Tres mujeres decidieron contar cómo era el funcionamiento de una secta denominada “Tallis”, la cual habría sido liderada por el músico nacional Tito Fernández “El Temucano”. En el mes de septiembre, el hombre fue denunciado por cometer supuestos abusos sexuales. Los hechos habrían ocurrido en 2010.
Los testimonios fueron expuestos en un reportaje de The Clinic, en el que hablaron tres mujeres, que no dieron a conocer sus nombres. Las mencionadas indicaron que fueron obligadas a dar servicios sexuales al músico, quien dirigía reuniones en el Centro de Estudios Metafísicos en la comuna de Santiago Centro.
Según una de las víctimas, Fernández, que era conocido como “El Maestro”, las citaba a reuniones vía correo electrónico y les pedía favores sexuales como una forma de traspasarles su energía de “luz en el mundo”.
“Me dice que el trabajo consistía en que yo tenía que entregarle mi energía sexual al maestro. Recuerdo que sentí un frío enorme en mi cuerpo, pero no podía demostrarlo: ¡Él era el maestro!”, indicó una de las mujeres.
Otra de las supuestas agredidas por el músico expresó que lo veía como un “verdadero padre” y llegó a sentir admiración por él, ya que tenía un discurso convincente que atraía a muchas personas.
“Sentía que por contárselo, él prendía una vela y me iba bien. Yo lo quise un montón, como un padre, como mi maestro. Entendía que lo que pasó había sido un sacrificio espiritual y, después de eso, se convirtió en mi Tata, mi padre ausente”, detalló.
En el citado artículo se menciona que Tito Fernández habría citado a un número importante de mujeres a reuniones extraordinarias. Todas ellas pertenecían al Centro de Estudios Metafísicos. A esta situación se sumaba que la mayoría tenía historias familiares “complejas”.
“Efectivamente a los pocos días me llegó el correo, citándome a una reunión privada para invitarme a participar a un área secreta de la escuela. Que no le debía contar a nadie y que cuál era mi disponibilidad. Yo pensé: ¡Qué interesante!”, declaró una de las involucradas.
Según sus versiones, los ritos de iniciación consistían en que Fernández tocaba sus partes íntimas con una espada, luego de eso decidía si ellas eran dignas para realizar el denominado traspaso de energía.
“A mí me nombró su asistente. Yo tenía que armarle el altar, como hacen las señoras en la iglesia: Traerle agua cuando él quisiera y ponerme al frente de la cadena de oración, que se hacía todos los miércoles. Nos tomábamos de las manos y cerrábamos los ojos, menos yo. Hasta ahí no había encuentros sexuales, pero él nos pedía que nos saludáramos de besos en la boca y que a las reuniones de Tallis fuéramos con falda. Entonces él se acercaba y pasaba una a una tocándonos la vagina”, contó una supuesta víctima.