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Rector Peña escribe todo lo que pensamos por foto de Piñera:"Acto estúpido", “Se bajó deliberadamente a saludarse a sí mismo", "Narcisismo cercano a lo maligno", "Provocación y desprecio"

Foto: Rector Carlos Peña

En su tradicional columna mercurial, el rector de la Universidad Diego Portales, analiza la presencia de Piñera el pasado viernes en la Plaza de la Dignidad o antigua Plaza Italia, donde posó bajo la estatua del general Baquedano, lugar que hasta hace pocas semanas había sido la llamada “zona cero”, que representaba las mayores protestas en democracia en
contra del modelo neoliberal y su propio gobierno y persona.

De acuerdo al rector, “Piñera se supera a sí mismo. Mientras el país está en ascuas, temeroso del coronavirus, el Presidente tiene la ocurrencia de posar ante la estatua del general Baquedano en un inconsciente acto de provocación y de desprecio”, señala.

Peña no se guarda epítetos al momento de calificar el acto: “Este viernes se supo algo sorprendente, un hecho rocambolesco, estúpido, algo que ni siquiera la mente más tonta, más despegada de la realidad, más desaprensiva de la actitud ajena, habría imaginado”, indica, concluyendo que: “Y lo peor es que estuvo a cargo del presidente”.

El destacado columnista y académico, recuerda que “Ese día, el Presidente Piñera decidió ir a la Plaza Baquedano, bajarse del automóvil presidencial y —flanqueado por sus guardias, en mangas de camisa y sonriente como si todo fuera viento en popa— posar a los pies del monumento del general que hasta apenas ayer, antes que el virus irrumpiera y la desgracia
tocara a la puerta de todos (salvo al parecer a la suya), era el lugar de la protesta”.

No fue casual

El rector no se traga las explicaciones de Piñera: “No hubo nada casual en esa escena. No es verdad, como dijo en un tuit, que se bajara a saludar a los policías. No es cierto. Todos saben que eso no es cierto y a estas alturas nada saca con pedir disculpas tratando de minimizar la tontería”, asegura.

Para el rector Peña, Piñera “Se bajó deliberadamente a saludar, ante su imaginación, a sí mismo. En el video se ve al Presidente posando frente a las cámaras, sonriente, relajado, en mangas de camisa, una pierna sobre la otra, en una burla inconsciente, sabiendo que el virus había espantado a los que, apenas ayer, lo incomodaban”.

Se lamenta el académico que, “Mientras, el país está en ascuas, temeroso del coronavirus, temiendo que lo peor toque a la puerta, y apenas luego de unas semanas de la protesta violenta, el Presidente tiene la ocurrencia de posar ante la estatua del general Baquedano en un inconsciente acto de provocación y de desprecio. De provocación ante quienes apenas anteayer, con razón o sin ella, protestaban, y de desprecio ante los millones de chilenos que
se apiñan y esconden en sus casas temiendo que el virus los alcance”.

“Estúpido acto presidencial”

“¿Qué puede explicar ese estúpido —no hay otra manera de calificarlo— acto presidencial?”, se pregunta Peña y se contesta al instante; “No hay otra explicación que un narcisismo cercano a lo maligno —maligno en un sentido psicoanalítico— del Presidente”.

El rector afirma que “Es una desgracia, pero ese acto deliberado del Presidente muestra a una personalidad carente de toda empatía y centrada nada más que en sí misma. Una personalidad que no ve a quien tiene al frente, sino que mira a su través. Al verlo posando relajado en la Plaza Baquedano es imposible no recordar los actos payasescos que cometió
cuando se reunió con Obama o decenas de otros actos similares que la prensa ha llamado “piñericosas” y que no son actos erróneos, sino inconscientes formas de hacerse notar”.

Nada de lo que hace Piñera es accidental, para Carlos Peña, “porque lo que se llaman sus errores no son tales: son en realidad una forma torcida de hacerse notar. En todos esos actos hay una ausencia de empatía y de comprensión hacia el otro, hacia el espectador de esas actitudes para la foto, hacia quienes le miran esperando, a veces inútilmente, ver a un
Presidente, a un sujeto con consciencia de su deber, y acaban encontrando a alguien preocupado nada más que de sí mismo, de la pose de la foto, de hacer gracias, de dejarse retratar como quien actúa ante el padre, imaginando lo que dirán quienes en el futuro —esos otros padres— lo miren”.

“Piñera está centrado en sí mismo”

Así lo asegura el columnista, pues afirma que “Mientras la ciudadanía espera a un Presidente preocupado de lo que amenaza la vida de muchos y al mismo tiempo meditabundo de lo que, con razón o sin ella, ocurrió en octubre, el Presidente Piñera, despreocupado de todo eso, inconsciente de todo eso, displicente ante todo eso y centrado
nada más que en sí mismo, se dedica a ejecutar la provocación tonta y el acto inútil de tomarse una foto, como si lo que le importara fuera eso: no lo que ocurre o él hace, sino lo que quedará retratado en la foto, como si estuviera perseguido eternamente por el anhelo de destacar en una escena familiar”.

“El Presidente Piñera se acaba de superar a sí mismo”, asegura Peña, para quien “Esa foto no retrata su figura sentada, en mangas de camisa y de piernas cruzadas en la plaza Baquedano, sino que retrata su personalidad, esa misma que, a pesar de su inteligencia, no logra domeñar”.

El rector concluye con un llamado al Presidente a gobernarse, controlarse, pues “Y desgraciadamente es necesario, mientras esté a cargo de la nave del Estado, que lo haga”.