Por Teresa Frías
El Partido Progresista (PRO) anunció que el senador Alejandro Guillier se incorporó a sus filas, en el marco de los 10 años desde la creación del partido y en un 2021 marcado por el intenso calendario electoral.
El senador se unió así a ME-O, quien fuera el contrincante de Guillier en las elecciones presidenciales de 2017, "tenemos que construir un objetivo común. No podemos, como en 2017, ir con un progresismo quebrado. Yo tengo eso en mi conciencia. No fui capaz de unir al progresismo en torno a una propuesta de cambio".
En conversación con Cambio21 también se refirió a la elección presidencial, descartando una postulación al sillón presidencial, sin embargo poniéndo énfasis a la fuerza de la oposición para poder derrotar a la derecha.
¿Usted se incorporó al Partido Progresista de Chile donde milita Marco Enriquez-Ominami ¿a qué se debió esta decisión de estar en un partido y porqué el Progresista?
Con Marco Enriquez-Ominami compartimos un diagnóstico: lo tuvimos desde el “estallido social” de octubre, ambos pedimos adelantar elecciones generales en ese momento sabiendo que el gobierno de Sebastián Piñera había perdido toda legitimidad de seguir gobernando luego de la represión y la violación de derechos humanos. Dijimos que lo que vendría sería un tiempo perdido para el país y no nos equivocamos. Al final, y sin mencionar los efectos devastadores por el COVID, Piñera terminó desfondando su gobierno, su coalición y al país.
En marzo de este año hicimos una Carta Abierta a la Ciudadanía donde nuevamente entregamos nuestra visión sobre la situación del país. Si la volvemos a leer verán que no equivocamos nuestro diagnóstico sobre la situación del país. Y por cierto, con Marco ya en la campaña presidencial del 2017 teníamos una mirada muy similar sobre los desafíos del país que se vieron plasmado en los Programas de Gobierno que le propusimos al país. Chile había agotado su ciclo histórico, necesitábamos dar un salto, promover un Chile con ciudadanía, participación, regionalización, que promoviera una nueva economía.
No logramos la adhesión del país, ganó Sebastián Piñera. Y ya sabemos en qué está terminando su presidencia. Ingresé al Partido Progresista porque llegué al convencimiento que llegó el momento de abrir la puerta desde adentro de los partidos para que ingrese la ciudadanía.
Y lo hice al Partido Progresista, porque puse a disposición de ellos mi condición de independiente y mi trabajo con las organizaciones de la sociedad civil.
Esto sólo podía hacerlo con un partido que había abierto efectivamente sus cupos al mundo social en la elección de los constituyentes, y porque lo volveremos a hacer en las elecciones de noviembre.
Usted presentó una reforma para que el nuevo Presidente dure sólo 2 años ¿Por qué sólo dos años y estaría de acuerdo con la reelección?
El Proyecto de Reforma Constitucional ya está redactado y estoy esperando volver de la semana regional para ingresarlo al Senado.
La razón de esta propuesta tiene que ver con que necesitamos corregir una anomalía institucional que si no lo hacemos ahora va a presentarse igual en un par de años más.
Me explico. Lo lógico era que la Convención Constitucional se iniciara con un gobierno y un congreso nuevo hace dos años, por eso pedimos adelantar elecciones generales en su momento. Pero ahora los tiempos institucionales no van a calzar. Es evidente que cuando termine su trabajo la Convención que va a cambiar el régimen político-institucional. Es altamente probable que se acuerde llamar a nuevas elecciones y vamos a estar a mitad del período presidencial que se inicia en marzo del 2022. ¿Qué hacemos? ¿Vamos a hacerla dos años después cuando termine el gobierno de cuatro años?
Para adelantar ese escenario y avanzar cuanto antes en una nueva gobernabilidad que acote la incertidumbre y que evite disputas innecesarias que mejor que derechamente acortar el período del gobierno que se elija en diciembre de este año, así hacemos calzar los cronogramas institucionales del país.
Pero también por otra razón. Necesitamos que el próximo gobierno concentre todos sus esfuerzos en la emergencia y la reconstrucción nacional, en el drama de las familias y que espere el resultado final de la Constituyente, para mandar al Congreso las leyes que pongan en vigencia esa nueva Constitución. Recuperado el país del drama que estamos viviendo y puesta en vigencia la nueva Constitución la verdad es que ese gobierno, sea el que sea, habrá agotado su mandato político. No entenderlo o no querer verlo es simplemente desconocer cómo se dan los procesos políticos y sociales en una sociedad en cambio que está inaugurando un nuevo ciclo largo.
Dije Gobierno de Emergencia y Reconstrucción que básicamente debe concentrarse en abordar la crítica situación que hoy viven millones de familias en nuestro país; que recupere el aparato productivo y las pymes, que logre un apoyo social a su mandato, y aquí el diálogo social y la participación serán claves. Y que al final tramite las leyes para poner en vigencia de nueva Constitución.
Quienes hoy están planteando Programas de Gobierno como lo hicimos nosotros el 2017 no están leyendo correctamente la situación del país. Yo prefiero que antes de hacer grandes programas hagamos una propuesta muy acotada, muy focalizada, que dé cuenta de las emergencias del país y que lo haga con la debida participación y respaldo de la sociedad civil para asegurar una ancha base de apoyo para tiempos que van a ser difíciles.
Cómo califica las ayudas sociales del gobierno a la ciudadanía y las pymes?
Primero diré algo que es evidente, y que incluso hoy lo dicen los propios parlamentarios de gobierno: el gobierno de Sebastián Piñera no conoce Chile. Y ha llegado tarde y mezquinamente con las ayudas que las familias chilenas han necesitado. No supo leer el estallido social y las demandas por justicia y contra el abuso que ahí se manifestaron. Y por cierto tampoco supo comprender la devastación que el COVID ha significado para millones de familias en Chile y para el aparato productivo.
¿Cómo evalúa el rol de la oposición?
Preferiría hablar de oposiciones en plural. Es pública la crítica que hice a muchos de ellos.
Yo la verdad, desde el estallido de Octubre, he visto a sectores de la oposición confundidos, incluso a algunos atemorizados, sin convicción para enfrentar la crisis a que nos arrastró Sebastián Piñera, y muy a la defensiva para dialogar con la sociedad civil y la demanda que millones levantaron movilizándose por las calles de todo el país.
Distinto fue, y por eso el logro alcanzado, el trabajo liderado por nuestra presidenta del Senado Yasna Provoste con los “Mínimos Comunes”. Ahí efectivamente se levantó una Propuesta de la Sociedad Chilena. Apoyé en particular el trabajo que hicimos con las organizaciones de las pymes. Y ante esa solidez de la demanda que no era sólo del mundo parlamentario, el gobierno se vio en la obligación de abrirse y hacerla suya en gran medida.
Lección para hoy y el futuro. La política, los parlamentarios y los dirigentes deben actuar mancomunadamente con la ciudadanía. Ahí está la fuerza para lograr avances en favor del país.
¿Estaría dispuesto a ir nuevamente como candidato presidencial? De no ser así, ¿a quién apoyaría como candidato en estas elecciones?
Yo ya tuve el honor de ser candidato presidencial. Y sé porque me tocó vivirlo, que para ganar en diciembre tenemos que construir una mayoría social y política que tenga expresión electoral. Ello sólo se logra en un trabajo activo con la ciudadanía que hoy está empoderada y que expresa la verdadera energía sobre el Nuevo Chile.
No basta con el “antipiñerismo” mayoritario que hay en el país para ganar en diciembre.
Y por lo mismo la tarea política que hoy concentra mi trabajo es para la construcción de una alianza social y política que tenga una expresión presidencial el 23 de agosto, cuando se inscriban los candidatos, ya sea con una opción propia o apoyando a otros.
Mi nombre y el de otros por cierto que debe estar disponible para ello.
¿Cuál es su análisis del gobierno de Sebastián Piñera? ¿Espera que el próximo gobierno sea de oposición?
Ya no vale la pena perder el tiempo hablando de Sebastián Piñera y su gobierno. Él es parte del pasado y cosa juzgada por la ciudadanía. Pero el desfonde de él y sus partidarios no significa necesariamente que la tarea esté lograda por la oposición, y con ello asegure un triunfo en diciembre.
Vamos a ganar si recuperamos la confianza en la ciudadanía. Por eso es relevante que los dirigentes de los partidos no se encapsulen en temas de sólo de cálculo electoral, y entienda, como sí lo hacen los militantes de base de sus propios partidos que lo urgente es ciudadanizar la acción política, hacer propio el cambio de Chile que tan claramente nos ha expresado el país en sucesivas elecciones. Sólo así seremos mayoría y podremos construir una nueva gobernanza, que recupere la paz social perdida y que permita ofrecer un proyecto de futuro para las familias en el país.