Especial de CNN en español
Durante toda la semana pasada, distintas plazas y calles de Río de Janeiro (Brasil) fueron el punto de encuentro de numerosos grupos de personas, quienes llegaron con pancartas, flores y carteles con homenajes que exigían justicia para Marielle Franco, la concejala de esa ciudad que hace un año fue asesinada a balazos junto a su chofer, Anderson Gomes.
Feminista, lesbiana, negra e hija de la favela, como ella misma se describía, Franco tenía 38 años, fue electa en su cargo en 2016 con la quinta mayoría, y su homicidio se remonta al 14 de marzo de 2018, cuando un hombre armado disparó varias veces al auto en el que viajaba luego de salir de un evento de trabajo.
Dos días antes del primer aniversario, el martes 12 de marzo, la policía brasileña capturó a dos policías militares quienes serían los presuntos asesinos: Ronnie Lessa, de 48 años, quien disparó 13 veces contra el vehículo, y Élcio Vieira de Queiroz, de 46, quien conducía el auto en que estaba su compañero.
Ambos formaban parte de la Oficina del Crimen, un grupo de sicarios vinculado a una milicia del barrio Rio das Pedras, de la zona oeste de Rio de Janeiro, y de acuerdo a los fiscales investigadores, el ataque fue planificado en detalle durante tres meses y fue motivado por la actuación política de la concejal, quien era conocida por enfrentar y denunciar la actuación de dichos grupos paramilitares en las favelas.
La policía aseguró que la autoría material del crimen está esclarecida, pero en contraste no existen pruebas que guíen hacia quién la mando a matar. Sin embargo, existen una serie de pistas que apuntan hacia una figura altamente conocida: el presidente brasileño Jair Bolsonaro.
1. El asesino vivía en el mismo condominio que Bolsonaro
Ronnie Lessa, el ex policía que habría realizado los disparos, vivía en el condominio Vivendas da Barra, en el barrio Barra da Tijuca. Curiosamente Jair Bolsonaro también tiene casa en este condominio, y en él vive su hijo Carlos Bolsonaro, el chófer y testaferro de Flávio Bolsonaro, Fabrício de Queiroz, y otros asesores del primogénito del presidente.
En ese mismo barrio se montó la campaña presidencial de Bolsonaro.
2. La hija del asesino fue novia de un hijo de Bolsonaro
Otro antecedente que surgió asociado a lo anterior es que el hijo de Bolsonaro, Jair Renán, de 20 años, fue novio de la hija de Lessa, el asesino. Consultados sobre el tema, los fiscales descartaron que dicha información tuviera importancia.
3. El que conducía el auto tenía una foto con Bolsonaro
Una foto divulgada por los medios brasileños muestra al presidente Jair Bolsonaro abrazado al ex policía Élcio Queiroz, chofer del auto del que salieron los disparos que mataron a Marielle y Anderson.
Ambos sonríen en la imagen, que originalmente había sido publicada por Queiroz en su cuenta de Facebook. Consultado sobre el tema, Bolsonaro explicó que se sacaba fotos con muchos policías y, en la misma rueda de prensa, aseguró que ni siquiera conocía a Marielle antes de su asesinato, pese a que su hijo Carlos también fue electo concejal de Rio.
4. El jefe de la milicia trabajaba para el hijo de Bolsonaro
Hace pocas semanas se conoció que la madre y la esposa de unsospechoso de integrar la Oficina del Crimen trabajaban en el gabinete de Flávio Bolsonaro, el hijo más grande del presidente y quien ahora ejerce como senador por Rio de Janeiro. Ambas trabajaban para el parlamentario desde su época como senador.
Se trata de Adriano Magalhães da Nóbrega, quien era capitán de la policía militar y actualmente se encuentra prófugo desde febrero pasado.
5. El problema de las milicias
Las milicias son mafias formadas por policías civiles, militares y bomberos tanto retirados como en actividad, quienes controlan parte de los territorios de la zona oeste de Rio de Janeiro.
En sus orígenes fueron catalogados por la prensa y algunos políticos como “grupos de autodefensa”, debido a que expulsaban o mataban a los traficantes y les quitaban el control territorial de las favelas. Sin embargo, actualmente los barrios controlados por estos grupos funcionan prácticamente como un estado paralelo, donde manejan áreas como transporte, venta de gas, conexiones de luz ilegales, internet y mercado inmobiliario.
Tanto el presidente como sus hijos han sido durante años defensores de las milicias