Fotos: Diputada RN, la ultra derechista Camila Flores, el extremista de derecha José A. Kast, y el dictador Pinochet
Por Mario López M.
Pareciera ser la moda jugar a los extremos, sobre todo en sectores más conservadores y fundamentalistas de la ultraderecha chilena. La conducta servil de ese sector con la venida de Bolsonaro Jr., las loas a Pinochet y sus constantes requerimientos de apoyo al cada vez más cuestionado Tribunal Constitucional, demuestran que la democracia, no es lo suyo.
La UDI terminó de ratificar su opción por su línea más dura y conservadora reeligiendo a Jacqueline van Rysselberghe en la presidencia de su partido. Un día antes, en el Consejo General de Renovación Nacional, su aliado, demostraban que lo de “renovación” es solo parte del nombre, pues la evocación a Pinochet y todo lo que ello significa moldearon su verdadera identidad.
Antes, se pelearon en la foto junto al hijo del nuevo referente de la derecha chilena, el Trump latinoamericano, Jair Bolsonaro. Es más, volaron al encuentro de ese “nuevo mesías”, sintiéndose completamente identificados, incluso con sus bases de apoyo, militares y evangélicos ultras, además de descontentos y quienes les creyeron su mensaje de “mano dura frente a la delincuencia y la migración”. Un discurso que también campea en la derecha chilena.
Tongo tras tongo
La reciente elección de la UDI no es sino la segunda etapa de un fiasco de proporciones. Un par de semanas antes habían convocado a la misma actividad, la elección de su directiva, evento caracterizado por una gran fanfarria de modernidad. Sería voto electrónico y no repetirían el fiasco de Ciudadanos, el partido de Andrés Velasco que había determinado hacer el mismo proceso y por la misma vía, pero que terminó en acusaciones cruzadas de fraude y con el quiebre de ese -aún-, fallido partido.
Lo de la UDI no se diferenció en nada. Acusaciones cruzadas a días de la votación electrónica daban cuenta que el padrón electoral había sido manipulado o al menos oculto, lo que habría permitido a la lista que desafiaba a Van Rysselberghe percatarse de que “miles de militantes quedaran excluidos”, denunció Javier Macaya, el también ultraderechista contendor, que daba cuenta que incluso su abanderada, la exministra Magdalena Matte, no apareciera en los registros.
Fracasada la operación modernidad, pues no les resultó la votación electrónica, debieron convocar a un nuevo evento, esta vez con papel y lápiz. Cuarenta y cinco mil militantes fueron convocados, donde los candidatos se jugaron en la campaña a que “no se notara pobreza”, invirtiendo cuantiosos recursos. El “acarreo”, tampoco estuvo ausente. Ganó Van Rysselberghe, por un estrecho margen y con apenas un 28% del padrón electoral votando. Y eso que se trata de un partido en el gobierno, con militantes empoderados.
La derrota de los “coroneles”
¿Cuál fue el tema de fondo en esa elección? Disputar quién se posicionaba más a la derecha de la derecha, buscando captar al sector que les arrebató el excandidato presidencial ultra, José Antonio Kast. Más en el trasfondo, tras Macaya se parapetaban los antiguos “coroneles” de la UDI, Jovino Novoa, Juan Antonio Coloma y algo oculto, Pablo Longueira. Los dos primeros aparecieron más abiertamente, Novoa incluso sacándose selfies con su candidato, Macaya y Coloma jugándose a fondo, su propio hijo era candidato en la lista de los opositores a Van Rysselberghe.
El cuarto coronel, Andrés Chadwick, también estaba apoyando desde las sombras a Macaya, pero dada su precaria condición por su reciente caída (no donde se lesionó supuestamente la muñeca, sino el chasco que le significó el “costalazo” que se mandó en el caso Catrillanca), prefirió mantenerse al margen, pero era claro que La Moneda se sentía más a gusto con el diputado que con la controvertida senadora del Bío Bío, la que no ha dejado de mostrar su “agenda propia” frente al gobierno, sobre todo en materia valórica.
Extraño, si se piensa que solo hace dos años atrás, tres de los cuatro coroneles, excluido Chadwick, apoyaban abiertamente a Van Rysselberghe, amenazada en ese entonces por el díscolo diputado Jaime Bellolio. Tanto Jovino Novoa como Pablo Longueira y Juan Antonio Coloma se sintieron “amenazados” por la “nueva horneada” que representaba Bellolio -tan derechista como el resto, pero con un claro discurso de renovación de caras que les afectaba directamente- y también con sutiles diferencias en la mirada de la historia y valórica.
Como se recordará, una de las banderas de campaña del díscolo parlamentario, fue una contraloría interna en la UDI y límite a la reelección de autoridades, además de desmarcar a la colectividad del régimen militar.
Celebrando con Bolsonaro y Pinochet
Si bien Van Rysselberghe obtuvo un menguado triunfo en las urnas, no solo marcado por la baja concurrencia de la militancia, sino que además porque solo cuatro puntos la separaron de su contendor, celebró desde muy temprano en la sede de su partido y en redes sociales junto a su nuevo socio, Eduardo Bolsonaro, hijo del electo presidente de Brasil. Tampoco estuvo exenta la imagen de Pinochet, reivindicada por la propia Van Rysselberghe, que no oculta su admiración por el sanguinario dictador.
La senadora de la Octava Región había partido a sacarse fotos junto al líder ultraderechista brasilero, ampliamente difundidas por la prensa local, recurso típico de aquellos candidatos que buscan aparecer frente a sus electores con un aura de “estadistas”, mostrándose cerca de líderes mundiales. Bolsonaro -y el círculo cercano de la propia parlamentaria-, reconocerían más tarde que por un problema de idiomas no se entendieron nada de lo que hablaron, pero qué importaba, la foto hablaba de las relaciones de la senadora.
Incluso el hijo de Bolsonaro en Chile y previo a las elecciones, no tuvo empacho de apoyar abiertamente a la senadora frente a Macaya y de intervenir de manera grosera en los asuntos internos del país.
Otro que no estuvo ausente fue Pinochet. No solo Bolsonaro jr. hizo referencias al dictador en muchas ocasiones, sino que hasta el propio diputado Ignacio Urrutia hizo un llamado a votar por la senadora: “No tengo dudas que con ella seguiremos defendiendo nuestros valores, nuestros principios y lo que es la figura de mi general y lo que fue gobierno”, dijo sin empacho.
Ella agradeció el apoyo y no renegó de la mención de que ella representaba a quienes “defendían la figura de su general Pinochet y lo que fue su gobierno”. Y eso que Urrutia había renunciado a la UDI días antes para abrazar a José Antonio Kast y su Movimiento Acción Republicana: “Soy el primer diputado que renuncia a la UDI para apoyar a J. A. Kast, pero no seré el último”, dijo.
¿Renovación? Nacional
En paralelo y solo un día antes de la elección de la UDI se desarrolló el Consejo General de Renovación Nacional, que convocó a sus máximas figuras y al que incluso asistió el propio Presidente Sebastián Piñera. También vivieron un proceso de elección de sus directivas, donde resultó reelecto el diputado Mario Desbordes por un nuevo periodo.
Fue ahí que la diputada Camila Flores, conocida por sus constantes demostraciones de supina ignorancia e imprudencia, alabó a Pinochet: “soy orgullosa diputada de este partido... Salgamos con valentía y digamos que somos de derecha. También debemos decir que somos las mejores personas para conducir el país. Nos gusta el orden, la libertad y la democracia. Yo soy pinochetista y lo digo sin problemas (aplausos). Y lo digo, aunque al Partido Comunista o al Frente Amplio les dé urticaria... Dejemos los complejos, nosotros cumplimos. La derecha cumple. Los demás nacieron gracias a nosotros”, aseguró.
No ha sido la única vez que la parlamentaria ha rendido homenajes al dictador e incluso justificado la brutal represión en Chile: “Creo que Pinochet fue absolutamente necesario y lo que hizo con respecto al pronunciamiento militar. La situación que estábamos viviendo en Chile y que muchas familias, incluida la mía en la Unidad Popular, fueron muy duros. Fue una persona fundamental que evitó que llegáramos a una guerra civil, que es para dónde Salvador Allende pretendía llevarnos y evitó que hoy día estemos viviendo como en Cuba o Venezuela”, ha dicho.
Disputando la derechización
El diputado Mario Desbordes, un carabinero retirado y exsubsecretario de Investigaciones en el primer periodo de Piñera, no se ha cohibido al decir, mientras era secretario nacional de RN, que “los delitos que cometió Pinochet fueron juzgados y yo no he visto ninguna condena”, negando que el militar fuera el responsable de las violaciones a los derechos humanos ocurridos durante la dictadura cívico-militar que el ex general encabezó.
“La gente (…) entiende que (Pinochet) no ha participado en las violaciones a los derechos humanos, que los violadores a los derechos humanos son personas con nombre y apellido que están hoy presas, la gran mayoría. Es distinto”, dijo en alusión a quienes rinden homenajes al dictador.
Por eso se entiende lo complaciente que ha sido frente a los dichos negacionistas y de apología de la dictadura hechos por Flores: “no respaldamos ni vetamos este tipo de declaraciones (…) Es una opinión respecto de algunos aspectos y hay gente que opina muy distinto de ella en el partido, otros que prefieren hablar hacia delante y otros que comparten su opinión y eso es legítimo. No nos complican (los dichos de Flores) porque en lo que ha señalado no la he visto defender o negar las violaciones a los derechos humanos (…)”, agregó.
Recientemente la vicepresidenta de Renovación Nacional, la también diputada Paulina Núñez, dijo en referencia a las palabras de Flores que “aquí (en RN) no sobra nadie”, agregando que “lo digo porque si nosotros volvimos a gobernar fue porque, bajo el alero de una gran coalición, habían personas que se catalogaban de derecha de centroderecha y muchas independientes”.
“Yo celebro que tengamos a la diputada Flores en nuestras filas”, dijo e insistió que “compartimos principios, estatutos y por lo tanto aquí nadie sobra”.
De chiquititos y no tanto
No solo los viejos tercios de RN son pinochetistas, también las nuevas generaciones son formadas en esa línea. De hecho, la diputada Flores nació en democracia. Pero no es la única. El actual presidente de la Juventud de Renovación Nacional, Gerardo Castillo, oriundo de Talca, es un asiduo defensor de Pinochet en redes sociales.
Ha escrito múltiples mensajes en distintos años en que defiende al dictador Augusto Pinochet y su legado institucional, cuya consecuencia aún se viven, llegando incluso a decir que el general “era un perseguido político”. Ha dicho que “el personaje más destacado de la historia es el Capitán General y ex Presidente Augusto Pinochet Ugarte. Se empieza a reconocer la verdad”, sostuvo en un tuit de 2010. En 2012 agregaba: “Abrirán el 3er. testamento de mi Capitán General (Q.E.P.D.). Basta de persecución política en contra de la familia Pinochet” (sic).
La exdirectora regional de Senda en Coquimbo, Andrea Velásquez, describió muy bien el alma de RN: “Hay dos cosas acá, una de la declaración de principios de RN, pero RN es un partido de derecha, es un partido de gente pinochetista y nadie lo puede negar, y que ahora esas mismas personas pinochetistas se hayan dado vuelta la chaqueta por equis motivo, eso no me parece, hay que ser consecuente desde el principio al final”, expresó hace algunos años.
Algunos no tan jóvenes, como el exdiputado Rosauro Martínez, desaforado por violaciones a los DDHH, fueron no solo amparados por RN, sino que además defendidos por ese partido.
Con el alma partida
Hernán Larraín Matte, presidente de Evópoli, fue claro para describir lo que ocurre en la derecha hoy: “hubo un porcentaje de pinochetistas que estaban más bien guardados y salieron del clóset”, dijo, tomando distancia del “grupo más de ultra derecha” que está reapareciendo.
A su juicio, “la política chilena en los últimos años, y ahora más intensamente, se ha ido polarizando, lo que fue la batalla por el centro. Pensemos en lo que fue la Concentración, se movió hacia la Nueva Mayoría con el PC, después emergió el Frente Amplio, o sea, la izquierda tuvo su movimiento hacia la izquierda, y ahora está ocurriendo también en la derecha. Y yo creo que se han ido transparentando cosas que tal vez no estaban tan claras, pero siempre estuvieron ahí”.
También aseguró que “si hay personas que son pinochetistas al interior de nuestra coalición, creo que sería bueno que vuelvan a revisar los principios que fundaron nuestra coalición (...) Están bien claritos y el pinochetismo no está en ese cuadro”, aseguró. Claro Larraín Matte, hijo del ministro Hernán Larraín, defensor de Colonia Dignidad y militante UDI.
En la misma línea se pronunció el senador Felipe Kast, ex precandidato presidencial de ese partido, quien advirtió frente al embobamiento de la derecha con Bolsonaro, que “Chile no es Brasil y no nos vendría bien movernos hacia la extrema derecha”, advirtiendo que “si Chile Vamos quiere proyectarse, debe evitar girar hacia el populismo de derecha. La gran mayoría de los chilenos quiere que los políticos trabajemos unidos, construyendo acuerdos, y eso es justamente lo que no quieren los grupos más extremos”.
Agregó: “Nosotros estamos convencidos de que la mejor forma de construir un círculo virtuoso, similar al que logró la Concertación durante dos décadas, no es denostando a nuestros adversarios ni generando campañas del terror, como frecuentemente hacen la extrema izquierda y la extrema derecha, sino que proponiéndole a Chile una nueva cumbre, un nuevo sueño”, dijo.
Pareciera que la candidez de Evópoli no les permite percatarse de quiénes son los que dirigen los partidos de sus socios en la coalición, pinochetistas acérrimos… Mal futuro para el conglomerado gobernante.