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¿Qué hacemos con Macaya? Por Alfredo Peña R. periodista

Por Alfredo Peña R.

Después de sus lamentables declaraciones del domingo pasado en Canal 13, donde como presidente UDI en ese entonces salió a defender a su padre ante la condena de los Tribunales por abuso contra menores y además haber faltado a la verdad, ya que en el set de ese canal aseguró que no se involucró en la defensa judicial de su padre abusador sexual de niñas, siendo que se conoció este miércoles que sí participó en esa defensa jurídica; la situación del senador Javier Macaya se ha convertido en un tremendo problema político para la UDI, para la candidatura presidencial de Evelyn Matthei y para la clase política en su conjunto.

En un país en que la ciudadanía desconfía de la política, que está molesta por los diversos abusos que ocurren, especialmente en materia judicial el senador Macaya olvidó un criterio republicano básico: cuando se ostentan cargos de representación política esta posición debe usarse para promover el bien común y no para defender a su familia, menos después de una decisión unánime de los órganos de justicia.

La defensa a su padre, sus cuestionamientos a las niñas abusadas generaron una crítica transversal desde su sector -especialmente de la candidata a alcaldesa en las Condes- que cuestionó que senador Macaya haya utilizado su posición de presidente de la UDI para defender a su padre después “de una sentencia judicial unánime por un delito tan grave contra menores de edad” señaló Marcela Cubillos. Eso gatilló una seguidilla de pronunciamientos públicos de políticos de derecha y culminó con una declaración tardía de la candidata Evelyn Matthei en la misma dirección crítica donde señalo que el caso de Eduardo Macaya “es un caso grave donde solo queda estar con las víctimas, preocuparse de ellas y de su bienestar”.

Esa declaración de la candidata dejó sin piso político al senador y presidente UDI Javier Macaya quién renunció una hora después a la presidencia de su partido y ya en la tarde esta colectividad de derecha tenía un nuevo presidente.

Pero el impacto y las críticas al senador Macaya han continuado en el espacio público. La derecha sabe que esto tendrá un costo político y electoral a pesar de que solo transcurrieron 48 horas entre las declaraciones a Canal 13 y su renuncia a la presidencia UDI, pero el impacto en la opinión pública de los abusos sexuales es fuerte y la condena social a los abusadores y al entorno que los defiendes es altísima.  

Las críticas públicas a Macaya desde personeros de la ultraderecha, esencialmente de sus antiguos socios de Republicanos y otros de ese sector, ratifican que para ellos su primer objetivo político es ser hegemónicos en lo que se denomina como "las derechas" y así repetir derrota electoral de 2023 sobre Chile Vamos y en especial pulverizar la antigua hegemonía UDI. Es claro que en 2025 en la presidencial, José Antonio Kast competirá en primera vuelta contra la candidata Matthei y va a querer diferenciarse de los Macayas y de otras malas imágenes públicas asociadas a la UDI que le otorga un buen rendimiento electoral.

Está claro también que el senador Macaya quedó inhabilitado y cuestionado políticamente para ser presidente de la Comisión de Salud ad portas del debate de una reforma al sistema de salud y debiera dar un paso al costado al cometer un grave error político por confundir su rol de senador con su rol de hijo, más en un tema tan sensible como lo es defender a un pedófilo. A los senadores les corresponde cumplir con los deberes institucionales, cuestión que claramente no hizo.
Es más, en las últimas horas, se ha conocido que el propio Macaya llamó en varias oportunidades al Defensor de la Niñez, entidad querellante en el caso para "preguntarle" sobre el caso. Y es el propio Senado el que ratifica o no, el nombre del Defensor de la Niñez, que propone el ejecutivo. El Defensor dice que le preguntó si la querella en contra de Eduardo Macaya era un lineamiento institucional o no. Y a todas luces, esas llamadas fueron una aberrante presión indebida del senador Macaya a este funcionario. Y la última de esas llamadas se produjo el miércoles recién pasado.

La pregunta que deben estar haciéndose en los círculos de poder de la derecha es ¿qué hacemos con Macaya?; que se ha convertido en una figura política incómoda, icono de la defensa de los entornos de los abusadores, que además, ha tenido privilegios en las prisiones preventivas, lo que ha gatillado las desconfianzas ciudadanas hacia los parlamentarios y la élite política.  Ha vuelto a mostrar que en Chile “hay dos justicias”, donde unos como los abusadores provenientes de familias adineradas tienen tratos más suaves y el resto que recibe fuertes sanciones.

Y que además pagando 150 millones de pesos de fianza, puedes quedar en libertad o arrestado en la comodidad de una casa en el medio de un fundo en la zona de Placilla, en la región de O´Higgins, como lo es el caso del padre del senador UDI.

Con racionalidad y de cara a las elecciones en 3 meses más, la figura del senador Macaya ha quedado fuertemente cuestionada en la opinión pública, especialmente en su región de O’Higgins donde la derecha y la UDI tenían pretensiones de recuperar posiciones de poder que probablemente se han diluido con el caso Macaya; pero sigue pendiente la respuesta que muchos se hacen en la derecha de ¿que hacemos con Macaya?.

Claramente no puede seguir en la primera o segunda línea de la política, porque su comportamiento lo ha dejado inhabilitado.