Oh I'm just counting

Presidenciales 2017: La suerte no está echada

Más allá de los deseos de candidatos y adherentes, nada hace presagiar con certeza cuál será el resultado en las próximas elecciones.

Por Mario López M.

El estreno de un sistema que reemplazó al binominal, la abstención y el voto indeciso hasta el final, le ponen “merken” a solo 3 meses de la verdad. La propia CEP deja abierto el balotaje.

Analistas son cautos a la hora de vaticinar resultados, pero coinciden: habrá segunda vuelta y se peleará voto a voto. Las incógnitas pasan también por saber si habrá traspaso de votos en la centro e izquierda y en la propia derecha, donde Ossandonistas y el voto militar miran con desconfianza a Piñera.

Si hay algo que está claro a tres meses de las elecciones Presidenciales en nuestro país, es que nada está claro, más allá de los manejos comunicacionales en uno u otro sentido. De los que juegan a ganador para desanimar a los contrincantes y los que por el contrario, prefieren hacerlo a perdedor para motivarlos a jugarse por ganar.

Cuesta encontrar a un analista –no militante- que se juegue abiertamente por una opción. Todos reconocen –incluidos políticos de ambos sectores-, que si bien Piñera marca más en encuestas, estas sirven para todo menos para predecir resultados electorales con exactitud, y para ejemplo citan el Brexit, en Inglaterra, el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos e incluso el fracasado acuerdo de paz en Colombia.

Es más, los menos incluso reconocen que en esta elección la mayoría de los sondeos están siendo “manejados” por intereses electorales y que para ello basta ver quiénes son los dueños de las encuestadoras o sus gestores, todos ligados fuertemente a Sebastián Piñera e incluso declarados hinchas del exmandatario, por lo que su objetividad entra en dudas. Quizás el caso más palmario lo representa Cadem, que cada semana aumenta 4 puntos a Piñera y que de seguir así “en noviembre este llegará al 98%”, ironizan.

Todo vale

Claros que la suerte no está echada en favor de la derecha y su candidato, a pesar de exabruptos –incluido el propio Piñera- que han celebrado antes de cuentas e incluso han asegurado que ganarían en primera vuelta, las expectativas económicas han sido un caballo de batalla que han utilizado al momento de asociar al expresidente con un mejor futuro económico en relación a sus contendores.

La declaración de JP Morgan, por ejemplo que ha asegurado que “Si gana Guillier, el mercado se desploma; si gana Piñera, se dispara”, ha representado una grosera intervención en los asuntos del país, pero a la vez una eficaz herramienta de concientización, dejando instalada la cuestión económica por sobre otras consideraciones, como por ejemplo las éticas, que representan el flanco débil de Piñera. De paso cuida sus propios intereses que están depositados en las AFP.

No ha sido el único. Mario Castro, un economista del banco japonés Nomura para Latinoamérica, sin el mismo entusiasmo de JP Morgan, también ha vaticinado que el país crecería más seguro los próximos años si Piñera ganara las elecciones: “Si gana Piñera, vamos a ver una recuperación en los próximos dos años, si no gana, yo creo que vamos a seguir viendo más de lo mismo: una recuperación demasiado lenta. Ya no estaríamos hablando de un 3% el próximo año sino que probablemente de 2%-2,5%. Sería como una continuación del mal momento de crecimiento”, dijo en entrevista a El Mercurio.

No todo lo que brilla…

El mismo Castro se muestra cauto al momento de asegurar quién será el triunfador: “el discurso del candidato de ‘Chile Vamos’ se está alejando de algunas demandas sociales. Yo todavía lo estoy viendo muy 50% y 50%. Si tú sumas los potenciales votos que tienen Guillier y Sánchez en la segunda vuelta, la derecha y la centroizquierda están prácticamente empatados. Entonces todavía no es claro para nada que Piñera vaya a ser el presidente. Y de hecho, yo creo que los mercados lo entienden así, y por eso no ha habido un rally muy importante en activos chilenos”, afirmó.

Bloomberg, el prestigios portal económico –favorito de Piñera y desde cuyo terminal en La Moneda se ha afirmado hizo las inversiones en Exalmar-, no tiene tan claro un triunfo de Sebastián Piñera ni siquiera en segunda vuelta. Es más, en una reciente nota afirma que “la elección presidencial en Chile podría dar una sorpresa”, a pesar de la división de la centroizquierda y una ventaja en encuestas del exmandatario: “muchos votantes son escépticos ante la idea de que un multimillonario sea el hombre para limpiar una comunidad de negocios contaminada por acusaciones de prácticas monopolísticas”, consignó.

“La amplia gama de inversiones del multimillonario empresario ha sido la fuente de múltiples vergüenzas. En 2007, Piñera fue multado por la SVS por comprar acciones de Lan Airlines SA, con sede en Chile, luego de ser informada de sus ganancias antes de que se hicieran públicas. Entre otros casos, también realizó inversiones en una empresa de pesca peruana, incluso cuando Chile estaba disputando derechos de pesca en las aguas que se encuentran entre las dos naciones”, espetó Bloomberg, apuntando a las debilidades de Piñera.

Ojo con lo social

Por último, el artículo de Bloomberg pone énfasis en la economía chilena, reconociendo que no obstante que la inversión ha disminuido, “los chilenos también son más ricos que nunca, el desempleo sigue siendo bajo, los salarios siguen aumentando y los inmigrantes están inundando el país a medida que el mercado de trabajo se expande”, resaltando que las mayores protestas en el país han sido sobre los servicios sociales, en los que Piñera toma una posición de libre mercado.

“Cientos de miles de personas salieron a las calles el año pasado para manifestarse en contra de un sistema de pensiones que ha dejado a muchos en la pobreza. Piñera quiere preservar ese arreglo y aumentar los pagos mínimos en él. La presidenta Michelle Bachelet ha propuesto un nuevo sistema de ahorro colectivo administrado por el gobierno para impulsar los pagos de pensiones a los pobres. Su gobierno ha proporcionado educación superior gratuita a alrededor del 60 por ciento de los estudiantes, algo que Piñera quiere reemplazar, al menos en parte, con préstamos estudiantiles”, es su apodíctico presagio.

Una apuesta del gobierno de Michelle Bachelet ha hecho ver mal a Piñera en temas valóricos. El gobierno ha acelerado los últimos meses de su mandato los principales cambios en esta área y que cuentan con fuerte respaldo popular. Aborto en sus tres causales, recientemente aprobado, matrimonio igualitario, cierre del Penal Punta Peuco, ad portas de entrar en escena, y hasta el cultivo de marihuana, han hecho aparecer al candidato derechista rechazándolos para no quebrar el respaldo que cuenta en la UDI. En 2009 incluso respaldó el aborto y en su mandato cerró el Penal Cordillera, ambos que hoy rechaza.

Claro que cuenta con “ayuda”

No todo es logro de campañas del terror o del manejo mañoso de encuestas. También errores no forzados de la centroizquierda le han permitido al candidato derechista afirmarse en la carrera presidencial. Desde la invisibilización de los candidatos de la Nueva Mayoría en las Primarias, cuál sea la razón de ello, pasando por luchas intestinas al interior de los distintos partidos y conglomerados –DC/Rincón; Mayol/Jackson; bajada de Lagos, etc.-, hasta grotescas descoordinaciones de ministros  que han puesto en tela de juicio el manejo y control de la Presidenta, han aportado en ello.

La ineficiencia comunicacional de La Moneda, generalmente contestaría a las críticas, ha sido incapaz de manejar la agenda, dejando en los medios de derecha los temas que a su candidato interesa colocar. Incluso ha sido el mismo decano de la prensa empresarial, El Mercurio, el que haciendo un paralelo entre los logros de los gobiernos de Piñera y Bachelet, con rangos objetivos internacionales, ha concluido que la Presidenta supera con creces en resultados y en todos los ámbitos al del ahora candidato derechista.

Los candidatos de la centroizquierda tampoco han aportado mucho. Guillier se ha integrado tarde a la campaña y recién está asumiendo parte de la agenda de temas, aunque los partidos que lo respaldan siguen ausentes y sin parecer muy identificados con el abanderado independiente. Beatriz Sánchez derechamente no cuenta con equipo que la respalde o este está muy desordenado, como lo demostró el affaire del Distrito 10. Goic, si bien despegó del piso, no da con un discurso más allá de la DC. ME-O, uno de los más políticos del sector, no ha logrado despejar las dudas que arrojaron su vinculación con SQM  y el financiamiento ilegal de la política.



Nadie se moja…

Varios entrevistados por Cambio21 evitaron a toda costa jugarse por un resultado. Ni piñeristas ni centroizquierdistas, tampoco frenteamplistas. Para todos, el panorama es muy “líquido” y la suerte no está echada. “Chile no es de derecha”, “ganará el que más movilice adherentes, porque votará muy poca gente”, “triunfará el que logre manejar las expectativas”, son algunas de las frases que se escuchan en casi todos.

En la centroizquierda y el Frente Amplio hay certeza que se necesitan a todos para evitar que la dispersión favorezca en una eventual segunda vuelta a Piñera, sin embargo hasta hoy no se percibe con claridad la necesaria unidad del sector. Los fríos números afirman que la suma de Guillier, Sánchez, Goic, ME-O, Navarro y Artés, cuál sea el peso específico de cada uno, es más que la suma de Piñera y Kast. Pero eso es matemáticas, no política.

“Chile está dividido en dos”, señala el doctor en Filosofía, académico de la Pontificia Universidad Católica e integrante del CEP, Óscar Godoy Arcaya: ”si pasas 50% ganas; con 49,5% pierdes. Son muy chicos los márgenes”, afirma, reconociendo “que existe alta probabilidad que en segunda vuelta Piñera se imponga por pocos votos… aunque también podría ganar Guillier”. Ricardo Israel, abogado, fundador del PRI y excandidato Presidencial, señaló a Cambio21 que “de lo único que estoy seguro es que si hay segunda vuelta, sean quienes sean los que compitan, se va a pelear voto a voto, siendo el resultado impredecible”.

Las apuestas

Marta Lagos, fundadora de LatinoBarómetro y Mori Chile, ha señalado en redes sociales y medios que “El resultado dependerá de cuánta gente vaya a votar y no tenemos estudios sobre eso”, más cuando se estrena un sistema electoral nuevo y con una cada vez menor participación electoral debido a la desafección política y al voto voluntario.

No solo eso, también objetiviza lo que ha sido su experiencia empírica en los últimos años: el 30% decide su voto antes de que elijan candidatos (es voto duro); un 20% se define el día de la elección, en la cola de su mesa; un 30% es volátil, se deja movilizar por las campañas, y, los que mayoritariamente van a las urnas tienen 45 y más años. “Con uno de veintitantos, tienes un 80% de probabilidades de que no vote”, dice.

Con pocos recursos, en la centroizquierda apuestan a la franja televisiva, a la que ni Guillier, Goic, Navarro, ME-O ni Artés tuvieron acceso. La “novedad” puede ser un buen aliciente para huestes “bajoneadas”, ya que Piñera y Kast (también Sánchez), deberán esforzarse para entregar un discurso distinto al de las primarias. El riesgo de la centroizquierda es dejar “heridos” para la segunda vuelta, tratando de diferenciarse. “Lo que es claro es que no votar en segunda vuelta es votar por Piñera”, dice a Cambio21 Marco Enríquez-Ominami, fervoroso de una necesaria unidad para evitar el triunfo derechista.

Datos no menores lo representan el que hasta hoy los “programas” o propuestas electorales específicas han estado ausentes del debate, que ha sido tomado en buena parte por la agenda legislativa del gobierno. Un segundo antecedentes está en el financiamiento de las candidaturas, donde la negativa de los bancos a anticipar dinero a los candidatos de centroizquierda frente a un acaudalado empresario como es Piñera, pueden hacer la diferencia en dos sentidos.

O es aplastante y ningunea las campañas de sus contrincantes o ello sirve de acicate para volver a la épica por sobre el merchandising, movilizando las aspiraciones sociales que acaben con la desigualdad, cuestión que pareciera estar en el sentimiento de la mayoría del país.