Por Mario López M.
Hace solo dos meses, el gobierno, con bombos y platillos, había anunciado su apoyo a la iniciativa que fuera aprobada por más de 160 países. Mientras representantes del Congreso participaban de una cumbre internacional sobre la materia, en Chile, sin ninguna coordinación, La Moneda optó por rechazarla.
Tras vueltas de campana inaceptables en un país serio, el Gobierno decidió no suscribir el Pacto Mundial para la Migración propuesto por la ONU, bajo la excusa de que no considera que esta sea un derecho humano.
Extraño, por decir lo menos, pues tal definición no es parte del acuerdo internacional, sin perjuicio de sí encontrarse presente y vigente en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
Poco serio
Hace casi dos meses, el Ejecutivo, ante la proximidad de la celebración de los 70 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, desplegó toda su acostumbrada fanfarria citando en un acto el pasado 28 de septiembre pasado y que contó con la participación de varias autoridades. Tanto es así, que diversos funcionarios de gobierno se mostraron con pancartas alusivas a tales derechos, incluyendo una que rezaba: “Chile lo respetamos todos (junto al logo del gobierno) 13 (en relación al artículo con esta declaración) “Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia. Declaración Universal de los Derechos Humanos” (en la foto).
Una de las que portaba la pancarta, en fotos de prensa y redes sociales, era nada menos que la subsecretaria de Derechos Humanos del ministerio de Justicia, Lorena Recabarren.
Si ya ello demuestra la descoordinación y poca seriedad en la aplicación de políticas públicas, lo que viene a continuación es el acabose: A última hora, el mismo día en que se votaba la propuesta de la ONU, un grupo de parlamentarios, en representación del Congreso Nacional -y, por lo mismo, representantes del Estado de Chile-, participaban de una cumbre internacional interparlamentaria en que se discutía el tema. Jamás fueron alertados de que el gobierno había optado por no suscribir el pacto. Tanto así, que incluso algunos lo firmaron.
“Lamentable”
El excanciller y presidente del PPD, Heraldo Muñoz, criticó que el Gobierno haya decidido rechazar el Pacto Mundial por la Migración de las Naciones Unidas.
“Es muy difícil de comprender y me parece lamentable que, a última hora, Chile se reste de esta conferencia, porque, si existían artículos o párrafos con los que Chile tenía reparos, podría haber negociado textos alternativos o una declaración de reserva al momento de adopción del pacto”, dijo.
Por su parte la senadora por Aysén Ximena Órdenes (IND), cuestionó duramente el anuncio de La Moneda de no ratificar el tratado señalando que “primero fue el Acuerdo de Escazú y hoy Gobierno informa que se resta también de firma de Pacto Mundial para la Migración. Los temas globales se debaten en la esfera internacional. La Migración debe abordarse desde el marco de los derechos humanos, hablamos de derechos universales”, sostuvo.
La parlamentaria fue una de las congresistas que participó, en Marruecos, en la delegación de parlamentarios chilenos, que además integraron el senador Manuel José Ossandón (RN) y la diputada Andrea Parra (FA). En el Encuentro realizado en Marrakech la senadora manifestó su apoyo al acuerdo internacional. Jamás se les comunicó, por autoridad alguna del ministerio de Relaciones Exteriores ni por el embajador en Marruecos, la decisión adoptada a última hora por el Ejecutivo.
Dime con quién andas…
Para el ex Canciller Heraldo Muñoz, “la determinación de Sebastián Piñera nos pone en la ‘dudosa compañía’ de ‘países liderados por Estados Unidos, por Trump”, aseguró, agregando que “nos retira de un ejercicio multilateral en el que Chile siempre ha participado de manera proactiva”.
A su vez la senadora Ximena Ordenes enfatizó que “por un lado, el Gobierno de Chile instala la figura de una Visa de Responsabilidad Democrática con algunos países, y por otro, se niega a reconocer los derechos humanos de quienes migran. Ello es incoherente, hay una contradicción y esta decisión no detiene la llegada de extranjeros, sino que los condena a vivir en una segunda categoría en nuestro país”.
Por su parte el diputado Matías Walker (DC), cuestionó a La Moneda en su errática política internacional reflejada en este bochornoso episodio: “en RREE siempre se ha intentado representar posturas de Estado, que generen amplio consenso. Gobierno de Chile no puede asumir solo posturas de extrema derecha”, espetó. La Democracia Cristiana manifestó su “rechazo y preocupación” ante la decisión del gobierno, agregando que “Sebastián Piñera no puede pretender que la globalización sólo sea un asunto comercial…”.
El exdiputado Jorge Tarud (PPD), aseveró que, con esto, el Ejecutivo “se dejó presionar por un sector de la ultra derecha chilena, causándole un nuevo daño a nuestra imagen país, ya bastante dañada (…) Lamento profundamente que, para ganar un par de puntitos en las encuestas de la extrema derecha, el Presidente dañe la imagen exterior de Chile”. En la misma línea, el diputado Hugo Gutiérrez (PC), dijo que esta determinación dejaría entrever que el Mandatario va “en la senda de ultraderecha de Trump, Netanyahu y Bolsonaro”.
Las “razones” del gobierno
Una minuta repartida por el Ejecutivo entre autoridades y a sus adherentes fija la posición de La Moneda que busca justificar la negativa a suscribir el pacto internacional. “Frente a ciertos eventos del fenómeno migratorio, el Pacto no distingue claramente entre los derechos y obligaciones que asisten a migrantes regulares e irregulares. Por ejemplo, en cuanto a la pertinencia de la detención y las circunstancias en que procede la reunificación familiar”, describe.
Se justifica además el gobierno criticando que “el Pacto establece una jerarquización de ciertos criterios que flexibilizan los procesos de regularización, como la movilidad laboral. Esta jerarquización no es coherente con la política migratoria de Chile (SIC). Se establecen beneficios a ciertas categorías de migrantes, como aquellos que abandonan su país por causa de desastres naturales. Esta diferenciación no tiene correlato en el derecho internacional y pone en riesgo el carácter excepcional del refugio como forma de protección internacional”.
Y continúa: “Adicionalmente, si bien este instrumento no crea por sí mismo obligaciones internacionales, muchas de sus disposiciones sí utilizan un lenguaje vinculante. Esto deja la puerta abierta para que actores internacionales interfieran en el diseño de la política migratoria nacional, asunto que pertenece a la esfera soberana de cada Estado. Por ejemplo, el Pacto impulsa la adaptación de legislación nacional, celebración de acuerdos regionales e implementación de políticas públicas, toda vez que no corresponde someter dichos asuntos al escrutinio internacional. Por último, si bien el Pacto es correcto en su espíritu, pero la ambigüedad de los estándares que estable presentan un riesgo al diseño de una política migratoria responsable”, termina el texto.
Es no entender nada
La senadora Órdenes dijo al respecto que “los procesos migratorios son un tema global, no se decide por separado y entre cuatro paredes. Es la adopción de un pacto, no es vinculante; por ello, nuestra sorpresa al conocer la errónea decisión del Ejecutivo. Llamo al Gobierno a rectificar su postura y adoptar el Pacto sobre Migración”. Recalcó que los procesos migratorios van a seguir ocurriendo y el Pacto Migratorio busca defender los derechos humanos de quienes se ven desplazados desde sus lugares de origen”.
Para la bancada de diputados de la Democracia Cristiana, el “Gobierno se alineó con las visiones de ultraderecha. En una materia como esta, donde se debe representar posturas de Estado que generen amplio consenso, el Gobierno no ha consultado ni a los partidos ni se haya informado bien”.
La directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos, Consuelo Contreras, consideró “lamentable” el rechazo del gobierno a la cumbre por el Pacto Mundial para la Migración de la ONU. Para la autoridad, “es propio del ser humano migrar. La migración va a ocurrir igual y la idea es poder prepararse para recibir a los migrantes. Me parece lamentable que no hayamos asistido a la firma de este pacto, un pacto al que podríamos haberle hecho observaciones. Pareciera ser que no queremos recibir más migrantes y que nos queremos restar de los debates internacional, lo cual me parece muy grave. Es lamentable que nos restemos”.
¿Es o no derecho humano?
Para el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, migrar “no es un derecho” del ser humano. Sus palabras fueron duramente criticadas, tanto por inmiscuirse en una materia que es propia de la Cancillería, donde no tiene competencia, como por el contenido mismo de su declaración. La diputada democratacristiana Joanna Pérez, quien es además integrante de la comisión que ya despachó el proyecto de migración a la comisión de Derechos Humanos, dijo que “nos parecen inaceptables las declaraciones y explicaciones” del funcionario.
“Sus dichos son absolutamente infundados, pues es de la esencia de toda persona el derecho a desplazarse por el territorio o de un país a otro, buscando un mejor futuro o la protección de su integridad física y psíquica. Por lo demás, se nota que no se ha informado bien en relación a lo que realmente implica este pacto”, enfatizó.
Desde el Frente Amplio tampoco quedaron ausentes de la discusión. El economista Nicolás Grau, cuestionó vía Twitter la postura de La Moneda: “La derecha no comparte que migrar sea un derecho humano. Pero anda a decirles que hay que poner restricciones al flujo de capital (para así aumentar la soberanía política de los países). Ahí ponen el grito en el cielo. Siempre han tenido una visión mercantil de la libertad”, dijo el ex integrante del comando presidencial de Beatriz Sánchez.
Y en la derecha también hubo quienes cuestionaron los dichos de Ubilla y el gobierno. El diputado de la UDI Jaime Bellolio aseguró que “migrar es un derecho humano, por supuesto que sí (...) pero uno tiene que ver las restricciones que puede tener ese derecho”. En el programa Estado Nacional, el parlamentario dijo que a pesar de que sabe que los tratados internacionales no son supranacionales, él cree que “tienen un efecto en la legislación”.
“La Democracia Cristiana es y será promotora de la defensa a los principios universales de los Derechos Humanos y por lo tanto cree en la migración. De hecho, nuestro país está compuesto por pueblos originarios y también por migrantes que ingresaron al país buscando un lugar mejor. Estamos seguro de que cada cual ha aportado invaluablemente a la construcción de esta nación pujante que somos hoy. Una cosa es regular el ingreso o las condiciones de la migración y otra muy distinta es rechazar o impedir cualquier tipo de pacto que regule o promueva la migración en sí”, sostiene una declaración de ese partido que cuestiona la opción del Ejecutivo.
Más del 85% de los países del mundo, aprobó la iniciativa. Hasta el Papa Francisco celebró el acuerdo, pero para la derecha son más importantes las encuestas, aunque no les resulte levantar la alicaída imagen presidencial.
Y Ampuero, ¿dónde está?
El ex canciller Heraldo Muñoz cuestionó la total ausencia y debilidad de esa cartera y del ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero, en todo este proceso que culminó con el rechazo del gobierno a suscribir el Pacto Migratorio. No es primera vez que se levantan voces, incluso desde la misma derecha, cuestionando esa ausencia de sus deberes, como ocurrió durante el proceso de alegatos y posterior resolución en la demanda de Bolivia en La Haya.
Por su parte el senador Ricardo Lagos Weber, presidente de la Comisión de RR.EE. del Senado, se manifestó “enfadado” con el gobierno por no suscribir el acuerdo y dirigió sus dardos a Ampuero, al punto que la Comisión lo citó para que explique por qué Chile decidió restarse de él.
El parlamentario lo calificó como una “mala señal internacional”, pues esta instancia, “junto con el Acuerdo de Escazú, es el segundo tratado multilateral que bajo esta administración Chile no firmaría. No es una forma grata de enterarse de un tema tremendamente importante, es un tema que debemos discutir, entendiendo que la política exterior la dirige el Presidente de la República, pero lo mínimo es conversar, al menos las diferencias, con las comisiones de RR.EE. de ambas cámaras y del Senado, ciertamente”.
Luego agregó que “desde el Senado le he pedido al canciller (Roberto Ampuero) que asista a la Comisión de RR.EE. a explicar las dudas, complejidades, inquietudes que pueda tener el gobierno sobre este pacto”.