Oh I'm just counting

Los siete días de Piñera: entre la piedra angular y el segundo accidente

Por Guillermo Arellano
 
 
A diferencia del 11 de marzo de 2010, cuando una fuerte réplica de casi siete grados sacudió la zona central del país en el cambio de mando que instaló a Sebastián Piñera en La Moneda, el pasado domingo 11 de marzo hubo un caluroso día de verano en lo que fue su retorno al cargo.
 
Sintomático o no pensando en los tiempos que se vienen, el tema es que ahora no fue necesario elaborar una agenda de urgencia generada por un terremoto y un tsunami. Menos mal.
 
Tampoco se entregaron pendrives a los nuevos ministros, tal como hace ocho años, lo que en opinión de los distintos analistas pone a Piñera como un jefe de gobierno “más político y menos gerente”, sumado a la ausencia de empresarios, con la sola excepción de Alfredo Moreno en Desarrollo Social, situación que incluso permite tildar esta segunda experiencia como “la concertación de derecha”.
 
El potente juicio proviene, entre otros, del columnista de El Mostrador Pedro Santander, quien puso sobre la mesa los conceptos con los que el otrora dueño de Chilevisión pretende pavimentar el camino de esta suerte de “arcoíris 2.0”: acuerdo nacional, recuperación del Estado, fortalecimiento de la familia y de la natalidad, Dios, equilibrios macroeconómicos y fiscales y preocupación central de la clase media.
 
Marco Moreno, decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la Universidad Central, añade “los cinco acuerdos nacionales que se presentaron en cuanto a infancia (reforma al Sename), seguridad ciudadana (policías), salud, pobreza y paz en La Araucanía”.
 
“Además, la salida del general director de Carabineros, Bruno Villalobos, y el frenazo a la designación del fiscal Luis Toledo como notario de San Fernando y la postura chilena en la Corte de La Haya son muestras de un Ejecutivo que llegó mucho más pragmático y estratégico que en 2010. Esto fue diseñado y pauteado así, lo que al menos comunicacionalmente provoca un efecto importante en el inicio”, comentó a Cambio21.
 
No cree lo mismo Manuel Antonio Garretón, sociólogo de la Universidad de Chile. “Lo que hay es un intento, como sucede con cualquier coalición que llega al poder, de prolongar el mandato más allá de un período. Existe un aire de refrescar los acuerdos que se dieron en la época de la Concertación, porque el gobierno no tiene las mayorías en el Parlamento, pero como estrategia de negociación con la oposición”, explicó a este medio.
 
“El problema es que si no se trata el tema constitucional, solo estaremos en presencia de un gobierno que querrá cumplir con un programa, pero sin trascendencia histórica y sin futuro”, alertó.
 
Esteban Silva, presidente de la Fundación Constituyente XXI y dirigente del Frente Amplio fue mucho más enfático al expresarnos que “el gobierno de Piñera procurará instalar una suerte de Concertación en el ámbito político”, pero con una “mayor articulación con los grupos y confederaciones empresariales que defienden los intereses de la derecha”.
 
“Evitar la sobrerreacción”
 
Por un carril paralelo al entusiasmo de los primeros días están los inconvenientes que le esperan a Piñera y a sus colaboradores. El más inmediato y que se supo apenas terminó la elección parlamentaria de noviembre es la minoría que se estableció en ambas Cámaras del Congreso.
 
Sobre este punto, Mauricio Morales, académico de la Universidad de Talca, sostuvo para esta crónica que “la respuesta de Piñera ha sido que su gestión será más ejecutiva que legislativa. Por lo tanto, no es necesario que choque permanentemente con el Parlamento”.
 
“El Presidente debe evitar la grandilocuencia y la sobrerreacción y tratar de cultivar, por otro lado, la parsimonia en política, lo que hizo bien con los dos penales que le dejó servido la administración anterior (Villalobos y Toledo)”, agregó.
 
Para Esteban Silva, “la principal dificultad que tendrá Piñera será lidiar con las demandas sociales, económicas e institucionales muy activas que se vienen, las que se expresan activamente desde la sociedad civil, como el término de las AFP, donde la mayoría exige la instalación de un nuevo sistema de pensiones solidario y tripartito”.
 
“Está la real gratuidad de la educación, la convocatoria a Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Constitución y el fin de la militarización en la Araucanía”, espetó.
 
¿Formas de aproximar posiciones? Desde ya se adelanta la formación de comisiones de expertos, como la que lideró el economista Eduardo Engel en la “era Bachelet”; constituir mesas de trabajo para la coordinación prelegislativa, que estaría supervisada por los partidos y las bancadas parlamentarias, o trasladar todo directo a la discusión institucional que se dará en el Senado y la Cámara.
 
Mientras el oficialismo debate este diferendo, un sector de la oposición pide respuestas. De hecho, el Frente Amplio le solicitó una audiencia al ministro Secretario General de la Presidencia, Gonzalo Blumel, para conocer la agenda del gobierno respecto a pensiones e infancia.
 
Con matices, los senadores de la Nueva Mayoría, nuevos y antiguos, esperan definiciones oficiales antes de efectuar los reclamos pertinentes.
 
Contener a los ansiosos
 
El ítem de la sucesión para después de 2022 también tiene velas en este entierro. Acá Mauricio Morales destacó que “Piñera tiene a sus principales cartas en el Senado (los RN Manuel José Ossandón y Andrés Allamand y el fundador de Evópoli Felipe Kast), por lo que su desafío consistirá en regular la competencia, lo que le será difícil porque esos líderes están fuera de La Moneda”.
 
“Ante tal situación, da la sensación que el mandatario en algún minuto tendría que incluir a esos presidenciables en el gabinete, con el fin de que compitan desde dentro para que así pueda moderar ese enfrentamiento. Así lo hizo Ricardo Lagos con Michelle Bachelet y Soledad Alvear (2005), por ejemplo”, agregó.
 
Marco Moreno recuerda que el presidenciable favorito de Piñera tiene nombre y apellido: Alfredo Moreno, titular de Desarrollo Social que tendrá a su cargo tres de los cinco ejes impuestos tras el traspaso del mando, infancia, pobreza y conflicto mapuche.
 
“Por lo mismo, su tarea de contención es doble ante los liderazgos que vendrán a contar de ahora”, insistió.
 
El recado corre para Felipe Kast. El legislador por la novena región criticó la existencia de los “operadores políticos” y de los “apitutados” en el Estado y anunció -en plena entrevista televisiva antes del cambio de mando- el envío de un proyecto de ley que prohíbe la designación “a dedo” de familiares de parlamentarios y ministros en cargos públicos.
 
El drama es que la periodista Constanza Santa María (Canal 13) le recordó que el nuevo jefe de gabinete, Andrés Chadwick, “es primo del Presidente, lo que ya pasó en su primer gobierno, tenemos a dos hijos del propio ministro del Interior que van a trabajar en el gobierno de Sebastián Piñera y la misma hija del Presidente va a trabajar con él”.
 
“Este gobierno ya está partiendo mal, entonces”, remató la profesional.
 
“Creemos que en el caso del Presidente puede haber una excepción”, se defendió Kast visiblemente incómodo.
 
El negocio polarizador
 
¿Ayuda o dificulta que la nueva oposición de centroizquierda sea tan diversa mientras se produce la segunda instalación de Piñera? “La misma derecha se cuestionaba en los años 90 que cómo lo hacía la Concertación para ponerse de acuerdo en todo y ellos no”, contesta Manuel Antonio Garretón.
 
“No es que ahora sea todo al revés. Lo que pasa es que hoy la derecha está más organizada porque está unida en torno al poder y encontró una figura con la que llegó al poder. El asunto es que en el otro lado está pasando lo mismo que en la pasada lucha electoral, donde hay más de un sector y más de una oposición en la otra vereda”, prosigue.
 
“En la división está el triunfo”, acota Mauricio Morales. “Está la oposición radical desde el Frente Amplio. Todo indica que le va a negar la sal y el agua al gobierno. A su vez, el Partido Comunista se distanciaría de lo que fue la Nueva Mayoría, buscando parecerse al FA. Tercero, surgirá una oposición natural con el Partido Socialista, los radicales y el PPD y cuarto la Democracia Cristiana. Son cuatro oposiciones”, advirtió.
 
Con esta coyuntura, Piñera buscará -según el analista- “cooptar a la DC y apostar por la polarización, pero no del país, sino que de la oposición. Si lo logra a un nivel de tensión irreconciliable, la derecha tendrá ganada la próxima elección local de 2020 (alcaldes y gobernadores regionales), lo que de por sí podría anticipar el triunfo de la carrera presidencial de 2021”.
 
¿Opciones para evitar aquello? Garretón expone el actual escenario: “tenemos una centroizquierda y una izquierda. Una posibilidad es que desde la centroizquierda se siga el mismo camino que la derecha para llegar al poder, que es buscar un liderazgo que una al sector. La otra, como lo ha dicho el senador PS Carlos Montes (nuevo presidente de la Cámara Alta), es que dentro de un proyecto de izquierda se invite a participar al centro y que desde se ahí se estructure una propuesta”.
 
“El problema es que en ninguno de los dos caminos existe ese liderazgo”, lamentó.
 
Esteban Silva no se hace dramas. “La oposición a Piñera es y seguirá siendo diversa, dado que más allá de que sean de oposición en el Parlamento hay un sector significativo de sectores de la fenecida Nueva Mayoría que se siente cómoda con el actual modelo neoliberal económico imperante”, asegura.
 
“Al revés, el sector emergente encabezado por el Frente Amplio se define como ‘antineoliberal’. Por lo tanto, hará oposición, no sólo al gobierno de Piñera, sino que al modelo económico institucional edificado también por los gobiernos de la Concertación”, disparó.
 
Entre el “no vuelvo” de Bachelet en la hora del adiós y el desafío histórico de un Piñera más político que debe elegir entre ser el “estadista que fundó la era de la meritocracia o el que consiguió la portabilidad numérica (cita del periodista Matías del Río)”, partió esta verdadera batalla ideológica entre polos.
 
Los chilenos tomamos palco y sacamos cuentas. En cuatro años veremos si los balances cuadran o si quedamos al debe.
 
El circo
 
Carlos Peña, columnista de El Mercurio y rector de la Universidad Diego Portales, ilustró los tipos de derecha que rodean al Presidente Sebastián Piñera.
 
El académico escribió en el matutino que el empresario, en su primer gobierno, “llevado por esa natural actitud de quienes están seguros de su lugar social, quiso cultivar la familiaridad, la informalidad y la cercanía y con frecuencia rozó el ridículo: ni generó intimidad a distancia ni puso en escena el aura del poder. Por el contrario, hizo gestos circenses, cuya gracia derivada, no de su empatía, sino del agrado que provoca ver en escena la torpeza y el tropiezo ajeno”.
 
“El desafío que ahora enfrenta es el de contenerse a sí mismo, reprimir esa pulsión suya hacia el gesto circense, esa confusión que olvida que entre lo simpático y lo circense no hay más que un paso”, complementó.
 
“Su tarea es comprender que la política en los tiempos que corren se hace también de gestos, esa distancia sencilla y ascética que permite que quien no tiene carisma, como él, teja al menos con su actitud el enigma de la distancia”, remarcó.