz.
“Les cuento que, desde septiembre de 2013 publico libros. Soy licenciada en Comunicación Audiovisual y completé mis estudios con un máster sobre Comunicación y Arte en la Universidad Complutense de Madrid, ciudad en la que resido con mi marido, Mr. Coqueto, desde entonces. En octubre de 2014 me lancé a la piscina con esto de la escritura y ahora le dedico todo mi tiempo”.
Humor duro
El singular estilo chick-lit desarrollado por Benavent se despliega en su blog BetaCoqueta. Con sinceridad y humor, transita entre lo ameno y la comicidad dura, como la que practican las cultoras del stand up comedy que escandalizan en Chile.
Para muestra, lo que escribió en agosto del 2014 sobre “Las grandes mentiras de los hombres”:
"La puntita nada más" Eh… cuéntame otra. ¿Qué interés va a tener alguien en meter la puntita nada más? Eso que nos mira amenazante no va a contentarse con saludar, y lo sabemos. Si cedemos es porque queremos, no porque nos engañéis, que conste en acta.
"Eres la única para la que tengo ojos…". Si lo acaban con un “mi amor”, puñetazo. Entonces aquel día en la cola del cine, cuando mirabas maravillado el bamboleo de las tetazas de aquella tía que no llevaba sujetador (ni lo echaba de menos) era por fines científicos. Qué mala cabeza la mía. Siempre se me olvida lo de tu tesis sobre “la parábola del movimiento en pechos enormes de tías sin sujetador”. Cretino.
“Ponerse bikini en público”. En realidad ni siquiera me gusta el traje de baño. Como decía una compañera, es como pasearte en ropa interior delante de gente desconocida. En lugar de “operación bikini” yo lo llamaría “matadme, por piedad”. No es una cuestión de complejo, que conste: me meto en la ducha todos los días y paso por delante del espejo. Sé lo que tengo, cómo lo tengo y hasta dónde lo tengo y hace tiempo que eso ya no supone latigazos mentales. Lo que pasa es que no me gusta salir del agua con los pezones como nueces y que me los vea todo el mundo.
"Muslitos de pavo". Soy gordita desde que mi madre me trajo al mundo, así que para mí el verano es siempre sinónimo de que me rocen los muslitos de pavo. Se tienen mucho aprecio entre ellos y conforme van andando en pantalón corto o falda, van haciéndose cada vez más amigos… y no sabes lo que escuece su amor. Y cuando vas a la playa… ¡fiesta en el infierno!
En el fondo, rebeldía
Según la autora, las historias de amor que relata en sus novelas aparentemente son románticas, pero encierran en realidad una rebeldía y una tendencia a romper los límites que tantas veces se le pusieron a las mujeres. El suyo es un desparpajo transgresor, lejos de todos los tabús, que suelen aparecer hechos añicos. Y todo ello en un ámbito generalmente urbano.
“Yo creo”, dice, “que el chick-lit ha evolucionado desde los comienzos. Las historias más o menos fuertes, o subidas de tono, están en consonancia con las novelas. Creo que el chick-lit es una evolución de la novela romántica. El chick-lit, para mí, es una oda a la naturalidad. Y por eso es cada vez más explícita. Es lo natural: forma parte de la vida de cualquier chica”, asegura.
En teoría, estas mujeres parecen haber superado la lucha por sus derechos. Están ya en otra cosa.
Nacida en las redes
Como genuino producto de internet, Benavent es la perfecta representante de una nueva generación de escritores. Ahí la encontró su editorial, pero ella ya había tenido su éxito personal con los lectores. “Una novela no existe sin lectores. Yo nací en las redes... es cierto. Hoy puedes construirte tu propia campaña de comunicación... En cuanto a mis libros, en realidad son un espacio de reflexión. Y yo he querido que sirvan también de reflexión a las lectoras. Siempre miro hacia mis amigas... creo que las mujeres somos muy autoexigentes. Y la perfección es muy aburrida”.
Al que se aventure en la obra de Benavent, le sugerimos que se sujete bien a la montura, porque, como decía el huaso, “vamos a galopiar”.