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Obispo Durán e iglesias evangélicas: Los increíbles negocios “en el nombre de Dios”

Por Mario López M.

Las investigaciones por lavados de activos y delitos tributarios que afectan al obispo Eduardo Durán y a su entorno, ha dejado al descubierto un lucrativo negocio, del cual muy pocos se atreven a hablar. Miles de millones de pesos producto de aportes estatales, diezmos, negocios, colegios y otros rubros, que no pagan impuestos.

La política no ha quedado al margen. La intervención de la derecha y de Piñera en particular, han generado fuertes luchas de poder interno y han quebrado iglesias, en especial la metodista. Donaciones cuantiosas y contratos de dudosa legalidad investigan la fiscalía y el SII. Todo se transa o se vende, incluida hasta el agua bendita.

Desde hace unos meses la Fiscalía Oriente lleva adelante una investigación a cargo del persecutor Felipe Sepúlveda, en contra del obispo de la Primera Iglesia Metodista Pentecostal de Chile, Eduardo Durán. Se le imputan lavado de activos, delitos tributarios y enriquecimiento ilícito.

Los más de $1.800 millones que conforman su patrimonio que se acrecentó en los últimos años, no tiene justificación alguna. Así lo entiende la fiscalía que ya encargó a la Bridec la investigación de cómo llegó a conformarse ese patrimonio. Y no solo el del obispo Durán Castro, sino que también el de su entorno, varios de quienes aparecen como presuntos palos blancos del señor obispo.

Buganvilia

Así como la planta trepadora que crece de noche, Durán Castro se fue haciendo del poder al interior de la iglesia metodista. En sus comienzos, fue un eficiente empleado de la sociedad Bíblica hasta el comienzo de los 90, cuando asumió la dirección de las comunicaciones de la corporación Metodista Pentecostal y se transformó en secretario personal del obispo Javier Vázquez, líder indiscutido de ese credo y que mantuvo unidos a los feligreses. A su muerte, se desencadenó una lucha que se hizo patente cuando Durán fundó la Primera Iglesia Metodista Pentecostal de Chile y “heredó” el local donde funciona la llamada Catedral Evangélica.

Propiedades, empresas, donaciones, negocios y aportes estatales millonarios a la iglesia, pareciera que se han confundido con el patrimonio personal del señor obispo. Sino cómo se explican las 12 propiedades cuyo avaluó fiscal sumaba $1.152 millones que mantenía hasta el año pasado y en donde no se cuentan las de su hijo, el diputado Eduardo Durán Salinas, por unos 800 millones de pesos o el patrimonio inmobiliario de la nueva pareja del obispo, por otros cientos de millones de pesos. Y donde no se cuentan la decena de vehículos de lujo y colección que poseen y las participaciones en sociedades. Tampoco el dinero que ha salido del país.

Un rentable negocio, es “su” parcela ubicada en Isla de Maipo, donde hasta el agua es comercializada bajo el nombre de “agua divina” por una empresa de sus hijos, Southern Waters, del diputado Eduardo Durán Salinas y su hermana, Carolina Durán Salinas. Allí posee derechos de agua que, bajo varios nombres, comercia entre los feligreses, que deben pagar por ocupar el sitio. Durán dice que no tiene obligación de acreditar su patrimonio. Por eso el SII emitió en octubre de 2017 una circular para que las organizaciones sin fines de lucro –como iglesias– que tengan ingresos anuales superiores a 12 mil UF (más de $327 millones), presenten una declaración jurada detallando ingresos, gastos y registros de contabilidad.

Negocio divino

Pero Durán maneja una, de las cerca de 3500 iglesias con reconocimiento como personas jurídicas de derecho público. La más grande, al parecer, y la que cuenta con más recursos, producto de sus negocios con organizaciones internacionales investigadas por lavados de activos. Muchas de estas entidades registran en el Conservador de Bienes Raíces (CBR) propiedades inscritas a sus nombres, acciones en la bolsa de comercio, colegios e institutos profesionales, radios y hasta canales de televisión. Eso, además de los cuantiosos aportes del Estado y los feligreses.

La ley de Cultos de 1999, no solo les reconoce su derecho a difundir sus creencias, sino que además, les permite adquirir y vender toda clase de bienes y derechos, celebrar contratos, operar comercialmente, incluso ante la bolsa, también pueden actuar ante bancos y si fuera poco, se les conceden importantes beneficios tributarios, tales como la exención del pago del impuestos a la renta, contribuciones por sus bienes raíces y del impuesto a las donaciones, entre otros.

El CBR da cuenta de cientos de propiedades inscritas a nombre de las iglesias evangélicas, patrimonio que representa miles de millones de pesos. No hace mucho El Mercurio daba cuenta que iglesias como “Iglesia del Nazareno registraba 19 dominios, con un valor fiscal de 701 millones de pesos; mientras que la Corporación Iglesia de los Adventistas del Séptimo Día figura con 61 posesiones a su nombre, tanto para uso habitacional como de culto, avaluadas en más de 1.197 millones de pesos”. Pero lo extraordinario lo constituye el que obispos, como Durán, posean esos bienes no a nombre de sus cultos, sino que al suyo propio.

Donaciones y otras bagatelas

¿Cómo llega a formarse un patrimonio de esa naturaleza? Varias son las fuentes de esa riqueza material. A modo de ejemplo, el fisco ha entregado miles de millones de pesos (5.000 en 2016; y 7.000 que fueron proyectados para 2017, etc.) a las iglesias evangélicas para remodelar su Catedral, dinero ingresado vía el propio obispo Durán.  También lucran con la educación, pues dentro de su “giro religioso” actúan como sostenedores de colegios particulares y subvencionados, con aportes estatales con más de 38 mil millones de pesos de en los últimos 3 años.

En materia de comunicaciones, iglesias como la del mundo Pentecostal, posee dos canales de televisión: Televisión Nacional Evangélica (TNE), con cobertura nacional, y Espiritual Televisión (ETV), que opera en la región de Valparaíso. Y qué decir de las radios que se multiplican por cientos a lo largo de todo el país, constituyendo algunas verdaderas “cadenas” como la radio Armonía, que cuenta con una red de 50 emisoras, o radio Corporación, con una red de más de 30 emisoras, perteneciente a la Iglesia Cristo Tu Única Esperanza. Sume la centena de propiedades que el Ministerio de Bienes Nacionales cedió a organizaciones evangélicas o protestantes, la mayoría son concesiones de uso gratuito de corto plazo (44).

Los diezmos

En nuestro país las principales iglesias protestantes son los adventistas, metodistas, presbiterianos, luteranos, y bautistas. A partir de estos brazos principales se fueron gestando cientos ramas hasta configurar las más de 3 mil registradas oficialmente. Son bastante más “militantes” que la iglesia católica, la que ha sufrido una fuerte merma de feligreses (del 73% al 55%), y también de compromiso en los últimos 50 años y en beneficio de estas iglesias protestantes, que rondan en unos 3,5 millones de fieles. 

Ese compromiso de que dan cuenta sus erogaciones que equivalen al 10% de los ingresos familiares (diezmos), se pagan casi con disciplina militar, llegando en algunas iglesias a generar varios millones de pesos semanales solo por ese concepto. A ello se suman la suerte de “arriendos” que pagan las iglesias pequeñas a los obispos, con otros cuantos millones mensuales, y todo libre de impuestos. Iglesias como la del obispo Durán, poseen una fidelidad en el pago de los feligreses del orden del 90% al día, a diferencia de los católicos, por ejemplo, que no superan el 6% que dona a su iglesia el 1% de sus ingresos.

Estudios calculan que existe un obispo por cada 5.000 feligreses -en el credo católico, hay un cura por cada 40.000 de esos creyentes-. Un obispo no solo es el pastor que guía a las ovejas de su rebaño, sino que es el que administra los bienes, participa en la bolsa, los negocios, cobra y hasta últimamente a varios de ellos les ha dado por meterse en política. Una de las críticas a este respecto, dice relación con el origen de los millonarios fondos invertidos en campañas por varios representantes del mundo evangélico, que incluso aprovechó el año pasado un evento religioso, la “Marcha para Jesús” que se realiza todos los años, para recaudar fondos de campaña y lanzar las candidaturas a diputados.

Pasito a pasito

El cuantioso patrimonio de estas entidades, permite a cerca de 20 mil obispos sustentar sus gastos (y algo más, claro). La presencia de estos credos, que no poseen grandes templos, les permite multiplicarse en sectores más bien de pocos recursos y medios. Del total de iglesias evangélicas, un porcentaje cercano al 90% pertenece al denominado movimiento pentecostal. Se estima que sus feligreses, los mejores pagadores del diezmo, entregan más de 1,4 millones de dólares al año.

Existen más de 28 mil lugares o locales de culto en el país, muchos de ellos no obedecen a una rama en particular, solo responden a su pastor. Otras pequeñas iglesias dependen de otras principales y a ellas deben pagarles mensualmente, en algunos casos varios millones mensuales. Cerca del 50% de las iglesias evangélicas tienen sede en la región Metropolitana y se crea una nueva iglesia en el país cada 38 horas, la mayoría de credo pentecostal.

En materia de administración, la mayoría opera en base a “manuales contables”, que deben registrar todas las operaciones que realizan y que se distribuye entre las iglesias. Parten sobre la base del diezmo, que recibe cada pastor. Sobre el total, se debe deducir tres gastos: los costos de operación de su corporación; una cuota de hasta el 30% que se entrega a la administración central de cada iglesia de la cual se dependa y el sueldo del propio pastor, el que en algunos casos es fijo y se pacta por contrato, y en otros fluctúa de acuerdo a la recaudación, con un mínimo de 750 mil mensuales.

Sin embargo, la gran mayoría de las iglesias evangélicas, no cuentan con registros contables claros que permitan determinar los dineros que transfieren a sus pastores para solventar su subsistencia y la de sus familias. Los pastores no reciben liquidación de sueldo ni hacen boletas de honorarios, y la Dirección del Trabajo no reconoce el vínculo entre ellos y sus fieles como una relación laboral. Tampoco existen sistemas de control de los aportes provenientes de los diezmos. Todo esto hace muy difícil fiscalizar el origen de sus patrimonios.

La derecha divide y gana

Consciente de los más de 3,5 millones de eventuales electores correspondiente al mundo evangélico, la derecha y Piñera en particular, han ido tejiendo redes sobre la base de dividir para gobernar. El obispo Eduardo Durán ha sido su punta de lanza y operador político y ha sido bien recompensado políticamente por ello. En ambos periodos ha sido designado por Piñera como “Alto Representante” del credo para las actividades oficiales, aunque la primera vez no era obispo, sino que un simple pastor. En ambos periodos también se ha visto en el ojo del huracán, como cuando denunció al también obispo Roberto López por haber sido agente de la CNI, acusación que logró desestabilizarlo y le permitió a Durán quedarse con la Catedral Evangélica.

Durán fue sancionado con un año de suspensión por haber delatado a Roberto López y terminó formando su propia iglesia en 2011, quebrando a los metodistas pentecostales.   Más tarde rompería con el coordinador de la Mesa Ampliada de las iglesias evangélicas, el pastor Emiliano Soto, al punto de excluirlo del reciente Tedeum. Claro que la cercanía con Piñera proviene al menos de 2009, cuando le organizaba al entonces candidato reuniones en recoleta y con la misma Mesa Ampliada.

Su hijo homónimo, entonces candidato en el Bío Bío, perdió las elecciones, pero ganó una gobernación, al mismo tiempo que el padre era el representante en La Moneda de las iglesias evangélicas, designado a dedo por el propio Piñera.

Luego vendría el mentado Tedeum 2017 en que le hizo la “encerrona” a la Presidenta Bachelet, generando un serio conflicto que repercutió este año, cuando varias autoridades del estado optaron por no asistir al evento. Y no hace mucho volvió a caer en desgracia, solo que esta vez producto de las investigaciones que lleva adelante el Ministerio Público en su contra, que han conllevado allanamientos e incautación de documentación en la propia sede de la Catedral Evangélica, aunque no todavía en la de sus oficinas ubicadas al costado de ese inmueble.   

Para el obispo Emiliano Soto, la situación del obispo Durán, no representa un cisma entre los evangélicos. “El mundo evangélico no está en crisis”, asegura, al paso que sitúa los conflictos en situaciones que estima “puntuales” y que no representan la realidad de los más de 3 millones de evangélicos que hay en Chile. Claro que cuando toca el turno de hablar de religión y política, la califica como un “error garrafal de algunos pastores y obispos”, concluyendo que “Cuando se mezclan religión y política, lógicamente los resultados no son buenos”.

Reconoce que “Hay gente que ha influenciado políticamente las iglesias, de alguna manera han tomado un curso diferente a lo que normalmente se conoce como el régimen de una iglesia evangélica propiamente tal. En estas nuevas iniciativas hay algunos que han tratado de introducir pensamientos políticos al interior de las iglesias y, justamente, hay un sector en el cual están algunas iglesias que están en esa iniciativa (…) Pero no se puede ocupar la iglesia como plataforma para proyectarse políticamente”, asegura.

Deja un comentario final acerca de lo que la historia muestra: “la experiencia a través del tiempo ha sido nefasta cuando hay grupos que han pretendido ocupar la iglesia para poder desarrollar una proyección de partido político o iniciativas individuales de personas que tienen una vocación política. Y eso está provocando un desacuerdo interno que yo creo que con el tiempo va a decantar y va a madurar”, concluyó.