Las cifras demuestra que el alcohol y el tabaco han descendido en los últimos años, que la marihuana ha detenido su avance y que existen otros serios peligros, como las nuevas drogas duras y, ojo, la automedicación.
Patricio Bustos, director de Senda a Cambio21: Es falso que a mayor ingreso de extranjeros, mayor tráfico de drogas
Por Mario López M.
Un manejo absoluto de estadísticas, pero también de causas y resultados, muestran a un hombre de Estado empoderado en cumplir con el desafío de desarrollar políticas de salud pública orientadas a toda la población y en especial a los más vulnerables. Patricio Bustos permanentemente se para a buscar el dato preciso que refuerce sus dichos, no hay frases para el bronce, solo un acabado manejo del estado de Senda, a su mando.
Eso destacan desde todos los sectores políticos que mostraron su confianza en su desempeño.
Se muestra preocupado de algunos índices que, si bien han mejorado, están lejos del óptimo. Reconoce que existe una importante incidencia entre drogas, alcohol y delitos, aunque no todo consumidor es un delincuente. No duda en catalogar de xenofobia las denuncias de que la llegada de migrantes ha aumentado el tráfico o consumo de drogas. Es falso, asegura.
-Al ser designado para dirigir Senda se aseguró que usted pondría énfasis en la prevención por sobre la represión en materia de drogas. ¿Van de la mano prevención y represión?
-Senda hereda la tradición de Conace y es parte del progreso que significa su instalación en paralelo a la subsecretaría de Prevención de Delitos. Por lo tanto, hay una armonía en la decisión de las autoridades políticas entre la represión al narcotráfico, es decir, darle muy duro a quienes cometen delitos, y al mismo tiempo tener una institucionalidad, que representa Senda, que se haga cargo de la otra parte, que es paralela y complementaria, a que se combata de forma dura el narcotráfico, que se impida el consumo en niños, adolescentes y mujeres embarazadas. En esto no puede haber ningún tipo de permisividad ni transigencia.
Respecto del otro tipo de situaciones, el consumo producido de sustancias nocivas para la salud, nosotros estamos convencidos de que hay que tener medidas que sean coherentes, que apunten a la prevención, pero en el caso que no dé resultados y las personas consuman, hay que darles una mano con tratamientos, desintoxicación y después también y en una tercera etapa muy importante, que tengan la posibilidad de integración social.
Este problema de uso abusivo de drogas y de alcohol es un tema de salud pública, pero de altas implicancias sociales y viceversa. Hay circunstancias sociales que también determinan que las personas tengan menor percepción del riesgo y caigan en el consumo y muchas veces asociado a conductas que los dañan a ellos mismos, las familias y las sociedades.
-¿Cómo se condice ello con la idea de despenalizar el consumo de cannabis, por ejemplo?
-En muchos países existe la despenalización del consumo y también en Chile hay algunos proyectos que nosotros propusimos que apuntan a la regulación. Nosotros no estamos por liberalizar, porque hacerlo implicaría que niños, adolescentes y mujeres embarazadas también podrían tener un acceso que sería legitimado socialmente.
En los cuidados de la población hay dos cosas: “lo que se necesita hacer” y, segundo,“lo que sea posible hacer”. No podemos aplicar una política del avestruz respecto de los niveles de consumo de algunas sustancias y eso es lo que está ahora ya en el Congreso, donde se discute de acuerdo a las distintas opiniones respecto de las posibilidades de regular el consumo de algunas sustancias en personas adultas, lo que no debe confundirse con el uso de cannabis medicinal, pues ese es otro tema, que lo ha llevado de manera ejemplar el Instituto de Salud Pública.
Tenemos una cobertura de una de cada tres personas que solicitan tratamiento y esa es lamentablemente una gran brecha de la que no estamos satisfechos. Es más, estamos inquietos y además preocupados de este problema.
-¿Hay relación del alcohol como puerta de ingreso a las drogas?
-En cuanto a la sustancia de inicio, la mitad de las personas en tratamiento por consumo de drogas inició con el alcohol. Por lo tanto, cuando se dice que tal droga o el alcohol es siempre la puerta de entrada a otras drogas, no hay sustento para ello. En segundo lugar, entre las principales sustancias de consumo están la pasta base y el alcohol. Una de cada tres personas que ingresan a tratamiento lo hacen por consumo de pasta base. Y una de cada tres ingresa por consumo de alcohol y el otro tercio con toda la otra variedad de sustancias.
-¿Cuál es el universo de personas que están en tratamiento actualmente?
-En este momento estamos hablando de treinta mil personas que están en tratamiento en Senda y un tema muy importante es que en los últimos diez años hemos triplicado la cantidad de personas atendidas.
-¿Pero estamos hablando de treinta mil personas en rehabilitación sobre un universo de cuántas que en Chile consumen alcohol y los diversos tipos de drogas?
-Si hablamos de personas de alto riesgo en el consumo de alcohol, podríamos decir que hay 2.377.000 y consumo problemático de marihuana, 298.325. De esas dimensiones estamos hablando.
-Parece una cifra dramática.
-Es variable de región a región y de patrón de consumo. Incluso en algunas regiones de Chile a las guaguas se les da chicha de manzana para que estén calentitas en invierno y fresquitas en verano, entonces estamos criando niños alcohólicos.
Existen contradicciones muy marcadas. Por ejemplo, incentivamos a que la gente se dedique al arte, la música y la cultura y sobre todo al deporte para que no caigan en las drogas, pero usted sabe lo que es el tercer tiempo en el fútbol, que muchas veces se transforma en una borrachera que además implica riñas, accidentes y todo lo que se quería evitar justamente con la actividad deportiva. Todos estos elementos son temas culturales que influyen.
Y ojo con las drogas sintéticas, que están llegando y que son potencialmente muy peligrosas. De hecho en Estados Unidos ya no es potencial. La distancia entre la cantidad de consumo “recreativo” y la cantidad que lleva al paro cardiorrespiratorio es muy corta.
-Estamos hablando hasta el momento del sujeto asociado a su consumo y a sus consecuencias en materia de salud. Pero el alcohol y la droga tienen también una incidencia de aspecto social, generalmente asociada a hechos ilícitos.
-Más que buscar estadísticas buscamos resultados y un caso en particular lo ilustra. Luego que Carabineros toma “alcotest”, en los carros de Senda tomamos las alcoholemias; antes de la ley Cero Alcohol y antes de la ley Emilia, el porcentaje de alcotest y alcoholemias positivas era sobre el 20%. Después de aplicadas estas leyes, disminuyó al 3%.
Existe un resultado notable cuando hay un compromiso del Estado que se traduzca en medidas concretas. Y aquí hablamos de prevenir un delito o cuasidelito, que es dar muerte o causar lesiones a alguien conduciendo bajo efectos del alcohol. No todas las personas que consumen alcohol o drogas cometen delitos, pero sí hay una incidencia que está demostrada en las estadísticas de Gendarmería, Fiscalía, etcétera.
-Hay quienes han intentado asociar el ingreso de extranjeros al aumento del consumo de drogas. ¿Estamos frente a un mito o realidad?
-Cuando han ocurrido episodios de xenofobia, el Ministerio Público de algunas regiones han entregado estadísticas sobre delitos cometidos por extranjeros. Específicamente en el caso de Antofagasta, con una población muy grande de extranjeros y de colombianos en especial, los fiscales entregaron cifras que desmentían la proporcionalidad entre migración y delitos cometidos por ellos. Ello no significa que todos estén apegados a la ley, que es lo que todos queremos.
Hay que tener presente que el 1% de los extranjeros en Chile ha sido detenido por cometer un delito, de acuerdo con los antecedentes oficiales. Hay que evitar episodios de xenofobia y discriminación que no se condicen con la realidad ni lo que necesita el país. Hay que plantear una nueva normativa en materia de inmigración, eso nadie lo discute, pero no buscar protegernos del diferente. Es tan inaceptable como el que se diga que todos los chilenos en el extranjero son rateros o ladrones; es inaceptable pensar que todos los colombianos son traficantes de drogas, que los haitianos son flojos, etc. Son conceptos xenofóbicos.
-Volvamos al consumo de alcohol. ¿A qué edad se ha detectado que se inicia en Chile?
-Eso dependerá de la región, pero en general a los 12,6 años en el alcohol, a los 14,3 años en marihuana. Es una edad muy temprana de inicio del consumo y, a diferencia de otros países, en Chile se “toma mal”, se bebe mucho, sin comer, todos los días, deja de ser un hábito social de fin de semana. Hay personas que se toman una caja todos los días y a veces más. Hay un consumo excesivo, frecuente y a temprana edad.
-De acuerdo con los estudios, el consumo de alcohol y tabaco, al menos, ha disminuido, no así el de marihuana y respecto de las otras sustancias nocivas se ha detenido. Ese dato se ha destacado poco y constituye sin duda un logro.
-En materia de alcohol, en 2014 el consumo abarcaba al 48,9%, lo que se logró disminuir a 46%, al mes. También disminuyó el consumo de tabaco, lo que está de moda, lo que es bueno por todo el revisionismo social que ha habido y no solo de la ley, también un nuevo paradigma cultural que se ha instalado.
En marihuana no ha logrado bajar la curva pero sí frenamos el ascenso, que es importante. Frenar el ascenso, lograr la meseta y luego la baja, como se hizo con el tabaco. Este tema no es solo de Senda, un carabinero, los fiscales o el gobierno, es del conjunto de la sociedad. Por eso es tan importante la prevención, el tratamiento y la integración social de las personas.
Existe eso sí un muy buen logro, que es estratégico, entre 2015, 2016 y 2017; se ha aumentado de 51 a 55% el logro terapéutico. Eso significa que se está haciendo bien, aunque tenemos baja cobertura. Duele tenerla en un tercio, pero en eso que estamos haciendo lo estamos haciendo bien. Esto es ejemplificador respecto de las cosas que hay que hacer. Incentivamos desde el jardín infantil y en coordinación con otros organismos públicos.
-Existe en la población y respecto de determinadas sustancias la sensación de que no son tan malas, lo que disminuye la autodefensa a su respecto. ¿Es así?
-Efectivamente existe en la gente una baja percepción de riesgo respecto de estas sustancias y empiezan a considerar que no son tan malas, sino que pueden tener efectos beneficiosos, lo que es erróneo. Esta generalización de que hay sustancias malas y otras buenas es una dificultad bastante grande.
-En su caso en particular, ¿consumiría cannabis por razones médicas?
-Prescrito por un médico, sí. No prescrito por un médico, no.
-¿Qué pasa con la automedicación, que si bien se trata de medicamentos o sustancias legales su consumo indiscriminado y errado causa un problema en la salud pública?
-Tenemos una gran preocupación por el abuso de sustancias legales, el préstamo de recetas, etcétera, que puede derivar hacia otras cosas.
-A propósito de la autoprescripción de medicamentos, ¿qué tanto daño le hace al país?
-Mucho, porque hace que personas que tienen problemas de salud mental, por ejemplo, asociados a depresión u otras patologías de mayor gravedad, sean enmascaradas a partir de medicamentos usados en forma inadecuada, y por un tema no solo de salud mental. El Omeprazol, mal usado, puede enmascarar ya no solamente una gastritis o una úlcera, también un cáncer gástrico. El uso de tranquilizantes puede enmascarar una patología psiquiátrica grave. Estamos ocultando síntomas que debieran exteriorizarse para tener un diagnóstico, para un tratamiento que no tiene quizás que ver con sedantes sino que, por ejemplo, con antisicóticos.
-De acuerdo, pero la automedicación también tiene que ver con un tema social, la gente estima que sale más barato comprar un equivalente al Omeprazol, por ejemplo, que pagar una consulta médica y los exámenes asociados a ella.
-En Chile la salud necesita muchos remedios. A su respecto también existen muchos diagnósticos, pero necesitamos medidas adecuadas y que pasan por fortalecer estructuras y por mejorar lo que tenemos de control, tanto para el sector público como privado.
También la población debe aportar a esta cultura de salud pública. La vecina que le dice a la mamá que recién tuvo guagüita que si ya la llevó al consultorio, implica un gran aporte, porque sabe que no solo es un derecho, es una necesidad.
Cifras
Psicofármacos: 1 de cada 2 escolares entre 8° básico y 4° medio que consumió tranquilizantes sin receta médica lo hizo por primera vez antes de los 15 años.
Tabaco: 7 de cada 10 escolares entre 8° básico y 4° medio que fumaron tabaco lo hicieron por primera vez antes de los 15 años.
Inhalables: 2 de cada 3 escolares entre 8° básico y 4° medio que consumieron inhalables lo hicieron antes de los 15 años.
Alcohol: 2 de cada 3 escolares entre 8° básico y 4° medio que bebieron alcohol en el último mes, tuvieron al menos un episodio de embriaguez.
Pasta Base: 2 de cada 3 personas que consumen pasta base presentan síntomas de abuso o dependencia.
Marihuana: 2 de cada 5 escolares entre 8° básico y 4° medio que probaron marihuana lo hicieron por primera vez antes de los 15 años.