Después de perder la clasificación al Mundial de Rusia, el país deportivo se consuela con las selecciones de menores del básquetbol. Damas y varones ganan campeonatos sudamericanos. Los lolos a los argentinos, las lolas a las brasileñas. Por Francisco Castillo
No más lamentos: bienvenida la “generación dorada” del básquetbol
Hace 61 años, un quinteto de chilenas encabezado por Ismenia Pauchard y completado por Onésima Reyes, Irene Velásquez, Marta Ortiz y Amalia Villalobos, era tan conocido por los aficionados al básquetbol como lo son hoy los futbolistas de la Roja. Ellas fueron campeonas invictas en el Sudamericano de Quito en 1956.
En esos años, Chile “roncaba” en los cestos femeninos. Ellas fueron subcampeonas mundiales en 1953, ganaron medallas de plata panamericanas en 1955 y 1959 y oro sudamericano en 1946, 1950, 1956 y 1960. Logros que llegaron a su fin en la década siguiente… hasta ahora.
Lo dicho porque, en julio y noviembre de este año, dos selecciones menores –la sub17 de varones y la sub14 de damas- ganaron sus respectivos torneos sudamericanos, derrotando en las finales a las potencias del subcontinente , Argentina y Brasil, generando sorpresa y alegría en medio de la desilusión por no ir al Mundial adulto de fútbol.
Había aparecido una nueva “generación dorada”. Esta vez de basquetbolistas.
La sub14 campeona sudamericana en Colombia
El último logro cestero tuvo como escenario la bella Asunción de Popayán, capital del departamento del Cauca, Colombia, a 600 kilómetros de Bogotá. Se le eligió como sede pues se trata de una de las ciudades más antiguas y mejor conservadas del continente, con un total de 236 manzanas de sector histórico. Está reconocida, naturalmente, por Naciones Unidas.
Campaña perfecta
Un escenario perfecto para que las lolitas chilenas desarrollaran una campaña perfecta en la segunda semana de noviembre, que partió justamente el lunes 6 ganándoles a Brasil (62-59), a Venezuela (72-53) y Ecuador (61-38) en los días siguientes en la fase de clasificación. En semifinales derrotó a Argentina (73-50) y volvió a enfrentar a Brasil por la corona. Se la adjudicó con un rotundo 80-58. Una semana gloriosa.
Así como antaño las que se lucían eran la habilidosa Onésima Reyes y la imponente Ismenia Pauchard, en Colombia las heroínas fueron Catalina Valenzuela, una base dueña de los tiempos, y la espigada alero Fernanda Ovalle, escogida por los organizadores como la mejor jugadora del torneo.
Ambas son muy amigas, compañeras de curso en el SS.CC. Alameda, aunque de distinto club: Catalina es del Boston College y Fernanda juega por la U. de Chile. Las dos tienen posibilidades de marcharse en los próximos años (2018 o 2019) a Estados Unidos, becadas, debido a sus esplendorosas condiciones. En Popayán deslumbraron con sus certeros lanzamientos triples, que además convertían en momentos especialmente decisivos, frustrando a sus rivales.
Condiciones relevantes
Claudio Castro, quien las entrena en el colegio de los padres franceses, contó simpáticos detalles de ambas a El Mercurio: “Fernanda juega de alero. A sus 14 años, ya mide 1,77. Comenzó en el básquetbol a los 10, en la Universidad de Chile, de inmediato destacó, es una líder dentro de la cancha”.
El padre de Fernanda contó que su hija ya tiene varias ofertas para jugar en high schools de Estados Unidos. “Ya fuimos a conocer algunos, pero creemos que aún es muy chica. Si ella quiere, en dos años será un buen momento para partir", comentó.
Catalina Valenzuela (1,65 m), fue la capitana y base de la selección. Es la que distribuye y marca los tiempos; es muy hábil, resulta difícil quitarle la pelota. Apenas tenía cinco años cuando, guiada por sus papás, ex jugadores y profesores de educación física, le enseñaron a jugar.
“Ha tenido una evolución espectacular. Entrena todos los días, y se nota que lleva el básquetbol en la sangre", dijo Juan Miranda, el DT ayudante del costarricense Warren Espinoza, jefe técnico del staff de la Rojita Sub 14. “En el torneo mostró gran madurez y liderazgo. Manejó los tiempos del equipo y eso fue clave", añadió.
Un dato: Ovalle convirtió 22 puntos a las brasileñas; Valenzuela 19. Se pueden ver en imágenes de computador, ya que la final completa fue captada por una cámara amateur. Basta con acudir al sitio www.eldeportero.cl y admirar, además, el coraje de las chicas y su férreo marcaje, del “estilo Bielsa”. Imperdible.
Al igual que en el caso de su amiga Ovalle, los ojos de colegios estadounidenses se fijaron en Valenzuela. "Catalina sabe que su norte es irse al extranjero. Fuimos a varios campus de entrenamientos en Miami, y el 2018 o 2019 debería tomar la decisión de partir", admitió su padre, Mauro Valenzuela.
El coach costarricense
El técnico de la sub14 de baloncesto femenino, el costarricense Warren Espinoza, con generosidad reconoció los méritos de los técnicos chilenos que en sus clubes formaron a estas niñas. "Este es un triunfo dedicado a todos ellos, quienes son los verdaderos héroes ya que son los que las han preparado. Uno solo hace la táctica y selecciona a las 12 mejores jugadoras del país", dijo a Cooperativa.
“Fue un trabajo de hartos meses para todas estas chicas, que viajaron de distintas regiones para venir a entrenar, por lo cual también el título es muy merecido para ellas".
Espinoza fue contratado hace apenas cuatro meses por la federación de básquetbol. Casi 40 jugadoras iniciaron el proceso que concluyó con las doce seleccionadas que alzaron la copa.
La tarea que sigue es más difícil: que haya continuidad, para que estas chicas y chicos lleguen a plenitud en los Panamericanos del 2023, como en las décadas doradas del básquetbol chileno de mediados del siglo XX.