La Senadora Yasna Provoste durante este mes de febrero ha tenido una activa agenda de trabajo en su región de Atacama manteniendo sus cotidianos encuentros con diversos actores de la sociedad civil como  organizaciones de pequeños mineros que -a pesar de los altos precios del cobre- mantienen serias dificultades con la ENAMI. "También he mantenido reuniones con distintas organizaciones de derechos humanos, con dirigentes de campamentos de viviendas por la disminución de subsidios habitacionales y además he participado en diversas actividades de apoyo a los candidatos de oposición a Gobernador Regional, a concejales, convencionales que se elegirán el próximo 11 de abril", nos señala la parlamentaria.

 

En medio de esas actividades políticas tuvimos una larga conversación con la senadora Yasna Provoste sobre los desafíos políticos y económicos que se tienen para 2021. 

2021 debe ser el año de la unidad

La misión que tenemos este 2021 quienes estamos en tareas políticas es construir Unidad en la Diversidad del mundo opositor para tener una candidatura presidencial común, una oferta programática que esté en sintonía con las mayorías, que dé inicio a un ciclo de reformas pro equidad social y a un desarrollo económico basado en la diversificación productiva. 

 

Debemos sacar lecciones de lo ocurrido el año 2017, el camino propio impulsado por algunos significó el ascenso de un mal gobierno y es la hora que asumamos todas y todos el aprendizaje de quienes -más que pensar en Chile y en su gente- optaron por privilegiar las identidades partidarias.

 

Hoy se requiere construir mayorías políticas y sociales para mostrar que es posible una sociedad distinta al que propone la derecha individualista y conservadora, cuyo único legado es un mal gobierno. Estos 3 años en el Senado hemos sido una oposición unida, con capacidad de denunciar las malas iniciativas gubernamentales pero también hemos tenido capacidad de propuesta para presentar iniciativas para una política fiscal más expansiva ante la crisis, hemos hecho propuestas  para reformar Carabineros, para tener una real reforma de pensiones que no sea un maquillaje al modelo de AFP’s sino que avancemos hacia un sistema de seguridad social con solidaridad intra e intergeneracional, con pensiones dignas e iniciamos el proceso hacia una nueva Constitución con una convención paritaria y con escaños reservados para los pueblos originarios.

 

Es la hora de la unidad en la diversidad, es la hora de construir mínimos programáticos comunes para impulsar una reactivación con empleos de calidad, con más inversión pública en infraestructura, pero también en innovación para diversificar nuestra matriz productiva y hacer reformas institucionales que resuelvan la crisis de legitimidad y desconfianza que viven nuestras instituciones democráticas.

Espero que exista una voluntad política mayoritaria en la oposición de ir a estas primarias abiertas, ciudadanas y sin exclusiones del 4 de julio. Nuestra ciudadanía espera que los partidos y movimientos progresistas actúen con responsabilidad política y el desafío de hoy es construir una alternativa unitaria, que de gobernabilidad para el futuro mediante un acuerdo programático que permita sacar al país del actual estancamiento. No es la hora de la división ni de sacar cuentas chicas sobre los perfilamientos partidarios y lo que debemos privilegiar es construir esos elementos comunes que estamos disponibles a implementar en el período 2022-2026 para lograr que el país supere su actual crisis económica-social y sanitaria.

 

No debe volver a repetirse el escenario electoral del divisionismo de las listas inscritas el 11 de enero pasado donde la derecha se unió en una sola lista de candidatos a la Convención, para Gobernadores Regionales y Alcaldes y el mundo opositor se fragmentó en 6 a 8 listas de convencionales según sea el distrito electoral. Si se repite esa dispersión para noviembre en la presidencial y parlamentaria quiere decir que no estamos a la altura de la demanda histórica que tenemos.

 

Creo que hay una mezcla de causas que explican esta dispersión opositora. Siempre he creído en la unidad de las fuerzas que están por los cambios, y abrir las puertas para que entren nuevas caras, rostros de independientes y de gente joven a los espacios de toma de decisiones. Tras el 18 de octubre se hizo más nítido el llamado a promover la participación de la ciudadanía en el proceso constituyente, a través de cabildos, asambleas, reuniones vecinales. En estos espacios se dialogó sobre distintas propuestas y distintas personas, líderes de opinión, expertos, dirigentes que buscaban ocupar un rol en la elaboración de esta nueva constitución y creo que faltó diálogo para asegurar una mejor representación de esas fuerzas sociales como candidatos y candidatas a convencionales.

Yo valoro la presencia activa de los movimientos y organizaciones sociales, por eso no me gusta un discurso anti movimientos sociales pero con la misma claridad tampoco me gusta un discurso anti- partidos, creo que un nuevo pacto político se edifica con la centroizquierda y el mundo social disponible a la fundación de un Estado de derechos garantizados.

 

También existe una tendencia a la individualización de la acción política que junto a este sentimiento anti partido explica la existencia de 6 a 8 listas opositoras para la Convención Constitucional que finalmente favorece la elegibilidad de los candidatos de derecha que van en una sola lista, como en el caso de nuestra región que van 4 candidatos a gobernadores regionales por la centro izquierda, sin embargo solo uno se sometió a un proceso de primarias ciudadanas y los demás siguen en la misma lógica como que Chile no hubiese cambiado, siguen con decisiones cupulares o con proyectos más bien personales.

 

Insisto si se mantiene esta dispersión opositora es la derecha la que gana y aumentan sus posibilidades de elegir gobernadores o un nuevo Presidente de la República. Nuestra responsabilidad es construir una plataforma unitaria, que integre a la mayor cantidad de actores políticos y sociales para que tengamos unas masivas primarias ciudadanas el 4 de julio, elijamos una opción presidencial común con la participación de miles de chilenas y chilenos que se integran a la construcción de un Chile distinto, más solidario, más participativo, más igualitario.

 

Debemos abrir espacios para que la ciudadanía decida y aporte a la construcción de este nuevo Chile y eso debe iniciarse con primarias masivas y con una plataforma programática común.

Confío que la voluntad unitaria se vaya demostrando en la práctica.

Aquí en el Senado hemos podido construir propuestas unitarias estos años de oposición, no sólo hemos denunciado sino también hemos planteado propuestas de futuro. Algunos centros de estudios como Chile21 identificaron que existen mínimos comunes programáticos.

 

Lo relevante es que coincidamos de que hoy la prioridad política es construir esa unidad en la diversidad y no creer que los espacios electorales son para incrementar el perfilamiento de identidades partidarias o de bloques ideológicos. Hoy el desafío es político, la derecha no está en el suelo electoralmente –en la elección del 11 de abril con su lista única mostrará que tiene chances de ser re-elegida- y nuestra responsabilidad con las familias que la están pasando mal, que están sufriendo el desempleo y la caída de ingresos, que han sido afectadas por la irracional conducta de Carabineros, que siguen sobreviviendo con pensiones indignas de alrededor de $200.000 mensuales es que presentemos una candidatura presidencial lo más unitaria posible y con un acuerdo programático de iniciar reformas económicas y sociales que nos permitan salir del actual estancamiento económico y la consiguiente crisis social que nos aqueja.

 

Se requiere recuperar la actividad económica, pero debe expresarse en recuperar los 1,6 millones de empleos perdidos en los últimos 12 meses, se requiere tener de verdad un sistema de protección social con una renta básica familiar que asegure un mínimo de dignidad, se requiere nuevas políticas de desarrollo productivo que respalde a las pequeñas empresas pero que también impulse la diversificación productiva y hacer más sustentable nuestro desarrollo futuro.

Post pandemia debemos hacer programas especiales de calidad educativa en los colegios públicos para superar las brechas educativas, fortalecer la investigación aplicada en las Universidades del CRUCH (Consejo de rectores de las universidades Chilenas), reforzar la salud primaria que ha sido clave en la lucha contra el covid19 –como lo probó el exitoso plan de vacunación- y hacer la reforma solidaria al sistema de pensiones que deje atrás el modelo AFP’s y tengamos solidaridad intra e intergeneracional en un nuevo sistema de seguridad social. Este desafío económico y social requiere un nuevo sistema tributario más progresivo donde los que tienen más pagan más impuestos, se derogan las exenciones tributarias a las rentas del capital iniciativas que la derecha no quiere impulsar.

 

Hay tareas comunes que nos permiten presentar al país que podemos construir un Chile distinto al que propone la derecha que es seguir con modelo de mercado, individualista y que propone subir el IVA para financiar una regresiva red de apoyos sociales vía más bonos.

 

Pero esa posibilidad política requiere liderazgos que piensen y trabajen para edificar esa unidad y esa plataforma programática que nos permita vencer a la derecha en noviembre. Eso es lo principal para 2021.

 

 Vergonzoso es lo que hizo la derecha con los migrantes venezolanos. El uso y abuso que hizo de su situación revela la falta de humanidad con que actuó; primero los usó internamente con lo de Chilezuela, luego va el propio Presidente Piñera en una fallida operación comunicacional a Cucuta y los invita a venir a Chile a los venezolanos, les crea la Visa de responsabilidad democrática y dice que en Chile están abiertas las puertas para finalmente terminar expulsándolos de manera brutal.

 

Esa foto de la expulsión con los overoles blancos de 86 venezolanos es algo que nos debiera avergonzar a quienes tenemos una conciencia humanista, en paralelo un Canciller (Allamand) negando la posibilidad de que pudieran vacunarse si no cumplían los requisitos de estar acá viviendo y trabajando. Revelador de esa actitud brutal del gobierno con los migrantes.

 

Este uso político de la mano dura con los migrantes –porque así lo recomiendan las encuestas de palacio- son reveladoras de que estamos frente a un mal gobierno. Esta es una crisis humanitaria de proporciones inéditas, que afecta de manera cruel a niños, niñas, mujeres, lo que no dice el gobierno es que muchas de esas personas que llegaron caminando pasando hambre y frio habían solicitado visas de reunificación familiar y no habían tenido respuestas esto es un problema más que se agudiza ante un mal gobierno como el que tenemos.

Valoro el plan de vacunación, que claramente no descansa sólo en el Gobierno sino en muchos actores y en la historia de un sistema de salud pública construido hace décadas. En este proceso participaron las Universidades como la Católica y la Chile a las cuales este gobierno intentó bajarles el presupuesto para el año 2021 y que la CORFO dejó afuera para el desarrollo de un Instituto de Tecnologías Limpias en la región de Antofagasta, especialmente en la experimentación y validación junto a la institucionalidad del MINSAL como el ISP.

 

Para el plan de vacunación fue clave el sistema de salud primaria que a pesar de su municipalización ha mantenido su coordinación con el MINSAL para ser parte de la Red Pública de Salud, los funcionarios y profesionales de la atención primaria que han vacunado a miles de chilenos/as y que como siempre han asumido la dura lucha contra el covid19, a pesar del escaso reconocimiento realizado.

 

El éxito del plan de vacunación estuvo sustentado en un Estado y un sistema público de salud que funcionó coordinadamente entre MINSAL, Municipios, los profesionales y funcionarios de la APS y una población que cree en las vacunas y además porque el Ministro Enrique Paris ha mantenido una disposición al diálogo que no es el atributo más extendido entre los miembros del actual gabinete.

 

Son lamentables los dichos del Ministro Palacios. En 2020 los profesores se adaptaron a nuevas tecnologías, atendieron a los alumnos/as por diversas vías tecnológicas (whatsapp, zoom etc.), muchas veces más allá del horario normal, produjeron guías de aprendizaje, apoyaron la entrega de raciones JUNAEB; que un Ministro de Estado diga que “no quieren trabajar” es ofensivo, agresión gratuita y una falta de respeto a miles de profesores que cumplieron su tarea durante la pandemia.

 

Es un Ministro –que de nuevo no conoce la realidad- de lo que ha significado el teletrabajo para muchas y muchos chilenos; pero está élite lo ve como flojear.

Y para 2021 tanto las familias como las comunidades educativas piden seguridad en las aulas y en los recintos educativos o sea vacunación de los actores educativos para volver a clases presenciales, salas habilitadas donde se respete distanciamiento físico, acceso a mascarillas y lavado de manos; pero en un esquema mixto en que cada colegio debe decidir para 2021 cuando realizarán clases presenciales y cuando vía telemática.

 

Es incomprensible este ataque a los profesores cuando lo principal es saber si los colegios tienen esas condiciones sanitarias de seguridad y que la decisión la tomen las comunidades educativas de cuando y como se realiza el año escolar 2021.

 

Preocupante. En 2020 la economía cayó -6% y el primer semestre 2021 no se ven visos de recuperación producto de los rebrotes de casos covid19.  Hay 1,6 millones de chilenas/os que perdieron su empleo en el último año, los empleos nuevos son mayoritariamente informales -61% según el INE-, hay muchas pequeñas empresas del turismo, la cultura, la gastronomía, de los servicios al borde de la quiebra que requieren algún mecanismo de apoyo fiscal; ya que esas pequeñas empresas no accedieron ni accederán al FOGAPE, como sostenía el ex ministro Briones.

 

La economía chilena requerirá un potente plan de Impulso Fiscal, parte de eso está en ley de presupuesto 2021 con más de US$ 11.000 millones en inversión pública, pero en 2020 sólo se ejecutó 85% de esa inversión pública; hay US$ 2.200 millones en subsidios al empleo cuya ejecución será muy lenta porque la creación de nuevos empleos formales es escasa; hay $18.000 millones para reactivar la industria cultura en el Ministerio respectivo y aún nadie sabe cómo se ejecutarán esos recursos fiscales; hay $70.000 millones para proyectos de Innovación y Ciencias que aún no se tiene información del Ministerio de Ciencias al Congreso, hay $96.000 millones para apoyar a las PYMES y sólo se anunció un gasto parcial para pequeñas empresas de turismo para el mes de marzo.

 

Hay una lenta capacidad de ejecución de la inversión fiscal por parte de este gobierno –tanto a nivel central como regional- que puede afectar el impulso fiscal necesario y la recuperación proyectada.

 

Los apoyos a las pequeñas empresas no llegan, el sector de las Culturas está abandonado a pesar de que se asignaron recursos en presupuesto 2021; el  ingreso familiar de emergencia -IFE- 2021 para las familias del 40% más vulnerable se les colocó barreras de entrada, tales como, la realización de una postulación mensual vía internet que recortó su cobertura en 33% en relación al año pasado según los datos de lo ocurrido en enero, tenemos familias que con desesperación requieren ingresos y buscan un trabajo y no lo encuentran y ven que la burocracia gubernamental hace todo para colocarle impedimentos para obtener la ayuda que requieren.

 

Las crisis expresadas en desempleo, menores ingresos para las familias continuarán este 2021 y por eso que es importante que la Oposición se una en torno a una propuesta que ponga su acento en una recuperación económica que genere empleos, ojalá formales.

 

Este gobierno ha sido un mal gobierno y seguir en la dispersión y división en la centroizquierda sólo genera más posibilidades de que un mal gobierno continúe.

 

Seamos responsables con el futuro de las chilenas/os e insisto que como oposición actuemos en unidad y que el 4 de julio tengamos una primaria ciudadana y masiva para tener una candidatura presidencial común y un programa que nos una para invitar a la ciudadanía a construir un Chile distinto.