Oh I'm just counting

Tragedia en la frontera. Por Carmen Galarce, , profesora emérita Otterbein University, Columbus, EEUU

La política de Tolerancia Cero ha puesto en evidencia la falta de comprensión de las complejidades de la inmigración que viene del Sur del Río Grande.

Estados Unidos ha tenido una larga historia de intervención en el desarrollo político de América Latina. No podemos olvidar los horrores que esa política intervencionista produjo en nuestra América en los 70 y 80, por nombrar lo más reciente de esta historia. Esos sangrientos conflictos produjeron el desplazamiento de miles de personas que escapan de la desigualdad economica enorme, la violencia y el miedo.Tambien de la exclusión social de gran parte de la población, de los escuadrones de la muerte y de la violencia inherente del tráfico de drogas.

La ola migratoria que viene desde el Sur del Río Grande es una consecuencia de esa desestabilización causada  por la política norteamericana. ¡No por los refugiados!  Nadie quiere dejar su tierra y viajar miles de kilómetros por paisajes desconocidos y peligrosos por puro gusto. Hay miles de muertos en el camino, víctimas de depredadores humanos que evidencian  los peligros de este éxodo.

El tema de la inmigración siempre ha sido uno de los  tópicos importantes en las elecciones presidenciales de USA, pero en la última, se convirtió en la bandera de batalla de Trump, quien prometía la construcción de una muralla a lo largo de la frontera con México y la deportación de los inmigrantes ilegales. El candidato  inflamaba a su gente con una retórica odiosa incendiaria -los inmigrantes latinos eran asesinos, violadores, matones, criminales que invadían, que infectaban y que tenían al pais ‘bajo sitio’- que encontraba eco en el resentimiento y racismo de sus partidarios.

Es necesario aclarar que por ‘inmigrante ilegal’ se entiende siempre a los mexicanos. Nunca se refiere a los millones de chinos ilegales que existen ni a los miles de rusos que hay en el país ilegalmente. Tampoco se hacen distinciones entre salvadoreños, hondureños o guatemaltecos.

Acosado por la investigación especial sobre la conspiración rusa y frustrado porque la reforma de Inmigración no le ha resultado, a pesar de tener mayoria absoluta en el Congreso y la Cámara de diputados, Trump mandó un memo ordenando la "guerra en contra de la mujeres, hombres y niños que escapan de la violencia de sus paises y que buscan su versión del American Dream”.

La Tolerancia Cero de Trump se convirtió en la politica abominable de separar las familias que llegaban a la frontera buscando asilo, de separar a los niños de los padres para mandarlos a campos de concentración y a la cárcel respectivamente.

El furor de los norteamericanos ha sido imprecedente. Hay protestas en todas partes: oficinas de gobierno, oficinas de diputados y senadores.  La orden ejecutiva ha desatado una crisis enorme por su desprolijidad ,  por los miles de niños que han permanecido en centros de detención separados de sus padres o que han sido repartidos a otros Estados, a altas horas de la noche. El secretismo de la operación es diabólico y reprehensible: nadie puede entrar a estos recintos o campamentos como lo han comprobado senadores, diputados, gobernadores, alcaldes, abogados y periodistas que han tratado de investigar las condiciones en que se encuentran los inmigrantes.

La trágica historia de separar las familias no es nada nuevo en USA: se hizo con los esclavos africanos  en las subastas públicas donde se vendían hombres, mujeres y niños como animales. También con las familias y reducciones indígenas bajo la política de “matar al Indio para salvar al hombre” que destruyó tribus y familias y también con los japoneses que fueron enviados a campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial. Los dueños de las plantaciones del Sur defendían sus prácticas desalmadas diciendo que a los africanos no les importaba que los compraran, vendieran o separaran de sus familias porque eran promiscuos por naturaleza y no tenían sentimientos ni la facultad de tener una familia estable.

Después de la Guerra Civil, miles de africanos Americanos ponían avisos en los diarios pidiendo información sobre hermanos, padres, hijos que habían sido vendidos. Los documentos de los esclavos que se han encontrado y que sólo se empezaron a conocer en 1960 –cartas, avisos, narraciones- detallan el trauma de la separación familiar y su impacto a través de generaciones. Dos tercios de los japoneses y sus descendientes que habían nacido en USA, no habían cometido ningún delito y fueron enviados a los campos desde 1942 a 1946.  Una política discriminatoria porque no hubo ningún campo de concentración para italianos o alemanes. Peor todavia fue la cooperación latinoamericana en esta infamia a través de la expulsión de 2.264 japoneses de Perú, Brasil, Chile y Argentina que fueron enviados a los campos de concentración norteamericanos.  Estas violaciones atroces a los Derechos Humanos vuelven a hacerse presentes ahora con Trump, creándose una crisis humanitaria de enormes proporciones.

Los niños en el limbo:

Los padres son enviados a la cárcel y los niños a las jaulas de los centros de detención en medio del desierto desde donde han sido repartidos, secretamente y a altas horas de la noche, a diferentes rincones del pais.  Desde el 5 de Mayo de este año y cuando empezó la politica de Tolerancia Cero, alrededor de 2.458 niños  fueron separados de sus padres después de ser detenidos cruzando la frontera ilegalmente.  

Esta fue  la aplicación masiva del programa piloto que se había llevado a cabo previamente en El Paso, Texas,  en el que  1.768 niños ya habian sido separados de sus padres y enviados a  refugios dentro del país. Hay un total de 4.100 niños de 9 meses a 13 años de edad cuyo destino es incierto porque se hizo en secreto y sin ningún plan para reunirlos posteriormente con sus familias.

Los videos de los menores en los campos de concentración y las grabaciones de sus llantos por el papá o la mamá que ya no está con ellos parten el alma. Las condiciones en que viven son abrumadoras y sólo se han conocido a través de funcionarios decentes que han filmado o grabado los llantos de los niños y los han hecho llegar anónimamente a los abogados, a los periódicos y a las estaciones de TV.

Y cuando la presencia de los niños fue real, desató la furia de los norteamericanos  y las grandes protestas nacionales que forzaron a Trump a emitir un decreto  el 20 de Junio que sustituía la separación de la familia por la prisión de todos sus miembros.  Las detenciones continúan.

Han aparecido informes sobre memos que el gobierno ha enviado al Pentágono ordenándoles preparar recintos carcelarios para 20.000 niños inmigrantes y a la Marina para 100.000 inmigrantes. Curiosamente, el gobierno está desplazando la justicia civil al involucrar a la  justicia militar en asuntos de inmigración: otro memo filtrado hace un llamado a los abogados militares para que vayan a participar en los juzgados donde se dirime el destino de los inmigrantes.

El daño ya está hecho. No hay información oficial sobre el destino de los niños. La semana pasada, una Corte judicial mandó una orden a la Casa Blanca obligándola a reunir las familias inmigrantes. La orden da un plazo de 14 días para los niños menores de 5 años y 30 días para los que son mayores de 5 años. Esto significa que estos niños deben asistir a su propio proceso de deportación en los juzgados, con o sin abogados o con gente de organizaciones legales que pueden ayudarlos. Esto es digno de Kafka.

¿Qué pueden responder ellos cuando la decisión la tomaron los padres? ¿Qué puede decir un niño de meses o uno de 3 años si les preguntan por qué vinieron a USA o por qué abandonaron su pais? ¿Quiere Ud. pedir asilo político? Estos niños están traumados: ¿Cómo pueden defenderse? ¿Cómo saben los chiquititos quienes son sus padres? Recuerden que los padres están presos y los juzgados de Inmigración no dan abasto. Van a pasar años antes de que los padres sean deportados y cuando los deporten no tendrán idea donde están sus niños. La crisis es enorme y las implicaciones terribles. Ya se ha sabido del caso de un menor que gateaba sobre la mesa mientras su proceso judicial era discutido por las autoridades. Tony Martinez, alcalde de Brownsville, Texas, declaró hace poco que la reunificación de las familias inmigrantes era una ‘tarea Hercúlea’.

Esta tragedia humana, secreta, sin control y obscura, también ha revelado a los infaltables que profitan con la desgracia ajena.  Se sabe de dos compañías de contratistas militares –MVM y General Dynamics- vinculados a la CIA que tienen reputación de haberse enriquecido con la muerte de civiles en el mundo. Estas compañías   fueron contratadas para acarrear y distribuir los huérfanos en el territorio nacional. Tienen contrato con Inmigración por 162 millones de dólares y operan sin ninguna transparencia porque funciona como un contrato de Defensa.

Betsy DeVos, la Secretaria de Educación de Trump, esta ligada financieramente al  centro de adopción Bethany Christian Services que ha recibido 81 niños inmigrantes separados a la fuerza de sus padres en la frontera. El centro cobra $700 dólares por noche a cada niño que la fuerza de deportacion ha llevado allí. Cuando salieron videos de niños inmigrantes viajando en aviones comerciales, las aerolíneas más importantes – United Airlines, American Airlines, Frontier- inmediatamente mandaron notificaciones al gobierno y al público rehusándose a ser partícipes de la política de separación familiar.

Sin duda alguna, la historia del exilio es la historia de la crueldad del hombre contra el hombre. Pero también, es la historia de miles de personas que se levantan en contra de lo más perverso e inhumano del hombre. Mientras escribo, hay miles de ciudadanos norteamericanos que protestan en 50 Estados y 600 ciudades bajo la bandera “Families belong Together” y que quieren recuperar el ‘alma’ del país construido por inmigrantes.