Por Mario López M.
Ya no se trata solo de unos pocos religiosos, es la estructura de la iglesia la que está en capilla, partiendo por su cabeza en nuestro país. Ciertamente no son todos los religiosos, muchos de vida ejemplar, pero son tantas las denuncias que el tema no da para más o todo el cuerpo terminará contaminado.
“Me molestaba que me hiciera arrodillarme frente a él, e insistiera – obsesivamente- en acercar mi rostro a sus genitales”, señala una de las cientos de denuncias que se han conocido por parte de sacerdotes, seminaristas y laicos en general en contra de religiosos y religiosas que han abusado sexualmente de ellos.
Metástasis
Las denuncias que han envuelto al menos a 13 obispos por actos directos de connotación lasciva o por encubrir situaciones de abusos sexuales que se les hizo saber, denotan la peor crisis que ha enfrentado la Iglesia Católica chilena en su historia. Si bien la propia curia reconoce 30 casos con sentencias civiles o eclesiales por estos delitos, organismos internacionales como BishopAccountability.org, han logrado recopilar casos que involucran a 80 religiosos asociados a abusos sexuales, la mayoría amparados por las más altas autoridades eclesiásticas, señalan.
Sin embargo, esta es la punta del iceberg, pues estos casos son solo parte que ha logrado conocerse por la valentía de las víctimas que han optado por denunciar estos hechos. No se conoce ni un solo caso en que la iglesia chilena haya denunciado de oficio ante la justicia civil o ante la opinión pública a un pederasta o a un abusador. Tampoco se tiene noticias de una acción masiva por parte de los tribunales o el Ministerio Público que busque conocer todos aquellos casos que la iglesia maneja internamente en sus archivos y que no han llegado a la justicia ordinaria, sino que se han manejado internamente en las comunidades, colegios o seminarios.
La ONG que recopiló información de casos ocurridos en Chile, cita un ejemplo que ilustra que tras lo conocido, hay un mundo de casos en completa impunidad: “Esta lista es una fracción del número total de clérigos acusados que se conocerían si se exigiera a los líderes de la iglesia chilena que informaran a las autoridades, si su sistema legal les permitía a las víctimas más tiempo para presentar cargos penales y civiles, o si las diócesis y las órdenes religiosas fueron investigadas por fiscales o comisiones estatales. En Australia, que tiene la mitad de católicos que Chile y un número similar de sacerdotes y hermanos activos (alrededor de 5.000), una investigación gubernamental concluida recientemente contó denuncias de abuso sexual infantil contra más de 1.100 clérigos masculinos”.
Brutales experiencias
“Me chocó que varios sacerdotes generaran un ambiente de ambigüedad afectiva y sexual”, afirmó en una declaración notarial el ex seminarista Mauricio Pulgar. Era un niño de solo 13 cuando comenzó a ser acosado sexualmente por miembros de la iglesia. Con el tiempo, de las insinuaciones se pasó al abuso sexual directo. Las primeras situaciones de acoso provinieron de su guía espiritual, el hoy fallecido sacerdote José Donoso. Impactado, denunció los hechos logrando que se le alejara de ese cura. Pero fue solo un lapsus.
Se le designó un nuevo tutor, Jaime da Fonseca. Fue salir del fuego para caer en las brasas. Fonseca lo obligaba a saludarlo de beso en la mejilla: “En las conversaciones recurrentemente hacía hincapié en temas de sexualidad”, lo que llegó incluso al sacramento de la confesión que “se transformó en un acto chocante porque estando yo sentado, y él de pie frente a mí, me hacía inclinarme hacia él, y poniendo sus manos sobre mi cabeza para el rito de la absolución, me empujaba acercando mi rostro hacia sus genitales”, denunció.
Ya en el seminario otros curas se sumaron a los abusos, de acuerdo al relato de Pulgar. Entre ellos identifica a los sacerdotes Mauro Ojeda, José Olguín, Mario Lisperguer e incluso al actual obispo de la diócesis de Valparaíso, Gonzalo Duarte. Las tocaciones indebidas realizadas por algunos de ellos al seminarista, eran parte de del “proceso formativo”, aseguraban. Hastiado, salió del seminario, pero siguió ligado a la iglesia, esta vez en la ciudad de Los Andes. Allí conoció al párroco Humberto Henríquez, quien habría terminado abusando sexualmente de él.
En su relato, el hoy obispo protestante denunció que cuando ejercía como asesor eclesiástico en la parroquia de Los Andes, Henríquez lo drogó para practicarle sexo oral. Al despertar y ver lo que el cura le hacía, quiso encararlo por lo sucedido. La respuesta del religioso lo dejó atónito: le dijo que se trató de una “iniciación” y le relató de la “homosexualidad activa” de Francisco Javier Errázuriz, Cristián Caro, Javier Prado y el actual obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte. “No puedo seguir callando. No por mí, sino por mis hijos y esposa, que merecen saber toda la verdad. Además, mi familia necesita estar protegida y advertida sobre hechos que ocurren en la Iglesia Católica chilena”, dice Pulgar.
Abuso institucional
A mediados de los años 90, en el Pontificio Seminario Mayor San Rafael de Lo Vásquez, los abusos eran pan de cada día. Reiterados testimonios de víctimas dan cuenta que estos excesos eran conocidos de las más altas autoridades eclesiásticas de la zona. No solo el obispo Gonzalo Duarte, a quien se imputa como encubridor y por comportamientos impropios con seminaristas, sino que ello alcanza a Santiago Silva, obispo Castrense y presidente de la Conferencia Episcopal, como encubridor de abusos contra seminaristas cuando era obispo auxiliar de Valparaíso y a Jorge Medina, obispo emérito de Valparaíso, por no reaccionar al conocer denuncias de abusos.
Otras situaciones quizás no tan generalizadas como la denunciada por Pulgar, han llevado a la justicia incluso a investigar crímenes. Tal es el caso del sacerdote Rimsky Rojas, quien se suicidó en medio de la investigación por abusos sexuales que habría cometido siendo subdirector del Instituto Salesiano de Valdivia y a solo días que se encontraran los restos de un cuerpo que se investigaba si pertenecía al desaparecido estudiante Ricardo Harex González, de Punta Arenas, desaparecido y a quien se identifica como víctima del señalado sacerdote.
Las denuncias contra Rojas, terminaron involucrando incluso al Cardenal Ricardo Ezzati, a quien se acusó por haber protegido al religioso salesiano Rimsky Rojas cuando el ahora arzobispo era el superior de esa congregación, sacándolo entre gallos y medianoche de Valdivia. Luego lo trasladó a Punta Arenas, donde se vincula a Rojas con el crimen del estudiante. Este caso reabierto varias veces, ha llevado a múltiples aristas, incluso la de DDHH pues existe una querella que involucraría no solo a Rojas, sino que también a efectivos militares ligados a los servicios de seguridad, a los cuales se relaciona al cura. En el caso Rojas, Ezzati fue querellado judicialmente por Marcelo Vargas, víctima del suicidado sacerdote, acusando al arzobispo por encubrimiento. El Cardenal fue sobreseído.
La voltereta de Ezzati
A nadie dejó indiferente la declaración pública que prestara recientemente el arzobispo de Santiago, en respuesta a la carta del Papa Francisco a la Conferencia Episcopal. En ella dijo que era falso que hubiera mentido al Papa, también dijo que “por el bien de la Iglesia, Barros debiera dar un paso al costado”, e incluso aseguró que “no me he lavado de ninguna manera las manos frente a este tema. Asumo que es uno de los problemas más graves que he podido ver en mi vida como sacerdote, y he visto muchas cosas”.
Muy distinto a lo que los denunciantes han dicho, acusándolo incluso de ser “encubridor. Una de las víctimas del cura Fernando Karadima que terminara involucrando a Barros y ahora a Ezzati, entre otros, James Hamilton, señaló al respecto: “Ezzati y (Francisco Javier) Errázuriz son dos viles delincuentes que son capaces de engañar incluso al Papa (…) Errázuriz es un criminal y usted Ezzati es un cómplice de otro criminal”, señaló.
Otra situación desmiente a Ezzati. Se trata de los correos intercambiados con el Cardenal Errázuriz en 2014: “Ayer (…) me encontré con el P. Marcelo Gidi. Acaba de llegar de Roma y me comunicó que en la Comisión Pontificia de Previsión de abusos sexuales, sería nombrado el Sr. Juan Carlos Cruz. Su nombramiento es postulado por la mujer irlandesa víctima de abusos (Marie Collins), que ya es miembro de dicha comisión. Espero que no sea así, sería demasiado grave para la Iglesia de Chile. Significaría, entre otras cosas, dar crédito y avalar una construcción que el Sr. Cruz ha construido astutamente (…) Espero que Usted pueda hacer luz con quienes tienen responsabilidad de este nombramiento”. Cruz no fue designado en el cargo.
La lista oficial de religiosos condenados
Sentenciados por la justicia civil por delitos contra menores de edad cometidos por personas que eran clérigos al momento de la comisión del delito:
1. Richard Aguinaldo Apóstol, misionero del Verbo Divino; 2. José Andrés Aguirre Ovalle, diocesano de Santiago, (fallecido); 3. Audín Araya Alarcón, salesiano; 4. Víctor H. Carrera Triviño, diocesano de Punta Arenas; 5. Francisco Cartes Aburto, claretiano; 6. Jorge Galaz Espinoza, de la Obra Don Orione; 7. Juan Henríquez Zapata, diocesano de Valparaíso; 8. Jaime Low Cabeza, diocesano de Punta Arenas; 9. Marcelo Morales Márquez, salesiano; 10. Ricardo Muñoz Quinteros, diocesano de Melipilla; 11. José Miguel Narváez Valenzuela, Ancud (era diácono en tránsito al sacerdocio); 12. Eduardo Olivares Martínez, diocesano de Valparaíso; 13. John O’Reilly Daly, Legionario de Cristo; 14. Juan Carlos Orellana Acuña, diocesano de San Felipe; 15. Orlando Rogel Pinuer, diocesano de Villarrica y 16. Francisco Valenzuela Sanhueza, diocesano de San Felipe.
Sentencias canónicas por delitos contra menores de edad de clérigos al momento de la comisión del delito:
1. Gerardo Araujo Sarabia, franciscano de nacionalidad peruana; 2. René Benavides Rives, diocesano de San Felipe; 3. Jorge Baeza Ramírez, diocesano de Chillán; 4. Nibaldo Escalante Trigo, diocesano de La Serena; 5. Fernando Karadima Fariña, diocesano de Santiago; 6. Julio Inostroza Caro, diocesano de San Felipe 7. Juan Leturia Mermod, de la Compañía de Jesús, (fallecido); 8. Marcelo Méndez Gloor, mercedario; 9. Domingo Mileo Toledo, franciscano; 10. Luis Núñez Núñez, de la congregación Misioneros de la Sagrada Familia; 11. Cristián Precht Bañados, diocesano de Santiago; 12. Casiano Rojas Viera, diocesano de Copiapó; 13. José Román Zúñiga, diocesano de la prelatura de Illapel y 14. Héctor Valdés Valdés, de la congregación Misioneros de san Francisco de Sales.
Estas listas oficiales no incluyen ciertamente, casos en actual investigación penal, civil o canónica, tampoco las denuncias que la iglesia ha recibido y se han conocido públicamente y menos aquellas de que conoce y guarda en el más estricto secreto.
Los 13 obispos en capilla
Más allá de Ezzati, otros 12 obispos han sido denunciados por hechos propios de abusos o encubrimiento. La situación del cura Karadima abrió la puerta a que el Vaticano tome cartas en el asunto, pero no se crea que no conocía casos de abusos. Muchos obispos han sido denunciados por las víctimas desde hace muchos años directamente a Roma, sin respuesta. Hasta ahora.
A los ya conocidos casos de Juan Barros en Osorno, Horacio Valenzuela de Talca, Tomislav Koljatic de Linares, y Andrés Arteaga, obispo auxiliar de Santiago, los cuatro que se asocia al pederasta Karadima, todos quienes han sido denunciados como encubridores por las víctimas del párroco de El Bosque, hay que sumar al Cardenal Francisco Javier Errázuriz, también denunciado como encubridor de graves casos de abusos.
Agregue a ellos a quienes estuvieron vinculados a los abusos en Valparaíso, sea como el obispo Gonzalo Duarte, a quien se acusa de hechos directos y encubrimiento o a los también obispos Santiago Silva y Jorge Medina, inculpados por no reaccionar frente a los delitos que les fueron informados.
Otro obispo cuestionado es Cristián Contreras Molina de San Felipe, acusado de encubrir al cura Francisco Valenzuela Sanhueza, condenado a 15 años de prisión en 2013. ; Al también obispo Bernardo Bastres de Punta Arenas, se le acusa de no haber actuado cuando era inspector de la congregación salesiana, respecto de un sacerdote que mantenía pornografía infantil. A monseñor Francisco José Cox, arzobispo emérito de La Serena, se le acusa de múltiples agresiones sexuales a menores y jóvenes seminaristas.
Sobreseído
Mención especial al ex obispo de Iquique, Marco Antonio Órdenes, quien fue sobreseído del delito de estupro por la justicia civil. En su contra hubo denuncias apoyadas por grabaciones que el tribunal y la Corte de Apelaciones no dieron por suficientes para acreditar los abusos.
Una de ellas reproduce el siguiente diálogo entre el obispo y el denunciante, Rodrigo Pino: —“Yo contigo experimenté el cariño (…) sentí que te estaba queriendo”, dice el sacerdote. — “¿Y el Camilo?”, le pregunta Pino, sobre otro menor involucrado. —“Estamos hablando para los dos, solo para los dos. Yo creo que él se insinuó, me molestó y eso yo lo tengo que llamar hoy día… porque me lo puse delante de Dios, yo lo he cuestionado entero… eso es calentura”, replica Órdenes en voz baja. —“O sea con él tuvo calentura y conmigo no”, le contesta Pino. —“Sí, tengo que reconocerlo que es así”, responde el obispo. Órdenes solo reconoció un “acto de imprudencia”.
La lista de la ONG
Sacerdotes, hermanos, hermanas y diáconos chilenos acusados
P. Carlos Aedo Méndez
P. René Aguilera Colinier
P. Jose Andres Aguirre Ovalle
Hno. Armando Alegría, SM
P. Aquiles Altamirano Herrera
P. Audín Osvaldo Araya Alarcón, SDB
P. Jorge Baeza Ramírez
P. Francisco Basáñez Méndez, Schön
P. René Benavides Rives
P. Victor Hugo Carrera Triviño
P. Francisco Javier Cartes Aburto, CMF
Obispo Cristián Contreras Molina, OLM
Hno. Luis Cornejo Silva, SM
Arzobispo Francisco José Cox Huneeus, Schön
P. Julio Dutilh Ros
P. Nibaldo Escalante Trigo
P. Rodrigo Gajardo Figueroa, Schön
P. Jorge Enrique Galaz Espinoza, FDP
P. Juan Carlos González
Diácono Luis Rubio González
P. Jaime Guzmán Astaburuaga, SJ
P. Juan Arnoldo Henríquez Zapata
Hermanos Maristas sin Nombres
P. Manuel Entique Hervia Olave
P. Eliecer Huenchumán
P. Julio Raúl Inostroza Caro
Hno. Luis Izquierdo, SM
P. Fernando Karadima Fariña
P. Carlos Antonio Larraín Pérez-Cotapos, SDB
P. Juan Miguel Leturia Mermod, SJ
P. Jaime Low Cabeza
P. Carlos Antonio Manríquez Rebolledo
P. Marcelo Méndez Gloor, OLM
P. Domingo Mileo Toledo, OFM
Diácono Hugo Montes Brunet
P. Marcelo Orlando Morales Márquez, SDB
P. Ricardo Muñoz Quinteros
Diácono José Miguel Narváez Valenzuela
P. Luis Francisco Núñez Núñez, MSF
P. Eduardo Olivares Martínez
Obispo Marco Antonio Órdenes Fernández
P. Juan Carlos Orellana Acuña
Hna. Paula, OSU (Isabel Margarita Lagos Droguett)
P. René Peña Benítez
P. Cristián Precht Bañados
P. José Quinteros Martinez, SDB
P. Orlando Rogel Pinuer
P. Rimsky Mario Alfonso Rojas Andrade, SDB
Diácono Eduardo Rojas Gonzáles
P. Casiano Rojas Viera
P. José Román Zúñiga
Sacerdotes sin Nombres
P. Roberto Salazar Soto, MSFS
P. Plácido Soto Quiroz
P. Antonio Enrique Valdebenito Muñoz
P. Héctor Valdés, MSFS.
P. Eugenio Valenzuela, SJ
P. Francisco Valenzuela Sanhueza
Sacerdotes, hermanos, hermanas y diáconos extranjeros acusados en Chile
P. Richard Joey Aguinaldo Apóstol, SVD
P. Gerardo Araujo Sarabia, OFM
P. José Ángel Arregui Eraña, CSV
P. H. Cornell Bradley, SJ
Hno. Jesús Castañeda, SM
Hno. Adolpho Fuentes, SM
P. Alfonso Gielis Nulens
P. Jeremiah Francis Healy Kerins, MSSCC
P. Luis Melchor Juragaro Manaideke
P. Estanislao Olivares
P. Barry Robinson
P. Daniel J. Mangen/Mangan, CPPS
P. Carmelo Francisco Márquez Julio
Hno. Jose Monasterio, SM
Hno. Jose Monasterio, SM
P. John Joseph O'Reilly, L.
P. Carlos Enrique Peralta Luna, SDB
Hno. Abel Pérez Ruiz, SM
P. Alfredo Soiza-Piñeyro
P. Wolfgang Statt, SJ
P. Sergio Uribe Gutierrez, OFM Cap
Sacerdotes, hermanos, hermanas y diáconos chilenos acusados en otros países
P. Pedro Mariano Labarca Araya, OLM
Violeta Parra entonaba hace ya algunas décadas: “Qué dirá el santo padre, que vive en Roma, que le están degollando, a sus palomas”. Lo sabremos la tercera semana de mayo.