Oh I'm just counting

Rosa Ramírez, actriz conocida como "La Negra Ester" a Cambio21: “En Chile se "suicida" demasiada gente en conflicto con el poder”

Por Francisca Urrutia
 
Todo huele a estreno en la vetusta casona de calle República 301 ocupada por el Gran Circo Teatro.  El sábado 23 de noviembre reestrenarán “Las vacas, mis ojos detrás de la ventana”, obra acerca de cuatro mujeres que descubren, enfrentan y resuelven el abuso y la violencia a que las somete desde siempre la cultura machista.
 
Gran riesgo iniciar un proyecto en medio de la ciudad arrasada por las protestas que hace un mes conmueven al país. La actriz  Rosa Ramírez, para muchos indistinguible de su personaje “La negra Ester”, conversó con Cambio 21 sobre los motivos que impulsan a la Compañía teatral que dirige a abrir una temporada en medio del escenario impredecible de estos días.
 
¿Por qué comprarnos justo ahora la incertidumbre de un reestreno? Dice Rosa- Porque es nuestro trabajo  y nos gusta. Y porque hablar del abuso del poder de los fuertes contra los débiles es necesario ahora. “Las vacas, mis ojos detrás de la ventana” muestra un modo concreto de violencia desde el poder patriarcal que forma parte de nuestra cultura. Pero la misma lógica afecta a los niños, a los ancianos, a los pobres, a los débiles. Y sobre eso hay que hablar ahora que, al fin, como país reclamamos sobre cosas que de tan instaladas en nuestras vidas, se hicieron invisibles por mucho tiempo”.
 
Bajo y pausado habla esta tocopillana de 66 años, jubilada con una pensión de $107.000, madre de dos hijos, abuela de dos nietos, que vino a Santiago interesada en la danza. En 1973 llegó su primer embarazo y el nacimiento de su hijo Andrés, justo el  11 de septiembre que cambió la historia del país. Luego vino el teatro callejero y la formación del Gran Circo Teatro, con Andrés Pérez, su primer marido. Juntos hicieron del teatro oficio  y militancia.
El martes 19 de noviembre se cumple un mes de la desaparición de Daniela Carrasco (36), artista callejera conocida como “La Mimo”, que salió a protestar y fue encontrada un día después, ahorcada, en un sitio eriazo. Se acusa a carabineros y la autoridad atribuye esa muerte a un sucidio ¿Qué sabe del tema?
Se me ocurre, en primer lugar, sugerirle al INDH que revise las estadísticas y causales de suicidios. Demasiada gente que entra en conflicto con el poder en Chile de pronto, impredeciblemente, se suicida. Y la mayoría de ellos se cuelgan. Sería bueno averiguar, desde Gervasio en adelante, cuantos extraños “suicidios” han cometido personas involucradas en causas sociales. Personas más comprometidas con la vida que interesadas en morir sin ver cumplidas sus metas, sus sueños.  
 
Ganaremos
 
Sobre la muerte de “La Mimo” señala:
Quiero decir algo, no sólo hablando por  Daniela… y es  más fácil decirlo contando una experiencia: Estuve en una plaza cultural, en Avenida Grecia, ocupada por jóvenes artistas, en su mayoría cirqueros de origen modesto. Desde las 4 de la tarde a las 10 de la noche ofrecieron a la comunidad entretenimiento y belleza, armonía y un espacio de encuentro. Eso podemos provocar los artistas. Y por cada Daniela que perdemos, quedan muchos Víctor Jara o Andrés Pérez, Violeta Parra o Federico García Lorca, con ganas de removernos el corazón y la cabeza, aunando nuestras voluntades y diciéndonos de mil maneras: “La vida es bella y hay que vivirla. Y eso sólo podemos hacerlo entre todos”.
 
Las personas que nombra terminaron  pagando caro  la voluntad de generar cambios.
Nadie debería sufrir por imaginar un mejor modo de vivir. Ni el muchacho que murió de un ataque cardíaco en la Plaza de la Dignidad hace unos días, en medio de terribles circunstancias, ni el mayor de los artistas, científicos o sabios.
 
Parece que los artistas incomodan. ¿A quién y por qué?
Los que nos dedicamos al arte no somos peligrosos. Tal vez lo que opinamos, decimos o incitamos lo sea. Yo, por ejemplo, incito a vivir con sencillez. Estoy “chata” del consumismo, que llena de basura el planeta y nos amarga la vida. Quizás esas ideas son peligrosas y alguien dirá: “Los artistas piensan así porque son borrachos, las mujeres unas putas y a todos les gusta llevar la contra”. Puede que haya algo de eso… ¡¿Y qué?!
 
¿Crees que Ud. llegará a ver un mejor modo de vivir en un mundo más justo?
Ocurrirá. En dos años o en doscientos pero, porque cómo dice Neruda: “Aunque tú no lo creas ganaremos/Nosotros, los más sencillos/Ganaremos”. Me da gusto ver hoy a los jóvenes tan valientes, decididos, interesados en cosas que van más allá de comprar, tener y acumular. Ahora tenemos que cuidar sobre todo a los cabros chicos, para que la educación no los domestique.
¿Cuál es su apuesta en la vida?
La sencillez, la humildad, la comunidad. En comunidad nos vamos encontrando con los talentos de los otros, aparecen nuestras posibilidades y así surge una forma de vida amorosa, cariñosa, para nosotros y con los demás. Esa es mi apuesta.
 
 “Las Vacas, mis ojos detrás de la ventana”
 
Encuentro entre tocopillanos
 
La obra que el  Gran Circo Teatro reestrena este fin de semana y estará en cartelera sábados y domingos hasta el 01 de diciembre a las 20.00 horas en el Gran Circo Teatro (república 301), fue escrita por el dramaturgo Antonio Jerez Pérez, tocopillano como Rosa Ramírez, hijo de un pescador  y amigo desde la infancia de la directora del Gran Circo Teatro.
 
“Cuando vino a contarnos de la obra –afirma la actriz- hablamos de cómo observó desde niño a las mujeres de su casa. Eso influyó en que  su temática central sea  la mujer. Hoy Antonio es profesor y vive en España, dedicado a su oficio de dramaturgo y docente. Estamos postulando ahora a un Fondart para montar en 2020 su obra “Aline tiene espinas en las manos”.
 
Ramírez sostiene que es  tradición del Gran Circo Teatro es un conversatorio con el público, posterior a la función. Y que en cada una de las cuatro funciones de esta temporada, esta vez la Compañía  ha invitado  artistas y líderes de opinión para debatir los temas que la obra deja abiertos:
-“Desde la violencia contra las mujeres, es muy posible mirar todas las violencias que nacen  del abuso del poder. Y esa conversación nos interesa incentivarla en los debates del país hoy”.
 
¿Por qué, entre tanta reivindicación y pese a la restricción presupuestaria impuesta en el ámbito de la cultura, no hemos escuchado las demandas de los artistas organizados?
No lo sé. No participo de ninguna organización vinculada al mundo del teatro. Me siento mucho más convocada  por el mundo de los trabajadores organizados, los sindicatos y organizaciones sociales. Me considero una trabajadora del arte y si levantara una reivindicación vinculada a mi oficio, sería recuperar el teatro popular, ese que se hace en las calles, organizaciones  y poblaciones y está a disposición de quienes lo necesitan.  Tal vez me alejé de las organizaciones de los actores porque, hasta hace un par de años, ese no era un tema primordial en ellas. Y yo soy una activista,  que pone el teatro al servicio de aquello en lo que creo.