Bárbara Hernández es una de las deportistas chilenas más destacadas del momento. La nadadora es campeona mundial y es la única chilena que ha obtenido la Triple Corona en natación de aguas abiertas. Recientemente, la Asociación Mundial de Aguas Abiertas la escogió como la mujer del año. Sin embargo, estos logros contrastan con la precariedad que debe enfrentar.
Esta temporada fue aceptada para competir en tres importantes carreras. Debería ir a Hawai, Irlanda y Manhattan. Pero su presencia no está asegura. "Hasta ahora, que estamos en la primera quincena de febrero, no tengo claro si voy a tener presupuesto. Si van a cubrir una carrera o dos carreras o si voy a tener que estar haciendo rifas para darle un sueldo mínimo a mi entrenador, que ya tiene 75 años y sigue trabajando gratis". "Me siento súper a la deriva a nivel de Ministerio del Deporte.
Yo sé que ellos hacen un tremendo esfuerzo considerando que mi deporte no es olímpico, pero son 15 millones al año que se van 100% a carreras. No son recursos que me gasto en comida. Es casi hasta vergonzoso por decirlo de alguna forma. A veces falta visión, este tipo de natación que realizo yo con mi equipo son los orígenes de la natación. Hace cien años se cruzó el Canal de la Mancha y recién el año pasado una chilena lo cruzó por primera vez", agregó. Hernández se siente cansada. No solo se tiene que preparar para competir en condiciones muy exigentes, si no que también rebuscárselas para obtener recursos.
"Estoy rogando que me ayuden a costear las carreras que tengo este año. Es un desgaste súper grande seguir haciendo rifas y apelar a la gente que es tan de esfuerzo como soy yo o como es mi familia para costear estos nados que son históricos. Nunca antes un nadador había tenido la posibilidad de ir a hacer estas carreras", comentó.
Durante 2020, la "Sirena del Hielo" llamó la atención porque en plena pandemia se le vio entrenando en un tarro de basura justo. Recordó ese episodio. "Estar dispuesta a completar estos retos sin apoyo de las autoridades porque no estaba contemplada para entrenar en los permisos. Si no es porque se conoce que entreno en el tarro de la basura con hielo y si no es porque la gente no se abandera por mí, tal vez no todavía no tendría el permiso para volver a entrenar. Esas dificultades lejos de desanimarme me dan más energía. Estos reconocimientos más internacionales me muestran el camino", manifestó.