Tras la debacle de la primera vuelta en que quedó en evidencia el uso y abuso de encuestas ideológicamente falsas que hicieron la derecha y el candidato, la sola suma de los votos de Kast y los que pudiera allegarle Ossandón no le aseguran el triunfo. Al contrario, lo obligan a caminar por el peligroso camino del populismo.
No era incombustible: Las razones que alejan a Sebastián Piñera de La Moneda
Por Mario López M.
Entre falencias, falacias, volteretas y abrazos del oso, su discurso se aleja cada vez más del centro político. El rechazo visceral que provocan sus flancos éticos abiertos en importantes sectores de la población se transforman en un dique muy difícil de traspasar. La sola idea de volver atrás en conquistas sociales moviliza votos.
“La derecha chilena es ‘autista’ y ensimismada, incapaz de salir de su entorno inmediato, de entender a otros, de tener verdadera empatía, atributo esencial, en el decir de Adam Smith. Además de autista, esta derecha es triunfalista, esencialmente conservadora, inamovible en sus posiciones. Fue esta derecha la que dominó la campaña de Sebastián Piñera, y es ella la responsable de los decepcionantes resultados en la primera vuelta”, reconoce el columnista de La Tercera Sebastián Edwards, quien en esta vuelta se declara piñerista.
Y no se percibe cómo esto pueda cambiar en el balotaje. Es más, pareciera que el síndrome de la “derecha cuica” llegó para instalarse en Chile Vamos, lo que le aleja cada vez más de captar el corazón del centro político, laico y cultural en el país y acceder al voto de los jóvenes, víctimas directas de políticas de exclusión, desigualdad y criminalización impuestas o proyectadas por el propio Piñera.
“Muchos dicen que Piñera debe abrirse al centro y captar a los simpatizantes de la DC. Eso es necesario, pero no suficiente”, recalca Edwards, y asegura que solo si el candidato “se sacude de ese círculo autorreferente, si cambia a tanto asesor educado en el Verbo Divino o el Villa María por personas que reflejen a la ciudadanía, si muda la sede central de su comando de Las Condes a Recoleta, podrá ganar las elecciones”. Ya no lo hizo y quedan pocos días para la segunda vuelta.
La soberbia pasa la cuenta
Una derecha y un candidato autoconvencidos de sus propios embustes –contenidos en sondeos truchos- que buscaban hacer creer al país que podían llegar a La Moneda incluso en primera vuelta y que apostaban al sentido “triunfalista” de los chilenos que gustan jugar a ganador, pecaron de una soberbia sublime. Tanta, que Piñera hasta llegó a afirmar que despediría a 20 mil trabajadores públicos, que rebajaría el gasto social eliminando programas sociales, que aplicaría retroexcavadora para desarmar las reformas implementadas por el actual gobierno, avisando de paso que la gratuidad en la educación se revertiría y dando muestras que la vuelta atrás era inminente.
No trepidaron en designar ministerios, subsecretarías, seremías, mandarse a hacer trajes a medidas y ordenar champaña. El propio presidente de RN, Cristián Monckeberg, reconoció que “hubo muchos que se hicieron los lindos, que celebraron antes de tiempo, que organizaron cotillón y que ya se estaban repartiendo cargos. Eso evidentemente no fue lo correcto”.
Y parece que nada ha cambiado, como dijo el ex presidenciable J.A. Kast: “Hay demasiados generales, pero los generales están discutiendo entre ellos y no están dando ninguna instrucción”, afirmó en una crítica al ambiente en segunda vuelta, confesando que “la candidatura está muy tensionada por distintos liderazgos”.
El mismo Kast no deja de pasar factura a Piñera: “queda en evidencia que los políticos que usaban esas encuestas no decían la verdad. (…) algunos, como Pablo Longueira, abusaron de ese concepto de ganar en primera vuelta y se dio el lujo la última semana de estar todos los días distribuyendo videos con la cifra 49,1%. Y eso al final les hace daño a los liderazgos políticos, porque la gente después de eso se da cuenta de que la engañaron. (…) Además, despertó a un grupo de la izquierda que, con tal de frenar una victoria en primera vuelta, fue con más entusiasmo a votar”, admitió.
“Hubo soberbia de Chile Vamos en primera vuelta”, remató el secretario de RN y diputado electo, Mario Desbordes.
No están los votos
La simple suma de Kast, Piñera y lo que pudiera aportarle Ossandón no le bastan al candidato derechista para llegar a La Moneda. Tampoco la mera expectativa de que algún sector minoritario de la DC o del Frente Amplio lo respalde. “Muchos dicen que debe abrirse al centro y captar a los simpatizantes de la DC. Eso es necesario, pero no suficiente”, confiesa Edwards, agregando que “si quiere ganar debe hacer mucho más: tiene que enfatizar proyectos con un espíritu ‘liberal progresista’, proyectos con los que comulguen la gente joven, los emprendedores, las mujeres y todos aquellos que quieren un país más amable. Un país con menos bullying y mejores derechos sociales” asegura.
“Piñera tiene que usar el lenguaje con mayor claridad, reconocer errores en forma directa y hacer suyas las buenas ideas de otros, sin complejos. Es verdad que hasta ahora ha hecho algunas de estas cosas, pero las ha hecho a medias, un poco a regañadientes. Habla de leyes ‘perfectibles’, en vez de reconocer que algunas son malas y deben cambiarse; usa el concepto de ‘segunda transición sin atribuirle autoría a Alejandro Foxley; evoca a Patricio Aylwin sin aceptar que el ex presidente hubiera votado por Goic”, dice el columnista.
¿Cómo podría Piñera llegar a ese voto joven, progresista, a las mujeres, a los emprendedores a los demócrata cristianos, si a los primeros les dijo que les cortaría la gratuidad en la educación, a los segundos que daría marcha atrás en la agenda valórica, a las mujeres que echaría abajo el aborto en tres causales, aparte de maltratarlas permanentemente con un lenguaje y chistes soeces y machistas? ¿Cómo podría conquistar el corazón de la DC si ha intentado robarle sus banderas y apropiarse de sus líderes, ninguneando y ofendiendo a su máximo referente hoy, Carolina Goic?
No era incombustible
Por meses trataron de hacer creer –e incluso lo decían abiertamente-, que al país nada le importaban los flancos éticos y jurídicos que salpicaban al expresidente. El columnista de El Mercurio Francisco José Covarrubias, advertía que “básicamente son dos las fuerzas que le pueden costar la elección. Lo primero es obvio: que el exceso de confianza le juegue una mala pasada (…) Pero ese no es el principal riesgo. El más grande es que aparezca algo que no sabemos en la relación pasada entre la política y los negocios. Un mail, un memorándum o una grabación. Algo que desacredite la versión de que Piñera no sabía que ocurría con sus ahorros mientras era Presidente. Porque la gente le puede perdonar los límites difusos, pero no le perdonaría la mentira”, vaticinaba. Le apuntó.
Lo primero, ya está dicho, fue el triunfalismo y sacadas de cuchillos antes de la cuenta. Lo segundo lo representó la denuncia pocos días antes de la primera vuelta de la existencia de empresas zombis de las que Piñera usó y abusó para evadir o eludir tributos por millonarias cifras en desmedro de las necesidades sociales que podrían haber ido a paliar tales impuestos no pagados. A diferencia de Exalmar u otros casos conocidos en el último tiempo, nadie en la derecha salió a defenderlo.
Al menos cerca de un millón de votos perdió Piñera entre 2009 y la pasada primera vuelta. ¿A qué pudiera atribuirse aquello si no es a las aristas que lo involucran en casos judiciales a él y a su equipo más cercano? Mal que mal estuvo hasta hace poco imputado en dos causas penales en nuestro país y actualmente lo está en Argentina por el caso LAN-Coimas. En la derecha confiesan sin tapujos que algo de mella hizo tanta denuncia y reconocen temer que algo más pueda aparecer de aquí al 17 de diciembre.
Los abrazos del oso
Piñera ha “sumado” a su elenco a dos rostros de la derecha que han reconocido tenerle distancia y cuestionar su integridad ética. José Antonio Kast declaró a Cambio21 antes de la primera vuelta que “no le creo, perdí la confianza en él”. Más duro aún ha sido Manuel José Ossandón, quien dijo y repitió reiteradamente en distintas conversaciones con nuestro medio, que “en Chile no va a ganar ninguna persona ni en las próximas elecciones ni nunca y no llegará a ser Presidente ni Presidenta, quien presente conflictos de intereses, la gente no lo va a aceptar”, advertía. Pero allí están, más para mal que para bien.
¿Por qué Kast implica un abrazo del oso a Piñera? Porque para poder captar a su electorado lo obliga a asumir, sin decirlo, la agenda conservadora en materia valórica y porque además representa una sacada de careta de quien se vanagloriaba de haber votado NO en la derrota de Pinochet y ahora se abraza con el máximo exponente del pinochetismo, como reconocen los medios internacionales.
Incluso Kast se da el gusto de afirmar en El Mercurio, que “Piñera ya dijo que él no va a cerrar Punta Peuco y que si Bachelet lo cerraba, lo iba a reabrir”. Ello, aunque ya el abogado de los criminales de ese penal advirtió que con suerte, el 50% que votó por Kast lo haría por el candidato de Chile Vamos en segunda vuelta.
¿Ossandón también es el abrazo del oso? Primero, cuesta creer que ahora apoye al que acusó de “no haber sido declarado reo por lindo” y muchas otras imputaciones más, entre ellas la que aseguró a Cambio21, donde decía que el ex presidente perdía las presidenciales. Sin embargo ahí está, a pesar que las redes sociales de sus adherentes desprecian el giro, acusándolo de ser más de lo mismo. Con todo, puso condiciones tales que llevan a Piñera a caer en el otro extremo, el populismo.
Lo hizo pasar de declarar la educación como un bien de consumo, asegurando que los padres debían dejar de tomar whisky y pagar o que lo que no se paga no se aprecia, advirtiendo el fin de la gratuidad, a decir ahora que está a favor de la gratuidad, aunque agregando la letra chica que lo caracteriza: “siempre que la economía lo permita”, que es lo mismo que la nada misma, o que asume el compromiso de avanzar en esta materia “hasta llegar al 90% de la gratuidad”, agregando que se refiere a “la educación técnico profesional”. Ello llevó hasta a la propia Presidenta Michelle Bachelet a interpelarlo para explique tamaña “vuelta de carnero”.
Tu pasado te persigue
Manuel José Ossandón aseguró a Cambio21, previo al 19 de noviembre, que Piñera es “un candidato muy débil, que va a pasar toda la campaña dando explicaciones ante la justicia y ante la comunidad de por qué no pagaba impuestos, por qué compraba empresas zombies, por qué en una charla en el extranjero llamó a terminar con los paraísos fiscales y él tenía sus platas ahí. Es un candidato que va a tener problemas”.
Y es cierto que la campaña del exmandatario ha sido más de excusas y amenazas que propuestas.
Los hechos se remontan al Banco de Talca, donde el 28 de Agosto de 1982 el entonces juez Luis Correa Bulo lo declaró reo y ordenó su arresto por fraude e infracciones a la ley general de Bancos. Según confesión de ella, fue liberado gracias a las gestiones que en dictadura hiciera la ministra de Justicia Mónica Madariaga.
Uno a uno irían cayendo nuevos casos: El llamado “Piñeragate” a inicios de los 90, y que afectó a Evelyn Matthei mientras competían por ser él o la representante presidencial de la derecha. Allí buscó denigrarla en una entrevista televisiva (¿recuerda lo que le hizo a Ossandón?, porque a él se le olvidó). Luego se fueron sumando el “caso Chispas”, en 1997 (US$75 millones); las multas de LAN Cargo en 2007 por uso de información privilegiada ($9.840 millones); el “caso Cascadas” entre 2008 y 2009 junto a Julio Ponce Lerou (US$213 millones); las triangulaciones de platas políticas con CHV por más de $230 millones en 2009; Caso Penta en 2009 por otros $100 millones; SQM ese mismo año y hasta 2010 por otros $340 millones.
Claro que la historia llena de explicaciones no termina ahí, pues debe agregar los aportes bajo cuerda del Grupo Said impugnados por el SII por otros $100 millones en 2009; los provenientes de los Forwards truchos con Penta y Cruzat por $50 millones; el auto préstamo a RN pagado con la venta de LAN que luego él mismo recibió por $2.075 millones; las coimas de LAN en Argentina por las que tuvo que pagas US$22 millones en EE.UU., y un gran número de etcéteras, entre los que se suman Aero Continente, Exalmar, la minera Dominga, las platas en paraísos fiscales, el enriquecimiento en US$1.700 millones mientras fue Presidente de Chile, las empresas zombis en que dejó de pagar más de $2.862 millones. A qué seguir…
En materia de eficiencia no ha sido muy distinto. En su gobierno casi el 50% de sus colaboradores terminaron condenados, formalizados o imputados en casos de corrupción. El mejor censo de la historia fue el hazmerreír internacional, lo mismo que el puente Cau-Cau. La Ley de Pesca y el Royalty Minero fueron hijos del cohecho; la encuesta Casen que medía la pobreza fue manipulada; la de seguridad ciudadana siguió la misma suerte, etcétera. Aún queda mucho que explicar antes del 17 de diciembre.