Llamó a “cortar la grasa del Estado”, amenazando despedir a 20 mil funcionarios públicos. En su gobierno ya despidió a 11 mil trabajadores. También dijo que reduciría el gasto social, sin aclarar a qué programas de beneficio a la clase media y a sectores vulnerables afectaría.
Piñericosas: ¿torpezas o lo hace a propósito? Como sea le están costando caro
Por Mario López M.
Atacó a la senadora Carolina Goic por supuestos apitutados en el servicio público, pero calló que él llevó al Estado a seis familiares: hija, hermano, primos y sobrinos, además de amigos como el “choclo” Délano, con millonarios sueldos. Su programa no cuadra, denuncian economistas. “Perderá votos”, anuncian.
Para muchos los chascarros de Piñera son la expresión de una personalidad simplona, ignorancia en temas profundos, desconocimiento de la historia y sus personajes, incontinencia frente a un micrófono, desesperación por agradar e incluso de su “labia” llena de adjetivos, que al final no dicen nada.
Para otros ocultan un trasfondo comunicacional muy bien pensado y urdido que solo pretende mostrar a un personaje inofensivo y no al verdadero Piñera, aquel que mientras defendía el conflicto limítrofe con Perú ante al país hacía, al mismo tiempo, negocios con Exalmar; aquel que hablaba de fideicomiso ciego mientras operaba con miles de millones de dólares en paraísos fiscales; que condonaba impuestos a empresas que indirectamente le beneficiaban, como Corpesca y AntarChile, todas de su portafolio. Ejemplos sobran.
Estos últimos días las piñericosas han vuelto con fuerza a la escena. A muchos les provocan risa, a otros les preocupa el personaje, capaz de imputar a otros lo que él mismo representa o hace, como si de verdad se creyera el “miente, miente, que siempre algo queda” al que refirió hace pocos días en el debate Anatel, adjudicando la frase a Lenin. ¿Alguien recuerda lo sustancial del tema que se debatía en ese instante o solo retuvo la torpe cita?
La paja en el ojo ajeno…
No deja de impresionar la liviandad con que lanzo en contra de la candidata de la Democracia Cristiana, Carolina Goic, la acusación de ser la familia con más “apitutados” en la administración pública. Primero, porque sabe perfectamente que sus dos hermanos llegaron al Estado con independencia del rol de la senadora e incluso uno de ellos mediante concurso de la Alta Administración Pública.
Pero lo segundo es aún más grave, pues si de “pitutos” se trataba él fue el adalid del nepotismo en su administración, donde llevó a lo menos a seis familiares directos: su ministro del Interior y actual jefe de campaña, su primo hermano Andrés Chadwick Piñera; a su hija Magdalena Piñera, como jefa de su gabinete en La Moneda; a su primo hermano Hermann Chadwick Piñera, como presidente del Consejo Nacional de Televisión (CNTV); a sus sobrinas María Irene Chadwick y Camila Chadwick, como directora de programación de La Moneda y periodista del Ministerio de Defensa, respectivamente, y su hermano Pablo, quien se desempeñó como presidente de BancoEstado.
Sume la lista inmensa de familiares de ministros, subsecretarios y parlamentarios de derecha que ingresó al Estado en su periodo. Como dijera el diputado Osvaldo Andrade al respecto, Piñera “siempre le imputa a otros gobiernos un conjunto de condiciones reprochables y no se asume que en su gobierno eso fue mucho peor”.
Más duro fue el también parlamentario Daniel Núñez, quien calificó como “curiosa” e “hipócrita” la acusación del candidato derechista, ya que “él en su gobierno tuvo a una serie de familiares, primos, hermanos, incluso hasta su hija trabajando en La Moneda”. “Eso evidentemente es una demostración de que no hay transparencia, de que no se cumplió con los principios de probidad”, dijo.
Y no solo familiares llevó al gobierno, sino que también a amigos íntimos, sino recuerde el paso del Carlos “choclo” Délano por la Moneda en el segundo piso, donde también asiló a José Cox, su nexo en la operación de la Minera Dominga, negocio que fraguó siendo Presidente y que dio origen a ese misterioso llamado telefónico que le permitió desbancar a la empresa franco-belga en Barrancones y quedarse con el negocio en lo que nadie sabía era una empresa en que él mismo tenía intereses económicos en la sociedad.
El diputado Alberto Robles dijo al respecto que “uno debe predicar con ejemplos. Por eso es que me parece absolutamente inadecuado las críticas que hace Sebastián Piñera cuando él mismo ha mostrado la hilacha en este sentido (…) él mismo tiene tejado de vidrio”.
Los “recortes en programas sociales”
Piñera lo venía advirtiendo de manera indirecta hacía ya unos días, pero en el debate Anatel soltó la bomba. Recaudaría US$7 mil millones vía ahorro para implementar su programa, terminando programas sociales. En siete oportunidades los periodistas le pidieron identificar cuáles serían y se negó a hacerlo. Más tarde se justificaría diciendo que “cuando tuve la oportunidad de responder yo miré el reloj y quedaban 45 segundos (…) No le voy a decir el detalle ahora, son muchos”.
Solo identificó tres: “hay un programa de capacitación que se llama ‘Más capaz’, que tiene 86 millones dólares en el Presupuesto de este año y que lleva cuatro años con calificación deficiente. Vamos a reasignar esos recursos a nuevos sistemas de intermediación laboral”. Igualmente dijo que habrá reasignaciones en el Sence y en el Consejo Nacional de la Infancia.
“Me alegro que empiece a decir cómo va a utilizar la retroexcavadora para eliminar programas sociales”, le respondió la senadora Carolina Goic, agregando que “llama la atención que él, que ha señalado que es el único que sabe generar empleo, vaya a eliminar uno de los programas más eficaces (que) ha sido premiado (…) y que cumplió con todos las observaciones del panel de expertos. Parece que sus asesores le informaron mal”.
La ministra del Trabajo, Alejandra Krauss, afirmó que 900 mil personas han sido beneficiadas con las capacitaciones Sence y otros 170 mil han participado en el programa Más Capaz e invitó “al candidato Piñera a que no responda fácilmente, estudie. Me da la impresión que presionado a que dijera qué programas vio que estaba el Sence y lo señaló”.
Cortando “la grasa”
Donde las declaraciones del candidato derechista Sebastián Piñera rompieron todos los moldes fue en las referidas al despido de 20 mil funcionarios públicos con el fin de, supuestamente, financiar US$7 mil millones del costo de su programa de gobierno de US$14 mil millones.
Cortar la “grasa del Estado”, fueron sus dichos que le valieron una lluvia de críticas por lo inhumano como por las consecuencias sociales contenidas en las amenazas de despido. La Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) rechazó tajantemente estas expresiones que “demuestran un profundo menosprecio por la función pública y por los/as trabajadores/as que garantizamos los derechos de los/as chilenos y chilenas”.
“La insultante denominación de ‘grasa’ que utiliza este candidato y sus aliados para referirse a trabajadores/as del Estado da cuenta de su desconocimiento y desprecio por la labor de los/as funcionarios/as públicos/as y la necesidad de fortalecer al Estado su real capacidad fiscalizadora y de incidir en la redistribución de los ingresos en nuestro país.Se basa además en una idea falsa, que Chile tendría una administración pública desmedida, cuando en nuestro país, de acuerdo con estadísticas internacionales, el empleo público representa tan sólo el 10% del total del empleo, muy por debajo del 15% promedio de la OCDE y del 30% de los países que exhiben los mayores índices de desarrollo humano”, aseguran.
No bastó la carta que dirigiera para tratar de explicar el desaguisado, pues como le recordaron en 2010 hizo lo mismo (carta incluida y hasta con su hermana parada frente a La Moneda prometiendo que no se despediría a nadie, lo que resultó falso, ya que despidió a 11 mil trabajadores).
La fundadora de LatinoBarómetro y Mori Chile, Marta Lagos, le aclaró que “el problema no es el operador político, sino el clientelismo. El problema no es la ‘grasa’ en el Estado sino la modernización del Estado. @sebastianpinera no enfrenta los problemas de fondo, solo la superficie”. Agregó además que “parece que después de todas estas polémicas @sebastianpinera está perdiendo su posibilidad de ganar en primera vuelta. Basta que pierda 50.000 votos de funcionarios del Estado para ello”.
Ni el programa cuadra
“Sebastián Piñera ha propuesto un programa cuyos números no cuadran”. Así de directo fue el economista Guillermo Larraín.
“El programa cuesta US$ 14.000 millones en los cuatro años. Son gastos adicionales (…) a lo que hay que agregar el crecimiento del gasto generado por las reformas en marcha, reajustes de sueldos, mantención de infraestructura y tendencias demográficas, entre otros (…) el gasto público en 2021 será aproximadamente de US$ 18.000 millones superior al de 2017. Los US$ 14.000 millones que contempla el programa son gasto adicional. En ese caso, el gasto fiscal subiría US$ 32.000 millones (14+18) lo que llevaría el tamaño del Estado a más de 28% del PIB y el déficit fiscal a más de 6% del PIB. La regla fiscal estaría sometida a un estrés creciente”, dijo.
“Las cifras no cuadran y por lo tanto, el riesgo anterior hay que tomarlo en serio. El candidato ha señalado que reducirá el gasto público en US$ 7.000 millones (…) Sin embargo, en su mandato anterior Piñera no tiene éxitos que avalen la envergadura de lo que ahora promete. En su gestión logró reducir algunos viáticos, controlar algo licencias médicas y cosas por el estilo que son importantes, pero de poca envergadura. En esta campaña ha sido incapaz de identificar fuentes precisas para este nivel de ahorro. Insinuó en algún minuto el despido de 20 mil funcionarios públicos. ¿Cómo llegará a un ahorro de US$ 7.000 millones, en un marco de paz social?”, se preguntó.
Para el economista, “el programa como está no es realizable (…) Piñera supone que por el solo hecho de llegar a la Presidencia la economía crecerá más rápido. Cualquier análisis serio de lo ocurrido entre 2010 y 2013 concluye que el crecimiento de esos años se explica por el altísimo precio del cobre, el boom de inversión minera y el importante esfuerzo de reconstrucción. Atribuirle a Piñera una capacidad inherente de crecimiento es pura especulación. Pero además, para hacer reformas serias y duraderas, no bastaría con más crecimiento de corto plazo: necesitamos más crecimiento potencial y más recaudación tributaria permanente. ¿Qué reformas propone Piñera que hagan ese milagro? El programa de Piñera no cuadra, porque el nivel de gasto que propone es insostenible. A eso usualmente lo denominamos una política fiscal irresponsable”, concluye.