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‘Operación Réquiem’, un libro que desnuda los años 90, un periodo raro, sucio y poco ético

Por Francisco Castillo
En su debut literario, el periodista Juan Pablo Sáez (42) se despacha una historia de violencia terrorista en el submundo santiaguino de los albores de la transición. Protagonistas: la Mujer Metralleta, altos oficiales del Ejército, agentes de seguridad y periodistas entrometidos.

“Por fin, alguien nos muestra una época hasta ahora cubierta de silencio”, dijo la escritora y periodista Alejandra Matus, en la presentación oficial del thriller.

En ese acto, la autora entre otros títulos de “El libro negro de la justicia chilena” y “Doña Lucía”, estaba en su salsa. Qué mejor para ella que comentar el libro debut de Sáez, ambientado en el Chile de los años 90, en que hubo violencia política soterrada y que todo el mundo parece haber olvidado.

-Me gusta mucho que la novela se enmarque en ese período, sobre el cual se extiende normalmente un largo silencio, no solamente literario sino también periodístico. Sin embargo, esta novela se desarrolla ahí, en los años 90, periodo histórico raro, sucio, poco ético, donde  nada es muy claro- dice Matus.

En la novela se genera una sensación de que nadie sabe muy claramente qué es cada cosa. “Ni los revolucionarios tienen muy claro por qué luchan, ni los que reprimen, por qué reprimen”, añade con certeza.

                            Juan Pablo Sáez, periodista y escritor


¿Qué hizo Sáez?: “Meterse en ese mundo, sin  resolver nada, salvo dejar al lector sensaciones más incómodas y cuestionamientos”, cierra la escritora.

La musa de “Réquiem”

Sáez inicia su novela con el asalto a un banco perpetrado no por delincuentes comunes, sino por un grupo armado de extremistas de izquierda que, se suponía, había colgado las armas tras el retorno a la democracia. La banda la encabeza una atractiva joven, bautizada en la novela como “Verónica G.” y por la prensa como “La Mujer Metralleta”, que en realidad se  llama Marcela Rodríguez.

En la ficción, la Mujer Metralleta huye y la trama gira en torno a la búsqueda que de ella hace un entrometido periodista. La realidad es que Marcela Rodríguez, combatiente del Movimiento Juvenil Lautaro, efectivamente enarboló metralleta para rescatar de un hospital al militante del MJL, Marcos Ariel Antonioletti. En medio de una lluvia de balas, Marcela resultó herida, liberó a Antonioletti pero fue arrestada. Hoy permanece en Italia cumpliendo pena de extrañamiento.

La tensa calma de  los ‘90

¿Sería ella “la musa” inspiradora del escritor? El propio Sáez lo explica a Cambio21: “No sé si podríamos llamarle ‘musa’, pero la figura de Marcela Rodríguez (alias la Mujer Metralleta) siempre me quedó dando vueltas en mi cabeza.

“El año 90, cuando Rodríguez irrumpe en el hospital Sótero del Río para rescatar a Antonioletti, yo tenía 15 años y el acontecimiento me quedó grabado para siempre, pese que no me unía ningún lazo a esta mujer ni al Movimiento Juvenil Lautaro. De alguna manera, el asalto al Sótero del Río vino a romper esa tensa calma impuesta por las élites a inicios de la transición. Tal como ocurrió después con el asesinato de (Jaime) Guzmán o el secuestro de (Cristián) Edwards”.

Nace la ficción

En efecto, el contexto político de principios de los noventa, periodo en que la presencia militar y los poderes fácticos aún se hacían sentir en el país, sirvió de marco a la ficción.

Sáez imaginó un grupo de protagonistas conformado por la hija de un intendente del gobierno militar que, sin que su padre lo supiera, era líder de un movimiento subversivo; además, un periodista de un diario al borde de la quiebra; un profesor de ambos, ideólogo revolucionario; policías vinculados al ministerio del Interior, generales de Ejército amigos del intendente. La trama se complica. El reportero mete su nariz donde no lo llaman y es recibido a tiros. Sin querer, se ve envuelto en la “Operación Réquiem”.

-Los personajes, el entorno, el Santiago de los 90, la situación política, la trama de Réquiem, ¿no cree que está servida la mesa para llevar la historia al cine?
-Estudié cinematografía al salir del colegio-, dice Sáez a Cambio1. -Entonces aprovecho de incorporar a la novela elementos propios del lenguaje audiovisual; las escenas son, en este sentido, muy cinematográficas. Pero también ocupo elementos audiovisuales de la época, como los casetes de VHS, la fotografía análoga, cito por ahí algunas películas del tiempo de la transición, como La última tentación de Cristo (que fue prohibida durante una parte de la transición) o El Lado Oscuro del Corazón. Nunca pensé esta historia como un guion de cine, pero si un cineasta se interesara algún día en ella, sería muy gratificante.   

-¿Qué tal escribir otra novela, con los encapuchados, los okupas, los anarcos, todos los  antisistema?
-La verdad es que, por el momento, estoy interesado en escribir historias relacionadas con la transición, la dictadura o incluso antes, los años 60. Estoy intentado escribir ahora una novela policial, situada en una playa del litoral central, a fines de los años 60. En ella hay componentes que ya estaban en Operación Réquiem: un crimen sin explicación, el trasfondo político de la época y la trama político-militar.

-¿Y alguna historia inserta en la trastienda del conflicto de la Araucanía?
-Creo que del conflicto en la Araucanía, lo más llamativo, en términos argumentales, es el crimen de los Luchsinger-Mackay. Creo que sobre eso perfectamente podría hacerse una novela ficcional y documental a la vez, pero exigiría estar un rato largo en el lugar, entrevistar gente, en fin. Me imagino algo parecido a lo que hizo Capote con A Sangre Fría. 

-Después de la investigación para Réquiem, y considerando también su experiencia personal ¿se justifica la conducta de los grupos antisistema?
-Depende del contexto político e histórico del momento. Creo que el Movimiento Juvenil Lautaro y el FPMR nacen en una época en que, incluso, hasta una parte de la DC estaba de acuerdo con echar a Pinochet del poder a través de la vía violenta. La acción del Frente se justifica a mediados de los 80, pero no a inicios de la transición. Y la división que se produce en su seno el año 90 da cuenta de esta tensión.

“El año 86, sólo dos años antes del plebiscito, nadie, ni el más optimista, imaginaba que la dictadura podría terminar en el corto plazo. Entonces, en mi opinión, la acción de estos grupos se justifica dependiendo del contexto”

Hijo bastardo del Mapu

En esta parte de la entrevista, el joven escritor se explaya con fundamentos, ya que, además de periodista y magíster en Comunicación estratégica de la Finis Terrae, tiene posgrado en Ciencia Política de la Universidad de París II, Panthéon-Assas, París (Francia) y en la Sorbonne Nouvelle.


Alejandra Matus, escritora, presentadora de 'Operación Réquiem'


-En el caso del Lautaro -el ‘hijo bastardo del Mapu’, como lo definió Alejandra Matus en la presentación del libro-, tengo la impresión, a partir del escaso material investigativo con el que se cuenta, que este grupo canalizó de alguna forma la impotencia de los jóvenes de las poblaciones periféricas de Santiago frente a la dictadura-, dice el periodista Sáez.

“Estamos hablando de una juventud poblacional sometida a un doble yugo: el político, con la restricción de las libertades básicas, y el social, graficado en la discriminación feroz de la que son objeto hasta hoy día. No es casualidad que en la misma época en que nace el Lautaro, con el asalto a una tienda de zapatillas en Gran Avenida, emergen Los Prisioneros como un grupo contestatario que observa la realidad desde la vereda de esos jóvenes de la periferia”, añade Sáez.

El conflicto mapuche

“En el caso de los grupos antisistema ligados al tema mapuche”, se explaya, “su existencia obedece a un conflicto antiquísimo, lo que lo convierte en un asunto más complejo pues no se trata de la lucha frente a una dictadura y su posterior caída, sino a la desarticulación de un modelo social fundado en la expoliación de tierras ancestrales”.

“Los conflictos (sean cuales sean éstos: políticos, personales o familiares) siempre tiene un germen. Sabemos que el conflicto mapuche tiene su origen en la ocupación ilegal de tierras ancestrales por parte de grupos ligados al poder económico. A eso sumémosle que el origen de este conflicto en particular es complejo, pues data de hace muchísimos años; te exige sentar en una misma mesa, frente a frente, a los herederos de dicho poder y a quienes consideran sus intereses afectados durante más de un siglo, en otras palabras,  los herederos de los ‘vencidos’.

“¿Cómo logras llevar a cabo esa tarea titánica, sabiendo de antemano que ambas partes no están en igualdad de condiciones? Personalmente, no justifico la acción violenta de los grupos antisistema en el conflicto mapuche, pero sí puedo entender la emergencia de estos grupos”, sentencia.

-¿Las autoridades entienden el fenómeno?
-El agravamiento del conflicto en el sur demuestra que las élites políticas se han demorado siempre en entender estos fenómenos complejos, y son más bien reactivas ante situaciones límite.

-¿Hay otras temáticas que le atraigan? 
-Por el momento mi interés lo siguen captando las historias insertas en la época del Chile dictatorial y transicional. Hay muchas cosas interesantes que pueden seguir extrayéndose de ese tiempo.