Por Mario López M.
Una investigación que intentaba analizar los efectos de la ley que comparte cuidado de los niños terminó desnudando una cruda realidad. Son muchos los organismos que se benefician económicamente de la angustia de padres e hijos.
Incluso organizaciones que justamente dicen defender estos intereses se enriquecen a su costa. Cuotas mensuales, millonarios cobros, merchandising y reuniones son pagadas “sin hacer nada en realidad”, denuncian abogados y "socios".
Una publicación en la web no dejó de llamar la atención de este medio. La entidad “Amor de Papá”, principal impulsora del lobby que terminó con la dictación de una norma que incluso lleva el nombre de la organización, publicita una serie de charlas orientadas a padres para entregarles “capacitación, asesorías y diseño de estrategia macro jurídica para obtener el cuidado personal” de los hijos.
Desde luego es legítimo informar en sus derechos a quienes sienten que no son escuchados o que desconocen cuáles son ellos, pero ¿diseñar estrategias macro jurídicas para obtener el cuidado, quitándoselos a las madres, independiente si ello es o no justo?
Un abogado que trabajó en esa agrupación denunció a Cambio21 que “no importaba si el ‘socio’ era o no culpable, importaba que pagara”.
Por ello buscamos tomar contacto con el líder de la organización, David Abuhadba. Entre medio de los intentos y esperas hablamos con padres que participan o participaban de Amor de Papá y profesionales que también trabajaron para ella. Grande fue la sorpresa.
Sin dirección ni teléfono registrados en su web, ni estableciendo el tipo de organización que los cobija ni nombres de personas que dirijan el organismo, aparte del señalado vocero, solo invitan a mandar un mensaje de texto. Eso hicimos y a las horas alguien que no se identificó pedía: “indicar el objetivo de la entrevista”. Horas más tarde recibimos un número telefónico, sin nombre, para comunicarse. Así se coordinó una conversación para averiguar acerca de la ley y de las misteriosas capacitaciones que enseñaban a quitar los hijos.
También quisimos preguntar por qué consideraban que el Síndrome de Alienación Parental (SAP), una cuestionada teoría acogida por algunos tribunales que dice que las madres predisponen con mentiras a los hijos en contra del padre, “es aún más grave que un abuso físico o sexual”, como asegura su web al identificarse en el “Quienes somos”.
“Lucraron con nosotros”
En el intertanto, Cambio21 pudo conversar con una decena de padres que eran parte de esa “institución” que se declara “sin fines de lucro”. Una frase repetida por casi todos ellos cala los huesos: reconocen que llegaron allí buscando ayuda, que les vendieron la panacea, que padres que allí se conocieron fueron formando redes de apoyo, pero que el organismo nada les dio, solo dolores con los cuales, aseguran, quien dirige la obra habría lucrado.
Ante la grave acusación ubicamos profesionales que hubieran trabajado para Amor de Papá; dimos con abogados que incluso se querellaron y demandaron laboralmente a Abuhadba. Las acusaciones, unidas a los testimonios de los padres, documentadas y coincidentes, dieron lugar a este reportaje.
Christián relata que grande fue su sorpresa cuando, luego de pasar algunos filtros, se le invitó a una charla a la “sede de la fundación”. “Traiga $90 mil para inscribirse y comenzar y luego deberá pagar una cuota mensual”, le dijeron. A cambio le prometían tres horas de capacitación acerca de la ley, de cómo trabajan los tribunales, cómo preparar una estrategia eficiente para quitarles los niños a las mamás y, además, les prometían asesoría de abogados, psicólogos, peritos, etc.
También un local con piscina, acceso a una Van para vacaciones y, de paso, adquirir poleras, blazers y otras vituallas con logos del grupo. En todos los casos los relatos y las cifras se repiten y los papás no se conocen entre sí. Claro, al tomar los juicios la suma aumentaba a un millón doscientos mil pesos más.
“He golpeado tantas puertas. Llegué ahí y estos personajes lo único que hacen es cobrar la inscripción, porque dicen que hay que ser socios. Ese día había, como yo, nueve personas desesperadas en busca de ayuda. Una que estaba al lado mío no tenía lucas y la echaron. Se aprovechan de nuestras necesidades y desesperación. La reunión fue en Las Condes (identifica el lugar, que coincide con el edificio domicilio del creador de Amor de Papá). Eso es para gente de arriba no más. Me sentí estafado”, reclama Christián.
Al filo de la ley
Otro padre que habla para nuestro medio ratifica los hechos, lugar y cifras y agrega que él estuvo más tiempo con su causa en manos de este “staff de profesionales”, como se les individualiza.
“Todo era plata. Es un tremendo negocio de personas que todos los días van a dejar dinero allí. Les ha ido bien en un par de casos famosos y lograron convencer a unos políticos para sacar una ley, pero nada más. Es un estudio jurídico disfrazado”, dice. En la web es posible encontrar cientos de denuncias en el mismo sentido.
Luciano, otro padre que militó allí, explica a nuestro medio que Amor de Papá es ambivalente, porque “si bien yo estuve muy mal por esta cosa familiar, sí obtuve el apoyo de otros padres como yo que conformaban el grupo, pero no así del presidente de la organización, David Abuhadba, que solo lucró con mi dolor, prometió abogados, una serie de asesorías, pero eso nunca lo recibí por parte de él o de su organización. Tuve que contratar un abogado externo. Perdí 400 mil pesos del millón doscientos que pedía en esa época. Entre nosotros los padres nos dábamos apoyo, pasábamos por lo mismo, queremos criar a nuestros hijos, pero me sentí estafado por ese señor, al que demandé ante el SII, pero era poca plata y no seguí adelante”, reconoce.
Jaime Reyes, quien fuera abogado del grupo liderado por Abuhadba, relata a Cambio21 que “Amor de Papá aparecía como una institución que permitía entrar en la discusión de las falsas denuncias que algunas mamás lanzaban a los padres. Al entrar me di cuenta que no había ningún interés en ayudar a nadie. Lo que interesaba era ayudar al bolsillo del señor Abuhadba, porque tenían un sistema bastante curioso y que todavía lo siguen haciendo, aunque como resultado de la querella (que cuatro abogados que trabajaban para el grupo presentaron y que fuera sobreseída), el tipo modificó un poco el procedimiento para que no lo acusaran de engañar directamente, según me relató una persona a la que este tipo embaucó y perdió dinero, 400 mil pesos, por nada. Perogrulladas nada más”.
“El staff no existía”
“El sistema era bastante simple. Tienen una página con algunos testimonios de papás que sí han acompañado, por lo menos, por razones de publicidad del negocio que tienen. Hay mensajes como: ‘has sido privado de tus hijos, nosotros te ayudamos, te proponemos una estrategia integral’ con publicidad absurda de peritos y cosas que nosotros descubrimos que no existían, ni equipo de psicólogos ni equipo de nada. Lo único que tenían era Abuhadba y dos o tres compinches más, aunque el negocio es más bien de él, que reconoce que no trabaja. Así lo declaró en su propia causa de familia”, recalca el abogado.
“Todo esto se ha enredado, con una apariencia de legalidad por David Abuhadba –reflexiona Reyes-. Es bastante difícil que el Ministerio Público, salvo que exista una actitud bastante proactiva de los querellantes, se atreva a llevar una de estas cosas a juicio. Por eso se explican los sobreseimientos, por poca colaboración de las supuestas víctimas”.
“Ahora, esto que hacía y que creo que se sigue haciendo es bastante cuestionable, por lo menos absolutamente antiético. Si reviste o no caracteres de delito, habría que analizarlo con mucho detalle, pero nosotros (se refiere a él y a los otros tres abogados del organismo que se querellaron contra Abuhadba) pensamos que sí”.
También al menos un abogado lo demandó laboralmente, ganando el juicio ante el primer Juzgado de Letras del Trabajo de Santiago, cuya sentencia tuvimos a la vista.
“El negocio”
“Cita a la gente, le da un supuesto número de atención para una primera reunión a la que llama ‘reunión informativa’. Ella costaba 50 mil pesos en 2014, ignoro cuánto costará hoy (entre 80 y 90 mil pesos según quienes han asistido a ella últimamente) y al llegar te venden unas tonterías, una historia de amor, qué es lo que habían hecho ellos, la historia de Amor de Papá y cómo –según ellos, porque en realidad los tribunales le dan muy pocos efectos prácticos- habían aprobar la ley, etc. Al final viene el cuento chino. Les decían: ‘nosotros queremos ayudarlos a ustedes’, y en la época en que yo fui y escuché en un par de reuniones y me pareció rara toda la situación. Decían que tenían abogados –sé que ahora es distinto el procedimiento-, y les decían ‘ustedes se contactan con ellos’”, recuerda Reyes.
“Eran –cómo decirlo para que no suene feo-, abogados jóvenes que no tenían mucha experiencia en el tema, para nada, muy poca, pero que ostentaban ser expertos en materia de familia y eran llevados por Abuhadba a cambio de una comisión. Él cobraba por eso y luego le pasaba la causa al abogado para que se hiciera cargo y se olvidaba del asunto. Pero no había acompañamiento, apoyo psicológico, absolutamente nada”, denuncia.
“Abuhadba se transformó en un empresario de vender cosas a la gente que en realidad no entregaba. De cobrar una comisión por esos juicios y con abogados que los tenía por expertos, cuando no lo eran, y terminaba pagándole una miseria mientras él se llevaba la gran cantidad. Él cobraba y a los abogados no les pagaba nunca. Y cuando la gente iba a reclamar por el juicio les decía: ‘yo no tengo nada que ver, usted tiene su abogado’, lo que le causó un montón de problemas con mucha gente, que incluso hicieron una querella por su parte en contra de él”, agrega.
Las pingües ganancias
“Noventa mil la inscripción, 20 mil mensuales y $1.200.000 por la causa era lo que se cobraba”, nos dice Andrés, un padre que vivió toda la experiencia. Eso es ratificado por todos, con la sola diferencia del monto inicial, pues era distinta según la época en que los padres se inscribieron.
Algunos pagaron 50 mil pesos, otros $80 mil y ahora, los más recientes, reconocen que se les “invita a donar $90 mil”, que si no lo hacen no pueden ser socios y no tienen los “beneficios”.
En algún momento se habló de 18 mil “socios” adscritos al sistema. “La gente decía para qué vamos a querellarnos por esa plata, el daño ya está hecho y preferían olvidarse”, recuerda el abogado.
“Ahora es algo distinto, porque te citan a una reunión y, ojo, aquí está el esquema fraudulento. Si alguien quiere comprobar que lo es, que vaya a una de esas reuniones, pague y pida que el tipo les devuelva la plata, porque lo que le está diciendo es inútil, innecesario (…) Además el tipo se jactaba de que él tenía contactos en todos lados, que era intocable, que no le importaba que se querellaran en su contra. Ese era el modus operandi. A un juez puede que le cueste entenderlo como una estafa, porque la gente va voluntariamente y ‘dona’ su dinero… pero también las donaciones pagan impuestos y en este caso no se ha acreditado que se haga”, afirna Reyes.
Cambio21 comprobó que Amor de Papá no es Fundación o ONG como se dio a entender en algunas entrevistas. “¿Sabes por qué? –se pregunta el ex abogado de la agrupación-, porque el tipo no quiere que le auditen estas platas que ingresan a su bolsillo, por eso no quiere ser una organización legal. No podría decir en términos categóricos que es un estafador, pero al menos hay una grave infracción a los deberes de información por parte de este personaje, donde existe una especie de manipulación de las personas que van con mucha ilusión allí. Es un tema muy sensible. Pero sí Abuhadba ha transformado esto en una máquina de lucrar”, dice el profesional, que recuerda la venta de “informes periciales que no servían para nada en $400 mil”.
Los dineros, de acuerdo con los padres que hablaron para este reportaje y que es ratificado por el abogado, eran pagados en efectivo (la cuota de incorporación) y depositados el millón doscientos mil pesos y las cuotas mensuales en una cuenta del propio dueño de Amor de Papá, David Abuhadba I.E.R.L.
Abuhadba se defiende
Dada la gravedad y cantidad de denuncias, contactamos al rostro de la organización Amor de Papá, David Abuhadba, periodista de profesión, quien llegó a organizar a otros padres producto de su propio caso judicial en el que se vio involucrado. Él es crítico con tribunales en el modo de aplicar la ley y también a la hora de evaluar a los organismos auxiliares en materia de justicia de familia: “Comparto la crítica por la falta de organismos auxiliares en la justicia de familia, que adolece de buenos profesionales, que conozcan la ley, porque hay mucha gente que la desconoce”, dice a Cambio21.
Reconoce también que “efectivamente preparamos a papás que muchas veces llegan desinformados al sistema, para que entiendan como opera la ley. El que crea que apretando un botón va a conseguir justicia en el tema judicial está tremendamente equivocado. El sistema es absolutamente perverso, donde se cometen horrores e injusticias tremendas por la misma justicia en la aplicación de la ley amor de papá. Por eso existen estrategias diversas para conseguir el objetivo”, responde cuando se le consulta del contenido de las estrategias que imparte en sus reuniones.
“Nosotros le dejamos muy claro al papá que si no se propone ir ‘con todo’ en la defensa de sus derechos o de sus hijos es muy difícil que tenga éxito en el sistema judicial si al frente tiene a una ex que lo único que hace es impedirle un contacto normal y sano con su hijo. Por lo tanto, la única forma es elaborar una estrategia integral muy bien pensada para conseguir el objetivo”, ratifica sin entrar en más detalles.
Consultado si persiguen lucro con su accionar y si Amor de Papá es o no una organización legal, responde: “Somos una organización sin fines de lucro, es decir, no somos organización, jamás hemos querido ser una estructura legal. Somos un grupo de papás que nos reunimos y juntos logramos un cambio histórico a nivel mundial, porque no existe ninguna otra organización que haya hecho lo que nosotros: un cambio de ley que modificó la legislación de familia en nuestro país y que recibió como título ciudadano oficial el nombre de nuestra agrupación. Somos solo eso, un grupo de padres que luchamos y conseguimos con éxito el cuidado personal de nuestros hijos y cambiar la legislación de familia en Chile”, insiste.
¿Pago o donación? ¿Y los impuestos?
Sobre los dineros que se cobran, asegura que no son obligatorios, sino que “hay un aporte voluntario en la medida que los papás se van incorporando y con eso se mantiene a duras penas todo lo que es redes sociales, el tema comunicacional que mantiene la agrupación”, dice Abuhadba.
Sobre las querellas, demandas y denuncias, recalca que “Jaime Reyes es el que montó la infamia en contra de la agrupación en 2014 y que en noviembre de ese año fue sobreseída totalmente, porque jamás hubo el delito que él imaginó en su cabeza y estamos en los próximos días listos para accionar en contra de este abogado por denuncias calumniosas”.
Eso sí, reconoce que no se pagan impuestos: “insisto, somos una agrupación y son aportes voluntarios los que realizan los papás cuando se inscriben en la agrupación”.
Sin embargo Cambio21 tuvo a la vista mails de cobranza de cuotas en que se avisaba al socio que el no pago de ellas conllevaba a que se suspendieran “sus servicios”.
“Si se tratara de una donación, habría que ver si se pagó los impuestos”, refuta el abogado Reyes, para quien “la cuestión de fondo es que no le auditen las cuentas a Abuhadba, porque incluso esas donaciones deben estar en sus declaraciones de rentas, porque deben declararse, ¿Dónde está la documentación tributaria que da cuenta de esa donación? Además que sobre determinada cantidad requieren insinuación. Se comete un ilícito tributario de todas formas”.
Uno de los eventos más cuestionados fue la adquisición de una Van con dineros de la organización y donaciones, que se usó para ir al Mundial de Brasil. A quienes donaran dinero para comprarla se les ofrecían desde poleras estampadas hasta una placa con su nombre dentro del vehículo. También usarla para vacaciones, según disponibilidad. El jefe del grupo ha dicho que ella serviría para recorrer Chile dando a conocer al organismo. El vehículo fue inscrito a nombre del hijo de Abuhadba y el de otro socio, quienes, según los denunciantes, no justificaban ingresos para ello.
“No hay voluntad ni cultura de proteger”
Si hay algo en lo que padres, madres y abogados del sector están de acuerdo, es en la pésima preparación profesional y la mercantilización de los centros, peritos y auxiliares de justicia que se supone deben acompañar, revincular o efectuar informes periciales que muchas veces resuelve una causa en uno u otro sentido. Los “premios” se lo llevan los consejeros técnicos y centros y peritos nombrados por gran parte de nuestros entrevistados. Informes a medida, no grabar las sesiones -lo que imposibilita contrastar posteriormente-, incluso sin escuchar a las partes en determinados casos o cayendo en un grosero copypaste, cuestión que Cambio21 tuvo a la vista en al menos dos casos con párrafos textuales.
“Son institutos comerciales. Contratan a psicólogos a bajo precio, no existe un sistema creado de profesionales en este país; cómo van a confiar los jueces en ellos. Lo que recomiendan los expertos es que se cree un instituto que no tenga nada que ver con el Ministerio Público, para evitar el sesgo de confirmación. Por eso los jueces en lo penal no toman en consideraciones ese tipo de informes, los usan únicamente para confirmar sus tesis de culpabilidad. A esos institutos nadie los controla. Debe estar encargado de la investigación, detección y el tratamiento de abusos sexuales en contra de menores”, asegura el abogado Reyes.
El profesional sostiene que para formar parte de esos institutos se requiere a los mejores estudiantes, con alta calificación universitaria, y ello no ocurre actualmente, asegura. “Contratan recién egresados a bajo precio, los hacen leer un par de libros y los mandan a hacer informes”, sostiene, reconociendo que “echando a perder se aprende”, a lo que se suma además la alta sospecha de beneficia a quien paga el informe.
No es el único, pues otro importante abogado de la plaza –que prefiere mantener en reserva su nombre dada la cercanía con casos en actual tramitación-, relata que “si bien tenemos una legislación que busca proteger a los niños, que va en la dirección correcta y más allá de lo que dice o deja de decir, el problema radica en determinadas culturas y formas de prestar su función de las personas que intervienen en la resolución de los conflictos, los peritos, los jueces, fiscales y los propios abogados”.
“Se ha usado comercialmente”
“Avanzamos en legislación por proteger a los niños de agresiones sexuales, pero existe una renuencia funcionaria, renuencia cultural a ejercer las funciones en ese sentido. Por ejemplo, un juzgado de familia tiene toda la potestad para decretar en forma cautelar medidas para proteger y resguardar a los niños que se investiga han sido víctimas de abusos sexuales, pero se niegan a hacerlo, porque los padres no han sido condenados por ese delito. Los fiscales a su turno podrían, si así lo quisieran, formalizar prontamente una investigación y pedir medidas cautelares para la proteger a los niños y no lo hacen. De hecho, la mayoría de los casos ni siquiera son llevados a juicio porque están sobrecargados de trabajo, etc.”, explica.
La Ley Amor de Papá es solo un par de artículos que más que todo se han usado comercialmente, más allá de sus buenas intenciones y silencios. “El problema radica en la cultura, los prejuicios y la voluntad de manejar estos casos por los jueces de familia. Ellos son los que dejan de controlar a los peritos y a los abogados, los que no adoptan las medidas de protección oportuna de los niños. No se trata con una medida preventiva de decir que el papá a priori es culpable, no, se trata de protegerlo de manera preventiva, porque el interés y futuro de ese niño es el que está en juego”, concluye el profesional.