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Senador Letelier a Cambio21: “Cuando el gobierno comienza a hablar de ‘contextos históricos’, están siendo negacionistas”

Por Mario López M.

Está decidido a no apoyar la propuesta del gobierno del Estatuto Laboral Juvenil, porque asegura que precariza las condiciones de los jóvenes y solo beneficia al retail. También confía en que la oposición, si bien está en un proceso de replantearse identidades, llegará el momento en que se podrá unir.

No cree en que el gobierno se abra a discutir una reforma previsional en serio, como plantea el PS. Lo que importa –dice- es que la gente entiende que el modelo ya no da para más y no es el mercado el que debe resolver el problema. También aborda los temas actuales de DDHH y el “caso Castillo”.

El senador socialista Juan Pablo Letelier ha sido uno de los pocos que ha mantenido o superado su propia votación durante los 28 años que lleva en el Parlamento. Economista de 58 años, hijo de Orlando Letelier, ex canciller de Salvador Allende, -asesinado durante la dictadura en pleno corazón de la capital norteamericana-, analiza para nuestro medio los temas más candentes en la actualidad, poniendo su mirada en materias como derechos humanos, donde observa a una Corte Suprema que ha fallado de manera confusa en los últimos días, el Estado social de derechos versus el mercado, la unión o redefinición de la oposición y el estatuto laboral para la juventud que promueve el gobierno.

Se abstiene de dar a conocer su punto de vista en materia de la acusación constitucional que plantean parlamentarios de oposición en contra de los ministros titulares de la sala penal de la Corte Suprema, para no inhabilitarse si le toca votar en segunda instancia.

Donde no se guarda nada es en materia previsional, exponiendo las bases del nuevo modelo que esta semana ha presentado su partido al país.

-¿Qué le parece esta discusión que se ha generado en el país y en el mismo gobierno sobre DDHH: el Museo de la Memoria, el exministro Rojas, el subsecretario Castillo, etc., sobre todo siendo usted parte de las familias de las víctimas?

-Más allá de que el tema haya sido muy mal manejado por el gobierno, a mí lo que más me preocupa es otra cosa. Se suponía que después del informe Rettig en la sociedad chilena se estableció, a lo menos de manera mayoritaria, un consenso, una base, donde la aproximación y definición sobre los temas de DDHH, más allá de la posición ideológica de cada uno, era un mínimo de convivencia.

Cuando desde el gobierno y no solo por el señor (Mauricio) Rojas, también desde los partidos que apoyan al gobierno, se comienza a hablar de “contextos históricos”, en el fondo están relativizando, siendo negacionistas o personas que justifican lo ocurrido en la violación de los DDHH, lo cual quiebra el consenso básico que se había obtenido respecto de los horrores que vivimos en nuestro país.

-¿Por qué no ha sido igual la reacción del gobierno frente a los casos del exministro Rojas y del actual subsecretario Luis Castillo?

-Son casos distintos, pues el ministro de Las Culturas, debe entenderse con el mundo de la cultura y el mundo de la cultura en todas las sociedades, y yo diría cada vez más en el mundo, tiene un peso muy fundamental sobre reserva ética y moral muy profunda y más aún en esta época, en que las imágenes hablan más fuerte que las palabras.

La reacción encabezada por Raúl Zurita, a la cual se sumaron tantos creadores y que hablaban más que de la cultura, hablaban desde los DDHH, la moral, los mínimos éticos, es un tema demasiado fuerte. El mismo acto en el Museo de la Memoria fue muy fuerte.

-¿Y qué pasa con el caso Castillo?

-En el caso del subsecretario Castillo, es cierto que el mundo de la cultura no lo ha puesto como un tema principal y los que están en el área, médicos, trabajadores de la salud, han reaccionado de otra manera.

Por cierto, los partidos que conocemos bien la historia, los detalles de lo que ha sido la investigación del asesinato del Presidente Eduardo Frei Montalva, tenemos un juicio muy categórico sobre aquellos que no facilitaron las investigaciones.

-Siguiendo en materia de DDHH, el Presidente cuenta con un año para dar indultos sin tener que pasar por control de legalidad en la Contraloría y, por otra parte, la Corte Suprema ha cambiado su jurisprudencia acerca de libertades tratándose de delitos de lesa humanidad.

-Esto se veía venir desde los tiempos de la campaña presidencial del hoy Presidente Piñera, donde sectores expresa y abiertamente pedían avanzar en acciones que llevaban a la impunidad respecto a los presos en Punta Peuco.

Dentro de la relativización que hay en sectores que apoyan al Presidente Piñera, para mí no hay nada nuevo, pero sí rompen los consensos que se suponía que había. Lo de la Corte Suprema es para uno doloroso en un plano, pero en otro es confuso, por cuanto ha sido la misma Corte la que en este tiempo ha ido condenando -en los últimos 15 días han sido más de dos docenas los condenados- y se han seguido negando libertades a otros violadores de DDHH.

Por lo tanto, la interpretación acerca de si la libertad es un beneficio o un derecho ha generado mucha confusión y por ello es tan fundamental que se revise la norma y que quede más explícito para que no se preste para interpretaciones equívocas.

-Cambiemos de materia. El Partido Socialista hizo una propuesta en materia previsional. ¿Cuáles son las bases de esta propuesta del PS, del cual usted ha sido uno de sus impulsores?

-El diagnóstico del sistema previsional en Chile es bastante conocido. La cantidad de gente afiliada, los malos resultados de las pensiones, porcentajes muy grandes por debajo del sueldo mínimo, la poca consistencia en las cotizaciones, hay muy pocos chilenos que cotizan, luego hay problemas de seguridad y mercado laboral, el problema de la desigualdad salarial, etc., son todos fenómenos conocidos.

Primero, un Pilar Básico Solidario, que asegura a cada chileno y chilena que cumpla con el requisito de residencia, que el Estado le garantice un piso de 120 mil pesos para su pensión. La cobertura pasará del 60 % al 80 % de los chilenos. Este pilar se financia con cargo a rentas generales de la nación y no es contributivo. Luego un Pilar de Capitalización Colectivo Solidario (PCCS). Este garantiza un beneficio definido para aquellos pensionados que sean contribuyentes del sistema, equivalente a un sueldo mínimo. Con el fondo común que se crea para el financiamiento de este pilar, se compromete duplicar el aporte individual estableciéndose una tasa de cotización máxima de 20% en función de la densidad de cotizaciones que se vaya logrando. Las mujeres tendrán una escala menos exigente de densidad para ser elegibles y de esta manera se les financia la opción de retiro a los 60 años sin menoscabo de su pensión.

-¿Cómo se financia?

-Este pilar se financia con los aportes de todos los cotizantes sobre la base de sus remuneraciones hasta un tope de 400 mil pesos (pesos de 2016).

Entonces, sobre el piso de 120 mil pesos del primer pilar, la solidaridad general entre todos los cotizantes construye el segundo piso o pilar hasta llegar a la tasa de reemplazo integral. Esta tasa de reemplazo integral resulta de agregarle al piso la pensión vinculada a la tasa de cotización general (10% + 5%) complementada con los premios obtenidos por densidad plena de cotizaciones, con lo cual su base de cotizaciones para capitalización podría llegar a 20% (10+5+5).

Este pilar considera financiamiento solidario, para lo cual supone la destinación de la cotización con cargo a los empleadores (5%), el uso del actual Fondo de Reserva de Pensiones, y un aporte estatal. Para resguardar el conocimiento del aporte que cada uno realiza a este fondo se construye el concepto de cuenta nocional individual que permite informar a los ahorrantes cuál es el monto del aporte que se le computa a cada cotizante al fondo común, pero también es el que va registrando el cumplimiento de las densidades de cotización y la obtención del premio a la tasa de cotización.

También hay un tercer Pilar de Capitalización Individual Obligatorio. Este mantiene el sistema de capitalización individual y ahorro para todas las cotizaciones que se hagan de las remuneraciones por sobre 400 mil pesos, hasta el tope. Este pilar se constituye con un Fondo que se financia con cargo a los aportes de los propios cotizantes, aplicando la tasa de cotización individual obligatoria (10%) a la remuneración que exceda los 400 mil pesos, hasta el tope vigente.

Po último, incluye un Pilar de Capitalización Voluntario, donde se mantiene con importantes ajustes que eliminan distorsiones que premian tributariamente el ahorro en las rentas más altas. Así, el APV tendrá un monto máximo de UF 200 y se elimina la opción de Depósito Convenido.

-Las AFP se crearon bajo la consigna de un ahorro que permitiría una jubilación digna, pero se transformaron en un aparato de financiamiento de las empresas y la banca, dejando a los pensionados de lado. Hoy no es llegar y decir de manera populista: mañana se terminan las AFP, porque el sistema descansa en ellas. ¿Qué hacer?

-Cuando uno dice “No más AFP”, lo que está diciendo es no más modelo individualista, en una lógica individual que perjudica la seguridad social. No se puede armar un sistema previsional basado exclusivamente en los intereses individuales de los cotizantes. Con esa lógica no funcionó ayer, no va a funcionar mañana. Eso es lo que queremos modificar.

-¿Qué posibilidad ve usted de que el gobierno se sume a esta proposición, que parece bastante lejana a lo que la derecha busca del sistema?

-Hasta ahora lo que hemos conversado no ha sido bueno. El gobierno no va a contribuir mayormente a facilitar las cosas en esta materia, porque creo que tenemos diferencias ideológicas de fondo. Me gustaría que fuera distinto, pero tampoco tengo grandes expectativas de que estén abiertos a esta conversación. Espero equivocarme.

Nosotros sí creemos que el país entiende que el modelo actual no es viable e incluso creo que muchos de los administradores de fondos de pensiones tienen opiniones similares a la nuestra, donde probablemente compartan la necesidad de tener otra mirada respecto de lo que viene y no seguir con una lógica de una cuenta de cotización individual.

-A todo esto, ¿qué pasa con la oposición, porque la mejor oposición hasta hoy ha sido la del mismo gobierno con autogoles…?

-Lo de la oposición ha tenido un proceso natural de reconstitución. Yo no soy de los que se angustien por eso. Un proceso donde la Democracia Cristiana ha tenido que redefinir sus liderazgos y así cada uno de nosotros, pasando por un proceso de reconstrucción de sus directivas. Pasó en la DC, el PPD, los radicales, es natural, porque uno debe revisar las causas de una derrota.

Hay que darle un proceso que requiere tiempo. Soy de los que confía que vamos a llegar a buen puerto, sin perjuicio de que el gobierno ayuda, donde nos ha demostrado que tenemos en la oposición mucho más en común de lo que algunos piensan. Soy de los que creen que la oposición sí se va a rearticular.

La mayoría de los que estamos en la oposición creemos en un Estado social de derechos y sabemos que el neoliberalismo es nuestro principal problema. Hoy el mercado no es capaz de resolver los problemas de desigualdad ni de producir los bienes públicos de calidad y por ello es que las distintas visiones que confluimos antes podemos llegar a hacerlo nuevamente, diferenciando dónde hay mejores instrumentos.

Cada día tiene sus espacios de debates. Hoy la mayor contradicción está entre quienes compartimos una democracia con un Estado social de derechos y quienes creen que la democracia puede florecer en un modelo neoliberal. Esa es la principal confrontación política e histórica y social hoy en día y será precisamente sobre esos temas que nos vamos a agrupar como oposición.

-¿Y está de acuerdo con la “reelección inmediata” que propone su colega Moreira para la presidencia?

-No tengo problemas ideológicos a priori acerca de aquello, pero eso tiene que ver con el modelo de sistema político que tengamos y, por tanto, si queremos discutir acerca de hacer cambios al sistema político, hagámoslos, pero no se puede estar legislando pensando en quien está gobernando. Eso pasó con Chávez en Venezuela, con Correa en Ecuador o Morales en Bolivia, donde los que gobiernan quieren perpetuarse.

Creo que la lógica de Moreira es… poco feliz.

-¿Y qué opina del proyecto de Estatuto Laboral para los jóvenes?

-No voy a apoyar ninguna norma que signifique una precarización laboral. Es una ley que lo único que significa es abaratar la mano de obra para reemplazar trabajadores que hoy están en los sectores del retail o servicios por jóvenes que van a trabajar en tiempos parciales, discontinuos.

Es una buena idea ayudar a los jóvenes a su inserción laboral, pero este tipo de modelo que propone el gobierno es el propio de una mirada neoliberal, que cree que el mercado lo debe resolver y no de políticas públicas de otra naturaleza.