Por Luis Casanova R.
Actor, comediante, microempresario, contribuyente, ciudadano, crítico social, mitad chileno mitad argentino. En suma, uno más.
Jorge Alís las ha vivido todas desde que decidió dejar el barrio de Flores (Buenos Aires) y buscar su destino al otro lado de Los Andes hace dos décadas. Por eso habla con propiedad sobre lo difícil que es ganarse los pesos y pagar. Por eso ataca a los poderosos. Por eso trata de ayudar a los que tienen menos. Y por eso se esmera en remecer conciencias.
La siguiente conversación con Cambio21 es una muestra de que nada debe frenar los sueños, aunque exista un sistema que se encargue de ponerobstáculos todos los días y a cada rato.
“No hay conversación”
- ¿Cómo estás terminando el año luego de un 2017 que tuvo mucha carga laboral?
- Estoy recontento porque hicimos un lindo trabajo. Mirá, yo siempre me he negado a hacer televisión porque siendo que se maneja con auspiciantes, que son los que generan que haya que decir lo que ellos quieren. Y ahí se produce una dicotomía entre lo que uno quiere decir y lo que se puede decir. Y en eso tengo un peso bastante grande. Con el personaje que yo creé estoy lidiando con el sistema, lo que tiene una consecuencia en que, por ejemplo, me llaman marcas paragrabar publicidad y les digo que no, claramente porque tengo la posibilidad de juntar plata para vivir como comediante y haciendo shows. En lo que tengo en el plano creativo y de contenido en las redes sociales, que es la nueva tele, se puede no tener auspiciantes. Pero se hace más difícil, porque nada se puede mantener sin plata aun creandocontenidos distintos a lo que uno está acostumbrado a ver. Eso ha sido importante, pero es un trabajo de mucho esfuerzo, casi manual, donde todo lo que tengo que generar y grabar lo hago yo con mi equipo. Es independiente. Y esa independencia es más atractiva en el resultado.
- Con esto quieres decir que te ha tocado lidiar con algunas exigencias y vetos de empresas o auspiciadores o todavía no se ha llegado a tanto.
- Me ha pasado que tiro videos políticos y que empresas tengan miedo de llevarte y que te digan: “no te podemos contratar porque dijiste algo en contra de los intereses de la empresa”. Por eso he perdido trabajos, como también he ganado otros. Así es la vida, ¿me entendés? Pero eso no te puede agarrar. Yo soy laburante (trabajador), hace 20 años que vivo acá, tengo negocios, tuve un restorán por 15 años, con gente laburando, fui dueño de una pyme feliz hasta que me comí el cuento de que las pymes pueden crecer. Pero es un arma de doble filo. Avanzás con la plata, con la presión de la plata, pero todo lo pagás más caro. ¡Los que somos pyme todo lo pagamos más caro! Pagás el agua atrasado con intereses, dejás que te venza la luz porque hay que pagar el IVA, las imposiciones de los trabajadores, etc. Tenés que repactar los créditos. Entonces, el valor de la plata para crecer es descomunal. Uno termina pagando mucho.
- Cuando te hiciste conocido no hacías una crítica social tan fuerte. ¿En qué momento optaste por entrar en un terreno tan duro como lo es la política? Me refiero a los videos en contra de Sebastián Piñera. Ahí sumas gente a tu favor, pero también rechazos.
- Lo que pasa es que es imposible no hacer cosas relacionadas con la política, sobre todo en un año como este, donde la política se tomó la agenda comunicacional. Ahora, lo que yo hago, más allá de mostrar una postura política, que la tengo sin militancia, es rescatar el inconsciente de la gente en la calle, que siente cosas y que se agarra de los miedos, como por ejemplo con lo de “Chilezuela” y “Chilemania”, donde se habla de que la gente de derecha es “facha” o que los comunistas “se comen las guaguas”. Todos esos extremos, de alguna manera, en el humor y en lo artístico se buscan para retratar algo y llamar la atención. Siento que es el sentir de la sociedad más que el comportamientodecir que si ganaba Alejandro Guillier Chile se transformaba en Chilezuela y que si ganaba Sebastián Piñera seremos Chilemania. Son totalmente extremos. Nada tiene que ver Piñera con los alemanes ni Guillier con los venezolanos. Pero sí hubo un miedo que está latente en la sociedad. Lo terrible en lo político y lo social es que en este momento no hay conversación y que sos de un bando o de otro. O sos de los Montesco o de los Capuleto. Y siento que eso, sin duda, es el “divide y triunfarás”. La no conversación como comportamiento social hace que sea más fácil manejar a los seres humanos. Esto pasa en Chile y no sé si es una cosa latinoamericana, pero es mundial también.
“Destapadores que hablan”
- En marzo se inicia el segundo gobierno de Piñera. ¿Vamos a tener rutina especial viendo que serán años complejos en el Congreso y en la política en general?
- Me da la impresión que Chile, al ser un país con un crecimiento tan potente y con un orden que lo instala como uno de los lugares más estables del continente, justifica la cantidad de extranjeros y migrantes que están llegando. Es una imagen mundial de un país en el que se puede vivir con seguridad social, lo que muchas veces no se valora viviendo adentro y que sí lo valoran quienes vienen de naciones estables, pero que han visto cambios de reglas en lo político y lo social que se traduce en una incertidumbre terrible. Yo vengo de un país donde los códigos y reglas se cambian a cada rato y en el que los comportamientos económicos son cambios drásticos, como la hiperinflación. Lo sufre la clase media, que está hecha mierda y que deja al país en estado vegetativo, porque es la que moviliza todo. La inmediatez de las redes sociales hace que nos interesemos cuando Corea del Norte lanza misiles, que Donald Trump diga que la inmigración en cadena hay que pararla, que la división de Cataluña o los atentados terroristas en Francia. Todo nos lleva al miedo, donde todo se maneja más fácil.
- …
- Sería genial que la pregunta que vos hacés sobre si el gobierno de Piñera darápara hablar de política o no. Ojalá que sea una segunda parte buena. Creo que cada uno busca el bienestar del país, más allá de ser de derecha o izquierda. Yo no tengo una tendencia de decir que “no soporto a la derecha o a la izquierda”. La única vez que tuve algo apasionado con la política fue en la época en que Ricardo Alfonsín dio un discurso increíble en el ’82, cuando sentí esa cosa de que lo que dice este ser humano es lo que realmente necesitamos. Es como un Pepe Mujica que realmente no le conviene al capitalismo, pero sí a las personas que vivimos en este mundo que no pretendemos todo lo que existe en un shopping. Si vos te das cuenta, en la sección de cocina hay destapadores que hablan y que sacan los corchos solos y cuchillos con filos que nunca se acaban, cuando de repente terminamos comprando cuchillos Tramontina de madera y viviendo con cubiertos normales. Ahí entendés que de verdad no necesitás nada.
- Volver a la simpleza de la vida
- ¡Claro! En un momento yo tuve una pyme y entré en la fiebre del crecer y me puse con dos locales y me fui a la mierda. Me endeudé. Gracias a Dios, el haber hecho teatro y estudiado humor, circo y ser un buscavidas me hizo subsistir. A los 46 años no tenía pega, negocio y estaba quebrado. ¿Sabés lo que significa eso después de muchos años de sacrificio, con familia y sin posibilidades de tener una vivienda? Tuve que vender y acá, mientras más vendés, más pagás. Es como Antofagasta, Iquique y Calama, donde hay personas, mineros, que son gente de clase media que ganan 3 millones de pesos por mes, pero con arriendos de 700 lucas y con platos de comida a 20 lucas que en Santiago están a 7 lucas. El tipo en Santiago gana un palo, un buen sueldo, pero si vive en el norte y comienza a ganar 3 palos, no significa que gane más, porque va a gastar 3 veces más. Es muy loco todo.
“Que el fanatismo no nos gane”
- Llevas 20 años en Chile y en tus rutinas has retratado cuántos hemos cambiado en los últimos tiempos. Estamos más agrandados. ¿Qué esperas de nosotros en las próximas décadas o generaciones?
- Creo que la generación “pingüina” le demostró al mundo hace 8 años que hay una fuerza con la que se puede pelear y que la educación es importante y parte relevante de la agenda del país. Siento que Chile está cambiando o que ya cambió. No creo que a todos los chilenos les interese el dinero o que opinen que el país solo crece económicamente. Tengo tres hijos chicos que van a la escuela y que más allá de la cosa estricta y que tengan un buen puntaje, los incentivo a la búsqueda individual, a la lectura y a los deseos de que encuentren lo que les gusta. La juventud de ahora es distinta y quiere saber lo que quiere hacer. Los papás de hoy somos diferentes también. Antes los papás decían que había que ser médico y abogado para tener prestigio, dado que si eras artista te cagabas de hambre o que si bailabas eras homosexual. Ahora se busca el bienestar humano. Chile no está exento de eso. Los pibes del 2017 la tienen clara y con menos miedo. Nosotros nacimos al alero de la dictadura y con el miedo de nuestros papás de no decir nada, del “no te metas” y del “no opines”. Eso ya no existe. Hay menos prejuicios al “que dirán” o acerca del vecino y lo que piensa de nosotros.
- ¿Cómo nos quieres ver? ¿En qué nos debiéramos interesar?
- Lo que siempre digo en los espectáculos es que cargo la bandera de que tengo tres hijos chilenos, lo que me llena de orgullo y me hace querer este país, y de que debemos cuidar la institución llamada Chile. Hay que mirar lo que pasa con el presidente PPK (Pedro Pablo Kuczynski) en Perú, donde hay un arrastre de cinco gobiernos con una corrupción de la puta madre. Esoes parte de la historia que dice que la gente empieza a tener una desconfianza asquerosa. Igual siento que no tenemos que perder la memoria y que hay que ser consecuentes con lo que peleamos. No olvidar las cosas que suceden, donde vuelvan a aparecer los mismos. Es importante que cada uno en lo suyo pueda decir lo que piense. Estamos en un recambio generacional en el Congreso y en la política. Es importante. Ojalá que el fanatismo no nos gane y que podamos escuchar lo que piensa el otro y digamos: “puta, puede ser, lo que dice está bueno” o que “tal vez se puede equivocar” y que todos nos podemos equivocar.
- ¿Algún ejemplo?
- A ver, el gobierno que se va, la Nueva Mayoría, fue un invento de algo que se había roto, que fue la Concertación, y que se notó que nunca se formó una coalición. Fue como una familia de hermanos que se quieren, pero que se pegaban entre ellos y donde nunca se pusieron de acuerdo.
Agenda social
“Estoy armando en estos momentos, en El Cachafaz en Ñuñoa, una sala de teatro en la que queremos unir la cultura con algo más social. Hace poquito hicimos una cosa del “Laboratorio del Gobierno” destinada para las comunas más pobres y con sensación de inseguridad de Santiago. Lo mismo queremos hacer en el verano. También tengo festivales en varios sitios. Además, manejo un canal de YouTube que es mi pantalla, donde muchas cosas se entienden como humor y otras como polémicas. Me meto en las patas de los caballos. Por lo mismo participé en la campaña de Carabineros (accidentes de tránsito), que fue de alto impacto. Yo feliz de que el país tome otra lectura. Hay varias tareas por hacer. Viajo mucho. Por lo mismo, ojalá los tiempos alcancen para ayudar”.