Por Guillermo Arellano
No me vengan con frases hechas y palabras formales: que el buen inicio de la “era” del colombiano Reinaldo Rueda al mando de la selección nacional, que el nivel que mostró Arturo Vidal, que lo activo que se vio Alexis Sánchez, que lo efectivo que es Gary Medel como volante central, que la estatura de la nueva dupla de centrales (Rocco y Maripán), que los movimientos de pizarra y que esto y que lo otro.
¡Pamplinas! ¡Chile no va al Mundial! ¡El equipo tuvo que haber jugado así contra Paraguay en el Monumental y Bolivia en La Paz en las clasificatorias para Rusia 2018! ¡Todo lo demás es música!
¿Alguien puede tragarse de que nos estamos preparando para la Copa América de 2019, certamen en el que “La Roja” defiende el campeonato logrado en 2015? Si fuera por eso, los rivales tendrían que ser representantes del continente y no equipos europeos como Suecia y Dinamarca.
La prensa argentina, que hace omisión de los propios problemas que provoca la “Messi-dependencia” y la sempiterna ayuda de la FIFA, habló del “sparring que se prepara para Qatar 2022”… bullying puro que duele e irrita, pero que después de tanta perorata y análisis futbolístico de quinto enjuague que proviene de los medios es la pura y santa verdad.
Duele porque por culpa de la misma generación dorada que tantos nos ha dado quedamos fuera del Mundial. Ni hablar del DT indolente y sádico que nos tocó y que como premio de consuelo será el técnico de otra selección. Mejor ni nombrarlo. E irrita, porque sin Italia y sin Holanda y con escuadras parejas en cuanto a rendimiento (solo Brasil marca diferencias), la posibilidad de llegar a cuartos de final e incluso acceder al podio estaba ahí a la vuelta de la esquina.
Pero no. Lo veremos por TV. Si eso a usted no le molesta, a mí y a millones sí. Por eso que no dan ganas de ver ningún juego del Mundial y menos estos lateros partidos amistosos, que tal vez en lo económico servirán para llenar las arcas de la ANFP, pero que en lo deportivo y en lo anímico aportan poco y nada más allá de la entusiasta colonia chilena que vive alrededor del orbe y que recibe a los futbolistas como héroes.
Usted me podrá que soy amargado como el Grinch, que debo superar el trauma post eliminatorio y que hay que mirar hacia adelante. Yo les contesto que no puedo. De solo pensar que viajarán a Rusia los pataduras uruguayos y los suertudos peruanos, que gracias al reclamo chileno ante la FIFA ganaron tres puntos de regalo, me sube la presión.
¿Y los australianos? Ellos tienen al balompié como deporte secundario después del rugby, el cricket, el tenis, Men at Work, AC-CD y Olivia Newton John. Y también van.
Peor aún, existen países que van de yapa, relleno y arroz graneado, como Irán, que de bombas nucleares sabe mucho; Panamá, que entre Roberto “Mano de Piedra” Durán, Rubén Blades y El General tienen material de sobra para cantar historias, y Túnez, que… ¡a quién le importa Túnez!
De solo imaginar una final entre Brasil y Argentina o que se meta Portugal o una sorpresa por ahí y pensar el pánico que les genera ahora a los trasandinos enfrentar a Chile en fases decisivas, de verdad que da pica, y mucha. Es que la farra de nuestros muchachos fue demasiada.
Raya para la suma: solo con la Copa América en el avión nos podremos consolar. Quien crea lo contrario está lejos de ser objetivo. El hambre y las ganas estarán y un año se pasa volando, más todavía si la verdeamarilla o albiceleste se alzan con el trofeo, lo que de por sí acarrea un relajo que hay que saber aprovechar.
Que pase rápido este semestre no más y que empiece y termine de una buena vez Rusia 2018. Necesitamos volver a la competencia estelar antes que se apague la llama de los que brillan en las mejores ligas del planeta. ¿Pedirnos entusiasmo ahora? Como diría Yerko Puchento, arriesgan querella.
Nota del Editor: Cabe recordar la bochornosa jornada de los dos extécnicos de la Roja: Sampaoli con Argentina perdió 6-1 frente a España y Arabia Saudita de Pizzi fue goleada 4-0 por Bélgica.