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Piñera "viejito pascuero": Ministros que fueron echados del gabinete recibieron “regalo sorpresa” y tres de cuatro ya tienen pega en el mismo Gobierno

Por Belén Donoso
 
Cuando salieron de La Moneda con frases para el bronce agradeciendo la confianza del Mandatario y la satisfacción del deber cumplido, nunca pensaron que un par de días después la sonrisa forzada se convertiría en una alegría inesperada.
 
En definitiva, ser echado de un puesto de primera línea en la administración de Sebastián Piñera se puede convertir en un buen negocio. Se deja de tener responsabilidades directas, se sale de la mirada escrutadora de la prensa y se enriquece el currículo.
 
Pero hay mucho más en algunos casos. El paso por la guillotina administrativa se puede transformar en un beneficio profesional y económico del mejor nivel. Es lo que podrían estar pensando los secretarios de Estado que perdieron sus puestos en el último cambio de Gabinete. Al menos tres de ellos “se sacaron el Loto”: Ampuero, Jiménez y Valente.
 
Cuando salieron de La Moneda con frases para el bronce agradeciendo la confianza del Mandatario y la satisfacción del deber cumplido, nunca pensaron que un par de días después la sonrisa forzada se convertiría en una alegría inesperada.
 
Todo ocurrió durante una “última cena” ofrecida por Piñera a los echados en su propia casa. Una formalidad que se recibió en los medios como un gesto protocolar sin mayor trascendencia. Error: fue una repartija de cargos, lo que se confirmó pocas horas después.  
 
Así, el ex canciller Roberto Ampuero será nombrado embajador en España, pese que al abandonar el Edificio Carrera (sede del ministerio de Relaciones Exteriores) repitió que volvía a lo suyo: los libros, la escritura y los viajes.
 
Ampuero seguirá así en la política activa en una representación diplomática de primer nivel en Europa, con fuertes redes empresariales dada la importancia de las compañías de esa nación en Chile. Basta mencionar empresas de agua potable, autopistas concesionadas y sin olvidar la siempre cuestionada telefonía.
 
Entonces su tarea será ardua pero bien rentada, y no cabe duda que desde la patria de Cervantes bien podrá dedicar parte de su tiempo a escribir y, tal vez, solo tal vez, en un tiempo más podríamos leer su prosa en ya no “Nuestros años verde oliva” (su paso por la izquierda revolucionaria) sino algo parecido pero ahora bajo la experiencia del neoliberalismo.
 
La que encontró pega nueva de inmediato tras la mencionada cena fue la ex ministra de Energía, Susana Jiménez: en menos de una semana, asumió como asesora presidencial en políticas regulatorias en el Segundo Piso de La Moneda.
 
Híper cuestionada por su falta de empatía y por provocar un difícil problema ante su falta de manejo en el bullado caso del cambio de medidores eléctricos. La ex llegó a un cargo sin luces ni cámaras (a las que nunca enfrentó con solvencia).
 
Sin embargo, parece que el puesto en La Moneda es “reguleque”. Pero como para todo hay solución, fue rápidamente designada en el cargo de directora del BancoEstado.

En suma, una buena semana para Susana Jiménez. José Ramón Valente, saliente ministro de Economía,  participante también en la cena ofrecida por el Mandatario, recibió su premio de consuelo. Aunque no es tan de consuelo pensarán muchos: deberá irse a vivir a París y asistir a reuniones de un organismo internacional cuya sede es un castillo ubicado a escasos metros del río Sena.
 
De acuerdo con El Mercurio, el Mandatario le ofreció al economista el cargo de embajador de la Misión de Chile en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), puesto que actualmente ocupa Felipe Morandé, ministro de Transportes en la primera Administración Piñera.

Lamentablemente, en el caso del ex ministro de Salud, Emilio Santelices, no hay información sobre un posible futuro destino. Pero no desesperar: Piñera estará solamente una semana fuera del país y a su regreso puede darle una buena noticia al defenestrado Santelices.