Por Mario López M.
De la “sequía” legislativa a la “urgentitis”, de las promesas grandilocuentes a la frustración, los peligros del populismo derechista, los desafíos del progresismo, las tareas pendientes y el futuro de Chile conversamos con el senador independiente por Antofagasta.
-Senador, no hace mucho usted nos dijo que no se veía una preocupación real por las regiones. Estamos ya a diez meses de gobierno. ¿Mantiene su crítica?
-Lo he dicho y lo reitero: Chile no será desarrollado si no es un país descentralizado. El centralismo asfixia nuestro desarrollo. Los ministerios y servicios públicos deciden todo en Santiago. Fue noticia cuando Transportes aprobó el primer semáforo en Mejillones y el entonces ministro de Educación reconocía su agobio porque tenía que decidir hasta la reparación de los techos de las escuelas. Necesitamos distribuir el poder para que la toma de decisiones se haga en los territorios.
Ahora, es cierto que los avances son lentos y dubitativos, pero con la formación de la bancada de senadores y diputados regionalistas hemos logrado apurar el tranco. Somos 23 senadores, de todos los sectores políticos, los que estamos trabajando en la elaboración de acuerdos políticos y técnicos para consolidar el proceso descentralizador.
-¿Qué tanto afecta a la descentralización el que ahora el gobierno haya echado pie atrás en su promesa de elección de gobernadores en 2020?
-Hice un llamado al Presidente Piñera a que desmienta lo que dicen algunos diputados UDI, que tendrían cierto acuerdo de posponer la elección de gobernadores regionales. Quiero ser categórico: el Presidente Piñera hizo un compromiso con los chilenos y chilenas y la descentralización está en su programa de gobierno.
Además, hace pocos días anunció una pronta legislación sobre rentas regionales. No cumplir este compromiso sería una burla a las regiones. Como bancada regionalista hace cinco meses o más que venimos trabajando de buena fe con los ministros Chadwick y Felipe Larraín y con subsecretario Salaberry en cuatro mesas que me ha tocado coordinar. No es siquiera imaginable que alguien pretenda traicionar esa confianza que hemos depositado desde la UDI hasta el Frente Amplio. Por eso conversé personalmente este tema con el ministro Chadwick y le he solicitado un pronunciamiento claro sobre este punto.
-Usted denunció al Gobierno por “sequía” legislativa y luego por el apuro en los proyectos; se encomendaron a San “Expedito”, dijo. ¿Respeta el Ejecutivo el rol que compete al Congreso como colegislador?
-Se enojaron harto algunos cuando hablé de “sequía”, pero pasaron más de cuatro meses y la agenda legislativa estaba más que lenta. Luego vino la “urgentitis”, pero la verdad es que aparece raro que se pasen meses sin legislar y ahora manden todo con discusiones inmediatas que no dan tiempo a escuchar a la gente y expertos. El gobierno debe ser claro: o busca un diálogo democrático asumiendo que es minoría en ambas cámaras del Congreso o intenta gobernar por decreto. Si es lo segundo será un gobierno de escaso vuelo, que no hará nada relevante. No hay espacio para las simulaciones democráticas.
Recuerde que mandaron con discusión inmediata el proyecto Aula Segura, bajo un diseño claramente irrelevante e inconstitucional. Y se intentó descalificar a la oposición acusándola de “pro-overoles”. Eso es pura soberbia. Negarse a escuchar es de necios. Al final el proyecto se debatió y salió bastante mejor. Ahora vienen los proyectos de las AFP, el financiamiento del gasto militar, seguridad ciudadana y se anuncia salud. Es imperativo abrir un diálogo inteligente y escuchar a todos para abordar los problemas de fondo y no limitarse a cambios cosméticos para la tele.
-Uno de los pilares del candidato Piñera fue que él aumentaría el empleo y mejoraría los ingresos. Nada de eso ha pasado. ¿Errores de cálculo, demagogia o derechamente ineficiencia?
-Nadie puede esperar resultados distintos si sigue haciendo lo mismo. Este es un gobierno poco ambicioso, con reformas “de tiro corto”. En Aula Segura se quedan en la expulsión, pero de convivencia escolar nada… mientras el deterioro de la convivencia escolar, la violencia y el bullying hacen nata en muchas escuelas.
En pensiones, envían un proyecto de reformas como si se tratara de mejorar un instrumento financiero, pero de sistema de seguridad social, nada. Las AFP ni siquiera se tocan. Si el proyecto del gobierno sale tal como está, la reforma real del sistema de pensiones quedará para el próximo gobierno.
Pasa lo mismo en crecimiento y empleo. Hay problemas estructurales que tienen relación con el modelo de desarrollo, la automatización, la robótica y la inteligencia artificial, que están cambiando el mercado laboral. De los nuevos motores de la economía, muy poco. Y de asociar el fondo de ahorro previsional de los chilenos con la inversión en la diversificación productiva ni se habla.
-También prometió que aumentaría la inversión al llegar a La Moneda. Los empresarios han dicho que se sobredimensionaron las expectativas. ¿Qué pasó, estamos frente a peligrosos sesgos populistas?
-En esto, lamentablemente, andamos con las luces bajas. Cuando voy al supermercado veo cada vez menos gente trabajando y más máquinas reemplazando. Seguimos pegados en el siglo XX. La nueva educación, centrada en el aula, la economía creativa, las vocaciones productivas de los territorios, la necesidad de impulsar energías renovables que bajen el costo al desarrollo, los impuestos regionales, son temas de futuro que me encantaría estar conversando para mejorar los indicadores de Chile.
A la larga, el tema es la productividad. Pero hablas de estos temas y la gente vinculada a la política te mira como bicho raro. He visto a la CUT y a algunos gremios empresariales con una visión mucho más clara.
-¿Chile está atendiendo aquellos temas de futuro como corresponde? Por ejemplo, en materia de reemplazo de trabajo por la irrupción de la automatización, en los próximos 20-40 años, el 50% de los trabajadores sería reemplazado por una máquina. Sume el cuidado del medioambiente. ¿Estamos preparados?
-No, no lo estamos. Ni siquiera forma parte de nuestra agenda como país. En lo laboral se habla de deshacer lo construido en el Gobierno anterior, mientras en Buenos Aires se están formando los sindicatos de “trabajadores” de las aplicaciones móviles y empresas tecnológicas.
Una sola palabra: Litio. Mientras los privados se sacan los ojos por el control del mineral del futuro, el Estado mira al techo. No estamos agregando valor, no estamos industrializando, no estamos educando. En el gobierno y en el Congreso falta entender el tema del litio como una de las principales riquezas para las próximas décadas. Hay que poner a Chile en las cadenas de valor.
-Y a propósito de populismos. ¿Cuál es la responsabilidad del progresismo en la asonada populista de derecha que está apareciendo en Europa, Estados Unidos y hasta en América?
-Lo que está ocurriendo en el mundo y en Latinoamérica no solo es una respuesta angustiada a la corrupción y a la violencia callejera que parece fuera de control, sino que deja en evidencia el creciente divorcio entre la política, como espacio del debate público, y el poder, en tanto espacio donde se toman las decisiones.
Tener congresos y gobiernos cada vez más débiles frente a poderes fácticos que se mueven en la oscuridad, va deslegitimando a las instituciones representativas: partidos políticos, sindicatos, Congreso, etc. Debemos buscar la forma de devolver el sentido a la política desconcentrando el poder. Eso busca la descentralización y la regionalización, al colocar la toma de decisiones más cerca de la gente. Por eso la regionalización supone fortalecer los mecanismos de verdadera participación social.
-¿Cuál es el riesgo real de que el populismo de derecha llegue a Chile?
-Si el progresismo no es capaz de articular respuestas eficientes y efectivas a asuntos como la corrupción, seguridad ciudadana y empleo, estaremos posibilitando el surgimiento de populismos. Si no realizamos la autocrítica ahora, América Latina se llenará de populistas autoritarios, llevados al poder por una ciudadanía cansada de promesas incumplidas y capturada por liderazgos que hablan de mano dura y exclusión.
-En el país existe la sensación de que la corrupción y el abuso, de la mano de la impunidad, llegaron para quedarse. SQM, Penta, Pacogate, Milicogate, Iglesia, entre otros, han terminado prácticamente sin sanción. ¿Es así?
-Es indignante la imagen de Ponce Lerou tocando la campana de la bolsa de New York. Esa es la clase de impunidad que Chile ya no resiste. Por eso me parece tan importante el anuncio del ministro Hernán Larraín de modernizar el Código Penal y pondré esfuerzo especial en la tipificación y actualización de penas de los delitos de cuello y corbata. Que sea como en el mundo desarrollado: si tres laboratorios se coluden para aumentar los precios de los remedios que compra el Estado para los más pobres, no sólo que paguen las multas y que no sean simbólicas, sino que paguen con cárcel y que pierdan las empresas, para que no puedan seguir dañando la fe pública. Ya presentamos un proyecto de ley que permite anular concesiones de bienes públicos o recursos naturales a las personas jurídicas involucradas en corrupción.
-Acaban de llamar a retiro a 21 generales del Ejército. ¿Esa es la vía de solucionar la grave crisis de esa institución?
-He felicitado públicamente al Presidente Piñera por la decisión que tomó. Una señal clara de intolerancia a la corrupción que creo todos debemos valorar. Es de esperar que la derecha aprenda del Presidente en este tema.
Creo que luego de 30 años de retorno a la democracia deberíamos haber dado el paso ya de asegurar el control y soberanía civil sobre las FFAA, recuperando controles que operan en cualquier país democrático del mundo.
-Llama la atención que el proyecto de financiamiento del gobierno a las FFAA deja abierta la puerta a la compra de armamento, según ofertas, más que según necesidad. ¿Qué le parece?
-El proyecto otorga una estupenda oportunidad de recuperar control civil sobre las FFAA. Si hay tanta corrupción es porque sobra la plata. Si un daño le hizo la dictadura a las propias FFAA es que se perdió una tradición de austeridad y se llenó de malas prácticas, pasajes, autos de lujo, casas de lujo, personal de servicio, etc. Todo financiado con recursos públicos.
El proyecto tiene que asegurar el control del Parlamento y la Contraloría, rol del Banco Central en las inversiones y gestión de los recursos financieros, el establecimiento de “pisos mínimos” que obliga por ley a un gasto muy alto en defensa y, por cierto, cierra el paso a las llamadas “compras de oportunidad”, que en el fondo establecen una tentación a comprar armamento sin reales necesidades, sólo porque se presentan como tentadoras ofertas en el mercado de las armas.
-¿Cómo se controla la compra de armas, cuando conocemos los casos Fragatas, Mirage y tantos otros donde las comisiones bajo la mesa inoculan conductas corruptas?
-El mercado de armamento es el más grande y opaco del mundo, el que mueve más millones de dólares, lleno de intermediarios y comisionistas. Mientras no establezcamos un real control del Parlamento, la Contraloría y el propio Ministerio de Defensa sobre las FFAA, lo más posible es que sigamos teniendo problemas de probidad.
En esto el proyecto de ley es tímido, por decirlo de alguna forma. Se termina con la ley reservada del cobre, una buena noticia, pero se mantiene un enorme grado de autonomía de las FFAA en la administración de presupuestos multimillonarios. Para peor, no se discute, de fondo, cuantos son los recursos verdaderamente necesarios.
-¿Cuáles son las tareas del “progresismo” en los siguientes años?
-Desde el progresismo tenemos tres tareas urgentes: Primero, tomando en cuenta que la ciudadanía eligió un gobierno conservador y un parlamento progresista, colaborar lealmente en agregar solidaridad y visión de Estado a los proyectos que se presenten. Segundo, rearticular una propuesta progresista para el país en temas importantes para la ciudadanía: descentralización, seguridad ciudadana, recuperar el litio para los chilenos, trabajo, seguridad, migración, etc. Tercero, comprometernos con un cambio cultural en la forma de hacer política. Bajar de la superestructura, construir nuestras propuestas desde la ciudadanía, desde la base social.
Nuestra gran diferencia con la derecha es que más que mejorar rentabilidades, nosotros creemos que tenemos que desarrollar nuevos motores para el desarrollo y el crecimiento económico. La urgencia es crear nuevas riquezas para todos, no sólo mirar el PIB.
-¿Nueva Mayoría o coalición más amplia?
-Yo veo a ratos que en la dirigencia de mi sector se ensayan y discuten diferentes fórmulas y políticas de alianzas y me parece adecuado, es su rol. Pero voy a Chillán, a Arica, a Magallanes, a Antofagasta, mi región, y en todo Chile donde invitas a conversar de descentralización, de distribución del poder, de impuestos regionales, llega todo nuestro mundo, desde la DC al Frente Amplio y nadie se anda preguntando de qué partido es o a qué coalición pertenece.
La discusión sobre el nombre y los firmantes de la coalición la verdad me parece un poquito accesoria, porque en la base social el progresismo existe, tiene identidad, y no se siente escuchada por sus propios dirigentes. Ese sí es mi problema.
-Piñera asegura que su programa está pensado para ocho años de gobierno. ¿Es tan así?
-Te pido excusas. Pero la verdad me da un poco de pudor andar hablando de candidaturas o elecciones cuando faltan tres años. Es como decirle a la gente que estamos siempre preocupados de “cómo voy ahí”, de las listas y candidaturas. En vez de estar preocupados de lo que le pasa a quien no tiene pega, a quien lo asaltaron ayer, o quien está en una lista de espera para operarse, aparecemos preocupados de la elección en tres años más. Yo no quiero andar hablando de elecciones porque me parece ofensivo con la gente que tiene problemas reales.
-¿Cuáles son sus planes al término de su periodo?
-Mi único plan es tratar de cumplir lo compromisos asumidos como senador. No vivo preocupado de los cargos ni de la próxima elección. El descrédito de la política tiene mucho que ver con que lo único que importe sean los proyectos personales.
- ¿Cuál es a su parecer la enseñanza que queda tras el affaire del gobierno y carabineros en el asesinato de Catrillanca?
Varias. Primero, la violencia en las acciones y también en los discursos, genera más violencia. El famoso comando jungla, presentado con bombos y platillos por el Presidente de la República en junio termina con un joven asesinado en noviembre, con protestas, movilizaciones, más violencia. Ahora dicen que el famoso comando no era tal, eran unos seminarios a los que iban unos pocos, incluso un diputado UDI dice que es un invento de la izquierda. Peor este discurso, de traeré fuerzas paramilitares copiando un modelo fracasado en Colombia está en retirada, ya instaló hechos de violencia.
Otra lección relevante es la necesidad de profesionalizar y modernizar Carabineros de Chile. Debemos terminar con la diferencia entre oficiales y suboficiales, todos los funcionarios debieran aspirar a llegar a ser General, que se instaure la gratuidad en la formación policial, favorecer que más jóvenes quieran ser carabineros y extender la carrera policial. Instaurar de modo definitivo el control civil sobre la policía. Espero que podamos abrir esta discusión en serio.
Hay algo sí que me gustaría decir, Carabineros asumió las responsabilidades del mando. Rodaron seis cabezas incluyendo el General de Zona. Al mundo civil, a los políticos, eso les cuesta más, porque Carabineros está en la Araucanía implementando instrucciones políticas y el poder político no quería asumir su responsabilidad. Salió el Intendente Mayol, pero así y todo en su discurso el gobierno no quiere reconocer que su política represiva está fracasando. Espero que las nuevas autoridades venga a reponer el diálogo y las confianzas.