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Los particulares y sinuosos caminos que han unido a Piñera con Cristián Barra: El operador político favorito del Presidente que lo ha designado en cargos importantes sólo con enseñanza media

Foto: Piñera abraza a Cristián Barra, junto al exsenador Alberto Espina

 

Por Alfredo Peña R.

Con una remuneración mensual de $5,9 millones, Cristián Barra Zambra, era asesor de la Subsecretaría del Interior en materias de gestión de riesgos y emergencias y lideraba dos rankings porque era el colaborador contratado a honorarios con el sueldo más alto del Ministerio del Interior y el trabajador, sólo con enseñanza media, mejor pagado del gobierno de Piñera. 

Como se sabe, Barra renunció o fue obligado a renunciar este domingo a ser delegado presidencial en La Araucanía, por sus declaraciones sobre las Fuerzas Armadas, pero no se sabe si seguirá trabajando en el Gobierno, donde ha sido el operador político favorito del Presidente Piñera, con quién tiene lazos de confianza desde 1990 y antes.

El caso de la remuneración de Barra es resultado de un análisis con información de abril desde 2018, publicada por los 23 ministerios en sus sitios de transparencia, dentro de las dotaciones de personal a honorarios, contrata y planta. El análisis consistió en identificar las remuneraciones más altas dentro del gobierno central e individualizar a aquellos colaboradores gubernamentales que sólo acreditaban enseñanza media.

En el primer gobierno de Piñera, Barra también trabajó para la subsecretaría del Interior. Desde ese rol le tocó ser parte del equipo de rescate de los 33 mineros. Tras ello se hizo cargo de negociaciones para poner fin a conflictos como la toma de predios en Isla de Pascua. En 2012, bajo la misma administración, asumió como jefe del Plan Estadio Seguro. Sin embargo, fue su trayectoria como participante y jefe de campañas políticas lo que le permitió al asesor transformarse en una persona cercana al Mandatario y al ex senador y ex ministro de Defensa, Alberto Espina hoy abogado del Consejo de Defensa del Estado, designado hace tres meses por Piñera.

Cristián Barra trabajó en la campaña presidencial en el comando de Piñera y fue el encargado de coordinar grupos de WhatsApp con ex funcionarios del gobierno para respaldar en redes sociales a la candidatura presidencial. En 2009, antes de entrar a La Moneda, fue candidato a diputado por La Araucanía y previo a ello fue presidente regional de RN. En 1993, fue jefe de campaña de Andrés Allamand.

Según el listado resultante, otras dos funcionarias sin título de educación superior, que ingresaron a inicios de este Gobierno, obtuvieron un salario superior a $ 4 millones brutos. Se trata de Pilar Cuevas Mardones, jefa de división de municipalidades de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo ($4.864.560, contratada en planta) y Andrea Balladares, jefa de división de gobierno interior ($4.054.070, a contrata).

Tal como Barra, ambas trabajan en La Moneda y militan en RN. 

Barra, el operador político favorito de Piñera

Un reportaje del diario digital The Clinic, aseguró Cristián Barra Zambra tejió sus primeros lazos políticos al interior de RN en plena década de los ’90, bajo el alero de la llamada “Patrulla Juvenil”. Es conocida su cercanía con Alberto Espina, quien lo llevó a convertirse en su mano derecha como jefe del regional del partido en La Araucanía. Además, fue jefe de la campaña a diputado de Andrés Allamand en 1993.

Varios años antes estaba a cargo de la sección metropolitana del partido, donde padeció algunos coletazos del Piñeragate, caso que puso en conflicto a Sebastián Piñera con otros influyentes líderes de RN, como Evelyn Matthei y el ex senador y ex presidente de RN, Sergio Onofre Jarpa.

Este último incluso expresó un reclamo formal en el Consejo General del partido en La Serena porque, paralelamente a sus funciones dentro de RN, trabajaba para Sebastián Piñera en Bancard. Según el fallecido exsenador, el actual mandatario tenía la intención de “comprar al partido” a través de Cristián Barra.

La década de los 2000 no fue la mejor para Barra. Había abierto junto a un grupo de socios el restaurante AZ en la aavenida Perú de Recoleta. Sin embargo, fue arrestado y se mantuvo dos días preso por una demanda que lo acusaba de giro doloso de cheques.

Años después se asoció con el hermano del presidente, Miguel “Negro” Piñera para abrir la discoteque Studio 54. El negocio no prosperó y devolvieron el inmueble. Sin embargo, su dueño Andrés Muzzard presentó una querella por hurto, ya que faltaban una serie de equipos de música. Si bien el 2002 se emitió una orden de aprehensión contra ambos por este caso, nunca se concretó.

Los problemas judiciales de Barra no terminaron ahí. En 2007, su primera esposa lo demandó por no pago de pensión alimenticia. En su contra fue emitida una orden de arraigo y condenado a cancelar tres sueldos mínimos para la mantención de la familia.

Aquella década culminó con su candidatura a diputado por La Araucanía, no obstante, le faltaron 300 votos para salir electo y terminó quedando fuera de la Cámara.

Llegó el primer Gobierno de Piñera y tuvo nueva vida


El primer gobierno de Sebastián Piñera supuso una nueva oportunidad para Barra, señaló The Clinic, quien fue uno de los primeros convocados a esta nueva administración como jefe de la División de Gobierno Interior, en estrecha colaboración con el entonces ministro Rodrigo Hinzpeter.

Sin embargo, las críticas no tardaron en llegar. Hubo legisladores que cuestionaron su prontuario, el que contrastaba con el “gobierno de excelencia” que prometía el Presidente. De hecho, un reportaje de La Segunda reveló que en el Ejecutivo había tres funcionarios que ganaban sueldos de siete dígitos sólo teniendo Cuarto Medio rendido, entre ellos, Barra.

Sin embargo, cumplió un rol valioso para el Gobierno. Le tocó encabezar el despliegue del comité de emergencias para la reconstrucción posterior al terremoto del 27/F, cumplió un rol clave en el rescate de los 33 mineros atrapados en la mina San José y coordinó la evacuación del borde costero para el terremoto y tsunami en Japón, que arrasó con la central nuclear de Fukushima en 2011.

Esto lo llevó a ser nombrado como jefe del plan Estadio Seguro en abril del 2012, iniciativa de Piñera que pretendía frenar los incidentes producidos por las barras bravas al interior de los estadios. En esta área volvió a recibir críticas, porque los desmanes no pararon e incluso se registraron violentos enfrentamientos de hinchas. Incluso fue acusado de tener vínculos con barristas-delincuentes de las barras bravas de algunos equipos chilenos.