Por Mario López M.
Una conversación directa en medio de un país que necesita de conducción, la que el gobierno no ha tenido pero que la oposición también extravió. Crítico con la incapacidad del gobierno de generar políticas públicas, en educación, economía y descentralización.
“Para el Presidente la educación es una mercancía”, denuncia, al paso que se lamenta que la elite solo se preocupa de formar en la elite, y eso atenta contra la igualdad. Acusa al gobierno -sin perder de vista que este es un problema de Estado-, de haber impulsado una política de militarización en La Araucanía.
“Hablé hasta por los codos”, nos dice al despedirse, es que Alejandro Guillier tiene mucho por decir, lleno de propuestas más que críticas, aunque advierte que siendo candidato de alguna manera representó los problemas actuales de que este gobierno no se ha hecho cargo, y que han llevado al país a una situación de agobio, como acontece con el empleo y la seguridad.
Se lamenta de la falta de unidad que ha demostrado la centroizquierda ante un mal gobierno, pero está esperanzado que los partidos de oposición serán capaces de superar el centrarse en sí mismos para poner el énfasis en las demandas de la base social, que reclama unidad.
Se le percibe con energías, centrado en su labor de senador, sin más expectativas que servir desde ese cargo, despreocupado de encuestas o cantos de sirena que le llaman a repostular: “serviré al país desde donde sea necesario”, asegura.
Hombre de Estado, de esos que, independiente de su posición política, le hacen falta a Chile.
- El Presidente Piñera ha recalcado que para él la educación es un bien de consumo. Ha dicho ahora que “Admisión justa” beneficia a la “industria educacional”. ¿Qué le parece?
Para el Presidente Piñera se trata de una educación como un negocio “segmentado”, por lo tanto, la escuela apunta a la “industria” de la educación y no mira a la familia o a los estudiantes. Para él, se trata de algo asociado no a mérito, sino que a herencia cultural de la elite y no de la gente que hace los esfuerzos y se sobrepone a la adversidad para poder avanzar en la vida.
- El gobierno y la coalición que le respalda, Chile Vamos, recurrió al Tribunal Constitucional por la glosa referente al Fondo Solidario, lo que dejaría 18 mil estudiantes sin beca. Qué le parece.
Es evidente que en el proceso hay dificultades de avance que quedaron pendientes del gobierno anterior, para ser justo. Y, como tú lo dices, hay gente que postuló y se quedó sin matrícula y, porque además el Estado dejó de invertir en colegios públicos y, por lo mismo, cuando se produjo la reforma, hubo áreas geográficas, sobre todo, que quedaron son colegio público porque se fueron al sistema privado y no quisieron renunciar al lucro, y además porque el mecanismo de selección, tiene que ser más automático.
En todas partes, en los países democráticos, la educación pública empieza por beneficiar a los alumnos del sector geográfico al cual pertenece el establecimiento educacional. Ellos tienen derecho a estudiar en ese liceo porque es su comuna o su sector de la comuna, por lo que no hay un sistema de selección, sino que es un derecho ir al colegio público del barrio o de la comuna.
- Y qué pasa con la “meritocracia”
Con ella estoy de acuerdo, que, en casos especiales, haya un beneficio, pero meritocracia no es lo mismo que heredar un bagaje cultural que se hereda de los padres, porque ahí no hay mérito del alumno, no es una técnica que le enseñe a los niños cómo contestar, sino que un bagaje cultural que pueda ir forjándose. Por eso, tiene mucho más mérito un niño que vive en una situación precaria, con una familia debilitada y que es capaz de salir adelante. Eso es meritocracia y ahí estoy de acuerdo en beneficiar a los alumnos que se sobreponen a su adversidad, no a los que heredaron el capital cultural.
- Llama la atención que el discurso de la meritocracia se opone al verdadero fin de perseguir el lucro por la derecha gobernante.
El Presidente de la República ya lo ha dicho en dos oportunidades, para él la educación es una mercancía y esta es una industria que hay que estimular. El punto no está ni en la familia ni en el estudiante meritocrático, sino que en un sistema educacional que le permite a una elite, seguir formando la elite. Hoy las elites se forman en 5 o 6 colegios privados. Si se analiza el ministerio de Piñera, y de qué colegio provienen, se podrá asegurar que no son más de media docena. La elite tiene garantizado el subsidio permanente del sistema.
La reproducción de las elites no está necesariamente en las universidades, está en al educación básica y media, donde todos son amigos, todos son parientes, todos se vinculan entre sí, todos hacen negocios entre sí, sean de izquierda, centro, derecha o lo que sea, hay una clase gobernante que se reproduce así misma. Eso es lo que el país tiene que definir: si quiere privatizar, tiene que abrir la educación y si queremos estimular la meritocracia, es apoyar el esfuerzo personal en que se mide en que logra superarse así mismo.
- Uno de los problemas más graves que tuvo Piñera en su primer gobierno, fue el de las movilizaciones estudiantiles. ¿No se arriesga nuevamente a lo mismo, al criminalizar la educación y mercantilizarla?
Creo que, al aplicar medidas en esta materia, está tratando de salir del conflicto de La Araucanía con un tema que aparece atractivo, porque quién va a decir que está en contra de la meritocracia, solo que el gobierno no conoce el concepto, se lo dijo muy bien el rector Carlos Peña, ‘usted está confundiendo meritocracia con herencia cultural’. No tienen ningún interés en el meritocrático, esa es la falsedad profunda que hay en este proyecto de Ley.
- Pareciera que el estado chileno es un gran “deudor” en la relación con los pueblos originarios, en especial en La Araucanía
No olvidemos que el Estado chileno es un gran usurpador de las tierras en La Araucanía, le quitaron las tierras a los indígenas y se las entregaron a los colonizadores -política pública-, y después, a través de juicios e inscripciones fraudulentas -después de la llamada guerra de pacificación de La Araucanía-, donde los redujeron al 5% de su territorio y, donde ese 5 por ciento, le fue usurpado a partir de la década de 1930.
Eso hay que reconocerlo, los acuerdos con el Estado chileno, nunca se han respetado y eso es lo que están reivindicando y hay que reconocerlo, además que se han aplicado prácticas económicas que son destructivas de su entorno, pues su concepción de la naturaleza es muy distinta a la nuestra. Para ellos tiene no un valor comercial, sino que un valor en sí mismo, un valor ancestral. Es un espacio de ellos y sus antepasados, de sus espíritus, su historia y su convivencia, eso no lo logra entender el estado.
- No deja de llamar la atención la última visita del ministro Chadwick, que se reunió con la Sociedad Nacional de Agricultura y las “víctimas”, que claramente no incluyen al pueblo Mapuche. Patético el mensaje que dio al padre de Camilo Catrillanca.
Muy fuerte, le dice ‘reflexione, medite’, cuando Chadwick es el principal responsable de la muerte de Catrillanca, porque él es el que ha impulsado esa política de militarización. Aquí se les ha cargado la mano a los Carabineros, porque ellos respondieron a una política de Estado, sobre todo incentivada por este gobierno. Por ello la semana pasada mandamos un oficio al ministro del Interior, porque no ha dado respuestas claras.
Mire usted. Nosotros, en el Senado, apoyamos al gobierno cuando destituyó al general director de Carabineros, porque entendimos que había habido mentiras y habían engañado al gobierno, y después resulta que el ministro ¡siempre supo la verdad! Después dice que ‘no escuchó, que no entendió, no supe, fue un error, no alcancé a comprender lo que me estaban diciendo en el llamado telefónico’, pero su subsecretario y su ministra de comunicaciones siguieron hablando por días de ‘enfrentamientos que habían durado más de 4 horas’, ¡puras mentiras! A esas alturas ellos tenían perfectamente claro lo que había ocurrido.
No fue Carabineros el que engañó al país, fue el gobierno. Quién les va a creer. Siempre supieron la verdad y nos mintieron. Engañaron al Senado de la República y a la opinión pública. Aquí no hay ni una señal de rectificación. Más encima reprochándole al papá de la víctima que no ha sido reflexivo… eso es una vergüenza.
- Cambiemos de tema, pero sigamos en regiones… un grupo de parlamentarios, que usted ha encabezado, presentó, este martes, una interesante y transversal cuenta de su trabajo de propuestas en favor de las regiones.
Aquí lo importante es que un grupo de senadores, más allá de que éramos de derecha, centro o izquierda, militantes o no, éramos regionalistas y compartíamos el ideal de la descentralización. Son una nueva generación de senadores que fueron alcaldes, que conocieron la tragedia del centralismo y se ha producido un vuelco, un estado de ánimo, de gente que cree en la descentralización y la ve con desesperación, porque ven que sus regiones no tienen destino si no se descentraliza el país.
El dilema es: o nos descentralizamos, o no hay desarrollo.
Esto partió en el gobierno anterior. Nosotros -somos unos 23 senadores-, quienes le ofrecimos al gobierno, los senadores, le ofrecimos al gobierno un espacio para avanzar en descentralización, mejorar la competencia e ir a lo que faltaba, la Ley de Rentas Regionales. En eso el gobierno no nos ha contestado. Queremos participación ciudadana, más facultades para los gobiernos regionales, formación de capital humano y financiamiento con las labores productivas que se generan en las regiones. Fondos de desarrollo regional, pero con autonomía para decidir el destino de esos fondos, sin que estén amarrados los proyectos.
- Llama la atención que, el gobierno, haga “claque” en materia económica, asegurando que el país ha crecido, etcétera. Pero la gente no percibe que eso le llegue a ella. ¿Qué opina?
Cada vez que veo nuestro programa de gobierno, que fue muy poco difundido por los medios de comunicaciones, me doy cuenta que todas las cosas que dijimos, se están produciendo. Así como dijimos que el problema de los pueblos originarios era político y no militar, ni policial ni de jueces, también dijimos que la economía no era solo crecer, sino que crecer pero generar empleo productivo, decente, y al efecto propusimos políticas, nuevos motores de la economía, como incentivar la digitalización de todo el país, porque si no lo hacemos en 10 años más, el que no está en las plataformas digitales, no tiene ninguna viabilidad, eso significa el desarrollo de las energías renovables para bajar el costo, políticas de diversificación productiva, etcétera.
- Entremos en política. Qué pasa con la oposición, que parece que es más que una sola, frente a un gobierno cuya evaluación es que ha sido derechamente malo…
Es un gobierno que no ha cumplido con las expectativas que creó y efectivamente hay decepción en su propia gente, porque el empleo y la seguridad ciudadana, es donde están los mayores problemas.
La gente me lo dice: ‘yo voté por Piñera porque podía generar empleo, porque él es empresario, él sabe’, pero no está generando empleo y se lo dijimos, la automatización, la robotización, la digitalización, hacen que incluso, las actividades más desarrolladas de Chile, el retail, por ejemplo, lo está barriendo el comercio electrónico. ¿Qué va a hacer en 5 años más los Mall, porque la gente se está yendo muy rápido al comercio electrónico…
- Y la oposición, ¿dónde está? No solo en la fiscalización, ya ausente…
No veo que sea tan fiscalizadora, tampoco, tiene atisbos, pero llena de contradicciones. Creo que nos golpeó mucho la derrota. Fue mucho más grande que la que esperábamos, y yo asumo mi responsabilidad, porque fui la cabeza de esta candidatura, pero fracasó porque entonces ya sentíamos las deficiencias que ya son evidentes en todas partes, que es que no tenemos acuerdos de contenido.
No basta ponerse de acuerdo en si los presidentes de los partidos se van a juntar o no a tomar ‘tecito’, eso es hasta casi ridículo, suena ofensivo a la gente. Nuestra gente, las bases sociales quieren unidad, saben que es imprescindible. Y van desde Revolución Democrática a todos los partidos e incluso a los independientes y progresistas de Chile. Pero parece que a las cúpulas eso no es de su prioridad, porque su prioridad es posicionar a sus partidos y no fortalecerse como una opción de gobierno progresista para Chile.
Perdimos por paliza la presidencial, sí, pero ganamos las parlamentarias y ese es un mensaje potente que dice ‘queremos que ustedes fiscalicen, que ustedes sean una opción de gobierno’. Está claro el mandato. Hay que volver a las raíces, volver a la ciudadanía.