Oh I'm just counting

Piñera, Kast I, Kast II y Ossandón: las cuatro caras de La Moneda. Aclarador Informe

Por Guillermo Arellano
 
 
De que el poder une, une. De eso no hay dudas. Sin embargo, a la vuelta de la esquina, y por culpa de los vericuetos de la política, los roces se tornan inevitables sea cual sea la coalición que le toque administrar el boliche.
 
Tomando en cuenta que en marzo próximo comienza el segundo gobierno de Sebastián Piñera, desde ya se observan importantes nudos que ni siquiera el cálido verano podrá minimizar.
 
El primero está en desarrollo. Se trata de la conformación del gabinete y de las demás autoridades de confianza del presidente electo, donde la lucha de fuerzas al interior de Chile Vamos es evidente.
 
Renovación Nacional, al transformarse en la colectividad con la bancada de diputados más numerosa (36), aspira a quedarse con el mayor número de carteras (Secretaría General de la Presidencia o Vocería, Educación, Justicia, Defensa, Minería y Mujer), como también con las intendencias más relevantes (Metropolitana, Valparaíso, Atacama, La Araucanía y Los Lagos).
 
La Unión Demócrata Independiente, en tanto, apelando a la ventaja que ostenta en cuanto a senadores (9) y alcaldes (52), quiere un sitial privilegio en las jefaturas regionales (Arica-Parinacota, Coquimbo, O’Higgins, Maule, Biobío y Aysén) y en las secretarías de Estado (Interior, Vocería o Segprés, Hacienda o Economía, Cancillería, Obras Públicas y Desarrollo Social).
 
Más en silencio, Evópoli pide presencia estelar en La Araucanía (tiene dos senadores y un diputados electos) y más de algún asiento ministerial, mismo criterio que quiere aplicar RN en la capital y el puerto y la UDI en el norte y en suelo penquista.
 
¿Cómo va a deliberar Piñera? Según Gonzalo Müller, experto electoral de la UDI, lo hará con absoluta “libertad” más allá de las presiones y el lobby que ejercen los partidos y los distintos líderes y caudillos del sector tras la entrega de nombres disponibles el pasado 2 de enero.
 
“Acá no hay derechos adquiridos” y “debe primar el sentido común”, advirtió Jacqueline van Rysselberghe, timonel del gremialismo.
 
¿Será una suerte “dream team” político o solo “empleados del mes”? Germán Silva, comentarista de El Mostrador, dice que primará un estilo “personalista” acorde al carácter de quien se volverá a poner la banda el próximo 11 de marzo. No por nada les exigió a las directivas de los partidos dos características para los aspirantes a ministros e intendentes: manejo político y disposición a ser candidatos a gobernadores regionales, alcaldes y parlamentarios.
 
 
Eugenio Guzmán, analista y decano de la facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo, puntualiza que “es malo que no haya equilibrios, pero peor aún que el gabinete se construya con personas que no tengan ni la confianza ni vínculos con el Ejecutivo”.
 
“Si tú tienes un gabinete milimétricamente calculado puedes caer en un fracaso. Lo vivió el expresidente Frei en los ’90. Todo era perfecto; dos para acá y dos para allá, pero no era una unidad. Era un collage pegoteado. Te pongo un ejemplo: si Piñera pone a Gonzalo Blumel en La Moneda no será porque es de Evópoli, sino porque ha trabajado con él, está capacitado para el cargo y tiene reputación”, explicó a Cambio21.
 
“Las expectativas para la derecha eran pocas. Antes de la elección nadie creía que se ganaba. Por lo mismo, esas expectativas hoy tienen más fuerza que en 2009, donde se esperaba una victoria. ¿Tiene costo lo que defina Piñera? Por supuesto. Su equipo debe salir a administrar eso, porque es parte de la política que haya mucha competencia en todo orden de cosas, lo que trasciende géneros y cúpulas partidistas”, insistió.
 
La agenda del “Cote”
 
El protagonismo del senador y exprecandidato presidencial Manuel José Ossandón en La Moneda es tema obligado de conversación en Chile Vamos.
 
Su presencia en el comando de Piñera para la segunda vuelta fue sido clave en el repunte ante Alejandro Guillier, además que se reconoce un espíritu de unidad que contrasta con lo que fue la guerra de declaraciones que protagonizó la primaria del sector.
 
Por otro lado, el gesto de volver a militar en RN fue tan valorado en la tienda de Antonio Varas 454 que a nadie le sorprendió su inclusión en la mesa de negociaciones en lo que respecta a los nombres de su entorno cercano que ingresarían al gobierno, como el alcalde de Puente Alto Germán Codina; Najel Klein, esposa de Codina y exdirectora ejecutiva del Instituto Libertad; Bernardita Paul Ossandón, concejala puentealtina y sobrina del “Cote”, entre otros dirigentes.
 
Hoy las sonrisas brotan espontáneas, pero se sabe en la derecha que ante el más mínimo desencuentro la bomba explotará sin contemplación alguna.
 
Así lo expuso para esta crónica Mauricio Morales, director del centro de estudios de la Universidad de Talca: “Ossandón va a ser un factor de conflicto permanente, porque ya dijo que le iba a dar como caja a Piñera en caso que no cumpla con sus propuestas específicas en educación y ley de pesca”.
 
“Si no hay conflictos, será un factor permanente de presión. Él sabe que en cuatro años más tiene la posibilidad única de convertirse en candidato presidencial competitivo, pero esa probabilidad va de la mano con que el gobierno baile a su ritmo. El problema es que Piñera no se dejará amedrentar tan fácilmente. Y eso generará una tensión no menor, dado que Ossandón puede disparar a la bandada, lo que no implica que los parlamentarios de RN y la UDI terminen yéndose con él”, agregó.
 
En opinión del docente, Ossandón “aspira a romper o quebrar el oficialismo de cara a las próximas elecciones de 2021, aunque eso hoy parezca difícil y lejano. La única posibilidad de que ocurra eso es que Piñera comience rápidamente a descender en aprobación ciudadana y que entre en conflicto con los partidos. Ante ese escenario el senador intentará ser la figura unitaria del bloque”.
 
 
Acá interviene Eugenio Guzmán: “si Piñera logra sortear el primer año sin los errores del anterior gobierno, e independiente de si hay o no movilización social, que sin duda es inevitable, todos los candidatos van a tratar de allanarse a ser sus continuadores. Al revés, si hay errores y mucho deterioro en popularidad ahí veo todo más problemático”.
 
“Debería haber algún tipo de aprendizaje también, pero algo se vio en la campaña. Eso sí, es complejo y poco probable que Piñera pueda aquietar a esos posibles candidatos, aunque los podría alinear si pasa con éxito el primer año. Al final del día, ellos requieren de esa masa de votantes (más del 30%) que constituyen una base importante, al igual que lo que pasó con Michelle Bachelet. Por eso no pueden enajenarse de ese grupo”, argumentó.
 
“Las diferencias (entre Piñera y Ossandón) las han tenido siempre”, reflexiona Leopoldo Pérez, diputado de RN y otrora administrador municipal de Puente Alto. “Por algo Chile Vamos fue a primarias entre las distintas visiones que hay en el sector. Las reglas se respetaron y hubo un ganador que después fue reconocido por la población”, comentó a este medio.
 
A su juicio, “los tironeos los veo más bien periodísticos que reales. Y otra cosa: al igual que Ossandón, todos los que quieran estar en una nueva primaria les debe interesar que a este gobierno le vaya bien. Esa es la base de todo. Por eso que me parece raro que quieran ser una piedra en el zapato”, criticó.
 
Iglesia y extremismo
 
Mientras Felipe Kast validó su liderazgo interno desde la fundación de Evópoli, su participación en la primaria presidencial de Chile Vamos y la reciente elección de senador en la región de La Araucanía, José Antonio Kast tomó el camino largo de la independencia tras el 7,93% que logró en la primera vuelta de 2017 y la idea de crear un movimiento político por fuera del gobierno de Piñera.
 
Al menos el espacio está, aunque Rodrigo Larraín, sociólogo de la Universidad Central, aclaró que “la derecha chilena siempre ha tenido cuatro segmentos: el tradicionalismo vinculado al pinochetismo, otro liberal en lo económico y antiliberal en lo moral social (aborto y matrimonio igualitario), otro liberal en lo económico con intervención del Estado (como pasa en Europa) y un último que busca volver a la matriz católica social del antiguo Partido Conservador. El quinto que no se suma es la oligarquía que no quiere progresos y que quiere mantener las diferencias de clase y estatus, que lo da comprar tierras más que juntar plata”.
 
En ese ámbito, el profesional destacó en estas líneas que lo que falta es “ponerse de acuerdo en si les interesan o no ciertos valores cristianos, donde están José Antonio Kast, Ossandón y Piñera (que es católico) y de si suman un tercer sector teórico de la iglesia que les diga qué hacer y que sirva de árbitro, para que esta no pase a ser una disputa entre partidos políticos”.
 
¿Hacia qué vereda cruzará Kast cuando deje el Congreso en marzo próximo? Larraín dice que “logró neutralizar a los evangélicos que estaban con Guillier y que históricamente votaban por radicales y socialistas. Y anexamente, hace un llamado hacia las implicancias políticas que tienen los temas religiosos. Y eso, en un mundo sin muchas banderas, valores y utopías podría ser interesante”.
 
“Probablemente muchos DC no se van a ir a un partido con Kast, pero sí pueden ser electores potenciales. Sin tener partido ni estructura nacional logró armar un referente que anduvo bien. No sacó votos raros”, enfatizó.
 
Patricio Gajardo, analista y cientista político, nos aporta un matiz: “lo mejor que puede hacer el gobierno es que Kast no esté en él. Piñera, en la campaña de segunda vuelta, dio una apertura al centro. Por lo tanto, sería una pésima señal incorporar de forma explícita a su sector en el Ejecutivo. No creo que le reditúe ni le beneficie en nada”.
 
Pablo Rodríguez, investigador del Instituto Libertad, pone de relieve los “problemas” que traerá en la derecha la agenda “pro-presos de Punta Peuco” que lleva adelante el parlamentario. “Piñera ya no gobierna para el 8% de los chilenos, sino que para todo el país”, reclama el analista Cristóbal Bellolio. “Piñera debería tratar de buscar un consenso, pero no en términos extremistas”, sentencia la historiadora Valentina Verbal.
 
“Tiene que decantar la cosa”, concluye el diputado Pérez. “Estamos muy encima y ni siquiera asume el gobierno. José Antonio, en virtud del esfuerzo que hará en la creación de su nuevo referente, tiene que evaluar si les conviene estar adentro o afuera del gobierno”, remató.
 
 
El brillo de Felipe
 
Respecto a Kast Felipe y las bravatas que hace rato protagoniza con Ossandón, estas “también serán foco de conflicto”, anticipa Mauricio Morales, pero con una salvedad: “Kast tiene un partido donde es líder indiscutido. No así el senador. Por lo tanto, ante las diferencias personales que hay entre Piñera y Ossandón, las diferencias entre Piñera con Kast serán programáticas”.
 
“Si el gobierno se transforma en una gestión concentrada en el presidente, el que va a brillar es Ossandón. Al revés, si se trata de una administración programática, el que brillará será Kast. Cualquiera de los dos en todo caso van a llevarle severos problemas a Piñera, pero no en el primer año, sino que a medida que nos acerquemos a la elección presidencial de 2021”, recalcó.